Respuesta del almirante Bonnivet a Odet de Foix, vizconde de Lautrec, mariscal de Francia y general en Bicoca, según Juan de Oznaya
En otoño de 1523, tras la desastrosa campaña del año anterior terminada con la rota en Bicoca, los franceses penetraron de nuevo en Italia dispuestos a tomar el ducado de Milán bajo su control. El ejército real, encabezado por el almirante Bonnivet, evitó el enfrentamiento directo con los imperiales, manteniendo una estrategia de ocupación y desgaste [1].
Los imperiales, con el apoyo del duque de Milán, el marqués de Mantua y el de la Señoría de Venecia y el socorro del ejército liderado por Pescara y secundado por Alarcón que acudió desde el reino de Nápoles, procedieron en 1524 a acometer una serie de movimientos para derrotar a los invasores franceses que culminaron con la batalla de Sesia o de Romagnano [2].
El 13 de enero las tropas imperiales salen de Milán y toman por asalto Robecco, tomando cinco estandartes de caballería, diez banderas de infantería y tres mil cabalgaduras, entre acémilas y caballos de guerra, entre ellos, la montura del famoso caballero Bayardo, Pierre Terrail, señor de Bayart, que se hallaba al mando de la plaza.
Esta encamisada nocturna la acometió Pescara con tres mil españoles - con camisas de lino sobre las armas "porque se conociesen entre los enemigos de noche por la blancor del lino" - secundados por Juanin de Medici, con Carlos de Lannoy con el resto del ejército siguiéndoles a seis millas para asegurarles la retirada, en caso que esta fuera necesaria.
Los imperiales, por no avanzar dejando el sur del pavesano en manos de guarniciones enemigas, toman Sartirana el 26 de marzo, guardada por el conde boloñés Hugo de Pepoli con 100 caballos ligeros y 500 infantes. Mientras, los aliados venecianos, comprometidos en la expulsión de los franceses de Italia, con su ejército a cargo del duque de Urbino toman por asalto Garlasco el 4 de enero, custodiada por entre 700 y 1000 infantes.
A primeros de abril, Vercelli, en el Piamonte, da obediencia al virrey, que la guarda con el marqués de Civita Sant'Angelo con su compañía de hombres de armas y dos compañías de infantería española. Con la toma de esta plaza, se limita la llegada de vituallas a los franceses desde tierras del duque de Saboya.
Socorro al francés
Hacia el 10 de abril el grueso del ejército francés deja Vigevano y marcha a Novara, teniendo a la espalda a los españoles, que procuran hacer todo el daño que pueden en su retaguardia.
Parte de este acoso lo ejecutan soldados a título particular, sin orden de sus oficiales. El Virrey Lannoy, prudente, manda echar bando general que ningún hombre se desmandase. Algunos se lamentarán de la orden, juzgando que a los enemigos "no se les hizo el daño que bien pudiera hacelles".
En este retirada al Piamonte, los franceses cuentan con tres socorros que han de llegar pronto: uno de 7-8000 esguízaros que descienden de Suiza por la Val d'Aosta conducidos por el señor de Chabannes, otro de 4-5000 grisones [3] que entraría en Italia por la Valchiavenna y la Valtellina, y otro de 400 lanzas francesas a cargo del duque de Longueville, que entraría en el Piamonte cruzando los Alpes desde Grenoble.
Con este socorro de lanzas franceses y peones suizos, podía el ejército rehacerse y afrontar a los imperiales y los grisones podían divertir a los venecianos en su tierra.En Milán habían quedado 4000 infantes y 100 caballos para guardia de la tierra en nombre del virrey, y en Lodi, por contra, estaba Federico da Bozzolo con 2000 infantes y caballería por el rey de Francia. El socorro de grisones debía juntarse con Federico para dividir al ejército veneciano-imperial.
Los venecianos tenían bien guarnicionado el Bresciano y Bergamasco, con más de tres mil infantes repartidos entre Crema, Bérgamo, Asola, Pontevico y Brescia, junto con cerca de 300 hombres de armas y 200 de caballería ligera. Así, el 9 de abril, teniendo cierta la marcha de los grisones por la ribera izquierda del Como, Babon di Naldo partió de Bérgamo con sus tropas a interceptarlos. Por su parte, Joanin de Medici, en aquel tiempo al servicio del duque de Milán, recibió la comisión de su señor de partir con 2000 infantes, 400 caballos ligeros y 150 hombres de armas - de sus Bandas Negras - para juntarse en Gera d'Adda con estas tropas y actuar contra los hombres de las Ligas Grises.
