http://ejercitodeflandes.blogspot.com/2008/11/celada-o-jineta-lanza-en-ristre-lanza.html
de lectura recomendable, aunque revisado por esta entrada, si bien ya no sé si aporta o despista.
Sobre el empleo de la lanza por parte de la caballería ligera y pesada.
Lanza Gineta.
"La más perfecta para la gineta ha de ser de hasta diez y ocho, ó diez y nueve palmos, no muy gruesa ni delgada, sino de buena forma y tamaño, más tiesa que blanda, de dos costras enteras, el hierro de buen talle y el cuento redondo y bien guarnecido" Suárez Peralta.
El cuento, contera o regatón es la pieza metálica que guarnece el extremo inferior de la lanza. También se decía de ella "redonda o ochavada, para que se pegue más al guante", en relación con la sección de la misma, circular u octogonal.
La costra ¿podía ser cada una de las dos mitades en que estaba dividida la lanza, la única manera de que fuera hueca, a la manera de las lanzas de armas? Hablaríamos entonces de lanzas gruesas, y no lo parece.
En la "Relacion del artillería, armas y municiones que se tienen de respecto para el armada y ejército de S. M., á 14 de febrero de 1580" se da el número siguiente de lanzas: "Cuatro mil y quinientas y veinte y cinco lanzas jinetas"
Para unos 1000 hombres de armas [contando 100 continos de los Luna y 200 cuantiosos] y unos 150 jinetes y 200 caballos ligeros, pues el resto de la caballería hasta 2107 [unos 750] eran arcabuceros a caballo, con lo que toca a más de 3 lanzas por cabeza, amén - entiendo yo - las que debían llevar de ordinario en razón de su función habitual.
¿Entonces servían los hombres de armas y los caballos ligeros con lanzas jinetas o simplemente se llevaban más de la cuenta, porque se esperaba más caballería, o porque cada jinete debía romper más de treinta lanzas?
Lanza de Armas [caballería pesada]
"La longitud era de 14 ó 15 pies. Se consideraba dividida en cinco partes: 1. Empuñadura. llamada también mano de la lanza. 2. El pie, por detrás de la empuñadura y más grueso, pasaba por bajo del brazo cuando se llevaba apoyada en un sostén ó portalanza fijo en la coraza. 3 .Las alas que son el grueso de madera que tenían por delante de la empuñadura para defender la mano; en algunas hacían el mismo servicio dos planchas dispuestas en forma de alas 4. La flecha, que es la parte de asta que va disminuyendo de grueso desde las alas hasta la punta, y 5. El hierro llamado ahora moharra".
En algún lado aparece el término "manija" para la empuñadura.
Para el asta - como en las picas - se recomienda la madera de fresno, supongo que la que ofrecía una mejor calidad peso - resistencia, frente a maderas más pesadas, aunque más resistentes, y otras más ligeras, pero más endebles.
Las puntas tenían formas muy variables, aunque en algún caso, similares: hoja de olivo, hoja de laurel, punta de corazón, hoja de espino, aunque también de cuatro filos, o de punta de diamante.
A veces se refiere el término lanza rota: una hendidura en el asta próxima a la punta facilitaba la rotura de la misma al choque por esta parte, con lo cual quedaba una lanza rota [el troncón] de dimensiones aprovechables para un segundo encuentro, produciéndose la rotura por la parte prevista y no por un punto más central del asta. Esta industria, eso sí, restaba potencia de choque.
Respecto a la longitud, no parece que las lanzas [sean de caballos ligeros o hombres de armas] varien demasiado, aunque Sandoval, en su historia de Carlos V, relata [quizás exagerando] lo siguiente:
"Quiso un turco entrar en la goleta, yendo en un caballo rucio grande y hermoso, en su mano una hazcona y una lanza de cincuenta palmos (que de este largo las hay y de ordinario de cuarenta y cinco)"
A palmo castellano de 20,8 cm, tenemos una lanza de ¡10,40 metros! Parece que lo ordinario era una medida de cerca de 4 metros para la lanza gineta o de 4,5 para la lanza de armas, pero hay referencias de lanzas de poco menos de 3 metros, pues también aparece la Media Lanza en una tassa general publicada en Sevilla en 1627:
"Vn asta de lanqa de Vizcaya de las largas de quatro varas cinco reales [...] Y las medias lanças de tres varas, poco mas ó menos, tres reales cada vna».
