El camino español por mar. Soldados españoles en Flandes - Soldados alemanes en España [1520 - 1523]

La historia del Ejército de Flandes arranca en 1567, sin embargo, antes del inicio de la guerra de los ochenta años - que como su propio nombre indica, impuso el servicio continuo y el mantenimiento de una estructura militar permanente - durante el reinado de Carlos V se enviaron tropas españolas a Flandes, normalmente, para luchar en las guerras contra la corona francesa, pero también para acudir a la consolidación del poder del Emperador en tierras de los Países Bajos, como por ejemplo, en las sucesivas campañas por el ducado de Gueldres [1].

Como estos aportes militares fueron puntuales, no existe apenas documentación publicada al respecto [2].

No hubo en Flandes en esta época unos capitanes de fama eterna como Pescara,  Leiva, Alarcón o del Vasto sobre los cuales escribir libros de hazañas. No hubo un soldado como Cereceda que después narrara como testigo de obra y de vista lo sucedido. Y tampoco hubo un comisario del ejército como el Abad de Nájera, que dejara en su correspondencia detalle de los movimientos, costes y organización del ejército.
Flandes no fue el principal campo de batalla para la infantería española en los primeros años del reinado de Carlos, y por eso no fue el solar donde vieron los Tercios la luz, cuna que quedó reservada para Italia.

El camino español por mar también se hizo en sentido inverso. Así, muchos soldados de Alemania [3] vinieron a España, básicamente, a defender las fronteras de Navarra y el Rosellón frente a las tropas al servicio de la corona francesa, que en muchos casos, también eran lansquenetes, aunque en este caso, sirvieran sin licencia de su señor [4] o para sofocar revueltas, como la de los moriscos de Almazán en 1526.

Gente es para perescer donde quiera sin vergüenza de su patria
Españoles en Flandes [1520-1523]

El 20 de mayo 1520 partió el Emperador de la Coruña con una armada capitaneada por don Fernando de Andrade, conde de Villalba y de Andrade. Llevaba entre 50 y 60 naves, siendo la más grande - de 800 botas [5] - la nave en que iba embarcado Su Majestad. En Abril había mandado levar 4000 infantes, pero haciendo escala en Inglaterra, sabemos que el Emperador desembarcó con 1200 caballos, pero que a los 2400 infantes que le acompañaban no se les permitió que desembarcasen [6].

En octubre de 1520, el rey de España se coronaba en Aquisgrán, siendo ya formalmente Emperador. Amén de todas las guardias de caballería ordinaria de los Países Bajos [bandes d'ordonnance] y de la caballería de los nobles alemanes, iba escoltado por 3.000 peones alemanes [7].

En marzo de 1521 comienzan las hostilidades con la corona francesa, y es la frontera de los Países Bajos con Francia la primera zona de choque. Don Fadrique de Toledo, duque de Alba, Antonio de Fonseca y, temporalmente, Hugo de Moncada [8], serán los españoles que aconsejarán en materia de guerra al Emperador, aunque será Guillermo de Orange el jefe de los ejércitos.

De la labor de estos españoles, apenas he conseguido noticia, pero es seguro que había tropas españolas en el asedio de Mézières, defendido por el caballero Bayart, pues así se recoge en la correspondencia que ilustra las memorias escritas por el "loyal serviteur" [9]. También participarán con casi total seguridad en los asedios de Mouzon y Tournay, jugando Hugo de Moncada un papel importante en la toma de esta última plaza.

En 1522 el Emperador regresa a España, trayendo consigo a tres mil alemanes de guardía, que quedarán inicialmente en servicio en las fronteras vascas y navarras. Aprovechando las naves, hará embarcar a 4.000 españoles, la mitad para servir en tierra en Flandes, y la otra mitad, para servir teóricamente embarcados en una flota sobre el canal [10], pero que se unirán al ejército de Enrique VIII que desembarcará en Calais:

El dia que S. M. llegó en esta villa de Santander, se embarcaban en la villa de Laredo cuatro mil soldados muy buenos. Fui testigo de vista, porque como me hiciese mucho mal la mar, un dia antes que S. M. desembarcase, yo hice que una pinaça me sacase á tierra, y acerté ser allí el para donde esta gente va. No sabria certificadamente decir sino que se dice y presume ir para tener compañía á los ingleses ó pasar en tierra de Flandes: gente es para perescer donde quiera sin vergüenza de su patria. 
Carta de Martín de Salinas al terorero Salamanca. Santander, 19 de julio de 1522

Estos dos grupos de españoles iban dirigidos por Juan de Lezcano - marino y conocido de los ingleses de los tiempos de Fernando el Católico - y por el coronel Cristóbal Pizarro, a los que los ingleses denominan en sus documentos Lascayne & Pyscaro [11a].

El intercambio no era sólo de tropas, así, el Emperador lleva consigo a España 3000 "culevrynes" y 1000 "hacquebutes a crochetz" del arsenal de Malinas [11b].

Paz con Inglatierra y con todo el mundo guerra
Proverbio español

En agosto de 1522, los barcos en que iban embarcados los infantes a cargo de Pizarro llegan a Portsmouth y Hampton, reclamando a los ingleses vituallas, pasando a Calais con sus 2000 españoles [los ingleses informan que son entre 1700 y 1800] el 21 de agosto [12].

Los navíos de Juan de Lezcano echaron ancla frente a las Dunas, indicando que disponen de vituallas para una semana. El Almirante inglés pretende que la Armada española se divida y emparejarla con barcos ingleses 4-4. 3-3, pero Lezcano responde que no cree que debería separar sus navíos, ya que su gente es "very ungracious" y son parte de los que se rebelaron en España en tiempo de las comunidades. Lezcano pide que las autoridades inglesas den órdenes en Dover para que a ninguno de los dichos soldados se les permita pasar a Calais sin pasaporte.
El rey de Inglaterra les proveyó con sueldo para dos meses y vituallas para uno, y reclamaron vituallas a los ingleses para que se las entregasen en Sandwich. A finales de agosto pasan a Calais.

Los españoles que se hallaban en Flandes ya se habían amotinado dos veces, y Margarita de Austria, duquesa de Saboya, tía del Emperador, y gobernadora de los Países Bajos no hallaba dinero con que pagarles, y ahora su sobrino le enviaba 2000 soldados más a cargar sobre las arcas flamencas [13].

Con estos 4000 soldados, el plan era mantener cierto número de ellos embarcados, y el resto, desembarcarlos y juntarlos con las tropas del rey de Inglaterra, a las que se añadirían las tropas procedentes de los Países Bajos.

En septiembre de 1522 sabemos que los soldados españoles están en el campo en Hesdin, donde se declara peste, y enferman varios de ellos. Luego marchan a Dourlance y Corbie. La Armada de Lezcano pasa a invernar sobre Zelanda, donde estos 2000 soldados generan mucho gasto y dan poco servicio.

Arcabuceros alemanes en Túnez [1535]. El Emperador y Rey de España, disponía de sus recursos como quería o como podía, y así era normal enviar súbditos suyos a combatir donde fuera requerido, enviando españoles a Flandes y alemanes a España, o a italianos, españoles y alemanes a combatir a Túnez, por ejemplo.
A finales de ese año de 1522, tanto Margarita como su consejero Hochstrate, trabajan para repatriar a los soldados españoles, ante las quejas del embajador inglés Wingfield, que no entiende este deseo de desprenderse de ellos cuando los considera más necesarios que los alemanes para guardar la frontera. El Consejo determinó entonces que los soldados de la frontera debían permanecer, pero que los 2000 que se hallaban en Zelanda debían volver, lo ordenase o no el Emperador, asegurando Hochstrate que las vituallas les serán proveídas para su marcha.

El Rey de Inglaterra deseaba que dichos soldados pasasen a defender los Países Bajos, y los barcos fueran enviados a Portsmouth, pero Hochstrate, replicaba cortesmente que la Dama - la Gobernadora Margarita - y el Consejo estarían contentos de entretenerlos [14] pero que  habiendo tenido los soldados noticia del perdón general otorgado por el Emperador en España, y siendo muchos de ellos antiguos comuneros, no desearían permanecer en tierras flamencas.

Los españoles en el campo, no obstante, seguían batallando, y a primeros de diciembre asistían al asedio de Thérouanne [15]. A finales de diciembre estaban sobre Montreuil, y en Saint Martin 200 o 300 infantes españoles, los cuales se encontraron con una banda de caballos e infantes franceses, a la cual rompieron, tomando prisioneros y matando a buena parte de ellos.

Las razones de doña Margarita para que partieran los españoles, se mantenían a primeros de 1523: los Estados no desean pagar soldados extranjeros teniendo soldados de la tierra.

