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Pistolas - Pistoletes / Arcabucillos - Arcabucejos, y su uso en caballería [1540 - 1560]


Los Italianos y Alemanes salieron a la hora que les fue señalado y por su guia fue delante Homar, capitan de vna vanda de cauallos para lleuar los hasta tierra del rey sin que nadie les hiziese daño, y asi no les fue quitada cosa ninguna saluo vnos pistoletes, que son vnos arcabuzes pequeños, a quién los Alemanes de a cauallo traen demas de sus lanças colgados de los arzones delas sillas como arma acommodada y mortal. Cudiciaron mucho los Turcos aquellos pistoletes, porque era inuencion nueua y marauillosa, conuiene a saber, que vnos arcabuzes pequeños diparauan prestamente la pelota sin mencha de fuego hiriendo con el martillejo vn pedernal, y haziendo con sus centellas que la poluora tomasse fuego.
De como los Turcos aseguraron el camino a los nuestros hasta llegar a tierras del rey don Fernando, tras la toma de Alba Regia [Székesfehérvár] por los otomanos en septiembre de 1543. 
Historia general de todas las cosas succedidas en el mundo en estos 50 años de nuestrotiempo. Libro XLIII. Capítulo XV. Paolo Giovio [1]

De la cita precedente puede entenderse que el arma era una novedad para los turcos, pero también, que lo era para el propio Jovio o al menos, para su público potencia, pues tal nivel de descripción se hace innecesario cuando, habla, por ejemplo, de arcabuces, y también, puestos a ser descriptivos, podía haber relatado como eran las llaves de mecha, pero, evidentemente, lo consideró innecesario.

Vemos también, que la caballería alemana llevaba esos pistoletes colgados del arzón, "además de sus lanzas", por lo que - en este ejemplo de 1543; aunque las tropas alemanas estarían en Hungría desde 1542 - el arma de fuego era un arma complementaria, no un arma principal. Estos soldados de caballo alemanes eran lanzas, no "zwarte ruiters" que combatían con pistola. Colgar armas del arzón no era una novedad, del arzón se venían colgando martillos de armas, mazas, estoques, hachetas, espadas, cimitarras, cuchillos y cualquier arma que conviniera llevar sobre el caballo.

El hecho es que las armas con llaves de rueda no eran, ni mucho menos, una novedad en 1543, pero el caso es que va a ser en esta década, la de 1540, cuando la caballería alemana va a comenzar a usar masivamente la pistola o arcabucillo de arzón, en sus combates. En algún momento de la década de 1530, las armas se acortan y es posible manejar el arcabucillo con una sola mano, gobernando la otra las riendas. Es entonces cuando es posible dar cargas de caballería con disparos de armas de fuego.

Anteriormente, habíamos tenido arcabuceros a caballo, escopeteros a caballo, espingarderos a caballo y claro, ballesteros a caballo, pero no se esperaba de ellos sino que se desplazasen rápido a donde se les necesitaba, y allí, montados o desmontados, pero normalmente parados, usar sus armas, arcabuces, escopetas o espingardas. Ni siquiera se podía esperar de ellos que disparasen al paso, mucho menos al trote o al galope, entre otras cosas, porque la cazoleta carecía de cobija - cubrecazoleta, y el polvorín que debía prenderse aún con mecha, se caería imposibilitando el disparo. En las pistolas de rueda, la cubrecazoleta se liberaba con un muelle y el polvorín quedaban en la cazoleta alojado sin exponerse hasta el momento del disparo.

Carlos V había traído de Alemania al maestro arcabucero Simón Marcuarte "el viejo" - Markwart - también conocido como Simón de Hoces, por ser dos hoces la marca que dejaba grabada en los cañones de las armas que labraba, y en 1530, el armero se hallaba produciendo algunas piezas con llave de rueda que aún se conservan en la Real Armería:

Ocho piezas con llave de rueda de la armería personal de Carlos V, dibujadas en el Inventario iluminado, y descritas someramente en la Relación de Valladolid de 1545. Vemos cuatro arcabuces de arzón, con sus fundas y cuatro arcabucejos, uno de ellos, el marcado con la letra D - se ha abatido la imagen para que se vea mejor - con cañón doble. Con la letra A, un arcabucillo de 1537, con la inscripción VIVE BORGOUGNE, calibre 12mm y largo 495. Las figuras B y C son piezas de 1530 y 1531 respectivamente. La D es, como se ve, un arcabucejo de dos cañones.

Detalle de lámina del Catálogo de la Real Armería de 1898. La pieza superior es un arcabucillo de arzón del emperador Carlos V, de 1531, calibre 13 mm y largo 787mm. La segunda pieza tiene igual calibre, y está también fabricada en 1531 y parece que no tiene mira. La tercera pieza tiene dos cañones convergente, se supone que es de mediados del s.XVI y tiene una longitud de 715mm. No parecen armas fáciles de manejar con una sola mano, pero habrá pistolas de caballería aún más largas avanzado el siglo.


Cálibre 14mm, largo 490. El cañón lleva grabada la fecha de 1534, mientras que la coz, cilíndrica y recta, lleva la fecha de 1533. También del catálogo de 1898. Esta pieza no cabe duda que estaba pensada para ser usada con una sola mano. 


En todo caso, aunque se fabricasen arcabucejos de rueda para llevar en el arzón de la silla en el Madrid de 1530, no fue hasta la década de 1540 cuando los soldados españoles se van a enfrentar a soldados de caballería armados con este tipo de armas.


Grabado de Erhard Schoen de 1535. Se puede apreciar claramente un arcabucejo - arcabucillo de arzón colgando de la silla del caballero que va en primer término; por su espalda asoma una espada del tipo que llevan los dos infantes alabarderos. De los soldados de a caballo que le siguen, el de la izquierda lleva lanza y estoque, pero de su arzón no cuelga ningún arma de fuego.

Ampliando la imagen precedente podemos ver mejor el arcabucejo de arzón de este caballero alemán de 1535.
Del arzón de la silla de montar se podían llevar colgando martillos de armas - como en el detalle de la derecha - o, como en el de la izquierda. una argolla para poder colgar de él lo que se quisiera. 
Bracamarte o terciado de arzón  + Daga [por comparar tamaños] también del inventario iluminado.
Mazas de armas del inventario iluminado.


Herreruelos - Ferreruoli - Schwartze reuter  - Zwarte ruiter - Noirs harnais

Para los europeos no alemanes - franceses, españoles, italianos, ingleses - la visión de estos nuevos soldados de caballería en acción fue todo un descubrimiento [2].

Enrique VIII contactaba en 1544 con varios capitanes alemanes para reunir un grupo de mercenarios en su campaña para tomar Boulogne. Entre ellos, un Lightmaker que había de aportar 500 "swart ruters". También el conde de Buren había firmado un contrato con el rey de Inglaterra para servirle con infantería y caballería. Cuando el 6 de junio se tomó muestra en Grave a los 204 de los 500 caballos que traía el conde, resultó que unos 50 venían armados con "short hand guns and boar spears" - escopetas cortas y lanzas para jabalíes - cuando el rey esperaba que fueran todos lanzas.

A los españoles que iban a luchar en las guerras de Esmalcalda - 1546/1547 - todavía les llamaba fuertemente la atención estos soldados:

enbiauan ciertos cauallos, que erreruelos comunmente entre nosotros se llaman, que modernamente con nueua usanza pelean: traen arcabucejos de pedernal muy pequeños, con que hazer el primer golpe en la escaramuza después si no tienen tiempo de boluer a cargar, hallanse armados con arneses y venablos, y para si les faltaren los venablos, les penden de los arçones martillos con agudas puntas á manera de hachas darmas; no traen almetes, ni celadas Borgonoñas, sino casi como de infantes, que les dexan los rostros descubiertos, cada vna con tres crestas. Unos los llaman arneses negros, por ser negras las armas, que traen, otros Gueldreses, o por auerlo sido ellos los primeros, o por auerse visto en la jornada, que pocos dias a el Emperador ganó contra el duque dellos, primeramente esta inuención : mas vsadamente se dizen Herreruelos, o por los martillos con que pelean , o por el color, que no parece si no que traen siempre los rostros tintos con carbón, tan rayados andan de suciedad, no se si lo causa el sudor y el poluo, si andar las manos sucias del valago quemado, o otras cosas, con que dan á las negras armas color. 
Diálogos de la vida del soldado de Diego Núñez Alba. 1552

Pedro de Salazar publicaba algunos años antes, pero su testimonio, aunque más temprano, no aporta tanta información como la del soldado Diego Núñez Alba, que como Luis de Ávila y Zúñiga, estuvo en la guerra, y narró lo que vio y dio a la imprenta su obra en 1552. Pero también, como vemos, habla un poco de oídas, diciendo que los llaman "Gueldreses" bien por ser de aquellas partes - ducado de Gueldres - o bien porque se emplearon allí por primera vez, en el conflicto que en 1543 enfrentó al duque de Gueldres, Cleves y Juliers con el Emperador, que acabó con la derrota de éste. 

