Las fuentes primarias revelan que los soldados de infantería española participaban en una sociedad guerrera estricta, lo cual, combinado con altos niveles de esprit de corps, así como celo religioso y nacional, producían altos niveles de motivación y eficacia en el combate
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Los altos niveles de eficiencia en el combate no se alcanzaron ni por la esperada remuneración, ni por la coerción impuesta, sino por un profundo sentido de pertenencia al cuerpo, orgullo nacional y religioso, liderazgo ejemplar y un sentido general de honor marcial. Los soldados crearon estrictas y vigorosas sociedades guerreras, y adquirieron un gran orgullo en el ejercicio de su profesión. Estas sociedades guerreras, y especialmente, las veteranas, promovieron un desprecio generalizado por la cobardía y la rendición, y un inquebrantable deseo de tomar parte en operaciones de combate, poniendo gran énfasis en la disciplina.
Italia, mi ventura. El soldado español en las guerras de Italia, editado por Desperta Ferro, está llamado a ser un nuevo clásico en la historiografía de la historia militar moderna en su conjunto, y en la española, en particular. Ha de quedar en los anaqueles junto a "Los Tercios", de René Quatrefages, "El Ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659)", de Geoffrey Parker, o "De Pavía a Rocroi, los tercios españoles", de Julio Albi de la Cuesta como obras fundamentales sobre la historia de los tercios.
Las Guerras de Italia (1494-1559) han sido analizadas desde diferentes puntos de vista, pero no se había analizado en profundidad el impacto que el soldado profesional español tuvo en ellas, ni el impacto que dichas guerras tuvieron en el propio soldado, en la organización militar española y en la consolidación de una sociedad guerrera.
Con un enfoque centrado en la experiencia del propio soldado, Idan Sherer analiza en cinco capítulos temáticos cómo los españoles influyeron en el arte de la guerra en el campo de batalla más exigente de la temprana Edad Moderna, y como dichos soldados se adaptaron a los nuevos métodos de combate, poniendo enfásis en la organización social de los soldados, el día a día de los mismos, sus orígenes sociales y alistamiento, así como en tres experiencias medulares para el soldado profesional español de principios del siglo XVI: el motín, el saqueo y el combate, incluyendo en este último capítulo el asedio de plazas fuertes.
Además de un magistral empleo de las fuentes primarias, tanto de crónicas generales, como vidas de soldados, y colecciones documentales, Idan Sherer ha empleado abundante material de archivo inédito - fundamentalmente, documentos procedentes de Simancas y del archivo de Milán.
El autor se acerca a la vida de los soldados españoles empleando una metodología multidisciplinar - sociología y psicología militar, historia militar, y análisis de la táctica y técnica militar de la época - para hacernos entender como vivía el soldado experiencias tan extremas como las de las batallas más encarnizadas, los asaltos a plazas fuertes más sangrientos, o los saqueos más despiadados.
Desde el punto estricto de la táctica militar, entre otras perlas, Idan Sherer desmonta el mito del desarrollo de la contramarcha por parte de los holandeses asociado clásicamente al adiestramiento militar intensivo de Mauricio de Nassau a finales del siglo XVI, documentando el disparo de escopetería y arcabucería por hileras en la década de 1520 desarrollado por españoles.
En el capítulo 1, "Los soldados de infantería española", el libro nos desgrana la sociología de los soldados: quiénes eran, de dónde procedían, cuales eran sus motivaciones, y como era su proceso de reclutamiento, hasta el punto de embarque para partir a Italia, o a las jornadas en el norte de África, empleando para ello datos de archivo inéditos.
En el capítulo 2, "Condiciones de servicio: la vida diaria en el ejército español", veremos en que consistía el "oficio de la guerra", el desgaste que suponía para las tropas las campañas sin fin, la exposición a los elementos que deterioraban la salud de los combatientes y las condiciones de vida militares, haciendo hincapie en la nutrición del soldado cubierta a duras penas por una ineficiente logística militar. Además, el lector verá como los peligros y vicisitudes de las largas jornadas por tierra - como la campaña en Provenza en 1536 - y por mar implicaban multitud de riesgos para la vida del infante. En este capítulo se analiza la salud de los soldados tanto en campaña como en alojamiento, y las amenazas y gestión de las enfermedades contagiosas, un punto fundamental del éxito o fracaso de muchos ejércitos a lo largo de la historia. Desde el punto de vista material, así como del sociológico, se analiza en esta parte la relación de los soldados con la población local, fuente incesante de conflictos, y desde el punto de vista material y moral, las escasas comodidades que ofrecía la vida soldadesca.
En el capítulo 3, "Motín", se analiza el contexto profesional, económico y disciplinario de los motines, las características generales de los motines españoles, con sus etapas iniciales, su extensión o alcance, la organización del mismo, el ineludible proceso de negociaciones entre amotinados y mandos militares, las habituales acciones violentas de los amotinados y la represalia y castigo que pretendían aplicar las "cabezas" del ejército antes de regresar al status quo inicial. Este capítulo se centra en los motines desarrollados en Lombardía en 1538-1539 y el célebre motín en Sicilia de 1539.
- Escaramuzas y operaciones especiales
- Guerra de asedios: asediadores y asediados
- Guerra de asedios: el asalto
- Batalla
- Las consecuencias del combate
Los soldados, sus suboficiales - cabos y sargentos - e incluso sus oficiales - alféreces, capitanes y maestres de campo - mantenían un conjunto claro de normas e ideales, encaminados todos ellos a mantener y consolidar un grupo de combatientes en un ambiente militar, física y mentalmente exigente. Los grupos sociales cerrados creados por los soldados eran, sin duda, el sostén más fuerte que tenían a disposición. Formar parte de una escuadra o una compañía de hombres implicaba que se compartía cada aspecto de la vida con ellos.
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Además de su sentido de profesionalidad y camaradería ordinaria, los españoles se percibían a sí mismos como parte de una sociedad guerrera cerrada que les hacía cumplir, y a su vez, imponer, estrictos códigos de honor militar, altos estándares de coraje personal y heroísmo, y liderazgo ejemplar.
Para todos los aficionados a la historia militar, y en especial, para aquellos que tienen interés en la historia militar española de la época de los tercios, este libro ha de estar en su biblioteca particular.
En un enlace de Desperta Ferro podemos leer la introducción del libro