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Mosquetero

Génesis del mosquetero

El mosquete aparece como pieza para defensa y ataque de plazas fuertes, y con tal nombre ya aparecen registradas armas con ese nombre en el inventario de las fortalezas del reino de Granada en 1501, durante el reinado de los Reyes Católicos.

Estos mosquetes eran piezas pesadas, y eran usadas por uno o dos artilleros apoyando el arma sobre el muro o sobre un caballete, disponiendo de un gancho o garabato para poder engarzar o apoyar el arma en el caballete o en la muralla que se defendía. Entonces tenían consideración de piezas menores de artillería, se registraban en los inventarios de las fortalezas junto a sacres, esmeriles, ribadoquines y falconetes, se medía su peso en arrobas [1 arroba = 25 libras = 11,5kg] y su número era escaso.

En una nómina de la infantería española en Italia a diciembre de 1525, en la compañía del capitán Pedro de Mercado aparecen listados 2 arcabuceros con carro para llevar 6 mosquetes de bronce con 6 caballos. Si hacían falta 6 caballos para 6 mosquetes, estas piezas no podían sino ser pequeñas piezas de artillería de campaña.



Conforme pasaron los años, se aligeraban las piezas, lo que permitió que las mismas fueran usadas con mayor facilidad por un único soldado.

En 1544, Luis Pizaño, entonces ingeniero encargado de poner a punto las fortificaciones de la monarquía, encarga 218 "mosquetes de garabato". Para 1552 vemos que al armero Juan de Orbea la corona le contrata la fabricación de 5000 arcabuces y 500 mosquetes. Para entonces el mosquete era ya un arma portátil individual, no obstante su uso era todavía el de defensa y ataque de fortificaciones:

pusieron toda  su fuerza de batir con la otra banda de artillería que tenian á la parte de San Lazaro y por alli hicieron muchas trincheras y con ellas vinieron hasta el foso del baluarte de San Lázaro y junto a el pusieron 18 grandes cestones á fin de llegar allí a poner su batería hicimosles tanto daño de dia y de noche con nuestra artilleria y arcabucería y mosquetes y de noche con alcancías de mano que no osaron efectuar lo que por aquella parte habían tentado y ansí desampararon estas nuevas trincheras 
Testimonio de D. Juan de Acuña durante la defensa de Perpiñán asediada por las tropas de Francisco I en el verano de 1542

Las tropas de Bernardo de Aldana en Hungría, en 1550, tenían "tres falconetes y dos quartos cañones y ciento y veynte mosquetes", muy útiles para los asedios.

Al pasar los años, se implementó el uso de la horquilla, y el mosquete de gancho, de garabato o de muro, pasó a ser un arma totalmente portátil, que no precisaba del parapeto para que el soldado pudiera apoyarla y efectuar el disparo
.
Como se puede apreciar en este detalle de la lámina 19A de "La cavalcata dell'Imperator Carlo V nel suo ingresso in Bologna", obra impresa en Bolonia hacia 1530, donde podemos ver a los dos arcabuceros que marchan en la izquierda de sus hileras portar dos horquillas para apoyo de su arma, en este caso, arcabuces estilo Nuremberg al hombro [1], la horquilla ya se había usado para disparar arcabuces, probablemente, arcabuces más pesados que los normales. Así pues, parece que no se inventó este complemento para disparar el mosquete.


En la imagen posterior podemos ver otro detalle con dos arcabuceros con la horquilla destacada en rojo:


Vemos pues que la horquilla se emplea para facilitar el disparo efectuado con arcabuces en manos de infantes en campo, pero va a ser esta pieza, la horquilla, la que va no ya a facilitar el tiro a los arcabuceros, sino a posibilitarlo en piezas de mayor calibre y peso como son los mosquetes, y por tanto, a la aparición de un nuevo soldado de campo, el mosquetero, que había estado relegado a tareas de asedio y defensa de plazas fuertes.


