Mostrando entradas con la etiqueta Armas defensivas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Armas defensivas. Mostrar todas las entradas

Pavés -Empavesado

Los peones gallegos del Gran Capitán (1503)

Según Jean d'Auton [1], los "galliegues" que combatían en Nápoles iban armados con partesanas, paveses y "targuetes" [dardos], marchaban descalzos y cubrían sus cabezas con peculiares altos bonetes. Pablo Jovio, en su Crónica del Gran Capitán publicada por A.Rodríguez Villa, explica que estos soldados usaban, según el antiguo costumbre de la milicia romana, escudos largos y recogidos y dardos para arrojar.

Los "3000 fanti galengi ch'é come sguizari" que se hallaban en enero de 1503 con la armada de Cartagena de escala en Cerdeña, según noticiaba el veneciano Marino Sanuto, ni eran tres mil, ni todos gallegos, ni probablemente, eran como suizos, pero llamaron lo suficientemente la atención en la Italia de principios del XVI como para que diversos autores destacaran su especificidad y diferenciación del resto de soldados españoles.

Los dos mil peones gallegos [en 12 capitanías] y asturianos [únicamente dos compañías] que el 5 de marzo de 1503 desembarcaban en Mesina, más allá de que fueran descalzos o vistieran sombreros propios de su tierra, destacaban por armarse de forma distinta al resto de infantes [3].

El hecho de que Auton definiera como dardo el arma, indica que era percibida como un arma pequeña y arrojadiza [extremo que confirman las palabras de Jovio] pero lo más probable es que se usara tanto como arma arrojadiza como lanza de mano [3].


De la manera que pelean y se arman los suizos

En la cédula de 1503 dirigida a la merindad de Rioja publicada por Quatrefages [La revolución militar moderna] insistían los reyes en que los doscientos peones reclutados en la zona fueran "de la manera que pelean y se arman los suizos [...] armados con picas aceradas y enteras armaduras a la suiza". E insistían en el armamento previendo la falta del mismo: "y porque al presente podría ser que las dichas armas suizas no se podrían haber, habemos mandado traer de Alemaña y de otras partes mucha cantidad de ellas", indicando asimismo que se habían dado instrucciones a los herreros nacionales para la fabricación de tales armas.

Vemos que la adopción de la pica y con ella, el modelo militar suizo se lleva a cabo en el cambio de siglo. Quatrefages indica que las lanzas que usaban los peones en 1497 eran equivalentes a las picas, la distinción entonces era una mera cuestión de nombre, pero es evidente, a tenor de los ejemplos de la peonada gallega y de la indicación a las tierras riojanas, que el armamento y con él la forma de combate tradicional no habían sido sustituidos - cuanto menos, no totalmente - por las nuevas formas de hacer la guerra.


Empavesados

En el siglo XV vemos que el pavés es usado ampliamente por las tropas españolas, ya fuera en Castilla o en Cataluña. Un par de ejemplos:

Crónica de don Álvaro de Luna, condestable de los reinos de Castilla y León, escrita hacia 1460.
los ornes darmas para se armar de sus arneses, é los ballesteros é culebrineros, para aderes- 
zar sus ballestas é culebrinas , é los peones sus corazas é paveses

Y vemos como dichos paveses eran usados a modo de protección por los dichos peones que aseguraban el avance de los hombres de armas, que en dicha ocasión combatían a pie:

 é traían aquellos tres empavesados delante de sí, pensando que yá la gente de Don Alvaro de Estuñiga estaba dentro en la possada del Maestre ; é porque si aquello assi passasse, la gente de aquel descargassen en aquellos tres empavesados que iban delanteros, los quales por fuerza levaban consigo, é en tanto que assi descargassen en ellos, los otros se diessen á conoscer quién eran, é como venían á ayudar á los de Don Alvaro. 

En Barcelona, a 7 de febrero de 1461 se reclamaban para la guerra que comenzaba:
vos pregam e encarregam encontinent nos trametau cent homens de peu e disposts a treball armats e a punt en los quals ne haja sexanta ballesters trenta empavessats e deu ab lances largues 

[os rogamos y encargamos "encontinent" nos tramitéis cien hombres de pie y dispuestos a trabajo, armados y a punto en los cuales haya sesenta ballesteros, treinta empavesados y diez con lanzas largas]

Se estimaba [8feb1461] debían ser reclutados tres mil hombres: 1800 ballesteros, 800 equipados con paveses, 200 con lanzas largas y 100 con espingardas. Vemos que la proporción se repite.

Un año después, describía el conde de Pallars el uso del pavés en la aproximación de las tropas de Barcelona a las murallas de Gerona:
E axi la gent tira a la muralla [...] solament se metessen en orde e axi sens comeudament tot hom se mes en orde meteren se bella empavesada e sa ballesteria darrere ben cuberta e los spingarders per lo semblant queus dich han feta una gran brega. E axi ab la gran ballesteria e spingarderia totlguem decontinent les defenses de damunt. 

Y así la gente tira a la muralla [...] solos se metieron en orden, y así sin comandante todos se meten en orden; metieron bella empavesada y su ballestería detrás bien cubierta y los espingarderos por lo semejante que os digo han hecho una gran brega. Y así con la gran ballestería y espingardería "totlguem decontinent" las defensas de arriba.

Vemos claramente el uso que se da del pavés, en este caso, formando una empavesada, o sea, un muro de paveses, como podemos ver en el siguiente detalle de la representación de la batalla de Higueruela (1431):


Vemos clara la forma del pavés, aunque no como se sostiene en pie. A continuación otro detalle del cuadro, con dos empavesados [el primero, más ricamente vestido, sin duda un oficial] que caminan seguidos por dos ballesteros:


Y desde otro punto de vista, el que tal vez sitúe al lector en la perspectiva de Pablo Jovio que veía a los soldados gallegos como antiguos romanos, un empavesado caminando tras dos ballesteros en la misma representación de la batalla:


En enero de 1489, acuciados por una urgencia, los Reyes Católicos impedían la salida de todo pavés de Vitoria hasta que las 1.800 piezas que necesitaban enviar a Sicilia hubieran sido puestas en manos del enviado real. En diciembre de 1490 demandaban los reyes a la ciudad de Vitoria y tierras de Álava el reclutamiento de 300 peones, 150 ballesteros y "150 lanceros con sus paveses y escudos".

Los paveses vivieron su declive a finales del siglo XV y comienzos del XVI, y este fue considerablemente rápido - cuestión de dos décadas a lo sumo - coincidiendo con el perfeccionamiento de las armas de fuego, la entrada en uso de la escopeta que sustituía a la menos potente espingarda y desplazaba a la ballesta como arma secundaria. El pavés, construido en madera y forrado de cuero [4], podría detener una saeta, y quizá también el tiro de una espingarda de latón, pero las pelotas de plomo arrojadas por las nuevas armas portátiles de fuego no se dejarían detener por simple madera.

En todo caso, no es asumible que el abandono del pavés se debiera únicamente a la irrupción de potentes - y manejables - armas portátiles de fuego, sino tan bien a la sustitución de la lanza - una lanza de mano o dardo, según la terminología de Auton o Jovio - por la lanza larga o pica, que debía ser utilizada con las dos manos.

