Caballos corseres, jinetes y mulas. Las cabalgaduras de la casa del duque de Gandía, Juan de Borja y Cattanei, en 1494

En 1493, Juan de Borja y Cattaney, hijo de Rodrigo de Borja, papa con el nombre de Alejandro VI, se trasladó a sus tierras en el ducado de Gandía.


En un interesantísimo documento se recogen los nombres o los oficios de 111 servidores de su casa: la gente ordinaria que comía en casa del duque; 74 del señor duque y 37 de la señora duquesa. Además, se relacionan las cabalgaduras de servicio que recibían ración de la casa de los señores duques de Gandía.


Hay que tener en cuenta que no todos los miembros de la casa del duque tenían ración para su cabalgadura. De hecho, en una instrucción ordenada por Alejandro VI - que costeaba dicha casa - se indica que se diera dinero para comer a los escuderos, sus mozos y sus cabalgaduras.


Además, los parientes, gentileshombres y pajes, aunque comerían del plato del señor duque en la posada del señor duque, recibirían una quitación en dinero para sus cabalgaduras y servidores.


Por lo tanto, la caballeriza del duque debió ser mucho mayor de lo que tenemos listado, lista que solo recoge aquellos animales que recibían cebada comprada por la casa del duque.


Aún así, siendo imparcial, esta relación es sumamente interesante, porque nos aporta muchos datos sobre la caballería del periodo, y aunque es mayormente de uso civil, se pueden extrapolar algunos datos para el caso militar.


El cardenal Cisneros, regente de Castilla durante la toma de Orán en 1509 a lomos de una mula. Se aprecian las largas orejas del animal, que no es mucho más pequeño que los caballos en los que montan los hombres de armas que le siguen. Pintura de Juan de Borgoña, h.1514




Alejandro VI tenía en mente organizar la casa de su hijo en "el estilo de los otros grandes residentes en aquella corte" - «lo stil dels altres grans residents en aquella Cort», y al mismo tiempo, mantener las finanzas controladas en un cierto «quiero y no puedo». Como sea, si tomamos la casa del duque como ejemplo, la caballeriza de la casa de un noble en la España de finales del siglo XV estaba constituida por diversos tipos de animales:


  • Muchas mulas para los desplazamientos de sus señores y sus principales criados; el resto de criados - como el gallinero, la lavandera o los diversos esclavos y esclavas negros y moriscos - haría el camino a pie, o se quedarían en casa.

  • Algunas acémilas para el transporte de ropa, vajilla y otros elementos.

  • Caballos «corseres» criados para la guerra o para justar.

  • Caballos jinetes, que podían servir para la guerra o para ejercicios nobiliarios como los juegos de cañas, como veremos.

  • Caballos específicos para la caza.


El viaje desde Roma a Valencia se hizo en cuatro galeras que partieron de Civittavechia el 4 de agosto de 1493 haciendo escala en Barcelona. Por lo que parece, no se llevó ninguna cabalgadura desde Italia, y se tuvieron que comprar todas ellas en España, país en el que se criaban todos los animales antes mencionados. 


En la instrucción dada por Alejandro VI se especificó que si los escuderos no tenían capacidad para poderse encabalgar, se valorase la posibilidad de comprar cabalgaduras para ellos, bien fuera en Barcelona, bien en Valencia. 


Como muestra de la importancia social de las cabalgaduras, en la instrucción de Alejandro VI a su hijo Juan, se indicaba que debía ganarse la voluntad de algunas damas de la reina Isabel la Católica mediante presentes, para que fueran trabajando las orejas reales - «que hajen la orella sua» - de manera que algún día el duque de Gandía alcanzara la gracia real y pudiera, como hacían los grandes de España, cabalgar a su lado - «si per los grans se acostuma com vol cavalcar».


Por lo tanto, el duque, aunque no parece que llegase jamás a cabalgar junto a la «Sra Reyna», debía estar, si la ocasión se presentaba, encabalgado de la mejor manera posible.