Tenemos una cita de Jovio, que narra precisamente una escena de aquella guerra en el país de Gueldres:

saliendo de repente cauallos Cleueses de vnos montes, pelearon con pistoletes (segun suelen los Alemanes ) y rompieron la vanda imperial con gran daño, y mataron al capitan Vberto cauallero Mantuano, y a Marco Buluano Albanes de fama illustre, y prendieron a Juan Chuchiero antiguo capitan de Griegos.
De como el Emperador juntó un poderoso ejército y cercó a Dura [en el año de 1543] [3]

El propio Emperador tenía contratados caballos cleveses [clevoys] aunque un porcentaje de ellos eran lanzas con caballos sin bardar y no eran todos "hacquebuttyers".

Como ya se tenía una experiencia previa de combate con estas tropas, Giambattista Castaldo, maestro de campo general imperial en 1546, recomendaba que se escogieran 400 arcabuceros con caballos de la infantería española, para combatir a pie y a caballo, para oponerse a los pistoletes alemanes:

Paresçeme ia muy nesçesario y muy a proposito que se procure que [de] la infanteria Española de la vieja se escojan hasta 400 arcabuçeros con cavallos, para que quando sea menester aconpañen nuestra cavalleria para reprimir la furia de los pistoletes, con que los enemigos pelean en Alemania. y estos arcabuçeros pelearan a cavallo y a pie, quando fuere menester, de la manera que en las ocasiones se ordenare para ganar y sustentar un paso ; y puede se les asegurar que sienpre que se les mate el cavallo, se le pagara V. Mgd. para los Ytalianos sera buen cavo Nicolo Seco y para los Spañoles el capitan Aldana. [4]

El grabado [de 1550] representando un combate entre las tropas imperiales - atrincheradas frente a Ingolstadt - y las de la liga de Esmalcalda - a la derecha - es bastante esquemático, pero se pueden ver a varios soldados de caballería disparando sus armas - la nube de humo de la pólvora quemada saliendo al frente - así como algún soldado armado con lanza. Edición latina del comentario de la guerra de Alemania de Luis de Ávila y Zúñiga Commentariorum de bello Germanico e Carolo V Caesare maximo gesto, libri duo de la Biblioteca Històrica de la Universitat de València.  
Batalla de Mühlberg - con los españoles a nado cruzando el Elba con los espadas en la boca - según grabado del libro referenciado en la imagen anterior. Bandas de lanzas que disparan armas de fuego. 

Este modo de combatir con armas de fuego generaba cierta aprensión:

como se retiraua un Aleman hizo de señas con la mano un Italiano de los del Príncipe que aguardasen y rompiesen sendas lanças, y adelantose de su esquadron. El Italiano le hizo rostro y las lanças baxas arremetieron, y antes de llegar a encontrarse, el Aleman arrojo la lança y apretó la llaue a un arcabuz que lleuaua deuaxo del braço  y dio la pelota por los pechos al Italiano  y lo derribó del cauallo muerto. Fue cosa fea y gran traicion y maldad quitarle la vida con semejante cautela, no se atreuiendo a combatir con armas. 
Historia de la guerra de Alemania, por Pedro de Salazar. 1548

E incluso se consideraban los arcabucillos de los alemanes - que llevaban dos o tres piezas para el combate - como armas más propias de asesinos de caminos que de hombres de guerra [5]:

de soldati a cauallo e la mazza ferrata, lo stocca ouer la spada, ò coltellaccio; molti Italiani, Francesi,e Spagnuoli usano uno archibugio, o tutti i Tedeschi portano due, e tre archibugietti, de quali non uoglio hauer fatta mentione, per esser arme piu da assassini di strada, che da buonini di guerra.
[1557] Il Capitano generale di M. Girolamo Garimberto, nuouamente mandato in luce ..

Pero se apreció que era un arma eficiente, como así lo relataba un testigo veneciano en septiembre de 1546, quien decía que traían los caballos ligeros alemanes tres arcabuces pequeños de rueda, uno en el arzón, el segundo detrás de la silla y un tercero en la bota, y disparando uno, metían mano al siguiente, y muchas veces, huyendo, tiraban sobre la espalda y mataban al que les venía detrás.

En 1552, en las ordenanzas del ejército sobre Metz, quedó declarado que el que disparase a otro durante una 'quistion', aunque no le hiriese con él, fuera pasado por las picas.

Y de hecho no sólo lo usaban hombres ruines, salteadores de caminos, sino caballeros principales, como el duque de Saboya, que en 1555 mató "col suo arcobugietto" a un jefe de "ferraruoli", que le había apuntado con su arma, tras enfrentarse a él por robos de vituallas.

Carlos V en Mühlberg, obra de Tiziano [1548]. En este detalle podemos ver el arcabucejo o pistola que pende del arzón delantero del Emperador. 
El propio Luis de Ávila y Zúñiga, comendador mayor de la orden de Alcántara, combatiente en las guerras de la liga de Esmalcalda, que en su Comentario de la guerra de Alemaña hecha de Carlo V en el año de 1546 y 1547 describe, con menor detalle que Alba los herreruelos alemanes [6] en una escaramuza de caballería en la que también participaba junto al duque Octavio Farnese - yerno del Emperador - se apeó del caballo y disparó un arcabuz grande que llevaba [7] contra unos alemanes, y así lo hicieron también otros caballeros que iban con él que llevaban arcabuces, y luego tomó su lanza jineta y cargó contra los alemanes. Esta escena nos demuestra que también las lanzas españolas podían mejorarse con el uso de armas de fuego [8] si bien queda claro que no era el arma principal que usaban.

En 1557, otro embajador veneciano dirá que los ferraiuoli llevaban no tres, sino cuatro o cinco archibusetti, delante, detrás de la silla, en la cintura y en las botas, amén de una spada lunga i larga en punta - o sea, un estoque, como el del grabado de Schoen - y que la caballería de Cleves era la que mejor reputación tenía en Alemania. Este embajador, también indicará que muchos piqueros alemanes, en lugar de puñal, llevaban un "piccolo archibusetto". Así que los pistoletes eran ya armas de infantería para la segunda mitad del XVI.

En 1566, otro embajador veneciano contaba que el Emperador Maximiliano II había reunido un imponente ejército para enfrentarse al turco, y contaba con 22000 caballos "armados a la sajona con sus arcabucejos [archibusetti]" y que, puesto que cada uno llevaba 4 o 5 armas, entre todos podían realizar, sin tener que parar a recargar, 100.000 disparos. No se había visto jamás tal reunión de caballería así armada, ni en tiempos del Emperador Carlos y el rey Francisco de Francia, ni en la de sus herederos Felipe y Enrique.

Vemos que en poco más de 20 años, los jinetes negros habían pasado a ser legión.

Con el tiempo, el arma se acabaría aceptando, e incluso habría tratadistas como Bernardin Rocca [1568], que recomendaban a los infantes que fueran a los asaltos armados con espada y rodela y que llevasen "schioppi piccioli alla coreggia" disparandolos cuando fuera menester, sobretodo frente a piqueros y a pocos pasos de ellos.

Ya en 1543 unos infantes imperiales intentaron, mediante estratagema, tomar la puerta de Turín. Iban armados, según Cereceda, de "escopetas de pedernal" y según el coronel Cesare Maggi, de "archihugetti à ruota".

Los "noirs harnais" o "schwartze reuter" [9] o simplemente "reitres", no solo se hicieron un hueco en los campos de batalla, sino que darían, con el tiempo, un modelo a seguir por todas las naciones de Europa occidental, siendo conocidos en España como corazas.