Los soldados gallegos y asturianos reclutados en 1502 fueron las últimas hornadas de los empavesados medievales. A partir de aquí, el arma de asta principal de la infantería sería la pica.

La pavesa continuó usándose en el combate en el mar, como parte del arsenal imprescindible en toda galera "aderezada para punto de guerra" disponiéndose la empavesada "para reparo de la gente" que había de participar en la lucha. [5]


Notas
[1] Doncques, pour entrer en propos, est vray que, au commancement de ceste présente année de grâce mille cinc cens et troys, au port de Rege en Callabre, arriva le secours d'Espaigne, mais ce ne fut pas troys jours après la journée, comme nous autres Françoys disons voluntiers. Que quessoit, la furent Espaignolz au nombre de troys cens hommes d'armes, quatre cens genetaires et quatre mille hommes de pié, nommés galliegues, avecques haultz bonnetz, presque tous deschaulx, targuetes et pavoys en main
Chroniques de Jean d'Auton

Tousjours marchoyent en pays vers l'embusche des Françoys les Galliegues avecques leurs haultz bonnetz, targuetes et partizanes,  


[2] Para la composición, nombre de capitanes, fechas de reclutamientos, pagos, embarque, etc, de las distintas compañías gallegas y asturianas: Ejércitos y Armadas de los Reyes Católicos. p.421 y ss. y apéndice. Miguel Ángel Ladero Quesada. 

En la página 211 publica el apercibimiento de peones de 1495:

Galicia:
3000 Peones con casquetes gallegos, espada, lanza terciada con hierro largo y sus paveses de Pontevedra, al mando de Don Carlos Enríquez de Cisneros y 10 caballeros

León y Ponferrada
León y su tierra. 400 peones a la gallega
Ponferrada.        400              "
Asturias              600             "

En dicha relación, aparecen otras panoplias regionales: Salamanca apercibía 400 encoraçados, Plasencia, 200 ballesteros con ballestas, espada y azagaya - un tipo de dardo arrojadizo - Jaén, 200 hombres del campo con lanzas de 24 palmos o ballestas.

En 1502 - p.216 de dicho libro - se asumía un repartimiento de peones de 6000 escudados en Galicia, Asturias y León, 2500 espingarderos - sobretodo de tierras andaluzas, 6300 peones a la suiza y 3150 ballesteros.

[3] Jean d'Auton es bastante preciso al describir las armas y los combates; por ejemplo, distingue entre una "javeline" y una "grosse javelline d'Espaigne".
Respecto a que los empavesados usaran la lanza a modo de dardo, esto es, arrojándola contra el contrario, queda también testimonio gráfico por un detalle de la representación pictórica de la Batalla de Higueruela:

Empavesados arrojando lanzas a la carrera durante la batalla de Higueruela. 

[4] Véase la pieza D61 del Catálogo histórico-descriptivo de la Real Armería de Madrid, 1898. Pavés de madera cubierto de pergamino por ambas caras altamente decorado. Alto:1.20m, ancho:0.65m.

[5] Véase el Tomo 1º de Armada española, de Césareo Fernández Duro.


Para más imágenes de la batalla de las Higueruelas:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bb/Battle_of_Higueruela.jpg
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6e/Higueruela.jpg
http://www.jdiezarnal.com/monasteriodelescorialsaladelasbatallashigueruelas.html

Rodela / Rodelero

Apeose y pusose a parte dela vandera dlos alemanes con unas coraças vestidos / y una rodalla abraçada / y una espada en la mano y assi arremetio a los enemigos 



Las rodelas Señor son de mucho seruicio para quando se hazen las salidas a las enemigas trincheas para yrse cubriendo con ellas y amparando la arcabuzeria y asi mismo quando se da el asalto son muy buenas con vnas buenas y tajantes espadas en las manos para deffender y sustentar el puesto y rreprimir a los contrarios de modo que no suban por la bateria ni puesto que ellas cubrieren. Tratado dela artilleria y uso della / platicado por el capitan diego ufano en las Guerras de flandes [1613], Imagen: Combate en las trincheras de Hulst [1596]. Pelea cerrada con espada y rodela



De acuerdo con el parecer de Gonzalo Fernández de Oviedo, en España no se usaban, ni se conocían, las rodelas, cuando este pasó a Italia en 1498 [1], pero pocos años después eran, como asegura, muy comunes. Así pudo el Gran Capitán en diciembre de 1504 abraçar, o embrazar, una 'rodalla' cuando combatió a los franceses en la batalla del Garellano. Para certificar su entusiasta adopción que dio lugar a tanta popularidad, contamos, por ejemplo, con una lista de la milicia de Mallorca de 1517, donde 1667 hombres disponían de 493 rodelas.

Hernán Cortés inició su campaña en México con "setecientos y tantos peones de espadas y rodela" [2], y los sublevados durante las Comunidades proyectaron una ordenanza, siguiendo el modelo de los Reyes Católicos, en la cual la única arma defensiva común para las tres categorías de infantes armados era la rodela.

La rodela, como decíamos, la conocieron los españoles en Italia, y de aquella procedencia se consideraban las mejores piezas, aunque en las armerías de Vizcaya los armeros vascos las producían ya en 1512 [3].

En todo caso, no parece que hubiera muchas ocasiones donde los hombres armados con espada y rodela ofrecieran una victoria a su rey, si exceptuamos los casos clásicos de Barletta [1503] y Rávena [1512]
La rodela, como podremos comprobar en los tratados militares de la época, va a ser un arma defensiva considerada imprescindible para los asaltos y los reconocimientos en los asedios, pero no en el campo de batalla, salvo en las Indias.


El rodelero en el campo de batalla. 

El parecer y testimonio de Diego de Salazar.


En 1536 - año de la Ordenanza de Génova que da lugar al sistema de los Tercios - se publicaba el Tratado de Re Militari donde en su libro segundo Diego de Salazar defendía el uso de rodeleros en el escuadrón de picas y arcabuceros [4].

El autor asumía que la manera de combatir de los pueblos Tudescos - "mayormente de los çuiços" - imitadas por los ejércitos españoles con éxito "de cuarenta años a esta parte" se había acabado imponiendo, pues la formación de picas era inexcusable ante la caballería, pero defendía que el uso del escudo era imprescindible si se quería luchar a espada, y que ésta era más útil que la pica luchando "en lo estrecho" en un combate entre dos escuadrones de infantería, cuando estos dos escuadrones llegaban al punto de jugar las picas.

Estos rodeleros - así como los piqueros - deberían ir fuertemente armados, casi como hombres de armas descabalgados [aunque podían prescindir de la defensa de las piernas] asumiendo que la ventaja que perdían en la ligereza de movimientos la ganaban en el poder acercarse a luchar a distancia de la hoja de la espada, pues una vez pasadas "las primeras puntas de las picas" no era dificultad vencer al piquero "que pocos hay que tengan armadas las piernas, ni brazos ni ninguno la cabeza" [la falta de protección de la cabeza indicada por el la atribuye a que el morrión no protegía el rostro ni la garganta; proponía para solventar estos déficits el uso de una celada y una gola o gorgal].