Las varas, como todas las unidades de medida de esta época, eran variables, pero tomaremos los 84 cm que de la wikipedia para la vara castellana.
Así, una lanza sería de 3.36m y una media lanza [que no medía la mitad] 2.52 metros. Evidentemente, una lanza de cortas dimensiones sería más manejable aún sin ristre.
2. Lanza en ristre; lanza en cuja.
"Todas estas catorze copañías se ha de enteder q lleuauan todos sus vanderas rojas, et muchas plumas, y todos lanças de manos y de ristre".
Relación... de como cerca de Badajoz se formó el campo de su magestad, 1580.
"cada una parte de la caballería es muy buena [...] para romper a los enemigos, así caballería como infantería, la ligera de ristre; para escoltas, trabar escaramuza, y otros servicios, el arcabucería; para presta, y por donde quiera la jineta; para fortificación de una necesidad la de los hombres de armas, que es la de lanzas gruesas". Eguiluz. Milicia, discurso y regla militar.
Y otra más de Eguiluz:
"La caballería de ristre a la ligera es importantísima, porque es fuerte y asegura el ejército, y hace mucha guerra al enemigo; la jineta de España para campear es perfecta, que es presta como el pensamiento, y revuelve por do quiere, y pica por todas partes [...] y ninguna otra caballería les dañará si no los cogiesen encerrados; pero en campaña ella hace lo que quiere, porque si la demás caballería la sigue para alcanzarla, es como ir el mastín tras el galgo; y también si quiere esperar la carga de la caballería ligera, hiere mejor huyendo, porque tira de la lanza para atrás, y mata el caballo que le sigue [...]"
¿Como había de manejarse una lanza con tanta ligereza, si no era una lanza ligera, o lanza de brazo?
Por las referencias que voy sumando, parece que la lanza en la caballería ligera se empleaba con ristre, y puede que sea una de las maneras para diferenciar los tipos de caballería ligera: jinetes y caballos ligeros o celadas [esta segunda denominación quedará aclarada más adelante].
El ristre era una pieza saliente colocada en el lado derecho del peto, entre la axila y la tetilla, y por debajo de estas en la cual descansaba la lanza, quedando "engarzada" con la pieza denominada gocete. Gracias a este gocete [rodete de cuero o hierro que se clavaba en la manija de la lanza, según DRAE] la lanza no se desplazaba cuando se producía el choque:
Aquí una descripción de una lanza para ristre:
"Eran diseñadas para hacerse añicos en el choque, y a ese efecto estaban parcialmente vacías en el interior, y estriadas en el exterior. La franja o banda de cuero clavada alrededor del extremo tras la empuñadura [waisted grup] estaba diseñada para chocar contra el ristre [lance-rest] para prevenir que el arma se deslizara hacia la axila" Tudor Knight, Osprey Publishing.
y una segunda aclaración del ristre:
"Nótese el ristre: para prevenir el deslizamiento [slipping] tras el impacto, el anillo en el extremo [butt] estaba trabado contra este ristre". German medieval armies 1300-1500, Osprey Publishing.
Y otra más:
"El gócete de la lanza se ponía en contacto con el ristre á fin de que al hacer encuentro, no fuese la lanza hacia atrás", del "Glosario de voces de armería"
Entiendo que este engarce no era tal que hiciera un bloque del conjunto hombre - lanza, si no, como aclara el libro inglés, algo destinado a evitar movimientos derivados del choque que podían provocar daños a quien portara el arma.
Pero si por el contrario, la transmisión de la potencia del choque desde la lanza a quien la manejaba era demasiado efectiva, en el caso de silla jineta, de arzón bajo y estribo corto, donde el caballero quedaba "mal asentado" ¿no resultaría derribado de la silla por tamaño impacto? Esto es lo que me lleva a pensar [junto a las referencias empleadas en la anterior entrada] que antes que lanza de ristre, era la lanza de brazo el arma del jinete.
La cuja era una bolsa [en otras partes se refiere "apoyo"] normalmente de cuero, asida a la parte derecha de la silla, que permitía situando en ella el cuento de la lanza, descansarla para la marcha, aunque debiera asirla con la mano para mantenerla en posición erguida.