Apretadísimo escuadrón de "Schwartze reuter", según se puede leer al pie del grabado de Hogenberg, en batalla en los Países Bajos, bajo el mando del duque Casimiro, de 21 de agosto de 1578. 

En la parte central de esta obra de Sebastiaan Vrancx sobre el asedio de Ostende - pintada entre 1601 y 1615 - vemos los tres tipos de soldados más comunes. A la derecha, a pie, un mosquetero junto a un coselete. A la izquierda, un arcabucero a caballo, a su lando, una lanza, en la parte central, un coraza. Notese la longitud de las dos pistolas que el soldado lleva al arzón, la diestra asomando tras el pecho del caballo. Llegan casi a la altura de los estribos. 

Véase también

Herreruelo, soldado de caballería
Modo de cargar la caballería con armas de fuego 



Notas 

[1] En la edición latina, la escrita originalmente por Jovio, se puede leer "per machinae parvae rotulam, percusso pyriti lapide, ignem repente conciperent & celerrime displo derentur". Una pistola de rueda. La primera edición española es de 1562, se puede consultar en la Biblioteca Digital Hispánica la impresión hecha en Valencia y en Google libro la de Salamanca, que es la que aquí sigo. Libro 43, cap15, fol 388

En la edición de Valencia [Capítulo 44, folio 232] habla de arcabuces pequeños que   "sin cuerda encendida, quando les placia por una rueda de una pequeña machina, sacudiendo un pedernal subito, tomaua y encendía fuego y prestamente se disparaban".
Parece que esta traducción es más fiel a la latina, pero creo que el uso de la voz "pistolete", que emplea el tradcutor Gaspar de Baeza - quizá moderna para Jovio, que escribía después del año 1544 - es más explícita.
La traducción francesa, de 1555, habla de "petites haquebutes" [f.814]

Jovio era un hombre curioso, que estaba siempre atento a los movimientos de guerras de Italia y de otras partes y a todas las novedades en esta materia. En esta campaña húngara que arrancó en 1542, de la que extraemos el dato de los pistoletes, participaba Alessandro Vitelli a cargo de 3000 italianos. Jovio pudo recoger la anécdota de él o de uno de sus hombres tras su regreso a Roma.

[2] Es muy difícil creer que de golpe y porrazo, en 1543, aparecieran estos soldados de caballería, pero de la misma manera que los mosqueteros españoles se dieron a conocer al mundo a partir de 1567, cuando los cuatro tercios españoles al mando del duque de Alba hicieron su entrada en los Países Bajos, con 15 mosquetes por compañía, y el uso del mosquete se había ensayado durante años - al menos - en tierras de Berbería, estos jinetes negros obtendrían su fama en estos años.
También ha de decirse, que este que escribe está aprendiendo la lengua alemana, y de momento, he de admitir que las fuentes que manejo no son suficientes para completar un retrato exhaustivo de esta época.

[3] Düren, hoy en Renania-Westphalia, pertenecía al Ducado de Cleves y fue tomada el 24 de agosto de 1543. La acción que describe Jovio se puede fecha poco antes. El ejército imperial partió de Bona [Bonn] el 20 de agosto, a dónde había llegado el 16. Estas tropas de caballería atacadas podían ser una avanzadilla del ejército.

El capitán Chuchiero, en una relación española aparece nombrado como Chucharro, capitán de cauallos ligeros albanenses.

[4] El capitán Aldana de 1546 - que estuvo en la batalla de Mühlberg en 1547 - debe ser el mismo capitán Bernardino de Aldana que fue preso en las cercanías de Düren en agosto de 1543, y que fue liberado tras la paz con el duque de Gueldres. Así pues, se ponía un veterano conocedor de las tácticas de los alemanes para dirigir a estos infantes que debían montarse para combatir.

Vemos también cual era uno de los principales cometidos de los arcabuceros, según la breve nota de Castaldo: tomar y sustentar un paso, combatiendo a pie y a caballo.

[5] El 17 de febrero de 1522 en Ferrara se prohibía que se llevasen armas con llave de rueda: "scoppietti a pietra od a fuoco morto" - escopetas de piedra o de fuego muerto, que no llevaban una mecha o fuego vivo.
En la ordenanza - publicada en  Documenti inediti per la storia delle armi da fuoco italiane - quedaba claro que era una reiteración de una prohibición anterior, que los paisanos se saltaban con la excusa de las alteraciones producidas por la guerra. También se prohibía - por motivos de seguridad pública - caminar por la noche sin luz o linterna y llevar armas de guerra.

Había armas con llave de rueda desde 1505, y el Emperador Maximiliano había intentado prohibir su uso y fábrica.

Modelo de llave de rueda, según el códice de Martin Löffelholtz [1505] 

En España fueron numerosísimas y reiteradas las prohibiciones de este tipo de armas, pero de las que tengo noticia son de la segunda mitad del XVI y no tienen tanto valor histórico como la precedente.

[6][La escaramuza] Comiénzanla siempre con sus caballos ligeros, que son los caballos negros que ellos llaman , los cuales toman el nombre de las armas que traen, que son unos arneses negros y mangas de malla , murriones cubiertos, escopetas de dos palmos y unos venablos, de lo cual todo se aprovechan muy diferentemente ; y cuando su gente de á pié con la escaramuza tiene alguna necesidad, sábenla bien favorecer. 

[7] Sería un arcabuz como uno de los cuatro primeros que aparecen reflejados en la primera ilustración del artículo.

[8] El propio Emperador, en la campaña tunecina de 1535, se hacía servir por varios pajes que le llevaban las armas, entre ellos, uno le llevaba un arcabuz. Véase la crónica de Prudencio de Sandoval.

[9] cavalleria alemana de herreruelos, que en su lengua se llaman svverteruyters, que quiere decir caballos negros, traen petos y espaldares y celadas negros algunos dellos, y dos pistoletes colgados al arçon de la silla con que pelean, que son arcabuces pequeños.
Comentarios de lo sucedido en las guerras de los Payses Baxos por Bernardino de Mendoza [1592]



Apéndice

Relación de Alvise Mocenigo sobre la caballería alemana tras su misión diplomática ante el Emperador Carlos V. 1548

Mocenigo, que fue testimonio de las guerras de la Liga de Smalcalda - que el denomina guerra de Suabia de 1546 y guerra de Sajonia de 1547 - aporta una relación muy completa sobre la calidad de las tropas alemanas. Sobre los hombres de armas - conocidos por todos - dedica dos líneas - sobre los cabalos ligeros, a los que él denomina "Archibusetti" dedica dos folios. Los títulos de los párrafos los he añadido yo para facilitar su consulta.

Estos soldados llevaban de uno a tres arcabuces pequeños de rueda, que se disparaban sin fuego - esto es, sin mecha - y una "lanzetta", de un paso y medio de largo, que llevan en una funda colgada del arzón con el hierro metido dentro.
El embajador veneciano que le precedía, Navagero, decía que llevaban, bajo el brazo, uno "spiedo da porci", a "boar spear" según la edición de William Bradford, una lanza para cazar jabalís.

Tanto Ávila y Zúñiga como Núñez Alba refieren que llevaban venablos. Y el propio Ávila y Zúliga, cuando describe al Emperador - que después sería retratado por Tiziano - dice que llevaba en las manos una "medio hasta, casi venablo, en las manos".


Como se arman
Sono nella militia Thedesca caualli et fanti, li caualli sono tutti grossi et potenti, ma non destri al maneggio, et la maggior parte ombrosi et sboccati, li homini, che sopra quelli combatteno, parte sono armati di arme bianche dal capo alli piedi, che portano la lanza lunga, et questi si chiamano huomini d'arme, parte poi sono armati alla leggera, cioè mezzi armati ò di maglia ò di arme bianche, li quali portano chi vno et chi fino à tre archibusi picoli da roda, cioè archibusi, che si sbarrano senza foco, et portano anco una certa lanzetta longa circa un passa et mezzo, la quale non tengono in mano per l'ordinario, ma con il ferro posto in una uagina, che li pende dalla sella appresso l'arcione, et con l'hasta uerso il brazzo destro, talche commodamente possono sempre pigliandola adoperarla, et li armati di questo modo si chiamano Archibusetti. 