Ofrecía don Diego ejemplos de la Barletta [1503] y Rávena [1512] donde a golpe de espada se habían roto escuadrones del enemigo.

Ofrezco un extracto de la relación contemporánea de esta última batalla por confirmar con otro testimonio el recuerdo de Salazar:

Relación de los sucesos de las armas de España en Italia en los años de 1511 y 1512, con la jornada de Rávena. CoDoIn, t.79
Entonces, como un escuadrón de los enemigos ésto viese, juntó de hasta ocho mil gascones y tudescos arremeten: ansimesmo los nuestros se van á ellos, y afrontando el un escuadrón con el otro, tal gana llevaban de acercarse los unos á los otros y de tal manera se juntaron, que las picas suyas con las de los nuestros se tocaban y ni los unos las podían rodear para herir á los otros, ni los otros á los otros y viendo ésto un Coronel llamado Artieda y otro llamado Joanes de Arriaga, toman una pica, el uno por el hierro y el otro por el cuento, y métense entre medias, y debajo de las unas picas de los nuestros y de las de los enemigos, alzan las picas hacia arriba, y ellos metidos dejan la pica, y con espadas y rodelas viérades el segar y derribar de los enemigos como peones en buen pan.
[...]
pues, ¿qué diremos de toda la otra y muy esforzada infantería, sino que tan buen recaudo se dio, que del primer escuadrón que digimos de gascones y tudescos, de ocho mil, al primer encuentro no dejaron de ellos vivos mil y quinientos? Y de tal manera después los siguieron, que roto aquel escuadrón, el otro segundo escuadrón de los franceses se comenzó á retraer, y los nuestros siguiéndoles les ganaron su artillería; y como los franceses fuesen puestos en huida y los nuestros tras ellos.

A pesar de lo exitoso del suceso, parece ser que abrirse paso en el erizo de picas no era fácil.

De acuerdo con los testimonios de Hernán Cortés [1521] y Vargas Machuca [1599], los rodeleros tenían problemas para luchar solos - sin el apoyo de caballería y ballesteros o escopeteros - y frente a oponentes armados con lanzas [5].

Aún así, es evidente que una vez penetrado el escuadrón, los soldados que lo formaban no pudieron ofrecer defensa alguna, luchando a título individual.

Proponía Diego de Salazar un escuadrón de seis mil infantes, con tres mil piqueros, dos mil rodeleros [armados con rodela y dardo, a modo de los antiguos romanos] y mil arcabuceros, aunque luego sugiera el uso de ballesteros.

Ya que para Pavía [1525] el 35% de los soldados eran bocas de fuego [entre escopeteros y arcabuceros] los mil arcabuceros [17% de los soldados] que propone Salazar se antojan muy pocos tiradores.
Sustituir la confianza depositada en la moderna arcabucería recuperando una antigua forma de combatir - que sin duda había dado éxitos puntuales - parece ser fruto de la nostalgia, aunque don Diego razona por extenso el uso de estos rodeleros.

Este ejercicio teórico, sumado a los ejemplos aportados, demuestra que el rodelero podía tener un papel, como lo tuvo el alabardero o el montantero, pero quedó en un plano secundario respecto al piquero [fuera pica seca o coselete] y al arcabucero [al que se le sumaría en la década de 1560 el mosquetero].


Rodelero protegiéndose del ataque de un arma enastada, según la ilustración de la edición de 1550 de "Opera nova de Achilee Marozzo Bolognese, mastro generale de larte de larmi".



Rodela con arma enastada arrojadiza o de mano. Partesanas o jinetas. 


Guardia española de Carlos V en Túnez [1535]. Cartón nº11 "Ejército acampado en Rada", de la serie la conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen. 




Y entrados en campo , luego se arrojaron sendas partesanas ligeras , que son para aquello, de las quales ninguno quedó ofendido, y quedaron con otras cada sendas partesanas, más gruesas; y como sabía bien jugar el corzo de su partesana, cubríase de la rodela, y en descubriéndose el Villalba, el corzo le daba una herida en la cara
[...]
Y a la tercera avenida el Villalva le arrojó al corzo la segunda partesana, y el contrario la recibió con la rodela [...] Pero el Villalva, así como sacó de la mano la partesana e la tiró, al momento tenía la espada en la mano [...] y le dio una estocada que lo pasó de un lado a otro
Duelos del coronel Villalva en Italia, en "Batallas y Quincuagenas" de Gonzalo Fernández de Oviedo



Las otras dos [ordenes falsas] se an de poner en la Retag[uardi]a por la orden q van puestas las del avang[uardi]a y salir por los Costados a los enemigos Como las del auanguarda enpero estos deurian lleuar otras armas y seria bien que fuesen ginetas y Rodelas para q echandolas por los Costados a los enemigos Con las espadas y Rodelas los pudiesen ofender estos tales conviene q sean onbres Rezios y sueltos : y como los unos y los otros salgan a pelear la batalla supito ce[r]rara hasta quedar las ordones en su lugar
[...]
A todas estas maneras de ordenes falsas llaman los alemanes ynfantes Perdidos porq van fuera de la batalla Acometer los Contrarios
De como se ordenan las ordenes falsas en la batalla y en quantas partes se pueden poner y con que armas deuen yr. 
Tratado de ordenanzas militares, MSS 8555 BNE [h.1520]





Cincuenta partesanas y rodelas /    /  Cincuenta partesanas e otras tantas rodelas, que sean buenas e pintadas con las armas reales o divisas de Su Majestad
MEMORIAL dado por Gonzalo Fernandez de Oviedo de la artílleria y pertrechos que te necesitaban para el castillo de Santo Domingo [sin fechar]



Se puede ver por estos tres extractos – la crónica de un duelo de finales del siglo XV, un tratado militar de principios de la década de 1520, y un memorial detallando las armas necesarias para el castillo de Santo Domingo en La Española – que la rodela se podía asociar a un arma enastada, bien un arma arrojadiza o ligera, o bien una más pesada para combatir a mano.

Aunque el guardia español que está detrás de la mesa de los oficiales del sueldo, lleva una rodela embrazada en el brazo derecho y el brazo izquierdo sin armas, su compañero, detrás, lleva un jinetón o quizá un lanzón, en todo caso, un arma pesada no diseñada para ser arrojada. Revista de las tropas en Barcelona para la jornada de Túnez en 1535. Cartón, izquierda, de Jan Cornelisz Vermeyen, y tapiz, derecha, de Willem de Pannemaker basado en los dibujos de Vermeyen. 



El caso del tratado, conviene comentarlo: el anónimo autor del manuscrito explicaba como formar una batalla [escuadrón] con órdenes [hileras] falsas. Estas hileras eran incompletas, como se puede ver por el esquema adjunto, y debían salir del escuadrón para avanzar hacia el enemigo. Las primeras órdenes falsas, las de la vanguardia, irían armadas con picas, mientras que las segundas, de retaguardia, irían con jinetas y rodelas. Una vez arrojada la jineta contra los piqueros de los costados del escuadrón enemigo, tomarían la espada, y defendidos con rodelas, atacarían a los piqueros enemigos, mientras que el escuadrón se cerraría para cubrir el hueco dejado por su salida "hasta quedar las ordones en su lugar". 