Mosquetero en un detalle del Socorro de la plaza de Constanza, obra de Vicente Carducho de 1634. Se puede apreciar perfectamente la parte metálica de la horquilla, el arma y el tahalí con las cargas de pólvora. Este mosquetero llevaba un morrión emplumado. 
Por otro testimonio, escrito, no gráfico, de uno de los relatos que nos han llegado de dicha coronación, sabemos que ya había mosqueteros en la Italia de 1530: Della venuta e dimora in Bologna del sommo pontefice Clemente VII. per la coronazione de Carlo V. imperatore celebrata l'anno MDXXX. Cronaca con note documenti ed incisioni (impreso en 1842) f.31/p.75:

finalmente una compagnia di moschettieri a cavallo intorno a quaranta carri di polvere, palle, e diverse munizioni; da ultimo tre vessilliferi, ed un drappello di moschettieri a piedi, che chiudevano questo trionfale corteggio 

Finalmente una compañía de mosqueteros a caballo en torno a cuarenta carros de pólvora, balas y diversas municiones; por último tres abanderados y una bandera de mosqueteros a pie, que cerraba este triunfal cortejo

El empleo de mosqueteros continuó, pero fue marginal hasta la década de 1560, no existiendo plazas fijas de mosqueteros en las compañías de infantería española hasta el año de 1567. De hecho, se puede fijar exactamente el mes en que esto tuvo lugar, gracias a las muestras del Tercio de Cerdeña estudiadas por Gian Paolo Tore y reseñadas por Eduardo de Mesa Gallego:


A partir de julio de 1567 se mantiene un número constante de mosqueteros en las compañías del Tercio de Cerdeña, en teoría, unos quince por compañía, con un máximo de 122 plazas y un mínino de 107 hasta la disolución disciplinarias de la unidad en el verano de 1568. Aunque no disponga de datos de los otros tercios que marcharon de Italia a Flandes a cargo del duque de Alba, se puede asumir que el proceso fue equiparable.

El primer uso regulado del mosquete en infantería de campo lo podemos fijar en este año de 1567, y aunque venían empleándose regularmente mosqueteros en Berbería desde, al menos, la época del desastre de los Gelves [1560], es a partir de este año de 1567, no obstante, cuando vamos a ver que la especialidad de mosquetero es fija en los ejércitos del rey católico.


El mosquetero en la guerra

Bernardino de Mendoza asegura en su historia sobre la primera década de las guerras de Flandes que los enemigos confesaban cuanto daño habían recibido por la mosquetería, y alababa su empleo en el combate. La ventaja del mosquete sobre el arcabuz venía dada por su mayor calibre: tenía mayor potencia y mayor alcance, lo que permitía afrontar al enemigo a mayor distancia con más precisión. Las desventajas de los mosqueteros respecto a los arcabuceros venían dadas por el mayor tamaño y peso de su arma, lo que redundaba en menor movilidad y menor cadencia de tiro, aunque se pueden ver a mosqueteros combatiendo codo con codo con arcabuceros en situaciones muy dinámicas como eran las escaramuzas:

Y fuera de él, guarnecieron un molino con gente, y otro reduto, dexando una manga suelta que escaramuçasse con don Rodrigo Çapata, que venía en su seguimiento. El cual, reconocido el puesto del molino y reduto que avían reforçado, luego que llegaron los cien arcabuzeros entre los cuales avía treze mosqueteros, cargó a los enemigos con tanta resolución que les hizo perder el molino y reduto, queriéndose entretener allí hasta que llegasse más gente de las vanderas
Comentarios de don Bernardino de Mendoça de lo sucedido en las Guerras de los Países Baxos desde el año 1567 hasta el de 1577

El mosquetero debía ser un hombre "doblado, rehecho y gallardo" para "sujetar aquella arma tan pesada". pero dado que portar el mosquete a cuestas de noche y de día se consideraba "excesivo trabajo", en ocasiones los mosqueteros gozaban del privilegio de ser transportados en carros para evitar que llevaran cansados al destino. Tampoco era infrecuente que fueran los mosquetes - con las llaves desmontadas y convenientemente guardadas en cajas para que no padecieran daños durante el camino - los que eran desplazados en carros, mientras que el soldado caminaba en su hilera, aunque lo normal fuera que el mosquetero marchara a pie con su arma al hombro.