Renzo da Ceri, capitán al servicio de Francisco 1º, rey de Francia, acude con 200 caballos a escoltar a los grisones, alojándose con ellos en Caprino en Val di San Martin el 13 de abril. En Almenno [San Bartolome], los grisones se encuentran con Medici, y metiéndose en escuadrón, escaramuzan con él, tirándose "gran schiopetate". Tras entre encuentro, y estimando que el enemigo les tiene los pasos para entrar en Lombardía tomados, los infantes deciden regresar a su tierra, caminando por Val Bembrano sin perder más tiempo, tomando como rehén al señor Renzo, y saqueando en el camino tres villas, tomando pan y ropa por valor de 3000 ducados [4].
Retirados los grisones de Italia, quedaba el socorro de sus vecinos helvéticos que se ponía en marcha el 12 de abril. Los franceses se hallaban en Novara con 600 lanzas, 7000 suizos [de una leva anterior] y unos 2500 infantes de varias naciones, entre gascones, alemanes e italianos. El socorro de suizos se iba reuniendo en Ivrea, esperando la llegada de las 400 lanzas francesas, que a mediados de mes estaban aún en Grenoble con el cruce de los Alpes por hacer, para acudir juntos a Novara a ayudar a las tropas del rey de Francia.
Tropas suizas retratadas por Vrs Graf en 1515. |
A 21 de abril parte Medici para tomar Biagrassa con 4000 infantes a su cargo, entra en la ciudad el 24 tras haberla batido la artillería y pasa a cuchillo a la guarnición, sin que el Almirante haga el mínimo esfuerzo en socorrerla, a pesar de que en Novara podían escuchar los cañones disparando sus pelotas contra las defensas de la plaza [5].
Finalmente, la noche del 25 de abril, Bonnivet decidió retirar al ejército de Novara, teniendo tomados los pasos imperiales y venecianos y padeciendo una gran escasez de vituallas [6], tomando el camino de Borgomanero a Fontaneto d'Agogna, localidad en la que entran soldados españoles, con el propósito de estorbar el paso al ejército francés.
Los españoles se ponen en marcha el 26, alojándose en Biandrate y Vicolungo, tomando el camino que consideran más lógico desde Ivrea, de donde debían venir los suizos al socorro del Almirante. La caballería ligera imperial y veneciana, en número de 800, corre el río Agogna en seguimiento de los enemigos.
Posteriormente, el marqués de Pescara toma el camino de Ghemme, mientras que el marqués del Vasto con dos mil infantes y trescientos hombres de armas marcha tras el campo francés por el camino de Fontaneto, con la finalidad de dar en la retaguardia de Bonnivet.
Los suizos nuevos, entre 4000 y 6000 de los 8000 acordados [7], se pusieron en marcha para juntarse con el campo francés en el cruce del Sesia, el río que marca la frontera entre el Piamonte y la Lombardía. El punto del cruce era cercano a la localidad de Romagnano, mientras que los esguízaros habían acudido a Gattinara, vecino de Romagnano a la otra parte del río.
El capitán Mercado [no sabemos si Juan o Pedro] con su compañía atacó la retaguardia de los franceses, socorrido por el maestre de campo Juan de Urbina a cargo de siete banderas de infantería y cierto número de caballos ligeros. En esta refriega, Urbina fue herido de un arcabuzazo en el muslo [8]. Fue tan trabada esta escaramuza, que casi dio pie a batalla campal, pero a los imperiales les faltó el socorro de los hombres de armas, y los franceses, que en un alto o collado habían dispuesto tres culebrinas, batieron a los españoles, y pudieron cubrir la retirada de su retaguardia.
Llegados a Ghemme - a dos millas de Romagnan - el 27 de abril a mediodía, tras recorrer más de 20 millas con artillería y carruajes, incluyendo 40 barcas para la fábrica de un puente, los franceses disparan su artillería, probablemente, como aviso de su llegada destinado a las tropas suizas que acudían en su socorro.
Cruce del Sesia
Bonnivet alojó el ejército en Romagnano, y mandó tender un puente de barcas [9], e invitó a los confederados a cruzar el río para unírsele, pero estos respondieron que únicamente acudían para ayudar a sus paisanos en la retirada, no para hacer frente a los imperiales entrando en Lombardía.
