Escuadrón. Principios básicos

El escuadrón constituyó la formación básica de combate para el periodo analizado. El escuadrón de piqueros era el "pie firme de esa milicia", imprescindible para dar refugio al infante armado con bocas de fuego [arcabucero y mosquetero] que de otra forma podría haber sido atropellado por la caballería.

Principio fundamental
La necesidad de implementar esta formación de combate, radica en el papel que había venido jugando la caballería pesada durante la Edad Media.
Un grupo de infantes era un elemento frágil ante una carga de jinetes blindados armados con gruesas lanzas a lomos de pesados y rápidos caballos acorazados.
Durante el siglo XV - aunque hay experimentos anteriores - se organizan los primeros cuadros de piqueros: infantes armados con largas armas de asta - las picas - en orden cerrado, ofreciendo un bloque erizado de puntas hacia el grupo de caballos que les hace carga, puede llegar a detener una carga, quedando caballos y jinetes atravesados en las largas lanzas, sin que los infantes apenas se vean ofendidos.
No obstante esto, no será hasta que se lleve a cabo la combinación efectiva de arcabuces y picas, que el infante podrá abandonar su papel meramente defensivo frente a la caballería pesada, y ser a su vez agresor.
A pesar de que el papel de la caballería como arma de choque contra la infantería remite con el inicio del siglo XVI, rebajada precisamente su efectividad por la existencia del escuadrón, el cuadro de picas sigue siendo fundamental, pues tal necesidad no desaparece en absoluto, ya que a la batalla concurre caballería suficiente que puede atropellar al infante que se desmanda en el campo de batalla.
Así pues, la necesidad de estar protegido frente al jinete, al cual no se le puede detener con unas armas de fuego de muy baja cadencia de tiro, hace que durante más de doscientos años, y hasta la entrada del siglo XVIII - cuando aparece la infantería de línea auspiciada por el aumento de la cadencia de fuego de armas de mejor calidad y de manejo más sencillo - en la formación de picas resida el activo defensivo de la infantería.




Escuadrones católicos [del bando hispano imperial] en la batalla de Nordlingen. Podemos apreciar el cuadro central de picas, las guarniciones de arcabucería, y las mangas de arcabucería y/o mosquetería, pues esta última distinción es imposible de realizar careciendo del nivel de detalle suficiente para ello. El marcado con un 38, sería el formado por el Tercio de Fuenclara.

Ordenamiento del cuadro de picas
El escuadrón es una formación cuya planta es rectangular, disponiéndose los soldados por hileras unas tras otras. El escuadrón debía resistir la embestida por sus cuatro costados, por lo que los piqueros mejor armados [los coseletes, y de entre estos, los que disponían de mejores armaduras y con sus picas cumplidas, y no recortadas] eran distribuidos en las posiciones que ofrecían su cara al enemigo, mientras que las picas secas ocupaban las posiciones interiores. Claro está, la cara principal del escuadrón era la de vanguardia, que ofrecía su frente al enemigo en el campo de batalla, y allí era donde se ubicaban los hombres mejor armados, antes que en los costados o en la retaguardia, pero estos debían quedar igualmente asegurados de acuerdo a los principios indicados.
Por formar en estas primeras hileras existía competencia, y en general eran los puestos que ocupaban los soldados particulares, los oficiales reformados, aventureros y otras personas de renombre, que por "la calidad de sus personas" merecían ese premio. Evidentemente, también eran quienes por su nivel económico podían presentarse con los coseletes más lucidos.
En general, se esperaba que las picas secas no vieran la cara del enemigo, y se consideraba que perdidos los hombres que ocupaban las cinco primeras hileras en el combate, no debía esperarse más del escuadrón, pero evidentemente, hubo casos en que la resistencia fue superior a lo que debía esperarse [o exigirse] de los infantes.
Las posiciones de las hileras centrales eran ocupadas por los tambores, pífanos y abanderados de cada compañía, de manera que la bandera - que una vez arbolada constituía el emblema sagrado por antonomasia en esta milicia, pues representaba la persona del rey y la honra de la compañía - quedase lo más protegida posible, al tiempo que los tambores transmitían las ordenanzas que les indicase el maestre de cmapo o el sargento mayor, por medio del tambor mayor del tercio.
Algunos autores recomendaban que los sargentos se repartiesen uno por hilera, para poner orden en ellas durante el combate, y posibilitar la sustitución de los caídos por los soldados de la posición siguiente.
Otros autores refieren que la primera hilera era la de los capitanes, mientras que alguno indica que los capitanes debían estar repartidos en las mangas de arcabucería - y cuando el tiempo avanzó - en las de mosquetería.

3-7 era la relación para ordenar un cuadro de picas: cada hombre debía ocupar un espacio de tres pies de ancho y siete de hondo, de manera que pudiera jugar la pica con comodidad, al tiempo que la formación era lo suficientemente cerrada como para ofrecer la cohesión suficiente durante el combate, de manera que no hubiera hueco por el cual pudiera ser penetrada la formación.