Parece que muchos españoles regresaron de Flandes - véase la nota [11a] - y otros pasaron a Italia [16a], según queda constancia por la carta de 29 de marzo de 1523, fechada en Milán, del Comisario del Ejército Imperial, Abad de Nájera: "Despañoles abrá con los que son venidos del Papa y de Flandes cinco mil y quinientos".

Estos españoles "venidos del Papa", eran parte de los  unos dos mil quinientos infantes españoles que en 1522 habían pasado formando la escolta de Adriano VI, que al momento de ser elegido Pontífice era gobernador en España, quedando dichos infantes un tiempo al servicio del Papado [16b].

Está claro que esta repatriación fue parcial, pues en 1525 todavía había "pietons Espagnars, vaillans gens" en las guarniciones del país de Artois, siendo gobernador del condado Adrien de Croy, señor de Roeulx [16c] y se deja constancia de tropas españolas sirviendo con el marqués de Aarschot también en 1525, aunque no fue hasta 1527 cuando  tuvo lugar una nueva importante remesa de tropas españolas [17].

Cereceda, en su resumen de tropas españolas enviadas a Italia durante su periodo de servicio - de 1521 a 1544 - que él estima en un total de 63.400 hombres y 13 banderas, las cuales no cuantifica - habla de quinientos que vinieron de Borgoña á Milán, año de mil é quinientos é veinte é seis, en el Agosto. Y seguramente serían esos soldados españoles [ver nota 17] que en el año de 1525 pasaban por Innsbruck.

Hay que anotar que Flandes fue también en esta época escuela de soldados, aunque ha sido Italia la que ha pasado a la historia como la academia de la infantería española, pues al fin y al cabo, allí nacieron los Tercios.

Rozando quizá lo anecdótico, cabe referir el paso de algún célebre conquistador como soldado por esas tierras, como fue Pedro de Valdivia, y otros no tan conocidos, pero que marcharon al nuevo mundo con su bagaje de conocimientos adquiridos en Flandes, para allí matar de manera eficiente a otros españoles en pugna por las tierras recién conquistadas durante la sucesión de conflictos que se vinieron a conocer como guerras civiles del Perú [18].



Que vengan alemanes y vengan franceses y vengan turcos
Alemanes en España [1522-1524]

hasta aqui no me parecía que devia entrar gente estrangera. agora Señor digo que vengan alemanes y vengan franceses y vengan turcos que todo es menester para Restituyros en v[uestr]ro estado 
Carta del Condestable de Castilla al Emperador. Briviesca, 30 de septiembre de 1520

Habiendo arribado el Emperador en Flandes el año de 1520, quiso embarcar tres mil lansquenetes para que acudieran a España y contribuyeran a sofocar la rebelión de los comuneros y acudieran a la defensa del reino de Navarra frente a los franceses.

La recluta se llevó a cabo, y debían embarcarse 3000 infantes en las naves que habían traído a Carlos Quinto desde España, para "domar quelli non li voleno dar ubedientia", según indicó Francesco Corner, embajador veneciano ante la persona de S,M.C.

Pero sus consejeros aquí se lo desaconsejaron, pues eran de parecer que sera conmoción del pueblo y de que todo aquel Reyno se mouera a alboroto. y que seria causa de mayores movimientos y alteraciones [19].

Consideraban que si Carlos retornaba a España acompañado de gente de guerra extranjera antes se levantaran las piedras contra el que esto sea, porque darán a entender al pueblo que Su Mt trahe alemanes y estrangeros para robar y quemar el Reyno [20].

Pero en el momento de mayor pujanza de los comuneros, en el que se valora que Carlos tendrá que venir a conquistar a Castilla como Reyno de otro Rey, el envío de tropas alemanas no parece una mala solución, como apunta el párrafo de la carta del Condestable de Castilla extractada para titular esta sección.

Máxime teniendo en cuenta que se juzgaba que "la Infantería de acá es mas vellaca que alemanes que luego que no se les paga al termino lo que se les deue se amotinan y passan a los enemigos". En una guerra civil, la lealtad por cuestión nacional, es evidente que no existe, así pues, contar con tropas extranjeras, ajenas a los conflictos locales, a las diferentes lealtades y bandos que podía haber en España, podía suponer una ventaja.

Había una razón también para confiar más en soldados extranjeros que en los de la tierra, razón a que apunta Parker en la Revolución Militar Moderna, y es que los soldados lejos de su tierra tienen a sus compañeros como amigos, familia y patria, y estando cerca de casa, es fácil la deserción y el regreso al hogar. Así, el licenciado Vargas apuntaba en carta al Emperador en 9 de septiembre de 1521, que no confiaba en que la infantería española derrotase a las tropas francesas "porque nuestra ynfanteria estando en su naturaleza no apruevan tan bien como lexos della y en ytalia".

Y es que en Italia había también otras motivaciones para hacer buena guerra, principalmente el saqueo, o mejor dicho, la esperanza del mismo, como destacaba el Almirante de Castilla:
que los que dirán que assi les pagaban en Italia debriaseles preguntar si ai diferencia de lo de Italia á lo de acá que alla eran tantos i tan ricos los sacos que andana la gente contenta con la esperança de robar acá no an tenido este remedio.

Juicios y valoraciones aparte, ya apuntamos en la primera sección, que al hacer el Rey de España viaje de regreso desde Flandes, desembarcaron con él tres mil alemanes [21] en julio de 1522.

Dichos alemanes venían a cargo de Wilhelm von Rogendorf, o Roncandolfo, y defendieron la frontera vasca, alojándose en San Sebastían en primer término, y conformando la guarnición de Fuenterrabía en 1524 y la del Rosellón, a partir del verano de 1524, donde Rogendorf fue Capitán General.

En la defensa de esta frontera, los alemanes combatirían contra los militares de la corona francesa, estando integrado el ejército francés, recordemoslo, en buena parte, por infantería mercenaria alemana [22].

Lansquenetes alemanes durante la batalla de Pavía, cuadro de hacia 1530, de la colección de Enrique VIII de Inglaterra. 

Estos alemanes costaban entre 8000 y 9000 ducados al mes, pues los Alemanes an de ser pagados diadiado,  y esto era un agravio, pues si los españoles ven esta paga i no se les hace podria ser inconveniente de motines enoxossos i con desacatamiento.

Y esta era una diferencia importantisima, y es que los españoles estaban acostumbrados a combatir sin paga durante meses, y los alemanes, por contra, no tenían ninguna predisposición a tolerar tales incumplimientos de contrato.

Estos alemanes de Rocandolfo participarán en numerosos combates, y últimamente, en la represión de los moriscos de la sierra de Almazán, en 1526, para ser embarcados con rumbo a Italia en octubre de ese mismo año.


Notas
[1] Raymond Fagel, El camino español por mar: Los soldados españoles en los Países Bajos durante la época de Carlos V, 2001

[2] Sin duda en archivo la hay, como se puede ver en las notas de Fagel y Mur a sus respectivos artículos, pero el que suscribe únicamente maneja fuentes impresas.

[3] Alemanes y flamencos, por ejemplo, Roelf van Marmoets, que servía con el coronel Rocandolf, que había sido gobernador de Frisia.

Creo que españoles e italianos en esta época no hacían gran distinción entre alemanes y nativos de los Países Bajos de lengua germánica, máxime cuando también en dichos territorios se levaban regimientos en ordenanza de lansquenetes. Entre los "Bas-allemands" o alemanes bajos, se incluían los habitantes de Limburgo, Holanda, Zelanda, Frisia, Overijssel, Utrecht, Gueldres, la parte alemana de Luxemburgo, Ultra-Mosa. y los del principado de Lieja.

[4] Anna Mur i Raurell, Rocandolfo al servicio de Carlos V: Wilhelm von Rogendorf, comendador de Otos (1481 -1541), 1998.

Es una biografía del militar, pero aún así hay considerable información sobre las tropas a su mando. Respecto a su estancia en España, se puede leer a partir de la página 7.

[5] La referencia es del embajador veneciano, y la medida del barco es en "botte", que no debía ser muy diferente al tonel o tonelada castellana.

[6] Ambas cifras nos las da el embajador veneciano embarcado con el Emperador. Los 1200 caballos no parece que sean soldados de caballería, sino caballos de los nobles, como la casa del duque de Alba, don Fadrique, que acompañó al Emperador y que formó parte de su consejo durante la guerra con Francia.
Desde luego, Álvaro de Luna, jefe de los continos de la guardia del rey - compañía de hombres de armas de las Guardias de Castilla - sí estaba en Flandes, y cabe suponer que la compañía entera - siendo guardia del Rey de España - también lo estuviera, porque Alonso Enríquez de Guzmán, caballero desbaratado, quedó preso con él tras el asedio de Tournay, por desafiar a un caballero.
Respecto a estos continos, hay una anotación anterior a septiembre de 1520: "aux gens de cheval espagnols de la garde du Roi: 60 ducats". Y también hay anotaciones en los inventarios de la región Nord-Pas de Calais de 100 ducados concedidos a "plusieurs compagnons de guerre espagnols qui out servi le Roi es naves de sa flotte depuis ses royaumes d'Espaigne jusques en ses pays de Flandres" de la misma época.