Como combaten
E buona questa cauallaria Thedescha, et molto forte per combattere stando insieme vnita et serrata , marchiando massime come la fa sempre con gran dissimo ordine , ma per far scaramuzze et slargarsi molto dalli sui squadroni, ne per far corrarie ò altra simil fattione, ne anco li armati alla leggiera sono molto atti, et se nelle scaramuzze della guerra passata li Archibusetti di nimici hanno amazzato molti delli nostri, massime Italiani, et presone alguni, et che delli loro pochi han patito, non e stato per la agilità ò valorosità sua, ne perche si slargassero dalli sui squadroni, ma per il troppo coraggio d'Italiani, et di alquanti ben pochi Spagnoli, li quali ardiuano andar correndo con li sui caualli fino presso alli lor squadroni, onde aueniua, che spesse uolte con li archibusetti molti erano feriti ò morti, et alcuni qualche uolta presi non si potendo cosi presto rettirare, haueuano anco li nostri molto disuautaggio, perche andauano alle scaramuzze disordinatamente et senza capo alcuno certo, che li commandasse, ne haueano mai vno squadron di nostri caualli à spalle, doue essendoli data la carica potessero sicuri ritirarsi, ne ui erano ordinati alcuni, che occorrendo douessero soccorrerli, oltra che, come ho detto, non essendoui capo ordinato, tutti uoleuano commandare, et niuno era obedito, per il che ciaschuuo uariamente et disordinatamente si gouernaua per il suo ceruello. Li nimici ueniuano sempre alle scaramuzze con li sui squadroni ordinati, spingendo fuori alcuni delli sui manco graui caualli, li quali non si allargauano però molto, et baueudo qualche carica, ouero si ritirauano subito nelli detti squadroni, oueramente da quelli erano soccorsi, et sempre ad vn suono di tromba ò segno di bandiera erano obedientissimi. 

Orgánica y sueldos
Hanno questi huomi d'arme et Arcibusetti Tbedeschi , che non tengono alcun di loro piu di un cauallo, di stipendio la piu parte 12 et alcuni 10 fiorini al mese, che sono da sei fin otto scudi, et è l'ordinario fra di loro, che ogni X ò 12 habbi un capo, il quale tira doppia paga, et per il portar delle bagaglie di essi 10 ò 12 li uien pagata vna carretta con quattro caualli, che uuol di spesa scudi 16 al mese. Vi è poi un capitano maggior del squadrone, che ha da I50 fin 250 scudi al mese, et altre regalie secondo la conditione sua, et il numero di caualli, che ha sotto di se, bora è maggiore et minore, ma per il piu di 300 in 400 caualli.



Jinete - Ginete

El jinete es un soldado de caballería que combate a la ligera, montado en una silla de estribos cortos y arzón bajo, que maneja una lanza de mano, endémico de España, originado durante la reconquista por influencia de la caballería mora.

Podemos apreciar en la siguiente imagen [retazo de la Batalla de las Higueruelas de la sala de batallas de El Escorial] las evidentes diferencias entre los hombres de armas [representados en la parte baja izquierda] y los jinetes [representados en la parte central]:

El hombre de armas viste arnés completo, de pies a cabeza, celada con la visera abatida, lleva una silla de estribos largos con las piernas totalmente estirada y una gruesa lanza de armas que apoya sobre el ristre.

El jinete se defiende con armas ligeras, el rostro descubierto, las piernas dobladas adaptadas a la silla morisca de estribos cortos y una lanza ligera de mano que maneja fácilmente con el brazo, mientras el izquierdo sujeta un escudo también de factura árabe, la adarga, con una sección que podríamos denominar con forma de manzana.


Veamos con más detalle al jinete:


Por la Ordenanza de 1503 [publicada por Quatrefages en "La revolución militar moderna"] vemos que el jinete ha de portar "coraza, capacete, babera, quijotes, faldas, guarnición de brazos entera, lanza, adarga, espada y puñal o daga". En todo caso, lo más probable es que el soldado portara habitualmente una camisa de malla de cota antes que una coraza con faldas y quijotes y de ahí la sempiterna necesidad de la adarga de cuero.

Cabalgar a la jineta era la manera tradicional de cabalgar y de luchar a caballo en España, y el jinete, el caballero que así montaba o el soldado que así combatía, pero la caballería pesada al estilo europeo se había incorporado a los ejércitos de los distintos reinos de España, y culminada la reconquista durante el reinado de los Reyes Católicos, el jinete era ya la segunda arma de caballería, pues ahora pasaba a ser Francia - y acompañando a su rey todas sus "lanzas" - el principal rival.

Los jinetes, no obstante, acompañaron al Gran Capitán en sus dos campañas italianas (1495-1497) y (1500-1504): en 1500 se embarcaban en Málaga tres capitanías de jinetes y otras tres de hombres de armas, mientras que la Armada de Cartagena había desembarcado únicamente 500 jinetes en Mesina cinco años antes.

Aunque aquellos "zanetari" o "cavalli zanetti" fueran bien recibidos, elogiados como "benissimo in hordine", nadie se hacía ilusiones respecto al papel que podrían jugar frente a la caballería pesada francesa, pero aún así en Seminara [jun1495] y a pesar de "lo que hay de ombres de armas a ginetes", el Gran Capitán certificaba a Sus Altezas "que todas las batallas de sus caballeros desbaratamos los ginetes, que fueron dellos muertos y presos más de veinte hombres darmas".  A pesar del exitoso choque, la batalla se perdió por no secundar el rey de Nápoles la acción de la caballería española.

En 1503, constituían las Guardias de Castilla 998 hombres de armas y 1843 ginetes [1].

El célebre historiador florentino Guicciardini, que se hallaba en misión diplomática en España, escribía en 1512 que los de aquella nación "no tienen buenos hombres de armas, pero emplean mucho la jineta" siendo ese soldado válido para "acosar, para inquietar la retaguardia de un campamento, para impedir cl paso de los viveres y para producir a los enemigos otros males semejantes, mas bien que para atacar de frente".


Modo de combatir

Martín de Eguiluz, en su Discurso y regla militar de 1592, describe como la jineta de España para campear es perfecta, que es presta como el pensamiento, y revuelve por do quiere, y pica por todas partes [...] y ninguna otra caballería les dañará si no los cogiesen encerrados; pero en campaña ella hace lo que quiere, porque si la demás caballería la sigue para alcanzarla, es como ir el mastín tras el galgo; y también si quiere esperar la carga de la caballería ligera, hiere mejor huyendo, porque tira de la lanza para atrás, y mata el caballo que le sigue [...]"

Era evidente que los jinetes tenían la ventaja de la agilidad, pero también podían ser acorralados, como relata d'Auton sobre una escaramuza que trabó Robert Stuart en las cercanías de la Barleta en 1503: soubdainement tournèrent bride, et adressèrent aux genetaires, qui ja avoyent l'embusche au doulx. La avoit hayes et fossez, et chemins emconbreulx, par quoy iceulx genetaires ne pouvoyent fuyr; si furent devant et derrière chargez si lourdement pour eulx, que au premier choc allèrent plus de xxv par terre. De haber dispuesto de una zona adecuada por donde huir, aquellos genetaires sin duda no hubieran sido atropellados, pero está claro que no "hirieron mejor huyendo" como indicara Eguiluz nueve décadas después.


Lanza Gineta.

"La más perfecta para la gineta ha de ser de hasta diez y ocho, ó diez y nueve palmos, no muy gruesa ni delgada, sino de buena forma y tamaño, más tiesa que blanda, de dos costras enteras, el hierro de buen talle y el cuento redondo y bien guarnecido" Suárez Peralta.

Tenemos pues una lanza de 3,6-3,8 metros, aún cuando en la representación de la batalla de Higueruela se antoja considerablemente menor.


La adarga

Recuperamos este extracto de la descripción de la milicia de Tenerife en 1568 que hiciera Eugenio de Salazar sobre la protección que ofrecía la adarga:
"el peso de la espada sobre el muslo, la adarga sobre el brazo izquierdo, la rienda en la mano zurda, la lanza en la derecha; ¿cuál diablo se ha de menear y revolver en la silla, ni jugar la lanza y adarga? Si la lanza del moro viene por detrás bimbrando el hierro como lengua de culebra, perdone la señora espalda del jinete, que la adarga ni sabe ni puede cubrir el cuarto trasero: pues si viene el golpe sobre el lado de la lanza, allí es el sudar y temblar y perlesía de todo el lado derecho, porque cualquiera de estas adargas es de mérito, y parece de encaje, como tablachina de húngaro, que no hay menearla de sobre el lado siniestro, porque así se lo manda el corazón, que esté delante de él y le ampare, y todo lo demás del cuerpo se valga por sí".