"Y como sabrá si un caballo ligero está bien o mal encabalgado [...] si toma bien la lanza, y la tiene puesta en su cuja, que es encima del muslo derecho, y si la saca bien para enristrar, y si la enristra bien, y la torna a meter después con buena gracia, y la pone en su cuja; y si es harto larga, o corta de medida; y si en sus armas ha de llevar dobladura de peto volante, y silla armada [...] y si la celada tiene buena visera" Discurso y regla militar, Martín de Eguiluz.
¿La diferencia entre caballo ligero y hombre de armas entonces? Parece que la silla sería similar: de estribo largo y arzón alto, así como con borrena [para protección de los muslos] . La lanza también: para ristre, quizás algo más ligera que la del hombre de armas.
En la imagen, unos caballos ligeros o celadas: lanza de ristre y armadura [la que se puede ver protegiendo toda la parte superior del cuerpo] y sin embargo, los caballos [de los cuales se puede apreciar que carecen de testeras] no van armados, de lo que se deduce que son caballos ligeros y no hombres de armas.
Las diferencias las encontraríamos en la protección del soldado [y las piernas armadas hasta zapatos de hierro] y del caballo [cubiertos de hierro, o de ante doble, las ancas, pechos, cuellos y testeras (...) así armados los caballos se llaman bardados, y las cubieras bardas Eguiluz] y por lo tanto, en la ligereza del conjunto y en el tamaño de la montura, pues podían emplearse, a menos peso, caballos de menor tamaño, aunque esto supondría menor potencia de choque a la carga, pero mayor agilidad. También los hombres de armas, aunque no todos, acudían con corcel [caballo principal] y dobladura [caballo de sustitución] mientras que el caballo ligero se dotaba con una única montura.
La lanza, por tanto, debía ser extraída de la cuja para llevarla al ristre, movimiento que debía practicarse. Parece ya claro entonces que el caballo ligero usaba lanza de ristre, protegía la cabeza con una celada, y llevaba silla armada [o a la brida] diferente de la silla a la jineta.
El irónico Eugenio de Salazar, en su descripción de la milicia de Tenerife en 1568, en una de sus procaces cartas, realizaba la siguiente descripción:
"Caballos ligeros no se usan en esta guerra, porque se congojan debajo de una celada engolada o borgoñona; ni saben llevar la lanza en cuja, que parece lanza coja; ni ponerla en ristre, que parece que ponen una ristra de ajos"
y continúa, esta vez en relación con la silla:
"Ni aún se atreven a cabalgar a la brida, aunque los aceros de las sillas les lleguen a las barbas y colodrillos, y las borrenas les ciñan los muslos, y se les cierren como llaves, porque dicen y muy bien, que de que sirve llegar el arzón delantero a la barba, si el hombre de armas no es de barba, ni el arzón trasero al cerebro, si el cerebro está vacío, y que de que efecto serán las borrenas, si los muslos que han de ceñir son de borra".
La borrena era una pieza que a modo de saliente de la silla en sus partes laterales [protegían y [parece que] sujetaban los muslos, como los arzones [elevaciones en la parte anterior y posterior de la silla] protegían y sujetaban al caballero a la silla y montura. La borra con la que hace chanza es la fibra lanar.
En su "Milicia y descripción de las Indias", don Bernardo de Vargas Machuca refiere de la caballería:
"Usarán de sillas ginetas y no se consienta silla brida, porque con menos riesgo se vadea un río á la gineta y son más prestos al ensillar y se hacen hombres de á caballo".
Evidentemente, ningún soldado de a caballo iba a saltar despedido de su silla tras un encuentro con un indio, que lo más probable es que fuera con montura sin ensillar, y aún descabalgado [hablamos de las fronteras americanas en 1599]
También, a tenor de una previsión de doce caballos que se han dejar en el campamento para la guardia, escribía:
"los cuales estén ensillados á la gineta, sin petral ni grupero, y el freno colgado al arzón y las espuelas sean de pico de gorrión y estén atadas en el estribo del pié de cabalgar, para que no se olviden ni pierdan. Cuando salga el soldado armado, á tomar el caballo, sea también armado con sus armas, la lanza tenga hincada en el suelo cerca del caballo, para que en subiendo la pueda coger".
El petral es la cincha que ciñe la silla al pecho del caballo, y la grupera, la almohadilla que atada a la silla, sirve para colocar la carga que se ha de llevar sobre la grupa del animal. Evidentemente, por lo dicho del apercibimiento de espuelas y lanza, parece a propósito de una urgencia, y no el común del equipamiento y forma de gobernarse. De todas maneras, se insiste en la silla a la gineta.