[7] 1.000 escopeteros, 1.000 piqueros y 1.000 alabarderos, o 2.000 escopeteros y 1.000 alabarderos, según las fuentes.
Los Anales de Aragón de Argensola, indican el acompañamiento del Empeador "y para su servicio la gente de guerra de las Fronteras, 3000 Infantes Alemanes: los de la guardia ordinaria, armados todos".
La "Chronicque de la maison de Bourgoigne" de Macquérau detalla la entrada de la guardia en Aquisgrán o Aix:  "Premièrement sont entrés  tout devant les piétons, et passèrent tous sept de froncq; entre lesquelz estoient mille hacquebuttiers, mille halbardiers, et mille picquenaires tous grans et beaux hommes, très-bien en point". La Relación de la Entrada del Emperador en Aquisgrán, atribuida a Pedro de Gante, contradice la de Macquérau: "Entraron desta manera : vinieron delante 2,000 escopeteros bien armados y en orden ; tras ellos venían 1,000 piqueros y alabarderos, muchos con las banderas: todos bien armados".

Estos datos los he buscado por descartar la presencia de soldados españoles en la coronación imperial.

[8] Hugo de Moncada estuvo presente en Flandes y la frontera flamenca, al menos, entre otoño de 1521 y verano de 1522. Fagel indica que marchó de Sicilia por huir de un lío de faldas.

[9] La anotación es breve, pero suficiente: "en sçavent nos gens la vérité par deux hommes de la bende des Espaignolz qui sont venus en leur camp". Letra del Mariscal de Chatillon al Rey, de 27 de septiembre, fechada en Rethel, región de Árdenas.

En el "Letters and Papers... Henry VIII" aparece la noticia a 29 de marzo de 1522 de que se hundieron 7 barcos de guerra españoles en las costas de Bretaña, siendo 1.000 españoles tomados por los franceses. A veces se transmitían en la correspondencia oficial noticias asumidas como ciertas que después resultaban ser rumores infundados, y no he visto que el suceso se confirmara. En todo caso, parece que se trataría de una armada y no un transporte de infantería, pero el esfuerzo bélico de estos años imponía una sangría humana continua.

[10] En principio el Emperador se iba a hacer acompañar a su regreso a España - con escala de cortesía en Inglaterra - por 3000 alemanes y 3000 españoles. A sus virreyes les encomendaba el envío de una cantidad superior de soldados en una veintena "des meilleurs navires", dejando en guarnición en Flandes el sobrante de los 3.000 que habían de servirle de escolta.
Instrucción del Kaiser, fechada en Oudenarde a 13 de diciembre de 1521, en Monumenta Habsburgica 2.1

Al final, por el motivo que fuera, se hizo escoltar de 3000 alemanes en su viaje de Flandes a España en 20 barcos españoles embargados en Zelanda, y en esos mismos navíos - llegados a Laredo - embarcó a los 4000 españoles que habían de ir sobre la armada o quedar de guarnición en Flandes, como detalla el extracto de la carta de Martín de Salinas fechada en Santander.

[11a] Así aparece en las "Letters and Papers, Foreign and Domestic, of the Reign of Henry VIII".

Sobre este traslado de tropas, podemos ver una anotación en la correspondencia de Salinas:
"Cuando yo llegué á Laredo, donde se embarcaban los quatro mill soldados, hallé que estaba señalado por capitán dellos el Adelantado de Cazorla, y como llegó S.M. revocó aquella provisión y repartió la gente de esta manera: que los dos mill envió á Flandes con el capitán Piçarro, para que esté con mosior De Sistain y haga con ellos aquello que él le mandare; y los otros dos mill lleva el capitán Lezcano y se va á juntar con la armada del Rey de Inglaterra y hacer juntamente con ellos aquello que mejor podiere."
Carta de Martín de Salinas, Palencia, 10 de agosto de 1522

Lezcano se hallaba en Flandes [en Zelanda] en 1522 organizando el pasaje de su rey, reteniendo unos 60 barcos para el viaje del Emperador, algunos de 300 toneladas, y ninguno de menos de 160.
El Emperador desembarcó el 16 de julio en Santander, después de embarcar el 6 en Southampton. El "De Sistain" de la carta de Salinas, ha de ser el señor de Ijsselstein, conde de Buren.

En el tratado entre Enrique VIII y Carlos V, firmado en Brujas el 25 de agosto de 1521, se establecía que el Emperador y el Rey debían aportar cada uno una flota con 3000 hombres para hacer guerra marítima a Francia, y que no debía entrar en puerto, excepto por propósitos de guerra, o a no ser que fuera allí conducida para refugio de temporales.

Acerca de Cristóbal Pizarro, véanse dos apuntes en "Carlos V y el crédito de Castilla. el tesorero general Francisco de Vargas y la Hacienda Real entre 1516 y 1524":

A Aluaro Noguerol, pagador de las guardas, por çédula de su majestad fecha a 4 de abril de 523 años, seysçientos y çinquenta ducados para socorrer la gente de ynfanteria que viene de Flandes en compañia del coronel Piçarro. Es la çédula señalada del conde de Nasaot.

Con un socorro de 650 ducados, podemos estimar que la gente de infantería que regresó de Flandes con el coronel Pizarro después de haber servido allí menos de dos años, sería de unos 600 hombres, con 1 ducado de socorro por infante, pero quizá se les dio menos, y el número era mayor. El caso es que regresaron cierto número de soldados de aquella empresa.

Al comendador Xristóual Picarro, coronel de los mill ynfantes que van a Perpiñan, por çédula de su majestad fecha a seys de junio de 523 años, señalada de los del dicho qonsejo, dozientos ducados para en quenta de su salario que ovo de aver del tiempo que se ocupó por coronel de la ynfanteria que fue a Flandes en el armada que se enbarcó en Laredo el año pasado de 523, y en quenta del Xristóual Picarro ay pliego en este libro.

El año pasado era de 522 y no de 523, claramente. Vemos que Pizarro marcha a Perpiñán a cargo de 1000 infantes. Estos pueden ser viejos infantes, de los que regresaban con él de Flandes, o nuevos, o una mezcla de ambos. No tenemos más datos al respecto.

[11b] Estas "culebrinas" no eran piezas de artillería, sino, su gran número así lo atestigua, armas de fuego portátiles, que en esta época serían en lengua española escopetas.

Los 1000 "hacquebutes a crochetz", eran, en francés más moderno, "arquebuse a croc", o sea, arcabuces con horquilla, como los que llevan dos arcabuceros españoles de la cabalgata del Emperador Carlos V en su entrada en Bolonia, del año 1530:




[12] En el tratado entre Enrique VIII y Carlos V, firmado en Brujas el 25 de agosto de 1521, se establecía una armada con 3.000 hombres, para escolta del transporte de hombres y vituallas, y defender Inglaterra de un desembarco francés. La Armada inglesa quedó reducida a 10 naves con 1730 hombres embarcados - unos 1400 para escoltar el pasaje del Emperador a Inglaterra - incluyendo soldados, marineros y artilleros, pues una cosa era las pretensiones que se plasmaban sobre el papel, y otra la realidad impuesta por límites presupuestarios y humanos.

En diciembre de 1521 había una armada de 20 navíos operativa a la que había que reforzar con infantes españoles:
et actendant la flote d'Espaigne que doit icy venir au premier vent, pour d'icelle cboisir les meilleurs nauires de guerre necessaires, taut ponr nostre passaige en Angleterre auec ceulx de nostre trahyn, que aussy pour les IIIm Allemans que conduisrons auec nous, en actendant le ranfort des XX nauires auec les pietons espagnolz lesquelz auons mande venir a Falemue sur la fin de mars, comme vous auons escript. 
Carta del Kaiser al obispo de Badajoz, firmada en Gante, 20 de diciembre de 1521.

Los navíos estaban en Falemue, o sea, Famouth, en la costa sur de Cornualles.

[13] Por esta protesta, que recoge el embajador inglés a 6 de septiembre, así como por una noticia de Lezcano del 28 de agosto, parece que las tropas de Pizarro fueron sostenidas económicamente por los Estados, mientras que las tropas a cargo de Lezcano había pretensión de que fueran sostenidas por el rey de Inglaterra, aunque en el tratado de Windsor de junio de 1522, queda claro que esas tropas, en la Armada o desembarcadas, debían mantenerse a cargo del Emperador:

Lezcano, no obstante, reclamaba vituallas a Fizwilliams: "Their victual is all spent, and the Emperor gave them no money for more, so that if the King wishes to employ them, he must either send them victuals into the Downs, or make their ambassador do it".