El Almirante ordenó entonces cruzar el río, primero la artillería, seguida por los bagajes, luego la caballería y por último la infantería, que comenzó a cruzar a media noche. Antes del cruce, ordenó quemar la villa de Romagnano [10].
A las dos horas de haber amanecido, Pescara, que estaba al tanto del cruce gracias a los corredores de los caballos ligeros que iban y venían tomando noticia de los movimientos del enemigo, procedió a marchar contra la retaguardia francesa, que aún se hallaba cruzando en este tiempo. Los que estaban pendientes para pasar, viendo venírseles encima al enemigo se echaron al agua, y el puente, saturado de gente y animales, se quebró, cayendo bestias y hombres al agua, donde muchos se ahogaron. Los imperiales hallaron un vado aguas abajo, y montando arcabuceros en las grupas de los caballos, cruzaron el Sesia juntos caballos e infantes.
Bonnivet ordena plantar varias piezas de artillería - dos culebrinas bastardas y dos falconetes - para cubrir la retirada, pero los imperiales se las toman. Entonces, el Almirante ordena recuperarlas, yendo el capitán Vandenesse con otros capitanes de hombres de armas, siendo rechazados por la escopetería y arcabucería española [11]. Aquí fue herido gravemente Vandenesse de un arcabuzazo bajo el hombro, y quedó herido asimismo Bonnivet de un tiro de arcabuz en el brazo, hallándose en defensa de la artillería. A partir de ese momento, el Almirante, incapacitado, fue puesto en una litera, y se concedió el gobierno y salvamento del ejército al caballero Bayart.
Caballería francesa en la toma de Génova [1507]. La gendarmería francesa se veía rendida frente a simples escopeteros y arcabuceros españoles. |
El campo francés que había cruzado el río, se juntó con los suizos nuevos y comenzó a caminar a Ivrea, dispuesto a huir de Italia y hallar refugio en tierras francesas. El capitán Bayardo, tomando parte de la caballería y cuatro o cinco banderas de suizos, se ocupó en proteger la retaguardia y recuperar dos piezas de artillería tomadas, pero el tiro de un arcabuz lo descabalgó quedando gravemente herido y preso de los españoles, muriendo poco después [12].
Se adelantó el marqués de Pescara con obra de 500 escopeteros y algunos caballos ligeros, y comenzaron descaramucear: é ya habían dejado dos piezas de artillería los enemigos; y visto que era gente tan poca los que los seguían volvieron una banda de suizos y alguna gente darmas en que venia el Almirallo y Bayart; de los cuales el Almirallo fué herido de una escopeta en el brazo y Bayart de un arcabuzo en los pechos y cayó luego del caballo, y estando arrimado á un árbol envió su trompeta al marqués de Pescara que se rendia á él, y siendo traido al marqués murió luego.
Carta de Lope de Soria á Carlos V, fechada en Génova 4 de mayo de 1524
Tras esto, prosiguió la marcha en persecución del campo francés, pero la retaguardia suiza se detuvo y arremetió contra los arcabuceros y caballería que le perseguían, recibiendo Pescara un alabardazo en los hombros, sostenido por la cota de malla que vestía.
Seguimiento de Alarcón
El ejército francés continuó su marcha a Ivrea para salir de Italia atravesando los Alpes vía Turín-Susa-Grenoble acompañados por los suizos viejos, dejando que los suizos nuevos marcharan a casa desde Ivrea por Val d'Aosta.
A Hernando de Alarcón se le encomendó su seguimiento, realizando un hecho de armas el día 5 de mayo, al tomar un puente guardado por un bastión en la orilla contraria, destacándose en el combate treinta arcabuceros españoles [13].
Con esta persecución pudieron recuperar 24 piezas de artillería del ejército francés - 18 gruesas y 6 menudas - dejadas en custodia de dos banderas de suizos en un castillo de la población aostana de Bard.
Recuperación de plazas fuertes
Tras esto, el ejército veneciano a cargo del duque de Urbino, no queriendo pasar de Lombardía, acudió a rendir Lodi, plaza que se hallaba a cargo de Federico da Bozzolo en nombre del rey de Francia con dos mil infantes, capitulando, y permiténdole Urbino dejar la plaza con su gente, armas, banderas, caballos y bagaje y marchar a Francia.