Salazar ironizaba, pero en todo caso, es evidente que - al menos a juicio del autor - dicho escudo de cuero no ofrecía una protección óptima que compensara el embarazo a la hora de moverse con ligereza a lomos del caballo.

Otro detalle de la obra pictórica referida, para que se pueda ver mejor la forma del escudo y la manera de llevarlo amarrado al brazo diestro, el mismo - no olvidemos - que ha de manejar la rienda.


De la "Guerra de Tremecén, 1543" vemos que la adarga, evidentemente, no detiene las balas de las escopetas moras: hirieron de un escopetazo al capitán Alonso Hernández de Montemayor , el cual se habia llegado á la retaguardia; y á d. Martin de Córdoua le dieron otro en el morrión, y á otros criados suyos les pasaron las adargas y gorjales; pero no hirieron á ninguno dellos de manera que peligrasen.


Decadencia de la jineta

El estradiote montado "a la bastarda" denominado más adelante caballo ligero, sustituyó progresivamente al jinete en las armas españolas, siendo una versión aligerada del pesado hombre de armas del siglo XV, si bien se asumía que el jinete era un soldado válido para la lucha contra el turco o las cabalgadas en Berbería.

En 1551, por la Ordenanza de las Guardas Viejas de Castilla, vemos que todos los soldados se equipan con lanzas de armas, y por lo tanto, son hombres de armas y no jinetes, cuando en 1538 aún había 655 plazas de lanzas ginetas por 961 de hombres de armas [2].

En la segunda mitad del siglo XVI resulta difícil hallar menciones del jinete fuera de guarniciones peninsulares o en Berbería. Así, en la Historia del maestre último que fue de Montesa [escrita por Diego Suárez, licenciado en 1604] vemos que en la guarnición de Orán había dos dos estandartes, de caballos ligeros á la gineta, de cota, lanza y adarga, con la tercia parte de cada compañía de arcabuceros.

Refiriéndose a los sucesos de Gibraltar en 1540, con la lucha contra la armada turca, escrito por Pedro Barrantes Maldonado y publicado en 1566, atribuía un extranjero el uso de la adarga a las pasadas guerras del reino de Granada y respondíale el autor:

Extranjero: Porque son ya muertos los que en aquel tiempo, peleando con lanza, adarga y corazas, conquistaron aquel reino, y como después acá no han quedado moros con quién pelear, y la gineta se ha trocado por estradiota, las lanzas por arcabuces, e las adargas por rodelas, parecióme que, si no eran los muertos que en aquel tiempo lo usaron, que no podíades ser de los vivos que ya no lo usan.

Autor. [...] En los usos de España no miréis; porque, Como el camaleón se torna de la color de
la cosa donde se llega, excepto la blanca y la colorada, ansí los españoles tomamos
todavía los usos de todas las otras naciones con quien comunicamos. E cuando se enhadan, teniendo ya por añejas las cosas nuevas, tornamos á tomar por nuevas las olvidadas; e ansí es agora en lo de la gineta, adargas y corazas. Cuanto más, que en esta Andalucía y costa de la mar nunca se han desusado estas armas.

El tiempo del jinete, efectivamente, había pasado, pero todavía había ocasiones y geografías propicias para el empleo de esta antigua escuela de armas.


Notas

[1] Historia orgánica de las armas de infantería y caballería españolas, Tomo 2. Conde de Clonard, p.516
[2] Idem, tomo 3, p.334

Corazas [En redacción]

La creación de la pistola de rueda en la década de 1520 posibilitó la aplicación de este arma de fuego [de escasa potencia pero fácil de manejar] en el arma de caballería. Parece ser su primera aplicación como arma de complemento para los soldados armados con lanza, pero - según fuentes contemporáneas de la época: Diego Núñez Alba - el nacimiento de la caballería cuya principal arma era la pistola - un par, tres y hasta cuatro - pudo tener lugar en el país de Gueldres a primeros de la década de 1540 [1], pero su desarrollo lo vemos mayormente en Alemania.

Durante un largo periodo denostado este tipo de soldado por considerarlo ineficiente, no formó parte de la orgánica española hasta finales del XVI, principios del XVII, aunque participando en los ejércitos del rey tropas de esa tipología con carácter mercenario, como los reiters [también conocidos como herreruelos] de nación alemana reclutados intermitentemente en Flandes ["contratos" de seis meses de duración: lo que había de durar la campaña a realizar en los meses de verano].

Durante el XVII, sin embargo, vemos un florecimiento de este arma también en los ejércitos habsbúrguicos.



Equipamiento

El arma principal del coraza, como decíamos, es un arma de fuego corta que se empleaba con una sola mano, inicialmente con llave de rueda y posteriormente con llave de chispa [aunque conviviendo ambos tipos durante varias décadas] que según la longitud de su cañón y calibre algunos autores parecían clasificar en pistolas y pistoletes, arcabucejos o arcabucillos de arzón, uniéndose el pedreñal como arma intermedia.
Lo cierto es que esta clasificación no es certera ni mucho menos, pero debemos quedarnos con la idea de que eran armas para ser empleadas con una sola mano, a diferencia de arcabuces, escopetas y carabinas que precisaban de ambas manos para ser usadas.

Quizás la diferencia la hallemos en el tipo de chuzo [culata de madera] con el cual se sostenía el arma. La pistola de caballería solía tener un cañón de entre dos y tres palmos [hay modelos más cortos para su uso pedestre] y un calibre de entre un cuarto de onza y media onza, existiendo modelos aún de mayores dimensiones. A nivel civil, la pistola y los arcabucillos eran armas prohibidas por las leyes de Castilla, siendo la longitud mínima de cañón para poder escapar a esa prohibición de cuatro palmos de vara castellana.
La armadura solía ser de tres cuartos [protección hasta las rodillas con quijotes para los muslos] cubriendo el resto de la pierna una bota de caballería de cuero. En la cabeza una celada con visera y barbote. Las manos podían llevar guantelete de acero o guantes de cuero, aunque se consideraba recomendable que la mano que asía las riendas estuviera protegida con guante de hierro, pues era objeto de las cuchilladas del enemigo para que así el contrario perdiera el control de su montura.
Con el paso del tiempo, el soldado de caballería - como el de infantería - fue prescindiendo de piezas de la armadura - por economía y eficacia, y para finales del XVII apenas mantenía peto y espaldar - a prueba de pistola como mínimo - habiendo incluso abandonado en muchos casos la celada, pero el aspecto de la ilustración precedente es bastante correcto para la primera mitad del XVII.
La celada podía llevar un penacho de plumas o no, pero los soldados siempren debían llevar un distintivo rojo que les identificaba como súbditos de la casa de Borgoña. Lo recomendable era una faja [más bien un trozo de tela atado a la cintura, ya que los extremos se dejaban sueltos] antes que una banda, pues esta, quedando suelta podía ser aferrada por el contrario para tirando de ella desestabilizar al soldado o incluso tirarlo de su montura. La celada no solía llevarse puesta, sino que se llevaba colgada del arzón trasero - lo que podía moler las hijadas del caballo - o colgando del brazo, sino se disponían de criados para que la portasen.
El soldado llevaba una espada, y solía llevar un martillo o un hacha de guerra, arma puede que más útil que la espada pues podía penetrar mejor en la armadura.

Tácticas de combate

Notas
[1] Núñez Alba escribía de oídas, así pues no podemos dar mas fiabilidad a su palabra que la que él mismo le dio: "unos los llaman [...] gueldreses, o por haber sido ellos los primeros, o por haberse visto en la jornada que pocos días ha el Emperador ganó contra el duque de ellos". Gueldres fue sometida a jurisdicción personal de Carlos V tras una guerra en 1543.

La caballería española del periodo de los tercios [s.XVI-XVII].

La caballería en estos siglos de revolución militar que son el XVI y el XVII, vive una transformación muy importante, debido, principalmente, al desarrollo de las armas de fuego.