Batalla o escuadrón con órdenes falsas. Tratado sin fechar, que estimo escrito hacia 1520, tanto por el vocabulario y terminología empleada, como por el contenido. Las O simbolizan piqueros, las E escopeteros, guarneciendo los costados del escuadrón. Las cuatro banderas están dibujadas en el centro. Las órdenes falsas de vanguardia y retaguardia son esos cuatro grupos de infantes unidos por una línea.  


El autor menciona que a estos infantes que salen del escuadrón a ofender a los contrarios, los alemanes les denominan "infantes perdidos", pero de ello no se puede deducir en ningún caso que los alemanes usaban peones armados con rodelas, únicamente que estas órdenes falsas de ynfantes perdidos eran invento germano. 


Aparte de estas evidencias documentales, hay algunas representaciones pictóricas de hombres armados con rodelas y armas de asta, a finales del XV y primera mitad del XVI.

Grabado de 1506 representando la batalla de Fornovo en 1495. Nótense las rodelas y jinetones que llevan estos soldados. Ciertamente, los soldados parecen gnomos, y no se puede tomar como representativo en cuanto a dimensiones de las armas, pero denota el uso combinado de armas de asta y rodelas desde finales del siglo XV.


Esta partesana, tampoco parece un arma propia para ser arrojada. Giorgio Vasari, "Batalla de Barbagianni, cerca de Pisa".  




Armas con las que ha de servir un capitán. Parecer de Martín de Eguiluz [1595]


Las armas con que ha de seruir y ha de usar vn Capitan de compañia de picas, son vn buen coselete, cón todas sus piezas,y su rodela azerada galana, y vna cumplida pica de veyntisiete palmos, a lo menos con su galana manga, o funda como le quisieren llamar. Una gineta pequeña, de polido hierro y aunque no tenga punta no importa, guarnecida con sus flecos galanos. Vna rodela,y celada fuerte, y peto tambien es bueno, pero es mucho peso, y yo para mi nunca le pondria, porque siendo la rodela buena, cubre todo el cuerpo de vn hombre si se sabe amañar, por que quando va a reconocer foso, trincheas, o bateria,o otras cosas lleua delante en los pechos, y le cubre : y quando se retira la echa a las epaldas,y le cubre, de modo, que el peto es superfluo peso y fastidio,y pues la rodela defiende del arcabuz basta, que si es mosquete todos dos rodela y peto fracasa y pasa. Y el capitan de compañía de arcabuzeros, sirue tambien con las armas fuertes, y con la rodela azerada.

Vemos pues que la rodela, según Eguiluz escusaba al portador del uso de un peto fuerte, que no ofrecía protección frente al mosquete [1595] que se colocaba en la espalda a la hora de retirarse, y que la usaban los capitanes, tanto de las compañías de picas como de arcabuceros. Según el propio autor, todos los soldados debían saber usar pica, alabarda, arcabuz, espada, daga y rodela, así como montar a caballo y nadar.

Cuando se acudía a reconocer las defensas de los contrarios, se debía usar acompañada de una celada fuerte:
y le es necesario al que fuere a reconocer a donde le han de tirar, que se sepa cubrir muy bien con su rodela fuerte que lleuare, que con celada fuerte, basta que lleue rodela, y no peto, que es superfluo peso.



Rodela a la espalda

Formas de llevar la rodela en bandolera. La cincha permitía al coselete de la segunda imagen usar la rodela sin embrazarla, pero lo que importa es que la rodela se podía llevar como arma secundaria. De Nassavsche Wapen-Handelinge van Schilt, Spies, Rappier end Targe, de 1618



Y no tendria por negocio de poco prouecho el traer vna rodela atrás para valerse della en las ocasiones que la pica no pudiere aprouechar, como es quando se pelea con flecheros y ballesteros, y en otros semejantes casos
El perfeto capitan, instruido en la disciplina militar, y nueua ciencia de la artilleria. Por don Diego de Alaba y Viamont [1590]


Recomendaba el autor que los piqueros llevasen una rodela en la espalda para usarla en ocasiones donde el escuadrón era de poco servicio. Además, esta rodela podía proteger la espalda, evitando llevar un espaldar. 

La rodela podía ser llevada a las espaldas, como muestra la imagen de la salida de Lieja de la guarnición escocesa de los Estados, en enero de 1577, donde varios arcabuceros la llevan, para usarla una vez llegados a las manos y siendo de poca, o ninguna utilidad el arcabuz. Grabado de Franz Hogenberg.


La rodela en los asaltos, reconocimientos y otros lances


Tuviese un papel más o menos importante en el campo de batalla donde primaba el uso de formaciones cerradas, en ocasiones tales como asaltos y golpes de mano se continuó usando.

Sancho de Ávila dixo que cómo era possible que entre tales soldados no huviesse alguno tan honrado que se arrojasse dentro del fuerte, pidiendo su rodela él para hacello; y, oyéndolo un mosquetero español, llamado Toledo, pidió una rodela, dexando su mosquete, la cual embrazó, saltando al momento de la muralla en medio de los enemigos, a quien siguieron todos los demás soldados, después del averse peleado en el assalto casi seis horas, al cabo de las cuales ganaron el fuerte, passando al filo de la espada cuantos avía en él, si bien fue con daño de nuestra gente, muriendo en la facción cien soldados, sin los heridos, que no fueron pocos.
Comentarios... de don Bernardino de Mendoza

Así, en mayo de 1652, soldados catalanes defensores de Montjuïc atacan el fuerte de San Farriol defendido a cargo del maestre de campo Juan de Castillo dando el asalto con escalas "con espada y rodela, y con mucho valor".

En 1567, Diego Gracián en su De Re Militari, aseveraba que de la rodela poco caso se hace "sino es en algun asalto, o toma de ciudad: con todo eso, pocos la traen, sino son los capitanes".

La rodela jugaba un papel importante en los asaltos, pues bien colocada protegía el torso, destacándose por varios autores el papel defensivo que tenía contra las pedradas lanzadas desde las murallas. En este punto de verse cara a cara se usaba cualquier tipo de arma, y un acopio de piedras podía ser harto más efectivo que un lento mosquete o arcabuz con tiempos de recarga que se antojarían infinitos viendo al enemigo trepar la escala.

Efectivamente, asaltando la ciudad de África en 1550, don Hernando de Toledo, maestre de campo del tercio de Sicilia, fue con coselete, espada y rodela, si bien "le dieron con una tan gran piedra en la rodela que le atormentó muy mal el braço, y se la derrivaron sin que más la pudiesse cobrar". Murió en el asalto, no de pedradas, si no de diversas heridas, entre ellas, un escopetazo en los muslos.

Si una pedrada parece poco, podemos referir la muerte del también maestre de campo - y poeta - Garcilaso de la Vega en Provenza en 1536, o la del sargento mayor Lope de Fresno en Túnez en 1535. Hay que tener en cuenta que en galeras estaba tipificado el uso de piedras de mano - de peso de 1 a 1.5 libras [460 - 690 gramos] y piedras de dos manos - de 4 a 5 libras - 1.84 a 2.30 kgs-. Es muy probable, viendo las imágenes, que las piedras de dos manos en una fortaleza fueran aún más grandes - no había límite de lastre, como en una galera - y que, arrojadas desde lo alto de un torreón fueran difíciles de defender aún con armas fuertes.