Más allá de estos planes o ensoñaciones de engrandecimiento familiar, lo que sí está claro es que la organización de la caballeriza del duque, tanto en la selección de animales para los señores y para sus servidores, así como en las guarniciones de dichos animales, debía proyectar la imagen de poder pretendida en cualquier ocasion propicia para ello: desde un simple desplazamiento a ir de caza, pasando por ocasiones especiales como eran los torneos y justas, o los menos solmemnes pero más populares juegos de cañas.




Las mulas para caminar


de todos sus reinos de Castilla y León, para la guerra de los moros, a duras penas podian llegar diez o doce mil hombres de a caballo. y había más de cien mil encabalgados en mulas


Historia de los reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel. Andrés Bernáldez 



Iba el ama del Príncipe encima de  una muía en una albarda de terciopelo, é con un repostero de brocado colorado llevaba al Príncipe en sus brazos: 


Historia de los reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel. Andrés Bernáldez 



Mujer caminando en mula ricamente guarnecida, en albarda. Detalle de uno de los tapices de Van Orley sobre la batalla de Pavía. 


Si nos centramos en las cabalgaduras se puede ver que la mayoría - 27 animales - eran mulas, «mulas de silla» para «caminar» con ellas, o sea, para los desplazamientos, tanto de los señores, como de sus principales criados: «pera el servey», o sea, para el servicio, y para «als gentils homens», que parecen ser el barón de Proxita y mosen Pertusa, los únicos que tenían a cargo «escuders» y «pages».


Las mulas del duque disponían, al menos, de una guarnición de terciopelo carmesí y otra de terciopelo verde, además de riendas de seda negra y riendas de hiladillo, y dichas guarniciones se hicieron para participar en un juego de cañas. Evidentemente, no para correr con dichas mulas en el juego, pero sí para llegar a dicho juego montado en ellas, reservando a los caballos «jinetes» para el juego.  


El duque, por su parte, disponía de 20 pajes, pero solo 4 tenían mula que tomaban ración de cebada de la casa del duque. Esto no quiere decir que los criados no disponieran de otras monturas, pero en ese caso, deberían costearselas ellos mismos.


Cabe tener en cuenta que la mula era entonces la cabalgadura principal para viajar y desplazarse a diario en España, y que las pragmáticas que los Reyes Católicos promulgaron limitando su uso fueron cumplidas por un tiempo, pero después quedaron en desuso.  De hecho, en 1534, Carlos V, preocupado por la escasez de caballos en el reino, promulgó una nueva pragmática para limitar el uso de mulas, salvo excepciones, como era el caso de los eclesiásticos y las mujeres, pragmática que indicaba que la orden de los RRCC no se llegó a cumplir a rajatabla.  


Había además 8 acémilas para transportar lo que fuera, como los equipajes en los viajes: «per a portar la roba». Aunque, normalmente, en grandes traslados, se alquilaban bestias de carga para ese menester.  




Los corseres para justar


De las fiestas ordinarias que se hacen la justa es la mas galana y mas hermosa y mas bizarra

Del justador, Miscelánea de Luis Zapata



Juan de Borja tenía dos «coseres» o «corseres», esto es, caballos pesados de guerra para combatir como hombre de armas, o caballos que en paz podían servir para el torneo. 


La intención de Alejandro VI era que la casa del duque sostuviera un par de singulares justadores que recibieran sueldo para el ejercicio de las armas, y que combatiesen llevando las armas de los Borja en España, y dejando el pabellón de su casa bien alto:


«un parell de singulars justadors, com seria mossen Alegre e mossen Crespi [oferin los sou] al exercici de les armes»


Estos dos justadores están ataviados para entrar en lid, con sus arneses de punta en blanco, y sus lanzas con hierros de justar, diseñados sin punta para descabalgar al contrario sin matarlo. Llevan sayos y tarjas forradas a juego con las cubiertas de los caballos, en los cuales pondrían sus colores y sus divisas y las armas de sus casas. 