Mas el propio Machuca, repasando la historia militar española, refiere el uso de distintos elementos para hombres de armas y jinetes:
"los hombres de armas, arneses y lanzas de enristre; los ginetes, lanza y adarga"
En sus "Diálogos de de la vida del soldado Diego Núñez Alva, escribía el autor en 1552:
"Celadas llamamos á los cauallos ligeros, tomase la parte por el todo, y por la misma razón también se llaman cauallos".
Se refería a que la denominación era incorrecta por tomar la parte [la pieza de la armadura] para designar al conjunto, como se tomaba la parte [la montura] para designar al conjunto. En todo caso queda claro que la denominación de celada se empleaba para designar al conjunto de la caballería ligera, separadamente de la caballería a la jineta.
3. De adargas
Desconozco en que momento se renuncia a la adarga [escudo de cuero de forma ovalada, sin armazón] que había de ser llevado en el brazo izquierdo, la mano del cual gobernaba las riendas. A principios del XVI, desde luego, todavía se empleaba; parece que a mitad de siglo es desterrada, por que se prefirió movilidad a la protección que pudiera ofrecer defensa tan ligera:
"el peso de la espada sobre el muslo, la adarga sobre el brazo izquierdo, la rienda en la mano zurda, la lanza en la derecha; ¿cuál diablo se ha de menear y revolver en la silla, ni jugar la lanza y adarga? Si la lanza del moro viene por detrás bimbrando el hierro como lengua de culebra, perdone la señora espalda del jinete, que la adarga ni sabe ni puede cubrir el cuarto trasero: pues si viene el golpe sobre el lado de la lanza, allí es el sudar y temblar y perlesía de todo el lado derecho, porque cualquiera de estas adargas es de mérito, y parece de encaje, como tablachina de húngaro, que no hay menearla de sobre el lado siniestro, porque así se lo manda el corazón, que esté delante de él y le ampare, y todo lo demás del cuerpo se valga por sí".
Así describía la "efectividad" de dicha adarga Eugenio de Salazar.
Efectivamente, la adarga era en esta segunda mitad del XVI más propia para el paseo y la exhibición que para el combate:
"El dia de ayer fué tan bueno como yo le he visto jamás, porque lodo fué lanza y adarga y espada fina" carta del secretario Arceo en Belem a agosto de 1580.
bimbrando: cimbreando. La actual forma es deformación de la primera.
tablachina: Escudo de madera.
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Las diferencias las encontraríamos en la protección del soldado [y las piernas armadas hasta zapatos de hierro] y del caballo [cubiertos de hierro, o de ante doble, las ancas, pechos, cuellos y testeras (...) así armados los caballos se llaman bardados, y las cubieras bardas Eguiluz] y por lo tanto, en la ligereza del conjunto y en el tamaño de la montura, pues podían emplearse, a menos peso, caballos de menor tamaño, aunque esto supondría menor potencia de choque a la carga, pero mayor agilidad. También los hombres de armas, aunque no todos, acudían con corcel [caballo principal] y dobladura [caballo de sustitución] mientras que el caballo ligero se dotaba con una única montura.
La lanza, por tanto, debía ser extraída de la cuja para llevarla al ristre, movimiento que debía practicarse. Parece ya claro entonces que el caballo ligero usaba lanza de ristre, protegía la cabeza con una celada, y llevaba silla armada [o a la brida] diferente de la silla a la jineta.
El irónico Eugenio de Salazar, en su descripción de la milicia de Tenerife en 1568, en una de sus procaces cartas, realizaba la siguiente descripción:
"Caballos ligeros no se usan en esta guerra, porque se congojan debajo de una celada engolada o borgoñona; ni saben llevar la lanza en cuja, que parece lanza coja; ni ponerla en ristre, que parece que ponen una ristra de ajos"
y continúa, esta vez en relación con la silla:
"Ni aún se atreven a cabalgar a la brida, aunque los aceros de las sillas les lleguen a las barbas y colodrillos, y las borrenas les ciñan los muslos, y se les cierren como llaves, porque dicen y muy bien, que de que sirve llegar el arzón delantero a la barba, si el hombre de armas no es de barba, ni el arzón trasero al cerebro, si el cerebro está vacío, y que de que efecto serán las borrenas, si los muslos que han de ceñir son de borra".