Defensa de asalto con escala empleando piedra de mano y piedra de dos manos. De re militari [edición de 1553]. Por si quedan dudas sobre la efectividad de las pedradas, véase mi artículo Heridas de guerra en el siglo XVI. Combates por mar y tierra de los tercios españoles.


En una salida que el 2 de junio de 1560 hacen los defensores de Los Gelves contra los sitiadores turcos, sabemos que el capitán Galarza portaba rodela, pues recibió dos impactos de bala en ella:
Este Capitán Galarza era un buen soldado, y sacó dos arcabuzazos en la rodela, y dende á pocos días le mataron en el caballero de San Juan de un arcabuzazo.
Relación de la jornada que hicieron á Trípol de Berbería las armadas católicas, años 1560 y 61

En este detalle del fresco central de la Toma de Orán por el Cardenal Cisneros de la capilla mozárabe de Toledo pintado por Juan de Borogña en 1514, se puede ver como los rodeleros están al frente de los asaltantes, respaldados por escopeteros y algún piqueros y ballestero, y un empavesado

Y para una salida que los defensores de Bugía pretendía realizar en 1555 para clavarle los cañones al enemigo turco, los 20 enclavadores, aparte del martillo y los clavos para hacer su efecto, debían  llevar solamente sus espadas y rodelas y armaduras de cabeza y otras armas defensivas


Paje de rodela

El capitán debía tener una rodela, y para llevarla era común que se hiciera servir de un paje de rodela, que podía ser el paje de jineta o un criado del oficial, que asimismo podría portar un morrión fuerte para el uso de su amo.


De la ilustración precedente, puede inferirse que el "soldado bajito" que acompaña al personaje masculino principal de la escena, era un muchacho que ejercería de paje de rodela. Ni siquiera lleva espada, sino tan sólo, lo que puede creerse sea un puñal prendido al cinto en su diestra.

Hacer de paje era una manera de iniciarse en la carrera militar a temprana edad, y dada la posición de la persona a la que se servía, algo mejor que la del ejercicio de mochilero, como hizo el capitán Alonso de Contreras con catorce años de edad, el año de 1597:

Llegué á Palermo y luego me recibió por paje de rodela el capitán Felipe de Menargas, catalán; servíle con voluntad, y él me quería bien.

El paje de rodela debía acompañar a su amo al combate, a no ser que éste ya se hubiera embrazado la rodela para dar un asalto, por ejemplo:

y saliendo D. José solo con una manga de arcabucería suelta á recibir al enemigo, le rompieron la pica de un mosquetazo, con que tomó la rodela que tenia su paje de gineta, Francisco Palomino, el cual quedó tan maltratado, que murió dello después en Bruselas, y con ella y su espada se defendió, de modo que le dejaron en el suelo entre muchos cuerpos 
Relación de la campaña de 1635


Don Luis de Velasco con el archiduque Alberto. Asalto y toma del campo atrincherado de Hulst. Detalle. Paje de jineta y rodela. Patrimonio Nacional


Según Bernardino Barroso [1622] el capitán entraba en la guardia con su pica terciada al hombro, precedido del paje de rodela, con ella, y la jineta.  


La rodela fuerte o a prueba

A medida que hicieron su aparición las armas de fuego, fue necesario el desarrollo de protecciones capaces de detener la pelota lanzada con potencia, primero para defenderse del arcabuz, y posteriormente, del mosquete.

Dado que el perímetro de las plazas fuertes era defendido con esta última arma, en los trabajos de reconocimiento de las defensas - así como en los trabajos de aproximación por trinchera o en las minas si se topaba con una contramina - se recomendaba el uso de una rodela fuerte, o rodela a prueba de mosquetes.

También en los asaltos o escaladas se recomendaba el uso de una rodela fuerte, a prueba de arcabuz:
D. Alvaro iba armado de un peto fuerte y una celada, con una rodela acerada, á prueba de arcabuz, y una espada desnuda en la mano
Salida en defensa del fuerte de Los Gelves en la cual Álvaro de Sande fue prendido, en Relación de la jornada que hicieron á Trípol de Berbería las armadas católicas, años 1560 y 61

  Un "Hispanigscher coronell" dedicándose a la no muy noble tarea de atravesar el abdomen de una burguesa de Maastricht, eso sí, debidamente protegido con una rodela embrazada en la zurda.


Cristóbal Lechuga [1611], recomendaba que un ejército de unos 24.000 infantes, debía llevar 600 rodelas fuertes de respeto, junto a 1000 morriones, petos y golas a prueba, lo cual supone una rodela cada 40 hombres.  

Las rodelas, evidentemente, no protegían del disparo de piezas de artillería menor:
y como D. Lope tuviese muchos heridos y muertos en la proa que estaba á su cargo , le fué á socorrer D. Bernardino de Cárdenas, y al pasar le dieron con un esmeril sobre la rodela que lo derribó atormentado y murió dello en el dia siguiente.
Relación de la guerra de Chipre y batalla de Lepanto

Y aún podían ser atravesadas de escopetas y arcabuces:
y allí le dieron un arcabuzazo, que le pasó la rodela acerada que llevaba por junto á la embrazadura, y le quebró un dedo de la mano izquierda, y pasó la bala á la tetilla derecha, donde paró. Fué tan grande el golpe, que el caballo cayó y echó por cima de la cabeza á don Diego Fajardo medio aturdido; y apeándose don Jerónimo de Guzman y el escudero, le alzaron del suelo. Era don Diego Fajardo esforzado caballero , afable y muy amigo de soldados , y viéndose herido de tan mala manera , pidió su rodela para ver si estaba pasada, y cuando vio el agujero que había hecho la bala, entendió que le habían muerto
Rebelión y castigo de los moriscos de Granada, Luis del Mármol Carvajal

Evidentemente, como sucedía con el resto de armas, las rodelas de los oficiales - o de aquellos soldados, particulares y aventureros que podían permitírselo - eran grabadas, decoradas más o menos espléndidamente, con broquel dorado, orlas y los adornos que se considerasen oportunos para denotar la posición social del propietario.

Espléndida rodela grabada y dorada portada por un paje, con su señor a caballo en el tapiz La revista de tropas en Barcelona, 1535. Diseño de Jan Cornelisz Vermeyen, hilado de Pannemaker. Tapices de Patrimonio Nacional. 


Venia Alberto con un peto a prueva,
Morrión, gola i espaldar, armado
Espapa i daga, i una gruessa i nueva

Pica, de un fresno altissimo tostado,
un paje la rodela fuerte lleva,
En cuyo campo de oro está gravado
un Vnicornio que con lalta frente
Mueve las aguas de una dulce fuente.

El Monserrate segundo, Cristóbal de Virués, 1601.

Las rodelas del catálogo de la real armería [1898] tienen un diámetro de entre 0.54 y 0.62m. Podían ser lisas o de "ombligo en punta", como la que porta este infante inglés de una ilustración de Theodor de Bry del Americae Pars ¿Sexta? :


En el catálogo de la Real Armería de 1849 se dan pesos de varias rodelas: desde 6 libras [castellanas, de 460gr] unos 2.76Kg, a 2 arrobas [1 arroba castellana = 25 libras] unos 23Kgs de una rodela a prueba de mosquete.