Quizá estos fueran los «gentils homens» mencionados, los «dos gentiles hombres prácticos y ejercitados en las armas en Castilla o en nuestras partes» que recomendaba Alejandro VI que tuviera el duque en su casa para hacerse cargo de un contingente de jinetes [1].


Estos gentileshombres debían reunir el siguiente aparejo para porder justar: armas, sillas, arneses y lanzas. De lo único que hay relación que se compró, fueron tres cubiertas de caballo de diferentes suertes - de brocado o terciopelo - aunque todas carmesíes, y una de ellas, con las armas del duque. 


Por uno de estos «corseres» el duque pagó 262 libras y 10 sueldos, moneda de Valencia, que fue algo más de lo que le costó vestir a todos sus pajes [más de 227 libras]. 


Se compraron mulas en dos partidas: una de 184 ducados y 1 sueldo, y otra de 401 ducados. Con un cambio de 1,05 libras por 1 ducado, podemos asumir que el dicho córcel costó la mitad que las mulas de la casa del duque, unos 14 animales, que tampoco eran bestias cualesquiera. 


Por tener otra cifra para comparar, en cinco meses, la casa del duque gastó 2.498 libras, un sueldo y dos dineros. 




Los jinetes para el juego de cañas


Todos ellos yuan con tocas blancas en la cabeça a la morisca.Trayan todas las quadrillas plumas conformes a las colores q cada vna d'ellas lleuaua. Despues que vuieron hecho la entrada y corrido el campo muchas vezes de vna parte a otra a manera de escaramuça partiendose en dos partes, tres quadrillas en cada puesto y teniendo sus adargas dexaron las lanças, tomaron varas en las manos y luego començaron a jugar con mucho concierto y ligereza assi de los Caualleros en reboluerse y adargarde en la silla, como de los cauallos en la carrera


El Felicissimo viaje del Muy Alto y Muy Poderoso Principe Don Phelippe, Joan Cristòfor Calvet d'Estrella [1552]



La caballeríza del duque de Gandía disponía de 10 caballos «ginets» o caballo «ginete»; esto es, caballos ligeros españoles para montar a la jineta. De estos, aparece uno mencionado aparte, un «cavallo de Segura», siendo este Segura un servidor de la casa del duque del que desconocemos su oficio. 


En los juegos de cañas, unas cuadrillas atacaban, lanzando unas cañas o varas a modo de venablos, y otras cuadrillas defendían, huyendo a la carrera defendiéndose con adargas; a la izquierda se puede ver a un jugador que toma una nueva caña de manos de un mozo. Los contendientes se vestían a la morisca, con marlotas y capellares, o con aljubillas y albornoces. Además, se escaramuzaba corriendo con lanzas, como se puede ver en el detalle inferior. Carlos V e Isabel de Portugal asisten a juego de cañas en Toledo. Marzo de 1539. Obra de Jan Cornelisz Vermeyen. Detalle jinetes a la morisca 






Es interesante remarcar que Juan de Borja, nacido en Roma en 1474 y criado en la corte romana, adquiriera tantos caballos a la jineta. Aquí cabe destacar lo siguiente: en un alarde de grandeza, su padre le dejó indicado que en España dispusiera de 60 o 70 «ginets». Pero tantísimos jinetes no eran caballos, sino soldados de caballería, debiéndoles pagar a cada uno de los dichos «ginetaris» 60 ducados al año, «como así se acostumbra a pagar aquí en la Italia semejante gente, como sabe Guillem Ramon de Borja, que ha tenido, entre estradiotes y ballesteros a caballo setenta u ochenta de caballo» [1].  


En todo caso, más que crear una compañía para servir a sus reyes en la guerra, el destino de estos diez caballos jinetes fue el juego de cañas. 