La siguiente clasificación de las distintas ramas de este arma en el periodo pretende ser cronológica, tanto en origen, culmen como en declive. Acerca de cada una de ellas realizaremos un detalle describiendo su equipamiento, su modo de combate, sus virtudes y defectos...



Jinetes

El jinete español, que montaba y luchaba a la morisca, se desarrolla como respuesta precisamente a la manera de combatir árabe, en caballos ágiles y armados ligeramente, luchando a "picar" antes que a chocar. En el siglo XVI abandonan definitivamente la adarga [escudo en forma de corazón] pero no se les ve fuera de la península avanzado el siglo, sino es en Berbería o las Indias.
Montan en sillas jinetas [con bridas cortas] y usan lanzas jinetas [asta maciza de sección continua] y siguen el principio de "más vale maña que fuerza", aprendiendo a manejar la lanza a lomos de caballo haciendo blanco en pequeños objetivos - el anillo - en juegos donde lucen sus habilidades.
Esta escuela tuvo una mínima repercusión en los conflictos en Europa, y en España quedó básicamente reservada como arte ecuestre para divertimento de jinetes y espectadores.

En la época se usa comunmente el término ginete con G antes que con J.



Hombres de armas

También llamados gente de armas, se trataba de una caballería de tipo medieval, cuya plenitud tuvo lugar en el siglo XV y principios del XVI. Fuertemente armados de los pies a la cabeza, y protegido igualmente el caballo con testeras y bardas, empleaban la gruesa lanza al choque.
Hombres de armas en la Revista de tropas en Barcelona ]1535], segundo tapiz de la serie la Conquista de Túnez. Diseños de Willem de Pannemaker




Las Guardas de Castilla son su exponente peninsular. Transcurrida la primera mitad del XVI, no veremos movilizada caballería pesada española fuera de la península.



Caballos ligeros

También conocidos como celadas, y referidos simplemente como lanzas con el declinar de la caballería pesada, se trata de una tipología de caballería similar a la precedente, pero que empleaba caballos de menor envergadura, y que no iba tan fuertemente armada, careciendo de protecciones sus monturas, pero jugando la baza del choque al galope empleando sus lanzas para romper a los jinetes contrarios. De los caballos ligeros nos hemos ocupado por extenso en el artículo correspondiente.


En la imagen, una lámina de un manual de caballería escrito por el caballero italiano Ludovico Melzo, y publicado en Amberes en 1611. Podemos ver el aligeramiento en la armadura del soldado [prescindiendo de protección de cintura para abajo] así como la ausencia de protección del caballo.



Arcabuceros a caballo

El arcabucero a caballo es un soldado mixto: puede luchar tanto a pie como a caballo. Empleando el arcabuz [o la carabina] consigue abrir brecha en los escuadrones de caballería enemiga. No el más poderoso, pero sí el más polivalente. En la entrada correspondiente nos ocupamos por extenso de la materia.

Del mismo libro que la anterior ilustración, un arcabucero a caballo, con su equipamiento bajo pórtico.



Corazas 

Posteriormente al periodo que nos ocupa denominados coraceros, los caballos corazas era unos soldados que combatían con pistola y espada, fuertemente armados con una coraza tres cuartos, similar a la empleada por los caballos ligeros. De ellos nos ocuparemos por extenso en un artículo a propósito. Aunque denostados por algunos militares españoles de finales del XVI, fueron el pilar de la caballería en la segunda mitad del siglo siguiente.



En una representación pictórica de la colección Vinkhuizen de la NYPL, dos corazas abriendo fuego contra un enemigo más imaginario que ellos.



Dragones

Tan siquiera merecedores del distintivo de caballería por la orgánica española de la época, estos "mosqueteros a caballo" eran infantes montados, que se desplazaban sobre sus animales, pero que combatían fundamentalmente a pie. Suponen una evolución de los arcabuceros a caballo, que frecuentemente desmontaban para combatir.



Equipados con las peores monturas, los dragones debían desmontar para emplear sus mosquetes, como este dragón idealizado de la misma colección antes señalada.

En Nordlingen [1634] el cardenal-infante don Fernando contaba entre sus tropas cinco compañías de Dragones - una de ellas, gobernada por el capitán don Pedro de Santa Sicilia - con un total de quinientos hombres, como narra don Diego de Aedo en su memorable viaje.

Compañías de lanzas [caballos ligeros]

Tiempo atrás dediqué un tiempo a dirimir los nombres dados a las compañías de lanzas, pues albergaba dudas al respecto de la tipología de soldado que se escondía tras tal variedad de nombres [lanzas, caballos ligeros, celadas] y temía confundirlos con la otra escuela de caballos ligeros [a la jineta] eminentemente hispánica, y muy influenciada por la caballería árabe [de lanza y adarga] que entiendo jugo su papel principalmente en la península, berbería e indias [y puede que en el sur de Italia frente a amenazas turcas] pero no se enfrentó a rivales europeos [salvo en la campaña de Portugal de 1580] no siendo estos "jinetes" rivales para caballería pesada [o aún ligera como lo que hemos de tratar en esta entrada] los cuales les hubieran arrollado en choque. Realizada ya esta aclaración, entremos a detallar las cualidades de las compañías de lanzas - caballos ligeros - celadas.


Naturaleza
En esencia, el caballo ligero era un versión "adelgazada" del pesado caballero medieval, que había perdido piezas de su armadura personal [protección de las piernas] al tiempo que la montura prescindía totalmente de ellas [bardas y testeras] dotándose asimismo de lanzas más cortas y ligeras [aunque de ristre igualmente] y caballos más pequeños.

La montura más pequeña y la menor protección de jinete y caballo tiene una relación directa: menor peso puede ser llevado por un animal de menor porte, pero asimismo, implica a esta caballería una serie de diferencias - no siempre déficits - contra sus hermanos mayores: hombres de armas o gente de armas [las Guardas de Castilla o los Continos de la familia Luna, por dar algunos ejemplo de caballería pesada peninsular].
Evidentemente, un caballo más pequeño implicaba no solo menor capacidad de carga [y menores defensas] sino menor potencia de choque, aunque se ganaba en movilidad, y sobretodo, en economía.
Durante la edad media, se había producido un proceso de "engorde" de la caballería, hasta que en el siglo XV el hombre de armas a lomos de su caballo en carrera se había convertido en una fortaleza en movimiento, un pequeño tanque que descargaba toda su violencia al choque contra el arversario. Esta ganancia de peso y potencia se había asentado en el uso de caballos criados para tal propósito, pero la exigencia de tales portentos [máxime cuando el hombre de armas debía disponer en todo caso de dobladura, una segunda montura de repuesto] aunque cubierta a base de pagar altos precios por estos animales seleccionados, había descartado al caballo medio de tal uso en la guerra.
Por contra, el desarrollo de las armas de fuego portátiles [ver entrada a propósito] aunado al empleo del escuadrón de picas, había supuesto que un "triste" peón tumbara [y matara] a tan preciadas monturas y distinguidos dueños, a un coste irrisorio, poniendo en entredicho por tanto la inversión que se realizaba en este arma del ejército. Así pues, el siglo XVI amanece con un aviso importante: la caballería había de jugar de aquí en adelante un papel secundario en la batalla, restingido a luchar contra su igual, y a limitar el movimiento de la infantería, pero no a chocar contra esta.
Asimismo, con el paso de la Edad Media a la Moderna, los ejércitos crecen en número, y aunque con su nuevo papel de segunda fila, resultan necesarios más caballos.
Todos estos factores posibilitan el "adelgazamiento" de la caballería pesada medieval, desarrollándose la caballería ligera [1] rivalizando y desplazando a la más potente, pero también más costosa caballería pesada medieval, cosa que se puede apreciar en el caso de Flandes [en la segunda mitad del siglo XVI] donde la caballería pesada que podemos encontrar en el ejército consiste en las "Bandas de Armas" del país, compuesta por la nobleza al modo medieval, pero en ningún caso se recluta otra caballería [armada con lanzas] que no sea ligera, marchando precisamente con Alba desde Milán en 1567, 10 compañías de caballos ligeros y 2 de arcabuceros a caballo. Los manuales de caballería consultados [de principios del XVII] ni siquiera hacen mención a hombres de armas, asumiendo la lanza como caballería ligera.