Aparecen otras rodelas a prueba de mosquete catalogadas: de 38 libras [17.48kg], 2 arrobas menos media libra [22.77kgs] y otras sin clasificar, de 9 libras [4,14kg], 10 libras, a 1 arroba [11,5kg].

A gusto del usuario y según necesidad.

En todo caso, se antoja posible que caminando, reconociendo las obras de aproximación al foso de las trincheras del asedio, una persona pudiera sostener 23kgs un rato más o menos largo, pero correr con este peso, resulta difícil, sumándolo a otras piezas de las protecciones, como estos infantes que corrían Bergen op Zoom. 
En todo caso, parece que una rodela a prueba estándar pesaría de 8 a 15 kgs.



Bernardino de Mendoza [1577] da varios ejemplos de su uso en minas, trincheras y asaltos.
Coloma, nos señala como Valentín de Pardieu, monsieur de la Motta murió en un reconocimiento, a pesar de llevar armas fuertes:
 
Atendiendo, pues, a esto la Mota, con extraordinaria diligencia yendo aquella misma noche a reconocer el puesto donde había de plantar la artillería, le alcanzó un mozquetazo por encima del ojo derecho que le salió al colodrillo, de que cayó luego muerto. Afírmase que en su vida con haber hecho aquello infinitas veces le habían visto pedir armas fuertes sino aquella noche, que en el reduto que se levantó aquella tarde para comenzar a abrir trincheras pidió sus armas al capitán don Jerónimo de Silva y, con todo eso, le dieron por entre la falda del morrión y la rodela.



La rodela en el mar

La rodela se empleaba comúnmente en naos y galeras. En 1535 se estableció que las naos de 100 toneles debían contar con una docena de rodelas a bordo, la de 150 toneles, 18 rodelas, y las de 200 toneles, dos docenas de estas armas defensivas.


En 1619, Pedro Girón, tercer duque de Osuna, embarcaba en las 19 galeras del reino de Nápoles 425 arcabuces, 170 mosquetes, 475 picas, 120 chuzos, 425 medias picas, 144 rodelas, 204 bombas de fuego, 58 ladrillos de fuego, 19 cajas de alcancías, 565 barriles de pólvora, 90 quintales plomo en balas, y 75 de cuerda, y estas armas se mandaron embarcar de respecto para en caso que se llegase á pelear se desherrasen en cada galera cien hombres entre buenas boyas y forzados, pues en tales ocasiones es de grandísima ayuda la desta gente, como lo fué en el buen subceso que se tuvo en la batalla naval, y fuera desto llevan sus armas los aventajados y entretenidos de las galeras y toda la infantería. 

Efectivamente, se desherraba a los forzados cristianos para combatir en un aprieto armándolos con espadas, rodelas y chuzos que han de pelear por su vida y su libertad, con muchos ejemplos de lo que esta gente ha hecho en semejantes ocasiones. 

Para asaltar una nave enemiga, se recomendaba el uso de espadones o espada, defendiéndose con coselete y rodela:
Asimismo, si los nuestros saltaren en su nao, los primeros deben de llevar montantes, que es mejor arma en tal caso, y los de coselete, con espada y rodela. 
Espejo de Navegantes. De la guerra o batalla que se da en la mar. Alonso de Chaves. 1537



La rodela en las "ordenanzas" de los comuneros

En el tomo 1 de la CoDoIn, hallamos un interesante documento relativo a la panoplia, que según los alzados contra el rey, debían portar los hombres susceptibles de ser reclutados. 
Sigue el modelo de las ordenanzas promulgadas durante el reinado de los Reyes Católicos estableciendo diferentes equipamientos en función de las rentas o estado de los súbditos, pero para los tres estados vemos que la espada, el puñal y la rodela son usados siempre, aunque a los vecinos de menor estado, de menor hacienda, se les daba la posibilidad de llevar un pavés:


Capítulos de lo que ordenaban de pedir los de la Junta
Lo otro á condición que todos puedan traer las armas que quisieren ofensivas é defensivas , é que ninguna justicia gelas pueda tomar ni vedar que no las trayan, é que todos sean obligados á tener armas en esta manera: 

que cada un vecino de los del menor estado sea obligado á tener una espada, é un puñal, é un casquete, é una lanza é un pavés ó una rodela: entiéndase ser del menor estado el que no tiene cinquenta mil maravedís de hacienda. 

E los del mediano estado que sean obligados á tener cada uno una espada , é un puñal , é un casquete, é una pica é un coselete ó unas corazas é una rodela : entiéndese ser del mediano estado el que tuviere mas de cinquenta mil maravedís de hacienda é no pasare de doscientos mil. 

Y los del mayor estado que sean obligados á tener cada uno dos espadas é dos puñales par asir á un mozo, é una pica, é una alabarda, é una rodela é un coselete entero con su celada y gorjal é falda : entiéndese ser del mayor estado el que tuviere de hacienda mas de doscientos mil maravedís : é por questo se guarde mejor , que los alcaldes é regidores de cada un logar hagan hacer cada un año el día de Santiago alarde á todos los vecinos , é que cada un vecino salga á la alarde con sus armas , é quel que no las sacare todas, que pague de pena si fuere del menor estado trescientos maravedís, é si del mediano seiscientos, é si del mayor mil maravedís, é questa pena gela esecuten luego é no gela puedan perdonar é sea para á los muros del logar, é que demás desto los alcaldes é regidores les compren las armas que les faltaren é gelas den é gelas hagan. 

Hay que tener en cuenta que en este capítulo no se mencionan armas de tiro como ballestas o escopetas, ni mucho menos arcabuces, y por contra se mencionan armas en desuso como la coraza o el pavés, lo cual indica que más que una innovación, es una puesta negro sobre blanco del armamento usado por los españoles de la época que no servían en el ejército.

Por la 'Memoria histórica del levantamiento de los comuneros Mallorquines en 1520 ' conocemos el estado de la milicia de Mallorca en 1517: los diferentes gremios que constituían las compañías aportaban 1667 hombres, que disponían de 493 rodelas. En las listas aparecen mencionadas armas otras armas defensivas como paveses, coseletes, corazas y petos, así como ofensivas: espadas, lanzas, ballestas y espingardas.  Ninguna pica, ni ninguna escopeta, cuando eran armas comunes de la infantería de ordenanza.



Notas

[1] Ay otra manera de arma defensiva o escudo que son Rodelas, e estas asimismo entre los antiguos se usaron a pie e a caballo, e algunas de ellas combadas, e en el medio salida una punta, e otras más llanas sin la dicha punta en medio, pero tumbadas, e son muy buena arma e muy usada en Italia e aún al presente en España e otras partes, pero yo me acuerdo que el año que yo pasé a Italia jamás las había visto en España, e después acá se han usado mucho, e usan en estas partes, e en muchas antigüedades, parecen esculpidas, e pintadas e con diversas insignias en ellas.
Libro del blasón 
Libro primero que trata del blasón: de todas las armas e diferencias dellas, e de los escudos e diferencias que en ellos ay, e de la orden que se debe guardar en las dichas armas, para que sean ciertas, no falsas, e de las colores e metales que ay en armería, e de las reglas e circunstancias e este efecto convinientes e necessarias

La obra se trata, a pesar de este detalle, no de una obra de armería, sino de heráldica.