Igualmente, el marqués de Pescara impuso la capitulación el 22 de mayo a Bussy d'Amboise, lugarteniente de Francisco I en Alessandria, en similares condiciones que a su homólogo de Lodi, con la guarnición de la cual pudieron juntarse los soldados rendidos para marchar juntos a Francia con salvoconducto, consignando la plaza con la artillería, pólvora, balas y munición en manos de los imperiales, y dejando cuatro rehenes - dos franceses y dos italianos - para cumplimiento de lo capitulado.
Balance de la campaña italiana de 1524
En carta de 20 de mayo [14], el Emperador se vanagloriaba ante su embajador en la corte del rey de Inglaterra - monarca al cual el diplomático debía transmitirle los datos de los que alardeaba Carlos Quinto - [15]:
Se había obtenido la victoria más completa, sin pérdida de vidas en su ejército, y sin haber luchado una batalla. El ejército enemigo, por contra, había padecido gran daño en encuentros y asaltos de plazas y castillos, de manera que de 1500 hombres de armas solo 350 habían regresado a Francia, siendo casi todos los capitanes, tenientes, alféreces y otras personas de rango, muertos o hechos prisioneros. De los suizos decía que habían muerto 6000, y que del total de la infantería habían escapado apenas 4000.
Expulsados los franceses de Italia, quisieron los imperiales meter la guerra en su reino, e iniciaron una campaña en Provenza, de la cual, el fallido asedio de Marsella fue su principal empresa. La siguiente campaña italiana, que hemos tratado en otro artículo, comienza con la retirada de Marsella y culmina con la batalla de Pavía, que puso fin a esta guerra iniciada en 1521.
NOTAS
[1] Los venecianos valoraban, que los franceses"se lassano intender non voler combetter, ma hanno determinato star li fortifichati et voler vincer l'impresa, se potrano, per stanchezza". El plan pues, de los franceses, era fortificarse y no combatir, o sea, obtener la derrota del enemigo por desgaste: tomando caminos y vituallas, y dejar pasar el tiempo.
[2] El hecho de armas tenido lugar en el cruce del río Sesia cerca de la localidad piamontesa de Romagnano Sesia, no fue considerado por los contemporáneos como una batalla - los franceses lo bautizaron como "retraite de Biagrassa" o "retraicte de Rebec" - pero así ha sido denominado en la bibliografiaa bélica moderna, y así titulo este artículo.
Adrien de Croy escribió al Emperador "et peult on bien compter ceste escarmouche pour bataille gaignee". Así pues, si el Emperador pudo contar la escaramuza como batalla ganada, nada nos impide darle ese título.
[3] Estos 5000 grisones cobrarían 15000 escudos por la leva - aunque parece ser que finalmente cobraron solo uno - más 300-400 escudos de oro a cada uno de sus capitanes [unos 10 o 12], y 4 y 1/2 "raynes" o florines del Rin al mes, meses de 28 días. Los capitanes querían dar como prima de enganche 1 escudo por escopetero, y 1 testón al que no lo fuera [1 testón, equivalía, más o menos a 1/4 de ducado, aunque varió según época y ley; en época de los Sforza, un testón milanés valía 20 sueldos].
El 30 de marzo debían hacer muestra en Dubino, en la boca de los dos valles, cerca del lago Como. Debían luego descender por el lago Como hasta Lecco y reunirse en Colle Brianza con 1000 suizos [800 escopeteros] de Bellinzona y Lugano, y marchar a Lodi para juntarse con Federico da Bozzolo, que les respaldaría con su caballería.
[4] El jefe de los grisones, Dietingen de Salin, procedió apenas una semana después del hecho de armas con Medici, a negociar con el duque de Milán la entrada a su servicio de sus infantes, negocio que no prosperó.
En las memorias de Pierre de Terrail, seigneur de Bayart, se puede leer un dicho en español de la época: "Muchos Grisones y pocos Baiardos", refiriéndose, quizá, al hecho de que el ejército francés tenía muchos mercenarios pero pocos leales servidores, como el caballero.
[5] De hecho, los soldados suizos alojados en Novara, sintiendo los cañones en Biagrassa, se sublevaron - parece ser que tomando la artillería - y demandaron dinero al Almirante, que los conformó prometiéndoles la paga en dos días, en cuanto llegara el socorro que había de venir.
[6] Los alojamientos se hallaban tan cerca, que los imperiales temían la artillería de Novara. No se puso la plaza bajo asedio, pero desde luego, se la cercó, en un cerco algo abierto, pero efectivo, tomando, por ejemplo, Briona- 9 millas al norte de Novara - con 200 infantes españoles y 200 caballos ligeros, o Desana, guardada por 50 lanzas, 100 caballos ligeros y unos 300 infantes, lugar del duque de Saboya vecino a Vercelli, por 500 infantes españoles y 500 lansquenetes imperiales, tomando el bagaje del Almirante Bonnivet y de muchos caballeros franceses, que lo guardaban en esta plaza.