Thomas Spynelly, embajador de Enrique VIII ante el Emperador había informado de como los soldados se embarcaban con cinco monedas y la mitad de sus pagas: "the good furniture of the souldiours in the Spaynyshe Flete with fyve monethes and a half of wages". 

Sir Robert Wingfield, informaba el 22 de septiembre que reclamaba a Margarita el pago de los españoles que están en el mar. La gobernadora respondía que no tenía orden del Emperador para pagarles a cargo del país, y que, en todo caso, si así se le hubiera ordenado, no tendría dinero con que hacerlo.

[14] Entretenerlos: darles entretenimiento, sustento, o sea, pagarles un sueldo o darles vituallas y alojamiento a descontar de su sueldo.

[15] Parte de los españoles que participaron en el asedio de Thérouanne se alojaron en Seclin, donde los abusos propios de la soldadesca sobre la población local, generaron su consiguiente protesta y apunte documental de la presencia de la denostada "garnison espagnole": "Ravages exercés à Seclin per les armées espagnoles revenant du siége de Thérouanne", a 10 de noviembre de 1522.

[16a] Seguramente, ochocientos que vinieron de Borgoña á Francia por un motivo que todos vinieron de Francia á Italia con el almirante de Francia, año de mil é quinientos é veinte é tres, en el Setiembre, según Cereceda.

[16b] La voluntad de Adriano de Utrecht, fue enviar estos soldados a socorrer Rodas asediada por los turcos, pero el embajador español don Juan Manuel trabajará para que se les retenga en Italia, en previsión - como así sucedió - de que podrían ser un refuerzo para el ejército del Emperador en Lombardía. En todo caso, no estuvieron desocupados, pues asediaron Rimini, tierra papal usurpada por Malatesta.

[16c] El cual conduciría un nuevo contingente de españoles a Flandes en 1527.

[17] Sobre dicho envío, véase Raymond Fagel, El camino español por mar: Los soldados españoles en los Países Bajos durante la época de Carlos V, 2001

La presencia de españoles en Flandes en 1525 también se puede confirmar por fuentes italianas, en este caso, la correspondencia del embajador veneciano Carlo Contarini ante Fernando I de Austria, data en Augusta [Augsburg], desde donde informaba que a 4 de diciembre è venuti qui da zerca 240 fanti spagnoli con due bandiere et zerca 100 lanzinech, quali Vieneno di la Fiandra licentiati da madama Margarita et voleano venir in questa terra. Questi non li hanno lassati intrar, imo alcuni erano intrati li cazarono fuora. Da poi,questo Serenissimo li ha fatto dar uno fiorin per uno perchè voleno andar a la volta de Italia, et cussi sono partiti. Si iudica, per quanto lui ha inteso, questi andarano a la volta dil bergamasco.

O sea, que estas dos banderas de españoles con 240 infantes, sumados a 100 lansquenetes, hicieron su propio camino español para trasladarse a titulo particular a Italia para continuar siendo soldados, algo que también pasó, por ejemplo, tras la desmovilización de Cateau Cambresis en 1560-1561.

Aunque iban con licencia de la gobernadora de Flandes, y por tierras del Emperador, no eran bienvenidos - normal, la soldadesca solía generar disputas con los habitantes por los alojamientos y los servicios que requerían - pero sin embargo fueron socorridos con un florín por cabeza, sin duda, para que no causasen problemas a su paso.

La historiografía moderna ha ensalzado el camino español [1567-1659] como una empresa logística envidiable, pero los soldados que viajaban desde Milán a los Países Bajos lo hacían con comisarios, furrieles, en etapas bien definidas, con alojamientos y comida pactada, con derechos de paso por tierras extranjeras previamente negociados y en gran número. Cuán diferente sería el viaje de estos soldados, que lo hicieron a las bravas, por iniciativa propia y sin acuerdo de ningún tipo.

En noviembre de 1525, habían llegado a T:ubingen - Tubinga, 150 soldados italianos procedentes de Flandes. También iban de camino a Italia, pero fueron a esta ciudad donde se hallaba el archiduque Fernando. En lugar de recibir un socorro para proseguir su camino, fueron reclutados para combatir a los campesinos sublevados, y fueron puestos a ello de inmediato, uniéndose a los 600 caballos y 1200 infantes a cargo de Rudolf V, conde de Sulz  y presidente de Innsbruck,

Tübingen como Augsburgo, está en uno de tantos posibles caminos de Flandes a Italia, pero el que los soldados decidiera acudir allí, sin duda fue motivado por la presencia del archiduque Fernando, al cual podían demandar socorro para marchar a Italia, como hicieron los 240 españoles y los 100 lansquenetes, o entrar al servicio de los ejércitos que reprimían la revuelta campesina, como es el caso de los 150 italianos.

Cabe la duda de porque los italianos fueron reclutados y los españoles marcharon a Italia.

Un camino posible sería Munchen-Innsbruck-Trento, cruzando el Tirol, patrimonio de la casa de Habsburgo, mucho más seguro para soldados imperiales que cruzar los Alpes por tierras de esguízaros o grisones. En todo caso, mala época para cruzar los Alpes.

A 22 de diciembre de 1525, Zuan di San Stefano se allegaba a Trento - territorio episcopal austriaco - donde se encontraba 10 capitanes mandados por Fernando desde Inssbruck, Estos le informaban de que 700 españoles venían de Innsbruck con la intención de llegar a Friul. El enviado visita Bolzano, Igna/Igne , Maran(Merano y vuelve a Trento, informando de la presencia de compañías alemanas. .

La diferencia en el número es notable. No obstante, las dos banderas de 240 infantes españoles que Carlos Contarini refiere encontró en Augsburgo, pudo haber sido una parte del total de tropas que marchaban. Quizá en días siguientes vinieron más, y el embajador no lo mencionó. Vemos a continuación otro apunte donde habla de 500 soldados a las puertas de Augusta.

El capitán de Venzon informaba a 31 de diciembre que había llegado un ciudadano de Augusta, el cual había partido de allí hacia 12 días, e informaba que 500 españoles pretendían entrar en la ciudad, lo cual se le había negado. Los de la villa argumentaban que los estatutos de la ciudad eran muy restrictivos: tan solo el Emperador podía entrar con 200 caballos, y el Archiduque se hallaba en la ciudad con 600. Como es normal, en la ciudad no querían recibir más soldados. El ciudadano informaba que 200 de los soldados iban a Goricia.

Después, les perdemos la pista a estos soldados.
Desde luego, la ruta lógica, la que seguían los lansquenetes austriacos para llegar a Italia atravesando el Tirol [Innsbruck - Sterzing - Meran - Bozen - Egna - Trento] incluía el Jaufenpass o Passo di Giovo, a 2100 metros de altura. A finales de diciembre, afrontar ese cruce hubiera sido complicado. Quizá intentaron hivernar en la parte norte de Austria, quizá fueron reclutados - como habían sido los italianos - por el ejército de la Liga de Suabia, o del archiduque Fernando para luchar contra los campesinos alzados en armas. Es raro encontrar tres anotaciones en fuentes venecianas cuando estos soldados se hallaban en la "parte di sopra" y no encontrar nada cuando los soldados debían haber entrado en Italia. Hay referencias del paso de soldados alemanes - pequeños grupos de 40-60 hombres - que venían de Trento a Milán en enero de 1525, a los cuales se les daba licencia de paso por tierras venecianas. Incluso se retratan movimientos más pequeños aún, de 4-6 soldados que vienen a la deshilada. Por lo tanto, es raro que desparezca este numeroso grupo de soldados y no se les vuelva a mencionar - por lo menos en los primeros meses de 1526.

Una posibilidad es que buscaran un puerto en el Friul donde embarcarse para llegar al reino de Nápoles. El camino por mar desde Triesta había sido empleado anteriormente, incluso en tiempos del Gran Capitán, para llevar soldados alemanes al Reino. Pero debería haber constancia del hecho.

Adenda, junio de 2017
Habiéndome documentado sobre el asedio de Milán en 1526, hallo más apuntes sobre los españoles que pasaban por tierras del archiduque:

El 10 de agosto de 1526 pasan por Tarvisio [Carintia] 200 infantes españoles de 400 que venían de Innsbruck, e iban de camino a Medea, Gradisca y Mariano, localidades de la provincia de Gorizia. Estos schiopeteri del Serenissimo suo Principe generan problemas a los vecinos venecianos: una noche van armados a Cividale de Udine, lo que genera la protesta del lugarteniente del Friuli al capitán de Gradisca.
También un español mata a un borgoñón.
Recordemos que a finales del pasado año de 1526 los españoles que acudían a Augusta lo hacían acompañados de 100 lansquenetes, lansquenetes sin duda borgoñones, alemanes bajos o flamencos.
Al final, las autoridades de Gorizia obtienen del príncipe Fernando que los españoles que estaban de guarnición en su provincia, fuesen relevados por 500 bohemios. que debían entrar en servicio el día de San Andrés, 30 de noviembre.