[2] Cartas y relaciones de Hernán Cortés al emperador Carlos V:
E acabados los bergantines y puestos en esta zanja, á 28 de abril del dicho año [1521] fice alarde de toda la gente , y hallé ochenta y seis de caballo , y ciento y diez y ocho ballesteros y escopeteros , y setecientos y tantos peones de espadas y rodela, y tres tiros gruesos de hierro , y quince tiros pequeños de bronce , y diez quintales de pólvora. 

También Pedro de Alvarado, en 1534 escribía al Emperador como se había embarcado con quatrocientos e cinquenta españoles, los doscíentos y sesenta de cavallo y los ciento ballesteros y escopeteros, y el resto de espada y rrodela,

El resto, eran 90 rodeleros, muchos menos que en la expedición de Cortés.


[3] Real Cédula a los oficiales de la casa de contratación de Sevilla. 23 de febrero de 1512.
e entretanto, de ymbiar corseletes estañados lixeros, porque petos non aprovecharían nada para defenderse de las flechas; e debéis de procurar que vayan espingardas de fatura, como os la piden; e ansi mesmo questén proveídas la Isla Españdola e Sant Xoan e el pueblo de la Antigua, de maestros de facer ballestas, pues que vedes el ynconviniente que ay de non poderse aprovechar dellas; e también Me paresce que serán muy provechosas armas, rrodelas, e podréislas facer traer de Napoles que son las mexores del Mundo; e destas se cree que se venderían en las Indias munchas; e entretanto que proveéis de Napoles de las dichas rrodelas, ansí en Sevilla e en Cadiz, Creo que fallareis algunas dellas para ymbiar estas; e los corseletes deben de yr luego a Sant Xoan e a la Tierra Firme todos los que podieredes ymbiar fasta un número rrazonable, qual a vosotros paresciéredes, porque como vedes, en la una parte e en la otra, ay mas nescesidad al presente de armas que xamas abréis; plasciendo a Nuestro Señor, las rrodelas se pueden proveer de las de Vizcaya que por ay las fallaréis. 


[4] El De Re Militari es una copia adaptada del libro de la guerra de Maquiavelo. Diego de Salazar no solo traduce al florentino, sino que amplia la información que este escuetamente ofrece al lector sobre los episodios de guerra relativos a los hechos de armas protagonizados por los españoles.


[5] Cartas y relaciones de Hernán Cortés al emperador Carlos V:
Yo envió á la isla Española cuatro navios para que luego vuelvan cargados de caballos y gente para nuestro socorro; é asimismo envió á comprar otros cuatro para que desde la dicha isla Española y ciudad de Santo Domingo traigan caballos y armas y ballestas y pólvora, porque esto es los que en estas partes es mas necesaria ; porque peones rodeleros aprovechan muy poco solos, por ser tanta cantidad de gente y tener tan fuertes y grandes ciudades y fortalezas

Por un testimonio en el juicio de residencia que se le hizo a Cortés, conocemos un poco más de dicho alarde: 
quellos habían estado al dicho alarde, e abia noventa de a caballo, e ochenta escopeteros, e ciento e veinte ballesteros, e otros cientos e tantos peones de espadas e rrodelas e lanzas; 

Hernán Cortés dio unos ordenanzas para los vecinos y moradores de la Nueva España en Tenochtitlán, a 20 de marzo de 1524:
Mando que qualquier vezino e morador de las dichas Cibdades e Villas que agora ay e obiere, tenga en su casa una lanza e una espada o un puñal, e una rodela e un casquete o celada, e armas defensivas, hora sean de las de Spaña, hora de las que se usan en la Tierra; e que con estas armas sea obligado a parescer en los alardes

Milicia y descripción de las Indias. Vargas Machuca [1599]
Y si el enemigo fuere de lanza, los rodeleros sean lanceros, para mejor entretener, porque la rodela es inferior á la lanza del contrario


Coselete [media armadura]

El coselete era el arma defensiva del soldado al que daba nombre, el cual iba armado con pica.

El coselete podía ser liso [blanco [1] o negro] o grabado [adornado] hasta producirse algunos de enorme calidad, con filigranas doradas, pero como escribiera Tirso de Molina:
El que sin dicha se emplea,
ni el coselete grabado,
ni el puesto más retirado,
ni la militar trinchea
darán defensa segura,
si una bala se abalanza que a
todas partes alcanza.

Asalto nocturno de Ardrés. Detalle. 
En el caso del hierro sin tratamiento, era necesario bruñirlo [pulirlo] para evitar la aparición del óxido.

Y siendo embarcados los maestros de campo, capitanes, cavalleros, gentiles hombres y infantería española y cavalleros de la Religión, y armados de sus coseletes dorados, blancos, laboreados y gravados, y sus picas altas en las manos y sus arcabuzes cargados, tocando las tronpetas de las galeras y atanbores de todos los tercios començaron a navegar y dar la buelta para África
Historia de la guerra y presa de Africa, por Pedro de Salazar. 1552

La estética era importante - aunque interpreto que no fundamental - hasta el punto que un teórico del arte de escuadronar, se ocupaba dando un ejemplo de cálculo para formar un escuadrón cuadro de gente, ofreciendo todas sus caras unas hileras de coseletes grabados - disponiendo de número suficiente de ellos - quedando los coseletes blancos para las posiciones interiores, y ofreciendo al enemigo la "mejor cara":





Composición


El coselete completo [o cumplido] estaba compuesto de las siguientes piezas:

Morrión o capacete [protección de la cabeza]
Peto [protección del torso]
Espaldar [protección de la espalda]
Gola o gorguera [protección de la parte baja del cuello, adonde no arribaba el peto]
Guardabrazo [u "hombrera", pieza que protegía el hombro, parte del pectoral y homóplato y parte del brazo - pero sin llegar al antebrazo]
Brazal o brazalete [protección del brazo y antebrazo; incluía un codal para articular las dos partes largas de que se componía]
Escarcelas o faldar [piezas en forma de lamas sujetas por una correa pendientes del peto, para protección de la zona comprendida entre la cintura y el muslo]
Manopla o guantelete [protección de las manos; no he visto ninguna representación donde apareciera un soldado con esta pieza]

Coselete con todas las piezas cumplidas, según
grabado realizado en Colonia el año de 1577.



Evolución: pérdida de piezas

Las piezas que se fueron perdiendo, según entendieron eran las partes del cuerpo merecían menos protección, fueron las siguientes: manoplas, brazales y guardabrazos


Para posteriormente perder la gorguera y las escarcelas, quedando reducido a una composición sencilla de peto, espaldar y morrión, que sería el equipamiento más habitual de un coselete para la primera mitad del XVII.

En 1699, Sebastián Fernández de Medrano escribía lo que sigue:
"[...] el casco, o morrión no lo podra sufrir ahora un hombre en la cabeza, ni menos el peto o el espaldar, y no obstante se armaron todos así por lo pasado [...]"
Efectivamente, eran tiempos pasados.