Protecciones
Por lo general, el armamento defensivo de un caballo ligero [nombre dado al soldado] consistía en una armadura tres cuartos [hasta las rodillas, siendo un pistoletazo en el muslo una herida mortal, como nos recuerda Basta] o en una media armadura [hasta la cintura, o hasta cubrir el bajo vientre]. Eguiluz [1590] nos refiere el empleo del peto volante, o sea, un peto superpuesto al ordinario, aumentando la tan importante protección del torso.


Una armadura de tres cuartos, sin guantes.

La protección de la cabeza se realizaba siempre con una celada con visera y barbote. Las altas botas de caballería podían llegar hasta cubrir parte del muslo [sustituyendo el grueso cuero el cujote metálico] o por el contrario quedar sobre la rodilla. Las manos podían ser protegidas por guanteletes o simples guantes de cuero.


Armamento

El arma principal del caballo ligero era la lanza, de idéntica hechura que la lanza de armas, pero más ligera y corta, la cual se llevaba en una cuja [bolsón de cuero asido a la parte derecha de la silla] y se empleaba en ristre [soporte metálico fijado al peto para sujección de la lanza].


El alma de este lanza era hueca, y a diferencia de otras armas de asta, tenía una moharra mínima [hierro que une la punta al asta abrazándola] permitiendo que la punta se perdiera en el choque, sin el excesivo compromiso mecánico del asta que le hubiera supuesto una moharra más larga. La hoquedad del asta buscaba su aligeramiento, proporcionándole mayor resistencia su mayor sección, frente a otra tipología de lanzas de cuerpo macizo pero más esbeltas, alcanzando el equilibrio entre peso, maniobrabilidad y resistencia óptima, aunque era frecuente que esta se rompiera en el choque.


El soldado llevaba bien una pistola [también llamada en la época pistolete] o arcabucejo de arzón [para ser manejado en todo caso con una sola mano] en una pistolera el arzón de la silla o un par de estas. Podía llevar igualmente un martillo o un hacha de guerra, y siempre llevaba - como todos los soldados de la época, de infantería y caballería - una espada.


Podemos ver a este caballo ligero montando: lleva su lanza, su espada, y del arzón delantero pende una pistola enfundada.

La silla de montar era una silla de armas, de arzón alto [para fijar al jinete a su montura y ayudar a transmitir la fuerza de la carrera a la lanza] borrenas [para proteger los muslos, aunque algunas prescindieran de estas] y bridas largas. A diferencia del hombre de armas, no se esperaba que el caballo ligero dispusiera de dobladura, aunque algún autor lo recomendaba.


La montura había de ser tal que permitiera una carga al galope. Aún siendo caballos de menor porte que los de los hombres de armas [como queda dicho] eran superiores en tamaño, potencia y velocidad a los corazas y los arcabuceros a caballo.

Efectividad versus reconocimiento

En su "Teórica y práctica de Guerra" [1595] hacía Bernardino de Mendoza [que había sido capitán de una compañía de lanzas] la súplica a Su Majestad "que de ninguna manera permita que sus milicias de a caballo dejen las lanzas [...] la mejor arma para la gente de a caballo". Argumentaban los detractores de la lanza [que cederá paso al caballo coraza armado con pistolas] que esta era arma de gran embarazo, y que las pistolas podían ofender a mayor distancia. Sus apologetas, entre los que encontramos a Mendoza alegaban como principal virtud de la lanza [majenada por hombres de armas o caballos ligeros] la potencia generada por el choque, censurando la pistola por ser arma que podía únicamente ofender a pocos pasos.

Pocos años después, dos militares al servicio de España [Luis Melzo y Jorge Basta] escriben sendos tratados sobre el arma de caballería, aprovechando el interludio ocioso de la tregua de los doce años, siendo poco elogiosos con las lanzas, aunque incluyéndolas como arma ordinaria de la caballería.

El caso es que frente a los primeras décadas del XVI, donde podemos encontrar que la mayoría de compañías de caballos son de hombres de armas y caballos ligeros [aumentando el porcentaje de los segundos a costa de los primeros] progresivamente las compañías de arcabuceros a caballo, y sobretodo [a finales del XVI] las compañías de corazas, arrebatan el puesto a las lanzas, quedando a partir del segundo tercio del XVII relegadas a efectos de guardas de capitanes generales.

Los defectos de las lanzas eran los siguientes: la potencia de choque que era su virtud requería el uso de caballos de mayor envergadura y calidad, y por tanto, de mayor coste; el uso de la lanza requería de entrenamiento y coordinación para poder permitir asestar golpes certeros al contrario: la preparación de los soldados requería tiempo y dinero; el coste del armamento, pues una lanza era más cara que un par de pistolas, y las lanzas se rompían al choque frecuentemente.

Todos estos factores apuntan a que las corazas [como caballería que podemos entender hacía la competencia al caballo ligero por su lucha a la carga y en melee] siendo más baratas y más fáciles de reclutar [el uso de la pistola no requería un entrenamiento exhaustivo, ni mucho menos] le ganaran la mano a las lanzas, como pieza principal de la caballería.


Combate


Como queda entendido, los caballos ligeros debían combatir al choque, dando las cargas al galope, y llevando la lanza contra sus adversarios, recomendando algunos autores elegir el pecho o el costado del caballo, según la ocasión, por la simple razón de que el blanco era de mayor tamaño, y que al fin al cabo, rota su montura, queda el soldado de caballería desmontado e indefenso para ser atropellado, aunque pueda echar mano de la pistola.

Con la irrupción de las armas de fuego, se recomienda realizar una combinación de escuadrones: primero marcharan arcabuceros a caballo que disparando unos cuarenta o cincuenta pasos a distancia del escuadrón enemigo, ayudarán a desmandarlo, girando la formación sobre su mano derecha y dando paso a las corazas [que harán lo propio con sus pistolas] para posteriormente los caballos ligeros, teniendo el escuadrón enemigo desordenado, daran su carga al galope sobre este, actuando con sus lanzas.

La carrera debía tomarse a no más de sesenta o setenta pasos, pues las distintas calidades de las monturas, harían que unos caballos se adelantaran, no realizando el choque en formación cerrada como conviene, dando el consejo algunos autores de cabalgar rodilla con rodilla, pegados al compañero. Los escuadrones para la carga serán de unos 25 hombres.

Las compañías de lanzas sirven con estandarte, el cual sirve como insignia de la unidad, al tiempo que como hito que los hombres han de seguir para reunirse tras ejecutar la carga. El alférez - que tiene como misión portar el estandarte - cabalga al lado del capitán, mientras que el teniente tiene como misión marchar en retaguardia para "recoger a los rezagados".


Cometidos ordinarios

A diferencia de los arcabuceros a caballo, las compañías de lanzas están exentas de guardias, escoltas y otras acciones menores, para permitir el descanso de sus monturas, y porque carecen de la polivalencia de aquellos.


[1] Todo esto no supone que anteriormente no existiese algo parecido a la caballería ligera. En toda época siempre hemos encontrado unidades "peor" equipadas, y no sería extraño que aún en el siglo XV hallaramos jinetes con el equipamiento y las aptitudes propias de la caballería ligera, pero interpreto más como tipo residual que como soldado deseado.

Arcabucero a caballo

En los ejércitos de los Reyes Católicos existían los ballesteros a caballo y posteriormente los escopeteros a caballo, así que dotar a soldados de a caballo con las nuevas armas de tiro durante el segundo cuarto del XVI no supuso una excesiva innovación técnica respecto a los usos pasados.
Del arcabucero a caballo se esperaba combatiera tanto a pie como a caballo, a diferencia del dragón - de aparición en las armas españolas cien años posterior - cuya montura únicamente la posibilitaba el desplazamiento hasta el punto de combate. Era pues, un soldado de caballería, que combatiría a lomos de su animal con arcabuz, espada y eventualmente pistola, pero que no debía hacer ascos a poner pie en tierra y luchar como infante cuando las circunstancias así lo requiriesen.


En la ilustración precedente, una más que idealizada representación de un enfrentamiento entre un caballo coraza [coracero] y un arcabucero a caballo, como pie de portada de un tratado militar de 1611: "Reglas militares para el govierno e servicio particular de la cavalleria" de Ludovico Melzo, caballero itialiano al servicio de su rey en los Países Bajos.