[18] Respecto al conquistador de Chile, hay que ver la "Instrucción de lo que han pedir y suplicar á S.;M. y á los señores Presidente y Oidores de su Real Comsejo de Indias en nombre de Pedro de Valdivia",  de 15 de octubre de 1550:

Hacer relación sucintamente como serví á S. M. en Italia en tiempo del Próspero Colona é Marqués de Pescara hasta que murió, en el adquerir el estado de Milán, como buen soldado, por imitar á mis antepasados que se emplearon y emplean de cada día en lo mesmo, y servir en Flandes cuando S.M. estaba en Valenciana é iba el Rey de Francia sobre ella

El marqués de Pescara murió la noche del 2 al 3 de diciembre de 1525 [Carta de Lope de Soria al Emperador, Génova, 5 de diciembre de 1525]. La acción de Valenciennes no he sabido fecharla.

Respecto a los hombres que enriquecieron con su saber el arte de la guerra en Perú durante las guerras civiles de aquel reino, publiqué una entrada sobre las célebres pelotas de alambre, invención que trajo Pedro de Vergara al Perú, que sumada a una buena carga de arcabuces, facilitó la victoria de los pizarristas sobre los partidarios de Almagro, alejados de la costa, y por lo tanto, de la llegada de nuevos hombres, suministros e innovaciones.

Por lo tanto, se puede asegurar que hubo una escuela militar española en Flandes en paralelo a la italiana, si bien fue esta última, por su continuidad, la que dio solar a los tercios de infantería española.

[19] Todas las valoraciones sobre la venida de tropas alemanas, así como la valoración que se hacía de las tropas españolas, son extraídas de la "Historia crítica y documentada de las Comunidades de Castilla", publicada en el Memorial Histórico Español, volúmenes 35 a 39.

[20] Robar, no consta que robaran, pero quemar, algo quemaron a su paso, aunque fuera en calidad de vengadores de unos compañeros asesinados por los paisanos, que de saqueadores:
Asimismo vino nueva á los VIII de Noviembre cómo los alemanes habían quemado un lugar de trescientos vecinos. La causa habia sido que los alemanes, yendo su camino, habian venido á comer en el dicho lugar, y después de les haber pagado y se haber partido, en ciertos que quedaron á la postre, mataron hasta diez ó doce dellos; á la cual causa, sabido por los alemanes volvieron é hicieron lo susodicho. 
Carta de Martín de Salinas, fechada en Pamplona, a 16 de diciembre de 1523

Y es que los altercados y enfrentamientos entre civiles y militares eran el pan suyo de cada día; el suceso no parece tan importante como para nombrar siquiera que población fue la afectada, pero sería alguna villa de Guipúzcoa. Seguramente, debe haber constancia del suceso en algún archivo.

[21] Anna Mur, en su biografía sobre Rocandolfo, indica que el coronel se hallaba a cargo de cuatro mil alemanes. Sin embargo, en la correspondencia de Salinas se habla en todo momento de tres mil, y estas tropas constituían el único acompañamiento de Carlos en su viaje a España, con lo cual es raro que el secretario errase en el número:

De los seis mil alemanes que habían de venir con S. M., no vienen que los tres mil; los otros quedaron en Flandes; y estos tres mil lleva musior de Rocandorf, al cual hablé ayer algo de la carta que v. md. me escribió.
Salinas al tesorero Salamanca. Antona, 6 de julio de 1522

Durante 1523, recibieron un refuerzo, como atestigua el apunte de tesorería correspondiente, y tal vez sea este, sumado seguramente a otros refuerzos, el que hiciera llevar el número de los alemanes de Rocandolfo hasta los 4000:
A Garcia Aluares Osorio, gentylonbre de su majestad, por çédula fecha a dos de setyenbre de 523 años, 400 ducados para que los reparta entre los alemanes que han aportado a Laredo en quenta de su sueldo, con que puedan yr a San Savastyan a juntarse con los otros que alli estan.

[22] En el caso del servicio al rey de Francia, el carácter de la vinculación de los soldados alemanes era la de mercenario, pues no servían a su príncipe natural, tal era el caso de haber servido al rey de España, como Emperador que era.

Escopeta / Escopetero

La escopeta fue un arma de fuego portátil predecesora del arcabuz y de menor calibre que éste, siendo el escopetero el soldado que la usaba y sentaba plaza en los ejércitos del rey. Ambas armas y tipo de infantes - escopetero y arcabucero - convivieron unos años, durante la década de 1520, para finalmente, durante los años de 1530 imponerse el soldado armado con un arma más potente y de calibre superior.

Ya hemos visto como en la batalla de Pavía [24 de febrero de 1525], los escopeteros y arcabuceros - en una proporción de 3:2 - jugaron un papel fundamental en la derrota del ejército francés, tanto de la infantería, como de la caballería francesa. Ahora bien, antes que el arcabuz fuera usado por la infantería española, fue la escopeta, por tiempo de un cuarto de siglo, el arma de fuego portátil que sirvió para desbaratar y romper a los ejércitos enemigos.

Escopeteros en la toma de Orán [1509]. En la "Relación de las cosas que el Conde Pedro Navarro pidió al Cardenal Cisneros para la guerra de África" que publicó Cesáreo Fernández Duro en los apéndices al primer tomo sobre su historia de la Armada española se puede leer los soldados que pidió el  célebre capitán: 
Diez mil soldados de picas y coseletes; ocho mil escopeteros y ballesteros; doscientos azadoneros con picos, palas y azadones; dos mil hombres de a caballo, los quinientos de armas y los demás jinetes, doscientos escopeteros y ballesteros a caballo.
Los tiradores de las guerras de Gonzalo Fernández de Córdoba sentaban plaza en los libros de sueldo de los Reyes Católicos como espingarderos. 



Dibujo basado en el anterior detalle del retablo de la capilla mozárabe de Toledo, pintado por Juan de Borgoña en 1509.



Este "cañón o culebrina de mano", tal y como se clasifica en el catálogo de la Real Armería de 1898, tiene un cañón de 58 centímetros, y 13mm de calibre, con un reborde en la boca y algo más de espesor en la culata. No dispone de llave, y la ignición se realizaba con un fogón aplicado al oído. El arma se asemeja bastante a las escopetas representadas por Juan de Borgoña. Con un calibre de 13mm equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza. 



La pieza del Catálogo de la Real Armería de 1898, aparezca o no catalogada como "culebrina de mano" nos da una idea del calibre de la escopetas de principios del XVI: 13mm, que equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza castellana, lejos de los arcabuces 1 o incluso 1 y 1/2 onza que se verán a lo largo del siglo XVI, pero no tan lejos de los comunes arcabuces de 3/4 de onza o 5 ochavas [5/8 de onza]. 



Escopetas de metal, escopetas de hierro

Al igual que los arcabuces, las escopetas podían estar fabricadas en metal [una aleación de bronce, normalmente latón] o en hierro:

Las spingardas son muy neçesarias porque no se pueden aver acá y tanbien los alcabuces que en todo caso deve Vuestra Alteza mandar que se provea de allá, porque las scopetas yo he tentado de averlas de Nápoles y por escopetas de fierro demandan a tres ducados y medio. Es verdat que son buenas pero son muy caras.
Carta de Hugo de Moncada a Fernando el Católico, de 26 de junio de 1511


En la Memoria de las armas que se han de traer de Castilla por acuerdo del Cabildo de Tenerife, a 5 de febrero de 1515, encontramos lo siguiente:

Tres docenas de escopetas de hierro, con sus llaves, de cañones cumplidos, barrenadas cada una a su molde para las pelotas y otros tantos frascos para la pólvora.


Las armas de metal [latón] eran más livianas y además se corroían menos que las de hierro, pero también más dúctiles - menos quebradizas, pero más deformables y menos resistentes que las fabricadas en hierro. 

Arcabuceros o escopeteros de "El triunfo de Maximiliano", hacia 1512. De los 10 arcabuceros, solo dos, los situados en los extremos de la primera hilera, portan armas de hierro, el resto, de metal. Podemos ver que seis de ellos llevan el "estopín" o mecha enrollada en un palito para aplicar al fogón. No disponían entonces de llave de mecha alguna.



Llave de mecha o estopín

Durante la segunda mitad del siglo XV, a alguien se le ocurrió colocar en los cañones de mano, o bombardas, una serpentina que sostuviera la mecha que hasta ahora se llevaba al fogón [situado en la parte superior, pues todavía no había cazoleta situada en el lateral que se comunicaba con el interior del cañón a través del oído] con la mano libre.
Esta serpentina [una pieza metálica en forma de S que rotaba sobre un eje anclado en la caja] puede que liberase una mano respecto a la situación anterior, en todo caso, hacía la maniobra del disparo, o la sujeción del arma, más sencilla, con lo que se puede afirmar, que el soldado equipado con este arma disparaba apuntando.