En otra entrada trataremos los distintos escuadrones más comunes, su aplicación según las ocasiones, y las reglas para ordenarlos como conviene, materia de la que era objeto que el oficio de sargento mayor. Aquí solo diremos que los escuadron más comunes eran el "cuadro de gente" [con una relación 1-1 entre su frente y costados por el número de soldados], el "escuadrón doble de frente" o "escuadrón doblete" [con una relación 2:1] el "cuadro de terreno" [con una relación 7:3] y el "escuadrón de gran frente" [con una relación 3:1]

Guarniciones
En los costados, se distribuían soldados de arcabucería. Puesto que la máxima protección que podía ofrecer una pica calada era de la distancia que ocupaban cinco hileras de arcabuceros, de cinco hileras se componían estas guarniciones.
Estas eran útiles contra una carga de caballería, pues podían ir disparando contra los soldados que se aproximaban al tiempo que eran protegidos por las picas.
De estas posiciones salían hombres para refrescar las mangas de arcabucería, o sea, sustituir a los compañeros, que o bien por sobrecalentamiento de sus armas [se consideraba el límite de cinco disparos seguidos, antes que el calentamiento amenazara con inutilizar el arma] o por simple cansancio, debían ser sustituidos de las escaramuzas.


Cuadro de picas guarnecido. Se pueden ver las banderas en la posición central, y aunque carezca de mangas al modo clásico, es buen ejemplo visual de esta formación. Desembarco para la jornada de las islas Terceras [también llamadas Azores] en 1583.


Algunos autores indican que solo se disponen guarniciones en los costados izquierdo y derecho, y no en vanguardia y retaguardia, y así parece que algunas representaciones pictóricas confirman este principio.

Mangas
De las cuatro esquinas del escuadrón de las picas [por donde se teorizaba que el escuadrón era penetrable por una tropa de caballería a la carga] nacían las mangas de arcabucería.
Estas mangas de arcabucería no podían exceder su número de 300 soldados, y si eran menores, eran mejor gobernadas, siendo un buen número el de 200 arcabuceros.
En estas mangas de arcabuceros residía el potencial ofensivo de los tercios. Aunque en los cuadros dichas mangas aparecen en la formación inicial de combate, pegadas al escuadrón, se podían desplazar separándose del resguardo de este, trabando la escaramuza necesaria para inicar la batalla entre las dos infanterías rivales.
Las mangas de vanguardia eran refrescadas por las mangas de retaguardia, como también lo podían ser de las guarniciones, según las ocasiones lo precisarán.
Con el tiempo se fueron añadiendo mangas de mosquetería, de manera que hubo cuatro mangas de arcabucería, y cuatro de mosquetería, o variantes de estas formaciones según la gente de que se disponía y las ocasiones lo requería: por ejemplo, cuatro mangas de arcabucería tocantes a las esquinas del escuadrón, y dos mangas de mosquetería avanzadas a las de vanguardia.
Amén de estas mangas más cercanas al escuadrón, se podía - o se debía - destacar las denominadas mangas volantes, cuya principal facción consistía precisamente en destacarse en solitario y trabar escaramuza, arcabuceando al contrario, pero con la "seguridad" de tener en retaguardia un cuerpo firme donde refugiarse, y del cual ser relevado.

Resguardando las bocas de fuego
El principio defensivo máximo del cuadro de picas, era que todas las bocas de fuego [arcabucería y mosquetería] de la unidad pudieran hallar refugio en su interior, o cuanto menos en las guarniciones.
Pero lo cierto es que pronto los Tercios españoles tuvieron más arcabuces que picas - amén de lo que indicarán las ordenanzas de como habían de ser compuestos - y así era normal encontrarse con una proporción de 2:1 para bocas de fuego respecto a picas, y aún mayores que esta.
Con estas proporciones [dos terceras partes de arcabuces-mosquetes y una tercera parte de picas] era prácticamente imposible alojar a los arcabuceros a resguardo en el cuadro de picas, aunque se contasen con las picas secas para formar las cinco hileras mínimas que se consideraban imprescindibles, aunque los cuadros con mayor frente [también mayor perímetro] y más reducidos podían acoger proporcionalmente mayor número de arcabuceros.


PD: Dados estos principios básicos, dejaremos la formación de los distintos tipos de escuadrón para otra entrada, y lo propio haremos extendiéndonos más a propósito del combate en este tipo de formaciones.

2 comentarios :

Almogaver dijo...

Seria muy interesante ver alguna ilustracion, donde se pudiese apreciar las mangas de arcabuzes con un poco mas de detalle.

Carlos Valenzuela dijo...

Ya buscaré algo.


Un saludo.