Entre los pertrechos que adquirió el duque, hay varios elementos destinados al «joch de les canes»:

  • Terciopelo verde y damasco blanco para forrar adargas

  • Adargas

  • Aljubillas y albornoz para poder ir vestido a la morisca a dicho juego

  • Jipo o Gipo

  • Atavío

  • Alpartaz

  • Caparazón, una cubierta destinada a resguardar la silla y aderezo del caballo


¿Y para qué disponer de 10 caballos de la jineta? Pues la respuesta también está en la contabilidad de la casa del duque: parece que en las pascua de junio o segunda pascua, se adquirieron sedas «per al Joch de canyes» en que participó el duque con los «gentils homens que ab sa Senyoria anaren». 


Los señores no participaban solos en estos juegos, sino que entraban por cuadrillas. A veces las cuadrillas eran todas nobiliarias; por ejemplo, para que el rey jugara a cañas acompañado de nobles selectos, pero en otras ocasiones, cada noble lideraba una cuadrilla de servidores de su casa. 


Ese era la causa para disponer de tantos caballos «ginetes», y el motivo que impulsó a Juan de Borgia a gastar «CCCCLXXXIII liures, XIIII sous, V dîners» en «lo atavío del Joch de les canes del Illra° Sºr Duch», gastos que le supusieron una reprimenda paterna, y una carta exculpatoria, en la que argumentaba que el «joch de canyes que fiu en Valencia per la venguda de la Duquessa ma muller» fue una «cosa que nos devia escusar».



Caballos de caza


Además, el «Sºr Duch» disponía de 2 caballos específicos para la caza - «cavallos para caça» -  los cuales pudo emplear durante los tres días que se dedicó «a caça de porchs», o sea, a la caza de jabalíes, junto a otros 13 caballeros. 


Por último, recibía ración un caballo de un criado llamado «Perico el loco».




Servicio de caballeriza


Entre el servicio relacionado con dichas cabalgaduras encontramos un par de de oficiales y gran cantidad de mozos:


  • 1 caballerizo [ «cavallerizo» / «cavalleris»]

  • 1 «barberestador» o domador, que enfermó de peste y no viajó con el duque

  • 6 mozos de espuelas. Los mozos de espuelas eran criados que se encargaban, entre otras cosas, de cuidar los caballos. Parece que los podían montar, por ejemplo, para llevarlos a herrar, o para llevar un animal de un aposento a otro durante un viaje, preferentemente, montándolos a pelo. Podían llevar librea, y de hecho, el señor duque les hizo comprar seis pares de calzas negras para que fueran a juego. 

  • 1 mozo de escala. Parece que era el encargado de disponer la escala para que las damas montasen a la mula; por causa del largor del vestido, subirse a la mula, fuera en silla o albarda, era más complicado que para los hombres.

  • 3 acemileros




La ración de cebada


Si vemos la ración de cebada que recibían dichos animales, y la ordenamos por volumen de grano, vemos otra categorización:

  • Corseres: tres almudes de cebada al día

  • Ginete de Segura: tres

  • Acémilas: tres

  • Caballos ginetes: dos almudes y medio de cebada al día

  • Caballos de caza y el caballo de Perico el loco: dos almudes de cebada por día

  • Mulas de los duques y caballeros de su casa: dos almudes de cebada por día

  • Resto de mulas: un almud y medio


Vemos pues, que se daba diferente ración a los animales, categorizándolos por tipo, pero también por servicio o por usuario. 


Si vemos los caballos: los corseres comían un 20% más que los jinetes, y un 50% más que los caballos de caza. Esto nos puede dar un indicativo de su tamaño más que de su trabajo. Es probable que los caballos de caza, empleados por tres días en la caza del jabalí consumieran más energía que los corseres que estarían normalmente en sus establos, pero, a su vez, estos caballos de caza fueran más pequeños - pues no habían de cargar el peso de las armas de su señor ni de las bardas. Indudablemente, los caballos jinetes eran caballos ligeros, pero, si nos atenemos a la alimentación, la diferencia es solo de un 20%. 


En cuanto a las mulas, vemos  que las mulas de servicio de los duques y caballeros de su casa recibían un tercio de cebada más que el resto de mulas. Es probable que fueran animales más seleccionados y de mayor porte que el de los otros servidores.