La borrena era una pieza que a modo de saliente de la silla en sus partes laterales [protegían y [parece que] sujetaban los muslos, como los arzones [elevaciones en la parte anterior y posterior de la silla] protegían y sujetaban al caballero a la silla y montura. La borra con la que hace chanza es la fibra lanar.
En su "Milicia y descripción de las Indias", don Bernardo de Vargas Machuca refiere de la caballería:
"Usarán de sillas ginetas y no se consienta silla brida, porque con menos riesgo se vadea un río á la gineta y son más prestos al ensillar y se hacen hombres de á caballo".
Evidentemente, ningún soldado de a caballo iba a saltar despedido de su silla tras un encuentro con un indio, que lo más probable es que fuera con montura sin ensillar, y aún descabalgado [hablamos de las fronteras americanas en 1599]
También, a tenor de una previsión de doce caballos que se han dejar en el campamento para la guardia, escribía:
"los cuales estén ensillados á la gineta, sin petral ni grupero, y el freno colgado al arzón y las espuelas sean de pico de gorrión y estén atadas en el estribo del pié de cabalgar, para que no se olviden ni pierdan. Cuando salga el soldado armado, á tomar el caballo, sea también armado con sus armas, la lanza tenga hincada en el suelo cerca del caballo, para que en subiendo la pueda coger".
El petral es la cincha que ciñe la silla al pecho del caballo, y la grupera, la almohadilla que atada a la silla, sirve para colocar la carga que se ha de llevar sobre la grupa del animal. Evidentemente, por lo dicho del apercibimiento de espuelas y lanza, parece a propósito de una urgencia, y no el común del equipamiento y forma de gobernarse. De todas maneras, se insiste en la silla a la gineta.
Mas el propio Machuca, repasando la historia militar española, refiere el uso de distintos elementos para hombres de armas y jinetes:
"los hombres de armas, arneses y lanzas de enristre; los ginetes, lanza y adarga"
En sus "Diálogos de de la vida del soldado Diego Núñez Alva, escribía el autor en 1552:
"Celadas llamamos á los cauallos ligeros, tomase la parte por el todo, y por la misma razón también se llaman cauallos".
Se refería a que la denominación era incorrecta por tomar la parte [la pieza de la armadura] para designar al conjunto, como se tomaba la parte [la montura] para designar al conjunto. En todo caso queda claro que la denominación de celada se empleaba para designar al conjunto de la caballería ligera, separadamente de la caballería a la jineta.
3. De adargas
Desconozco en que momento se renuncia a la adarga [escudo de cuero de forma ovalada, sin armazón] que había de ser llevado en el brazo izquierdo, la mano del cual gobernaba las riendas. A principios del XVI, desde luego, todavía se empleaba; parece que a mitad de siglo es desterrada, por que se prefirió movilidad a la protección que pudiera ofrecer defensa tan ligera:
"el peso de la espada sobre el muslo, la adarga sobre el brazo izquierdo, la rienda en la mano zurda, la lanza en la derecha; ¿cuál diablo se ha de menear y revolver en la silla, ni jugar la lanza y adarga? Si la lanza del moro viene por detrás bimbrando el hierro como lengua de culebra, perdone la señora espalda del jinete, que la adarga ni sabe ni puede cubrir el cuarto trasero: pues si viene el golpe sobre el lado de la lanza, allí es el sudar y temblar y perlesía de todo el lado derecho, porque cualquiera de estas adargas es de mérito, y parece de encaje, como tablachina de húngaro, que no hay menearla de sobre el lado siniestro, porque así se lo manda el corazón, que esté delante de él y le ampare, y todo lo demás del cuerpo se valga por sí".
Así describía la "efectividad" de dicha adarga Eugenio de Salazar.
Efectivamente, la adarga era en esta segunda mitad del XVI más propia para el paseo y la exhibición que para el combate:
"El dia de ayer fué tan bueno como yo le he visto jamás, porque lodo fué lanza y adarga y espada fina" carta del secretario Arceo en Belem a agosto de 1580.
bimbrando: cimbreando. La actual forma es deformación de la primera.
tablachina: Escudo de madera.
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3 comentarios :
Ah, lo que molaría tener algunas replicas de armas , como lasa lanzas o espadas, de esos caballeros... Eso si que eran auténticos fieras en combate y no lo que tenemo sahora
La verdad si estaría curioso tener alguna réplica de esas armas
esan muy bien logradas esas replicas, buen trabajo la verdad
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