Las armas defensivas dejaron de llevarse, hasta el punto de desaparecer para la infantería con el declinar del siglo XVII, que tuvo también consigo la desaparición del soldado que la portaba, pues los ejércitos del nuevo siglo entrante desterraron la pica de sus arsenales.



Protección y peso

A medida que la potencia de las armas de fuego aumentaba, la protección ofrecida por las láminas de acero de que se componían las armaduras, descendía, pero frente a armas blancas - como la pica - la protección de un sencillo peto era suficiente para rechazar la afilada moharra.

Frente a armas de fuego potentes como el mosquete - la pistola no entra en esta categoría - la protección que ofrecían las armaduras no era demasiada, dependiendo, claro está, de la distancia a la cual se disparase. No obstante esto, se hicieron armaduras "a prueba" [generalmente sólo el peto y el morrión o celada]. Estos "petos fuertes" podían ser a prueba de arcabuz o de mosquete, y se suministraban por parte de los armeros con la "prueba", la señal del impacto de una bala disparada contra el peto, la cual lo había abollado, pero no traspasado.

Estas armas fuertes, pesaban tanto que dificultaban los movimientos, y generalmente, se reservaban para las observaciones que los ingenieros y otros jefes militares debían realizar durante las obras de asedio a una plaza, operación que les imponía aproximarse a las murallas defendidas por mosqueteros, con potentes mosquetes de posta y naranjeros. Un coselete "a prueba" de mosquete conservado en la Real Armería, tenía un peso de 69 libras [31kgs], sin contar con un morrión de 20 libras de peso [9.2kgs]. Con este equipamiento, difícilmente podría alguien moverse sin quedar rendido, y mucho menos verse ejecutando movimientos ágiles.


Asalto nocturno de Ardrés - detalle escena central. Podemos ver el coselete grabado y dorado del oficial, y otro más modesto de un coselete [piquero armado con coselete] que le sigue. Tienes todas las piezas cumplidas, menos las escarcelas o faldar.

La protección "a prueba" en todo caso, era válida frente a balas labradas íntegramente en plomo. En los "Dialogos militares: de la formacion, è informacion de personas, instrumentos, y cosas necessarias para el buen vso de la guerra", de Diego García de Palacio, se ofrece el truco para romper esta protección: labrar la bala con un dado de acero como núcleo, que se metía en el molde antes de verter el plomo, aunque el plomo quedara aplastado contra la plancha de acero del peto, el dado conseguía penetrarlo.

Lo normal, no obstante, es que los coseletes ofrecieran una buena protección frente a armas blancas, y una moderada protección frente a armas de fuego. Para profundizar en este tema, es recomendable leer lo aportado sobre la efectividad de las armas de fuego portátiles y la protección de las armaduras frente a pistolas, arcabuces y mosquetes en el siglo XVI.


El peso de un morrión o capacete normal, era de entre dos libras y media y tres libras y media [1-1,5 kgs]. Un peto - la parte principal - pesaba entre 6 y 9 libras [3-4 kgs], habiendo "plumas" de hasta 3,5 libras [1.5kgs] y petos fuertes de 20 o más. En teoría, el espaldar era más ligero, siendo más delgado que la parte frontal.
El peso conjunto de un coselete cumplido [completo, con todas las piezas indicadas arriba] era de en torno unas 35-40 libras [16-18 kgs] con las múltiples variaciones que podrían existir, respecto a las distintas piezas que lo conformaban.

Hay que tener en cuenta, que una armadura completa, de los pies a la cabeza, no pesaba más allá de 40 kgs, aunque hubo algunas de mucho más [conjuntos de 100 libras y más]. 16 kgs puede parecer poco o mucho peso, pero el coselete [el soldado] no sólo llevaba este elemento defensivo: cuanto menos había de acarrerar espada, daga y pica, y en ocasiones llevarse la propia comida y otros pertrechos.
Así no era infrecuente que en diversas relaciones se recogiera como algunos de ellos "caían muertos ahogados", sobretodo tras ejecutar grandes marchas, como la que se hizo en Malta [1565] en persecución de los turcos que huyeron a espaldas vueltas.



Coste

En este particular, no he realizado demasiadas indagaciones, pero en una relación de la Gran Armada, se indicaba un coste medio de 100 reales por unidad [dos terceras partes blancos, y una tercera grabados].
Este equipamiento, como el resto que le era entregado al soldado, era descontado de su sueldo, o "entregado a cuenta".
Un coselete recibía una paga de 3 escudos, más una ventaja de 1 escudo.
Teniendo en cuenta que un escudo valía 10 reales, para pagar su armadura, el coselete debía dedicar dos meses y medio de sueldo completos.

En 1543-1544 se descontaba "solo" 4 escudos por la entrega de un coselete de munición labrado en Brescia. 



Moda

El coselete tenía también su moda nacional, siguiendo un patrón que aunaba estilo con practicidad, así, los alemanes se armaban en la primera mitad del XVI con coseletes 'góticos', que ofrecían superficies planas donde era, según los autores de la época, difícil de afirmar la pica, y por tanto, era más probable que el bote de la pica fuera desviado y el arma no llegara a herir al que la portase.

Coselete español a mediados del XVI. Códice de traje de 1547. Biblioteca Nacional de España


Coseletes alemanes de mediados del XVI. Códice de traje de 1547. Biblioteca Nacional de España


Aún así, queda testimonio de que los soldados viejos españoles preferían coseletes italianos [de Brescia] y denostaban los alemanes, como declara Francisco Duarte, en carta de julio de 1544:

En lo que toca a los cosoletes y murriones de la munición de V.Mt, digo q yo había hordenado, q se trayesen con diligencia a Sant Michel, y q de allí me trayesen luego a este exer[ci]to CC cosoletes, y CCC morriones pa[ra] repartir, entre todas las compañías de Infanteria española, de los dos tercios q aca estan / por q ay en ellas muchos buenos soldados viejos y hombres muy honrados, y conoscidos q estan desarmados / por q no han havido Armas, ni donde podellas hazer, ni comprar a su proposito / y uno destos Soldados viejos antes se yrá desarmado a una bateria o a una batalla, q no con armas de las q en esta tierra se pueden haver de talles cortos a la tudesca.
El virrey hazia quenta, e yo por su mandado tengo asi hecho el rrepartimiento / que de los D cosoletes y IU morriones q tenemos, se dexen los trezientos cosoletes y setecientos morriones, para repartir entre las vanderas de Infant[eri]a española, q trahe Vasco de Acuña / porq se sabe que trahen pocas armas, com prosupuesto e determinacion q quando vengan los otros quinientos cosoletes e mill morriones que se havrian ya de haver enviado desde Bresa, se les daran a los dichos españoles nuevos, otros treszientos cosolettes y seiscientos o setecientos morriones y de esta manera los unos y los otros quedaran armados honestamente, y assí le paresce al dicho Virrey, q se debe proveer esto / si V.Mt no fuere servido de otra cosa

Carta de Francisco Duarte, comisario general del ejército imperial en Francia, a Carlos V,
data en Ligni, a 24 de julio de 1544 [AGS, E, 500, 156.2]


Notas

[1] Por blanco se entiende el color natural del metal; la denominación empleada en la época era esa.