Todavía no había disparador, ni muelle que liberase el serpentín que sostenía la mecha, y como la mecha se situaba directamente sobre el cañón, esta salía disparada cuando se producía la ignición de la pólvora, con lo que debía tomarse la precaución de sujetarla convenientemente para que no acabara en el suelo.

A finales del XV, no obstante, se desarrolla lo que con no demasiadas modificaciones sustanciales será la llave de mecha que estará presente hasta finales del XVII: se iniciará la pólvora lateral e indirectamente, situándose esta pólvora fina de inicio en una cazoleta adosada a la diestra de la "recámara" conectada al interior del cañón mediante un agujero u oído en esta, y el serpentín se accionará indirectamente mediante un disparador, para lo cual se desarrolló un muelle [conocido como muelle real] cuya acción de resorte hacía que la serpentina estuviera en dos posiciones: erguida y abatida o de ignición.

Escopeta de 1502, ilustrada en el "Zeugbuch Kaiser Maximilians I". Cañón de metal o bronce, y serpentín para la mecha.


No obstante, y como la adopción de nuevas tecnologías no se produce de manera inmediata, y las virtudes que compensen su coste [o los prejuicios contra las novedades] han de ser ponderadas con la experiencia, todavía en 1525, parecía haber "armas rudimentarias". En la crónica de Juan de Oznaya sobre la batalla de Pavía, que tuvo lugar en 1525, aparece esta diferenciación entre las armas de los españoles y las de los franceses:
"Ya los arcabuceros que delante estaban se habían apercebido de encender cada uno tres ó cuatro cabos de mecha, y en las bocas cuatro ó cinco pelotas , por cargar mas presto. Pues hincadas las rodillas, y las mechas en las llaves de los arcabuces, y viéndolos levantar, se adelantaron hasta diez pasos sus escopeteros y arcabuceros, y disparan juntos hacia nosotros; pero como aun no eramos levantados, y ellos no tiran á puntería, sino con la una mano tienen la escopeta, y con la otra ponen fuego atada la mecha á un palillo, no mataron ni aun hirieron á ninguno; y en tirando volvieron á meterse en su escuadrón para tornar á cargar".


Del arcabucero de la imagen vestido de azul, se puede ver como usa un "palito" para llevar la mecha al fogón de su arma, situado en la parte superior. El resto de arcabuceros tampoco "tira  a puntería", llevándose el arma al hombro. Pintura de Melchor Fieselen, de 1533 titulada "El sitio de Alexia".


En cambio, estos escopeteros de la toma de Orán pintados en 1514, si que se llevan la escopeta al hombro para apuntar.



Y también en esta escena de El triunfo de Maximiliano, fechada la obra en 1515, se puede ver a un par de escopeteros o arcabuceros tirando a puntería.


A tenor de lo dicho, cabe pensar que la mayoría de armas de fuego de finales del siglo XV y principios del XVI no tuvieran llave y funcionaran como en la escena representada por Fieselen, y avanzando el siglo, la mayoría de armas incorporaran la llave de mecha, si bien habría disparidades de arsenales en distintos ejércitos, naciones y épocas.



Alcance

Tenemos una referencia escrita bastante certera del alcance de una escopeta en el año de 1521.

Durante la guerra de las comunidades, las tropas realistas se hallaban a un lado del río Arlanzón, en Burgos, y las de las Comunidades, al otro. Fuera el puente de Santa María [60 metros entre estribos] - lo más probable - o el puente de San Pablo [74 metros entre estribos] la distancia mínima, para un disparo efectuado por una escopeta - no un arcabuz - en 1521, es bastante superior a esos 25-40 metros que algunos han querido dar:

Estando el lunes 21 deste [enero de 1521] a despachar esta posta a los dos oras despues de medio dia hubo cierto ruido entre dos procuradores de vecindades de manera que la ciudad se alborotó y se puso en armas y fue forzado que los que estavarnos aqui nos armasemos y pusiesemos en orden y luego la gente de guerra que aqui tengo vino a la plaza de rni casa y D. Juan de Luna capitan de los continos y la gente de la guarda de S.M. de cavallo y de pie y otros muchos cavalleros que aqui estaban y personas principales del pueblo, hechos nuestros escuadrones para pelear y estando el conde de Aquilar en la guarda de la puente que esta entre el mercado y mi casa y con el Juan de Luna y los continos, unos de la comunidad que estaban de la otra parte le tiraron una saetada [un tiro de ballesta] y acertaronle en una alabarda que tenia en la mano por cerca de la cuchilla y paso la saeta y diole en el pescuezo sobre un gorjal que tenia que si no diera en dicha alabarda le matara y un escopetero de los nuestros que estaba junto con dicho conde tiró la escopeta al que le avia tirado y le mató y los otros se ritiraron que no osaron parar por todo el mercado.
Carta del Condestable de Castilla a Su Majestad, Burgos, 25 de enero de 1521


En 1538, Pedro Luis Escrivà, ingeniero que había edificado el Castel Sant'Elmo en Nápoles escribía:
la medida que conviene á la verdadera defensa, que no ha de ser más lexos de 
cuanto puede tirar de puntería una simple escopetta Ó arcabuz, y esto es por qué no se debe constreñir ni limitar la fortification á que solamente piezas gruessas la puedan defender. 


Y aunque no dice en su tratado la distancia de la cortina "que le conviene al tiro justo de punteria", queda la fábrica del propio castillo como testimonio de ello, siendo sus cortinas más largas de unos 83-85 metros.



Cuestión de calibre. Sustitución de escopeteros por arcabuceros

De la expedición a los Gelves en 1520 conocemos que su capitán general, don Hugo de Moncada, realizó al virrey de Nápoles, Ramon de Cardona una petición de armamento - habiéndose ya embarcado en Sicilia para hacer la jornada - de 500 escopetas.

Durante la guerra de las Germanías - el alzamiento popular que se vivió en el Reino de Valencia paralelo a la guerra de las Comunidades en Castilla - los soldados que servían con armas de fuego lo hacían armados de escopeta, aunque también había ballesteros:

Y habréis, señor, de apercibirlos desta manera, que de las tres partes de la gente, las dos sean de piqueros y la otra ballesteros y escopeteros y demás de los dichos dos mil hombres, los quales creo se hallarán en el campo de Tarragona y en essas fronteras
Carta de Diego Hurtado de Mendoza, Virrey de Valencia a Luis Boteller de Oliver, caballero de Tortosa, encomendándole la leva de dos mil hombres en Cataluña para luchar contra los rebeldes, a 31 de mayo de 1521, publicada en el Libro quarto de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino [2]

La importancia de la escopetería durante este conflicto se evidencia por el número - en algún caso se habla de un conjunto de 700 escopeteros - y por su importante papel, que se nota, en el ejemplo que sigue, por su inutilización por causa de la lluvia que impidió a los agermanados el uso de las escopetas y que permitió a la caballería realista arrollar a los enemigos:
empero Dios, que todo lo provee, dio de presto agua del cielo, con que en la escopetería los agermanados no pudieron cevar ni aprovecharse della, por donde el esquadrón de Orihuela, siendo acometido por los de cavallo, desapegóse de la tierra haziéndoles lugar y juntóse con el esquadrón de enmedio, que ambos se abrieron, y entrando los cavalleros, alanseavan los agermanados

El 17 de enero de 1524, en vísperas de la rota del ejército francés en la batalla del Sesia, se vanagloriaba Raphael Graziani, secretario del lugarteniente del duque de Urbino - capitán general del ejército veneciano - que la victoria sería suya - suya, tomando el conjunto del ejército imperial, el del duque de Milán y la señoría de Venecia.

Lo hacía argumentando que disponía de un ejército superior, en el cual, de la infantería, destacaba que disponía de 2000 escopetas y 500 arcabuces "li quali sono manegiati da homeni che non trarano indarno, et ogni di ditti archibusi sono per passare in una botta tre e quatro homini".

Graziani o Gratiano, reconocía la potencia de los arcabuces "que pasarían en un golpe a tres o cuatro hombres", pero también señalaba la habilidad de los arcabuceros, que eran "hombre que no tirarán en vano". Y no se equivocaba, como vemos por una carta de Lope de Soria á Carlos V, fechada en Génova 4 de mayo de 1524:

Se adelantó el marqués de Pescara con obra de 500 escopeteros y algunos caballos ligeros, y comenzaron descaramucear: é ya habían dejado dos piezas de artillería los enemigos; y visto que era gente tan poca los que los seguían volvieron una banda de suizos y alguna gente darmas en que venia el Almirallo y Bayart; de los cuales el Almirallo fué herido de una escopeta en el brazo y Bayart de un arcabuzo en los pechos y cayó luego del caballo, y estando arrimado á un árbol envió su trompeta al marqués de Pescara que se rendia á él, y siendo traido al marqués murió luego.