Con estos movimientos, se impidió la llegada de vituallas a Novara, teniendo lugares seguros desde los cuales recorrer los caminos con los caballos ligeros para cortar los pasos.
[7] Muchos no eran suizos, sino "gente de aquellos confines", saboyardos y piamonteses.
[8] Según Cereceda, le pasó la pelota un muslo, según Vallés - que traduce a Jovio - "le fueron pasados los dos muslos con un arcabuzazo". Adrien de Croy escribiría al Emperador que el capitán "Jean Durbin" había sido herido de "un coup de haquebute au genoul".
[9] Raphael Gratiano escribía que el puente se hizo apresuradamente y con mucha precariedad: "con incredibile fatica fecero con grandissima forza di corde, catene, carri el altri legnami un ponte, qual sta note passando con quela fretta che suol fare quelli che hanno paura, molti se ne sono anegati"
[10] Jovio narra que la quema de la villa se llevó a cabo para movilizar a las tropas suizas, que se mostraban remisas a cruzar el río: "poniendo tanta diligencia en darse priessa queno le obedeciendo los Suyceros medio adormidos hizo prestamente poner fuego en las casas, y por todo alzar llamas".
[11] Del potencial de la táctica española basada en las armas de fuego portátiles me he ocupado recientemente y por extenso en otra entrada: escopeteros y arcabuceros en Pavía [1525]. Hago un extracto de dicho artículo, pues es relativo a este encuentro, donde murió Vandenesse:
force hacquebutiers et hacquebouziers, qui portent pierres aussi grosses que une hacquebute à croc, dont ilz tirèrent plusieurs coups, et de l'ung fut frappé le gentil seigneur de Vendenesse, dont il mourut quelque temps après, qui fut ung gros dommage pour la France.
La très joyeuse, plaisante et récréative histoire du gentil seigneur de Bayart
Fuera un hacquebutier [arcabucero] o un hacquebouzier [escopetero] el que matara al señor de Vendenesse con gran daño para Francia, le quede claro al lector que tenemos dos armas de fuego portátiles de distinto calibre.
Los arcabuces [hacquebutes] que llevaban los arcabuceros [hacquebutiers] españoles, eran, según Bayart piezas gruesas como un arcabuz de horquilla, que necesitaría, como en el caso de los posteriores mosquetes, una pieza para poder sustentarlas y hacer el tiro, cómo las que llevan dos arcabuceros españoles de la cabalgata de entrada en Bolonia del Emperador Carlos V a su entrada en Bolonia.
[12] Tanto en la vida como en la muerte, los señores no eran tratados igual que el resto de mortales, así, el duque de Borbón mandó a su confesor que asistiera al caballero en sus últimos momentos, y los cirujanos del ejército intentaron curarles las heridas, mas fue en vano, pues "como la ferida estuviese en un costado, cerca de la teta, habiéndole entrado la pelota en las entrañas, no tuvo remedio alguno, que no muriese antes de ser pasadas las siete horas".
El cuerpo del caballero fue entregado a franceses en mayo para que pudiera ser enterrado en su tierra conforme a su voluntad.
[13] Este hecho lo recalco en la relación, al destacarlo Cereceda notablemente en su narración, pero no parece muy claro que tuviera especial trascendencia. Cereceda indica que el suceso tuvo lugar en Santia; hay una población denominada Santhia 15 millas al este de Ivrea. Ningún otro autor - ni siquiera los venecianos, que recopilaban informes como modernos corresponsales de guerra - recoge el episodio.
[14] A Barcelona llegó el 11 de mayo un bergantín con las nuevas de la victoria, lo cual nos da una idea de la rapidez del traslado de noticias en esta época.
Según consta por carta del Abad de Nájera de 29 de mayo de 1524
[15] No es transcripción literal, como puede apreciarse por la redacción del texto.
[15] No es transcripción literal, como puede apreciarse por la redacción del texto.
2 comentarios :
Muy bueno el artículo, me intriga ver como eran de reclamados los suizos en esta fase del siglo XVI, sobre todo por los franceses.
Se sabe, cuantos suizos murieron en este combate del Sesia?
Un saludo y mucho ánimo.
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