Sargento


El sargento, según queda constancia por la práctica totalidad de tratados militares y relaciones de hechos de armas, era el alma de la compañía: el capitán que contara con un buen sargento tenía la disciplina y el buen orden en el combate asegurados.

Del sargento nos relata Eguiluz:
El oficio y cargo de Sargento es el más necesario, trabajoso y vigilante,
de una compañía de infantería, y de quien depende todo el cuidado de ella
[...]
El sargento se encargaba del adiestramiento, de repartir los alojamientos [junto al Furriel] de comprobar el estilo de vida de los soldados [importante esto cuando vivían alojados en casas de particulares y podían desmandarse] y revisarles el armamento, de organizar las guardias y hacer las rondas, de organizar las marchas y de formar los escuadrones [la parte que le tocaba de  ordenar los hombres de su compañía siguiendo instrucciones del sargento mayor del Tercio] proveer munición, dirigir medias mangas, asistir mangas gobernadas por el capitán... En el sitiar plazas organizaba los trabajos en las trincheras, y era quien tomaba las órdenes del maestre y del sargento mayor...

Vemos pues, que con todas estas atribuciones - aunque siempre bajo las órdenes del capitán - era verdaderamente el cimiento sobre el que quedaba asentada la compañía.

Insignia
El sargento tenía como insignia la alabarda, aunque también usaba la corcesca. La insignia, en una época en que los uniformes no eran comunes - no comenzaron a serlo hasta el último tercio del XVII - era fundamental para ser reconocido de los soldados, sobretodo, los de las otras compañías:
Y aquel día, diziendo en el camino un sargento a un soldado aventajado que se apartasse del escuadron o le siguiesse, le respondio el soldado (no conociendo que era sargento, si bien le veia con alabarda) no quererlo hazer, metiendo la mano a la espada para acuchillarle, desorden que fue ocasión de prenderle
Comentarios de lo sucedido... Bernardino de Mendoza

Quedó ajusticiado este soldado y su cuerpo puesto en un carro con un cartel que advertía contra futuras indisciplinas: "por desobediente a los oficiales". Tal vez en otro caso, de no haber llevado su insignia, este soldado se hubiera salvado alegando no conocerle. Era muy común que el sargento dispusiera de un criado que le portara la alabarda o la corcesca, y que fuera en su seguimiento, pero este criado, a diferencia del paje de jineta del capitán, se lo pagaba de su bolsillo.


Armas

Excusará armas pesadas, trayendo coracina, o camisa de malla, o cuera de ante y el morrión leve. Solían estos oficiales tener jineta, pero ya los más pláticos la han dejado y usan de alabardas, las cuales traen detrás de sí en los alojamientos para ser conocidos, y respetados.
Diálogos del arte militar, de Bernardino de Escalante [1583]

Las armas que un Sargento debe servir, y que le están muy bien, son un buen morrión galano, y un coleto bueno de ante, y unas buenas mangas de malla, y un ginetón, o corcesca algo grande de hierro, que es mejor que alabarda [...] así para pelear [...] como para rondar, y para traerla de ordinario, que es más ágil y fuerte el asta, porque ha de ser de coscoja, o de fresno muy bien labrada, y más larga que la del albarda, que la tiene débil, por causa que es dulce la madera para poderla guarnecer de terciopelo y llena de brocas que se rompe fácilmente [...] porque si el asta fuese de leño fuerte, no habría quien pudiera sustentar el peso de la alabarda, ni se podría guarnecer de brocas, pues el hierro no es más de belvedere, de manera que ella no sirve sino de vista. Yo me he hallado mejor con la corcesca, que con el albarda en cinco años que ejercité todas dos armas. Pues vaya rondando con la alabarda de noche a oscuras cuando ha llovido, para bajar algún pendiente resbaloso, y arrímesa a ella, que le lisiará el rostro, o le rompe los vestidos; pues caiga con ella, que se sacará un ojo [...]
Discurso y regla militar, Martín de Eguiluz [1595]

Evidentemente, este alabarda es un arma de belvedere [bella vista] guarnecida y muy decorada para que el oficial se luzca con ella. Entiendo que la alabarda de munición, la que se entrega a los combatientes, no tendría el asta de madera "tan" dulce, ni el hierro sería de belvedere.

[el sargento sirve] En la Guerra con una alabarda que sea mas recia, que galana,y un buen morrión, y si para entrar en las trincheras, y de mas ocasiones, que se ofrecen traen algunos peto, y morrión fuerte aunque estos son pocos, porque para tales ocasiones los toman de sus amigos y la presteza,y trabajo de vn Sargento no requiere carga, en la Paz traen una alabarda galana,y morrión dorado.

porque al principio que fue criado este oficio servía con un ginetón, que cierto es más a propósito, porque el alabarda es arma que en muchas ocasiones embaraza con sus garabatos y puntas, y más fanfarrona que provechosa, y de aquí han tomado el decir jineta
Teorica, practica y exemplos compuestos por el Capitan Bernardino Barroso [1622 ]


Elección y requisitos

La elección de este oficial era libre por parte del capitán. Se hacían diversas recomendaciones acerca de la veteranía mínima que había de tener un sargento. En las ordenanzas de 1632 se dispuso que debía haber servido cuatro años bajo bandera en guerra viva o seis efectivos de servicio [en caso de no estar en guerra] debiendo certificar su oficio mediante los documentos correspondientes [certificaciones de los oficiales del sueldo].
Vemos que estas recomendaciones - y normas - no se siguen estrictamente, y que cuando se ha de levantar una compañía en España, los capitanes obtenidas sus patentes hacían sargento a quien tenían a disposición, no acreditando en muchas ocasiones experiencia más allá de los relatos que pudieran dar. También son notorios casos de corrupción respecto a la compra de cargos. En todo caso, vemos que siendo las compañías tan dependientes de este oficio, no recalaba habitualmente en personas "indignas" sino que recaían sobre "personas de calidad", como Alonso Vázquez, que tuvo el gobierno de la compañía de Luis de Godoy desde que había muerto este, habiendo quedado sin oficiales.


Emolumentos

El sargento tenía de paga los tres escudos por su plaza de soldado, y cinco escudos de ventaja por su oficio de soldado durante la mayor parte del periodo analizado.

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