Los arcabuces como armas de infantería usadas en campo - no en asedios o sitios - ya se venían usando en Italia desde - al menos - 1514, pero es durante la década de 1520 cuando se va a producir la sustitución del escopetero por el arcabucero.

Durante la batalla de Pavía, dentro de las filas españolas había soldados que tenían sentada plaza de escopeteros y arcabuceros [en una relación 3:2; véase la tabla inserta como apéndice, donde pueden verse la relación de una y otra especialidad] y en este instante, la diferencia principal del armamento hispano parece que está en la potencia de fuego, siendo simplemente el arcabuz un arma "más gruesa que la escopeta".
De los apercebidos españoles, y derramados en torno era tirada a todas partes con golpes mortales una infinidad de pelotas de plomo, las quales no salian ya de escopetas, como poco antes se usaba, sino de piezas mas gruesas, que llaman arcabuzes: pasaban de una banda a otra, no solamente los hombres de armas, mas aun muchas veces dos soldados y dos cauallos juntos 
Historia del marqués de Pescara, por Paulo Giovio, traducida por Pedro Vallés
Del testimonio del obispo de Nocera parece que las escopetas ya habían dejado de usarse, pero sabemos que en diciembre de 1525 en la infantería española había 1515 escopeteros y 1090 arcabuceros. En todo caso, la cita destila el impacto que originó la potencia de esas "piezas más gruesas" [1].


Arcabuceros españoles en Túnez [1535]


En carta de mayo de 1528 escrita por el mismo Pablo Giovio al Santísimo Papa Clemente Sexto, decía que había visto "che li archibusi de genovesi sono grosissimi et di palla di uncia una et meza, quali passavano tutte doi le pavesate, et passavano tre et quattro homeni".

Estos arcabuces que usaban los genoveses tenían de calibre onza y media, tres veces el calibre de la pieza que comentábamos está descrita en el Catálogo de la Real Armería de 1898, y atravesaban pavesadas [protecciones hechas con paveses] y hasta tres o cuatro hombres de una vez.

En el tiempo en que Giovio daba cuenta de los gruesos arcabuces genoveses, los franceses continuaban usando ballestas, y los tiradores españoles eran tanto arcabuceros como escopeteros:
Dicen que él Conde Pedro Navarro viene en la vanguardia con cuatro mil  gascones ballesteros, de quien temerán poco los cuatro mil quinientos arcabuceros i escopeteros que hay españoles en este Campo, sin los que hay entre los alemanes, y sin duda pasan de una suerte y de otra de trece mil quinientos españoles y alemanes, dexado aparté los infantes ítálianos, que son cerca ; de cuatro mil.
Carta del secretario Pérez al Emperador. Roma a 21 de enero de 1528

El 28 de julio de 1529, se embarcaba Carlos en Barcelona para acudir a coronarse - con la corona de hierro de los reyes longobardos, y la de oro, propia de los césares - en Italia. Le acompañaban 8.270 soldados de infantería en 22 compañías, entre los cuales encontramos como tiradores los especialistas escopeteros y arcabuceros. De la compañía de Diego de Andrade [3] sabemos que tenía 279 hombres, de los cuales, 81 eran arcabuceros y 27 escopeteros.

En la ordenanza de 1536, llamada de Génova, no aparecen mencionados los escopeteros. Probablemente, para entonces, se había extinguido esa especialidad como soldado que sentaba plaza en los libros de sueldo del Ejército de Italia, pero quedaban armas de ese tipo en uso, al menos, en arsenales de fortalezas peninsulares [4] y cabe suponer que lo mismo sucedería en tierras italianas.



Sueldo 

El sueldo es una forma de valorar el trabajo que lleva a cabo el soldado: el infante percibía tres escudos al mes [de 350 maravedíes, o sea, 1050 mr/mes], el arcabucero sumaba a ese estipendio una ventaja de un escudo y tercio en 1525, un solo escudo en 1529, y al escopetero se le otorgaba una ventaja de tres reales [lo cual no llegaba a un tercio de escudo].

Vemos pues, que se valoraba más el trabajo llevado a cabo por el arcabucero que el escopetero, si bien este último tenía una ventaja que no percibía el piquero.



Escopeta versus arcabuz [década de 1520]


Batalla - no usa el autor el término escuadrón; los italianos en estos años 1520 usaban normalmente el de battaglione - con orden de picas y escopeteros intercalados, ordenados para caminar [arriba] y formada la batalla o escuadrón [abajo]. En el texto se puede leer; y si los del avang[uardi]a fuesen con arcabuzes cada uno con diez o quinze perdigones Estos tales arcabuzes deuen ser tamaños q un onbre los pueda tirar y los perdigones seran de plomo pequeñitos. Cabe tener en cuenta, que los primeros arcabuceros debían usar horquilla, como sucedió con los mosquetes, si bien se aligeraron prontamente. Manuscrito 8555 de la BNE, titulado anacrónicamente al carecer de título Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato. Se puede estimar que es de la década de 1520. 


Frente a la mayor capacidad de penetración del arcabuz debido a la mayor energía de su disparo por el mayor peso de la bala, las escopetas no fueron de inmediato sustituidas - recuérdese la proporción 3:2 de escopeteros:arcabuceros para 1525 - . Los motivos, básicamente, eran derivados del mayor peso del arma, pues muchos de los primeros arcabuces parece que necesitaban horquilla para ser disparados, como queda constancia por las fuentes gráficas de la época.


Arcabuceros españoles en 1530. Nótense las horquillas de los dos más prominentes. Cabalgata del emperador Carlos en su entrada en Bolonia [grabado de 1530, coloreado posterior]




Escopeta versus arcabuz [1538]

Tartaglia, en su libro que trata sobre la artillería, nos explica que una escopeta de media onza de bala - esta onza no sería castellana, - tiraría recto - de punta en blanco - 400 pasos, mientras, que un arcabuz de una onza de bala, alcanzaría los 300 pasos, si bien a una distancia de 100- 150 pasos, produciría más daño la bala del arcabuz, "haría mayor pasada", pues el calibre era superior. Esto pudiera deberse a la mayor longitud del cañón de la escopeta - veáse el ejemplo de 1583 y los ejemplos de escopetas turcas. 

El autor acababa su razonamiento asegurando que había escopetas que tiraban balas de semejante calibre que los arcabuces, en una época en que no había uniformidad de calibres. 


Escopeta versus arcabuz [1583]

En los "Dialogos militares: de la formacion, è informacion de personas, instrumentos, y cosas necessarias para el buen vso de la guerra", de Diego García de Palacio, impreso en 1583, se da el siguiente diálogo:

Pregunta VI. Que es la caufa que con vna efcopeta fe tira mas lexos que con vn arcabuz y porque el arcabuz haze mavor effecto q la efcopeta.

M. Para dar caufas á efta dubda, es nescessario q asignemos la común diíferencia que ay entre el arcabuz y efcopeta, a lo mas Ordinario, la efcopeta es larga, y de menos municion que el arcabuz , y fiendo asi mas larga, con mayor presteza haze el tiro la efcopeta, que no el arcabuz, el qual como de mayor y mas pesada pelota, haze en la parte do alcanca mas effecto , porque el peso déla bala es el que offende y haze mas daño, que la velocidad della , mas dado cafo que la escopeta tuuiesse ygual munición y peso de pelota, no ay que dubdar sino que haría mas effecto y tiraría mejor y mas largo que el arcabuz. 

Para esta época la escopeta era un arma de uso personal [5] - para caza o defensa - mientras que había arcabuces de caza y arcabuces de guerra. Vemos pues, que las diferencias - para 1583 - eran de longitud, más larga la escopeta que el arcabuz, y de calibre, de menor calibre la escopeta que el arcabuz, y por lo tanto, de alcance y potencia, más potente el arcabuz.



Escopetas turquescas y alárabes

Extranjero, ¿Qué armas traían? 
Autor. Ya os dije que traían arcabuces, escopetas, arcos, cimitarras y pocas ballestas
Saco de los turcos que hicieron en Gibraltar en 1540, por Pedro Barrantes Maldonado. 1566

se vieron tres estandartes con hasta cuatrocientos caballos, y tres mil infantes, muchos de ellos escopeteros, con unas escopetas tan largas, que alcanzaban á quinientos pasos. 
Historia de la presa de los Gelves en África [en el año de 1560], por Diego del Castillo

combatiendo espada contra alfange y pica contra lança, y arcabuz contra escopeta, y flechas y piedras
Cómo el día de Sanctiago se travó escaramuça entre la gente de guerra del campo con Dragut y sus turchos y moros, y lo que en ella suscedió. 
Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África [en el año de 1550]. 1552




En la cita precedente se resume las panoplias de los soldados cristianos - espada, pica y arcabuz - frente a la de los mahometanos - alfange, lanza y escopeta. En la segunda cita vemos que las escopetas alcanzaban hasta a quinientos pasos, aunque el autor indica que se trataba de amas excepcionalmente largas.