Por último, la ración de las acémilas, de igual cantidad que la de las cabalgaduras más caras, nos indica que la categorización debía ser por tamaño o por necesidades alimenticias fruto del mayor trabajo que realizaban estas bestias de carga, y que la categorización por valor del animal era secundaria, si es que se daba, a la hora de otorgar más o menos cebada a cada uno de los animales.  




El documento original


Copia de las cavalgaduras que han cevada de la casa del Ill[ustrissimo] S[eñ]or Duch de Gandía.

[el texto entre corchetes es añadido al editar la lista como aclaración]


Primo. Onze cavallos del Sºr Duch, dos coseres (corceles) y nou ginets;

—Tres mulas del Sºr Duch, y cuatro mulas de la Sª Duquessa;

—Dos mulas del varón de Proxita [a cargo de dos escuders, un page y dos moços]

—Quatre mulas de mosen Pertusa y de sus fijos [Mosen Jaime de Pertusa era procurador general del duque, y tenía a cargo un escuder, un page y un moço]

—Dos mulas de Tristan [de Villaruel] y de su fijo [el bachiller]

—Una mula de mossen Fira [secretario, con un moço]

—Una mula y una azemila del mayordomo de la Sª Duquesa

—Una mula de Remiro, moyordom

—Dos cavallos para caça del Sºr Duch

—Una mula de Artes

—Un cavallo de Segura [un caballo jinete para el criado de dicho nombre]

—Una mula de Gomez, maestresala de tinelo

—Una mula del cavallerizo

—Una mula de Olaso

—Una mula del comprador [Domingo, tenía un mozo a su servicio]

—Quatro mulas de pages, una de Castelvi, otra de Ricart, otra de Romeu, otra de Vibas [estos pajes tenían mozos a su servicio]

—Una mula de Socarats, armero de su S[eñor]ia

—Una mula del barbero de su S[eñor]ia

—Una mula de Anton, moço de capilla

—Una mula del sastre de la Sª Duquesa

—Un cavallo de Perico el loco

—Set azembles de su Sª [acémilas, para ser conducidas por tres acemileros]

—Una mula de Felib Juan, e altra mula del civadero.


Las mulas del Sºr Duch y Duquesa, y de mossen Pertusa, y de Tristan, y de mossen Fira, y del baron de Proxita, la del comprador han de cevada cada dia dos almudes, y los coseres y el ginete de Segura y las azemilas a tres almudes, y los ginetes a dos almudes y medio, y los cavallos de caça y el de Perico el loco a dos almudes, todas las otras mulas a un almud y medio por dia.


Suman las cavalgaduras que preneen ración de cevada e palla de casa el Ill. Sºr Duch, LVI.


[1] Aunque esté entrecomillado, el original es en valenciano:

«E lo semblant portará per sa persona lo dit Duch de Gandía, y encara es de veure, sis trobassen, dos gentils homens pratichs e exercitats en les armes en Castella, o en nostres parts, que volguessen venir ab lo Duch ab sixanta o setanta ginets, offerint los per cascuna de ses persones quatrecents ducats lany, e sixanta ducats per un any cascu deis ginetarís, com axi se acostumem de pagar açi en la Italia semblant gent. C que ha tengut entre stradíots e ballesters a cavali setanta o LXXX de cavall».


Este Guillem de Borja aparece en la lista de la casa del duque en Barcelona, pero en Gandía no. 




Bibliografía:


Algunos documentos y cartas privadas que pertenecieron al segundo duque de Gandía, don Juan de Borja, Sanchis y Sivera, José - editor literario. 1919


Prematicas nuevas sobre las mulas e sobre los brocados y telas de oro y plata y bordados las quales se pregonaron en esta civdad de Toledo d.d. 12. Março 1534


Las pragmáticas del reyno: recopilacio[n] de algu[n]as bulas de nuestro muy sancto padre, concedidas en fauor de la iurisdicion real, con todas las pragmáticas... 1520









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