Equipamiento: armamento y montura 

El arcabucero a caballo llevaba inicialmente peto y espaldar para proteger el tronco, y celada [o morrión] para la cabeza, perdiendo las piezas de protección de espalda y torso con el paso del tiempo, aunque se recomendaba al capitán y teniente que portasen petos y espaldares a prueba de arcabuces. De la necesidad virtud, y por ello, en caso de compañías sueltas que custodiasen puestos fronterizos - o que no combatieran en cuerpos de ejército, sino hubieran de mantenerse por sí - se tenía a bien que de 100 hombres, 40 fueran igualmente armados a prueba, actuando de esa manera como tropa de choque, papel reservado inicialmente para las corazas, pues de otra manera, no hubieran podido frenar el ataque de hombres fuertemente armados.

Martin de Eguiluz, todavía en 1590, recomendaba el arcabuz de mecha frente al de rueda, por ser más fiable el tiro, y por considerar que principalmente, el soldado combatía a pie, pero sin duda, la llave de rueda - así como más tarde la llave de chispa - facilitó - por no decir que posibilitó - el combate a caballo y el disparo al trote o al paso - nunca al galope-.
 

400 Spanigsche Reuter zu feuss. 400 arcabuceros a caballo combaten a pie a los estudiantes de Aalst. Septiembre de 1576. Grabado de Franz Hogenberg. Biblioteca Nacional de España.

El arcabucero debía llevar una serie de 10 o 15 cargas [lo que hoy denominamos cartuchos] en una bolsa de cuero, realizadas con pólvora y bala liadas en un papel - Eguiluz refiere hoja de lata - para facilitar la carga. Desconozco exactamente de cuando es esta invención, pero desde luego, no se aplicó regularmente en infantería hasta finales del XVII.

Debía llevar una casaca de faldas largas, de manera que pudiera resguardar el arma y los frascos de la lluvia. De ordinario, los soldados marchaban con un sombrero en la cabeza, y se reservaba la celada - por comodidad o galantería - para las situaciones que lo requirieran. Con el paso del tiempo, la celada llegó a obviarse, mas para protección del cráneo se desarrolló una pieza metálica a modo de cuenco que cubría la parte superior de la cabeza y que quedaba oculta bajo el sombrero... pero de las representaciones pictóricas de la época, no podemos dilucidar si el soldado a caballo con sombrero portaba bajo este tal protección o no.


Arcabuceros a caballo españoles - Der Hispanigsche Reutter - persiguiendo a las tropas de los estados hasta las murallas de Amberes 2 de marzo de 1579. Portaban el típico morrión español de la época, sin cresta. Uno de los soldados lleva estandarte, contradiciendo por tanto lo expuesto en los manuales del siglo XVII, que indicaban que la compañía de arcabuceros no lo llevaría. 


Arcabuceros a caballo del rey de Navarra - izquierda - combaten con tropa de caballería del duque de Parma - derecha. 6 de febrero de 1592.


Arcabucero a caballo enfrentándose, del manual de Walhausen. El de la izquierda con sombrero, el de la derecha con celada con cresta frontal, que porta una pistola o arcabucejo en el arzón delantero [1616]



Arcabucero a caballo con celada con carrilleras como armadura de cabeza y vestido con casaca [1625]


El arcabuz de caballería podía ser algo más corto que el empleado por la infantería, facilitando por tanto su uso montado. Con el tiempo, surgiría la "carabina" [nombre con el que se bautizaría también al soldado así equipado] un arma con cañón de entre tres y cuatro palmos, y calibre algo menor al del arcabuz [aunque se refieren carabinas de onza y cuarto de pelota] pero para entonces, el arcabucero a caballo armado con armas más rotundas, había derivado al dragón.
No sería infrecuente que los arcabuceros a caballo llevasen una o dos pistolas de arzón, pero no constituía este arma parte de la dotación del soldado.

Las ilustraciones de Waldhausen nos muestran diversos movimientos para la práctica del soldado. En el equipamiento podemos ver una de las muchas formas para sujetar el arma a la bandolera. Generalmente se portaba así, excepto cuando se consideraba el peligro inminente - o en situaciones de "parada" militar - cuando se llevaba en la mano, reposando la culata sobre el muslo.


Hasta el surgimiento del dragón - al que los españoles de la época no dieron consideración de caballería, sino que lo situaron [incluso administrativamente] en cuerpo separado, entre infantería y caballería - el arcabucero a caballo era quien llevaba las peores monturas posibles, tras las lanzas y las corazas por ese orden.



La compañía


El número ordinario era de unos cien hombres, pero a medida que pasa el tiempo - como sucede también en infantería - rara vez vemos las compañías cumplidas, soliendo ser de 40 o 50 hombres.
La primera plana está compuesta por el capitán [y su paje] un teniente, dos trompetas, un furriel, un mariscal y un capellán. Tienes cuatro cabos de escuadra [para 100 hombres] y con plazas de soldado cuentan con un sillero, un armero y un barbero.
No tienen alférez, pues no tienen necesidad de quien lleve su estandarte al carecer de este.
En la jerarquía del ejército, un capitán [y asimismo su teniente] de arcabuceros a caballo tenía menor rango que su equivalente de lanzas y corazas.

El pie [teórico] de una compañía de arcabuceros a caballo española o italiana en Flandes para mediados del XVII era:

La paga del capitán y paje                                                             225 florines
La del teniente y su paje                                                                120
La del capellán                                                                                30
La de dos trompetas, furriel y herrador, a 24 florines cada uno     96
La paga de 91 soldados a 24 florines                                          2184

Tenía un coste mensual de 2655 florines, lo que equivalía a 1062 escudos de 10 reales.



Cometidos ordinarios

Al arcabucero a caballo, por su ligereza, se le encomendaban labores ordinarias en el ejército tales como escoltas, guardias, batida de estradas [vigilancia de caminos] toma de lenguas [contacto con informadores locales] exploración, comunicaciones, etc.



Arcabuceros a caballo en un manual de la época [Melzo,1611] representados en una labor típica: prestando escolta a los forrajeros, que precisamente recogen el forraje necesario para los animales, una necesidad que moviliza mucho personal, e impone o bien una fragmentación de las tropas del arma de caballería de un ejército, o su movimiento continuo, para no agotar los pastos.



En combate

El arcabucero a caballo era el soldado de caballería menos preparado para el choque, y tanto su montura - de inferior calidad y menor porte, por lo tanto, de menor potencia - como sus armas defensivas no le permitían - salvo frente a tropas igualmente equipadas - exponerse en un encuentro cuerpo a cuerpo: "no pueden cerrar a cuchilladas con lanzas y corazas".
Frente a otras tropas de caballería, no obstante, encabezaban el escuadrón atacante. Su labor consistía en dirigirse frontalmente o de costado al enemigo, marchando a "buen paso" [entiendo que al paso, pero sin llegar al trote] para hacer fuego a una distancia de cuarenta o cincuenta pasos - cuanto más cerca mayor efecto, pero menor espacio para la maniobra de retirada - por hileras, girando sobre su mano derecha. Eran seguidas de tropas de corazas o de lanzas - según la época y ocasión - que quedaban encargadas de realizar el choque - corazas solas - o disparos para la dispersión - corazas seguidas de lanzas.
Las compañías para dar esta carga con la que se esperaba se desordenasen los oponentes para facilitar así el choque de quienes le seguían, se ordenaban en tropas de tres o cuatro hileras, a seis soldados por hilera. La primera tropa mandada por el teniente, la segunda por el capitán, y el resto, por cabos, cerrando la formación un cabo u oficial reformado, para mayor disciplina del conjunto, y evitar las ausencias a media cabalgada.
Las tropas de corazas que les seguían no debían llevar estrictamente la misma línea, sino marchar en paralelo a las primeras, para evitar los atropellos en caso de que la primera maniobra resultara inadecuada.
En orden de batalla, la caballería se situaba en alas estando la infantería en los puestos centrales. Dentro de las alas de caballería, se reservaban los puestos menos expuestos a la arcabucería para que estuviera protegida frente a un eventual choque, aunque se dispusieran las distintas tropas de manera que esta pudiera salir primero a dar la carga, tal y como queda dicho.