Hay muchas relaciones de armas del siglo XVI, donde moros, alárabes y turchos usan el arma de fuego conocida como escopeta. También los turcos usaron arcabuces, pero parece haber una preferencia clara por el uso de la escopeta por parte de moros y árabes, al menos, en este siglo XVI.


Tapiz nº4 de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez [1535]. "Ataque a la Goleta". Escopetero moro o alárabe. Si se compara con los arcabuces que portan los infantes alemanes en este mismo tapiz, la escopeta de la imagen es un palmo más larga, pero comparada con el arcabuz que lleva un arcabucero español en ese mismo tapiz - imagen siguiente - no parece existir gran diferencia, aunque la coz - hoy diríamos culata - que sigue el mismo eje del fuste y cañón, no parece pensada para tirar a puntería apoyándola en el hombro.




Y yendo de la una parte a la otra, llegando al derecho del esquadrón donde los arcabuzeros andavan, le dieron por los pechos un escopetazo que la pelota dél le salió por los riñones.
Muerte de Luis Pérez de Vargas, alcaide y capitán general de La GoletaPedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África

y andando en el reconoscimiento, desde lo alto de la barbacana le hirieron de un escopetazo que le atravesaron los lomos, de que del fin de algunos días murió
Muerte del capitán Balcaçar. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África


Quizá Luis Pérez de Vargas y el capitán Valcazar combatieran a pecho descubierto; raros los dos casos, el primero, tratándose de persona principal, y el segundo, siendo un capitán que acude a reconocer las defensas del enemigo [6]. Pero tenemos otro ejemplo de esta misma historia donde el peto de un coselete protege de los disparos de escopeta, aunque específica el autor que era "muy rezio y fuerte":

le salieron a rescebir tirándole botes de lanças y algunas arrojadizas, y diéronle dos lançadas en el muslo izquierdo de que de la una le hirieron, y assí le dieron dos escopetazos en el peto del coselete, aunque dellos no le pudieron herir por ser muy rezio y fuerte; mas aunque destos dos golpes se libró no fue de tanta ventura que la vida pudiesse salvar, porque de otro que en el muslo derecho le dieron le rompieron los huesos, y muy mal herido le hizieron arrodillar [...] 
Caída de don Hernando de Toledo, maestre de campo del tercio de Sicilia. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África. Don Hernando fue rescatado por sus soldados, mas murió de las heridas siete días después. 



Dos detalles del cartón nº6  "Salida del enemigo de la Goleta", de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez. Arriba, escopetero a caballo, abajo, infante. 

Vemos en otro ejemplo, que un escopetazo puede pasar una adarga - un escudo de origen árabe en forma de corazón hecho de cuero, suficiente para resistir lanzadas y golpes de arma blanca que usaban los jinetes españoles todavía en el siglo XVI - y también atravesar un gorjal:

y antes que estos moros bajasen al llano, hirieron, de un escopetazo , al capitán Alonso Hernández de Montemayor, el cual se habia llegado á la retaguardia ; y á D. Martin de Córdoua le dieron otro en 
el morrión, y á otros criados suyos les pasaron las adargas y gorjales; pero no hirieron á ninguno dellos de manera que peligrasen. 
Relación de la guerra del reino de Tremecen y subjecion de la mesma cibdad, 1542

Por los ejemplos de muertes de oficiales y personas principales en esta empresa de África en el año de 1550 - plaza costera que tiene los nombres de Mahdia o Mehedia - y otras campañas de mediados del XVI, parece que la escopeta fuese un arma tan formidable como el arcabuz, necesitando un peto fuerte para resistir sus disparos.



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Notas

[1] Como curiosidad, muchos autores de la época escribían en latín, y no disponiendo de voces diferentes para la escopeta o el arcabuz, usaban el sclopis apellidándolo "minoribus" [escopetas menores] y "maioribus" o "duplis" [escopetas mayores o escopetas dobles] refiriéndose a los arcabuces. Este "duplis" es muy significativo, y con un sencillo adjetivo, se da valor al calibre del "nuevo arma".

[2] El conocimiento de la importancia de este conflicto bélico, así como de los ejemplos referidos me ha venido por la lectura de la excelente obra "La defensa del Imperio: Carlos V, Valencia y el Mediterráneo" de Juan Francisco Pardo Molero, estudioso de la época de Carlos V que tiene varios artículos que aportan valiosa información sobre los ejércitos de este periodo.

Como curiosidad, indicar que don Melchior de Perellós - o Perillós - fue "herido de muchos golpes de pica y espada y de hun escopetaço en el brazo, en el qual tuvo XXII años la pelota" en la batalla de las llanuras de Bellús. Una herida que generaría normalmente complicaciones, infección y probablemente amputación.

[3] Los datos sobre la entrada en Italia del Emperador Carlos son extraídos del capítulo "La opción imperial" de la  La revolución militar moderna. El crisol español, René Quatrefages, 1996.
Respecto a estos soldados, he escrito una breve entrada, que se centra en la representación gráfica de la solemne entrada realizada en Bolonia en noviembre de 1529
En el inventario de la nava capitana de la Armada que partió desde Barcelona acompañando al Emperador en su viaje a Italia había 50 arcabuces y solo 10 escopetas. Alonso de Chaves, en su "Espejo de navegantes", cuando describe el modo de combatir a bordo de navíos, "de la guerra o batalla que se da en la mar", habla de ballestas y escopetas. La obra fue dada a la imprenta en Sevilla en 1540, pero probablemente fuera escrita bastante antes, entre 1520 y 1538.

[4] En Colluire, en 1538, había 32 arcabuces y 80 escopetas.

De hecho, no solo había escopetas en arsenales de primer orden, como eran las fortalezas de la frontera con Francia, sino que se demandaban nuevas armas para rehinchirlos en 1541-1542:
"Que se traygan picas y alabardas y arcabuzes y escopetas de Flandes"
Y además se menciona que había escopeteros:
"Ansimismo prover de cantidad de plomo porque es nezesario que se provea de mucho para arcavuzes y escopeteros".

En la fortaleza de Pamplona había 170 arcabuces y 150 escopetas, mientras que en la ciudad, "çiento y setenta y nueve arcabuzes de yerro en sus bancos" y 626 escopetas. En Fuenterrabía 296 "arcabuzes de yerro" y 175 escopetas. En San Sebastián, 187 "arcabuzes de garavato", 77 "arcabuzes de manno" y 369 escopetas. En Burgos había 330 arcabuces, 224 escopetas. En Estella, "dos arcabuzes de metal" y 30 escopetas.
Esto hacían un total de 1.054 arcabuces - sin contar los "arcabuzes de garavato", que eran piezas únicamente destinadas para la defensa de la plaza - y 1574 escopetas. Por lo cual, es evidente que habría soldados que asistirían a la defensa de esas plazas. o a las salidas cuando así fuera conveniente, armados tanto con escopetas como con arcabuces.
Resulta normal que los arsenales no fueran renovados de inmediato por la aparición de novedades tecnológicas, y que pasaran años y décadas hasta que un arma - la pieza en particular, o la tipología en general - fuera reemplazada, pero la mención de la instrucción de que se habían de traer  "arcabuzes y escopetas de Flandes" es indicativa de que la escopeta se continuaba usando habitualmente a primeros de la década de 1540, hiciera o no mención la Ordenanza de Génova de la especialidad de escopetero.

Datos para este apunte obtenidos de El sistema defensivo de los territorios próximos a la frontera con el reino de Francia en tiempos de Carlos V. Un documento inédito de los años cuarenta del siglo XVI

[5] Aún así, se reseñaba en las milicias la escopeta como arma para la guerra. Véanse las muestras recogidas por Espino López en Mallorca: En 1667, los datos son los siguientes: 1.019 armas registradas, de las cuales arcabuces eran 12.074 (57,44%), mosquetes 689 (3,27%) y escopetas 5.986
(28,47%).
La sociedad catalana y la posesión de armas en la Época Moderna, 1501-1652

[6] No necesariamente iban bien armados los oficiales y personas principales en las facciones de guerra. El mismo autor refiere que don García de Toledo, capitán general de las galeras de Nápoles, andaba "con una celada en la cabeça y mangas de malla y un cuero de ante y espada y rodela".

Por contra, el capitán don Juan de Mendoza, iba "armado de su coselete y con su rodela y spada en las manos", y también iban los capitanes de infantería del Tercio de Nápoles, "Bernaldino [de Córdova] y [Melchior] Çumarraga armados de sus coseletes y sus espadas y rodelas".


Apéndice

Compañías de infantería española en Italia a diciembre de 1525.