Detalle de "La victoria de Fleurus", de Vicente Carducho, pintura de 1634 que conmemora la batalla que tuvo lugar en 1622. Evidentemente, el pintor no ha sido realista al oponer ambas mangas de mosquetería a tan poca distancia, pero los detalles del ropaje, armamento y defensas de los mosqueteros son magníficos. 

Los mosqueteros formaban en el escuadrón en guarniciones - a los costados del cuadro de picas - o en mangas - en pequeñas formaciones destacadas avanzadas - o retrasadas - respecto del escuadrón:

Escuadrones católicos en Nordlingen. Se puede apreciar claramente el cuadro central de picas, las guarniciones y las mangas que nacen de las esquinas del escuadrón. 
Escuadrón ilustrado en el "Arte de esqvadronar y exercicios de infanteria" del maestro de campo Melchor Alcazar y Zúñiga, aprobado en 1701 e impreso en 1703, dedicado al rey Felipe V, mostrando piqueros en el cuadro central, y sucesivas mangas de arcabuceros - los más próximos a las picas - y mosqueteros, señalados con una M, en los extremos. Este escuadrón carece de guarniciones.

La manga era una formación con carácter dinámico, dispuesta para desplazarse respecto al escuadrón y acometer al enemigo, mientras que la guarnición era reparo de las picas, dispuesta para la defensa, tirando más de lado que de cara. Los mosqueteros de la guarnición dispararían por hileras, agachándose para permitir el disparo a los compañeros situados en hileras posteriores, tiempo que aprovecharían para recargar su arma, a diferencia de las mangas, que dispararían en avanmarcha , relevando los soldados a los que acababan de efectuar el disparo, que se retirarían a la última posición de la formación.

En su "Teorica, practica, y exemplos compuestos por el Capitan Bernardino Barroso", impresa en 1622  el autor defendía que los mosqueteros no debían hallarse en vanguardia, sino que habrían de estar en las mangas y guarniciones, y en las escaramuzas, participar desde un lugar desde el cual "tirar de mampuesto", o sea para disparar desde un reparo o parapeto cubriendo a la arcabucería:
su oficio ordinario de los mofqueteros es tirar de manpuestó por ser arma tan pesada y dura dé manejar, que es la raçon que obliga a yr síempre cubierta de arcabuzería para que en tocando el arma de banguardía lá mofqueteria se rrehaga, y tome puesto fuerte para la caualleria, ó alguna eminencia donde estara al oposito, y en depofito para aprouecharse della, segun se ofreciere, advirtiendo que siempre á de déjar franca la frente del efquádron ,y tamuien aduierto que las compagnias de arcabuzeros no fe le ha de facar la mofqueteria por el efecto,y seruicios, que harán en los puestos y mas en campagna descubierta.

En los manuales de guerra, como este del capitán Barroso, se incluían ejemplos que hacían comprensibles la arquitectura del escuadrón: en este caso, disponemos de un tercio con 14 compañías, 20 mosqueteros por compañía, 729 piqueros y 729 arcabuceros. Formamos el cuadro de picas, de 27x27, que venía dividido en 6 trozos durante la marcha, los cuales debían ocupar su lugar a la hora de escuadronar. Tenemos guardando el cuadro de picas, en cuyo centro quedaban banderas, pífanos y tambores, las guarniciones de arcabuceros de 30 hileras por 5 de costado. Tendríamos cerrando el conjunto cuatro mangas de arcabuceros de 9x9, y de vanguardia en el costado derecho, y de retaguardia en el izquierdo, dos mangas de 140 mosqueteros de 9 de frente. El poder formar el escuadrón con presteza era fundamental para el éxito en combate, y para ello debía asegurarse también un buen orden durante la marcha, de manera que sabiendo todos la posición final que habrían de ocupar, se llegara a ella con los mínimos movimientos posibles. La C minúscula que encabeza los cuadros corresponde a la inicia de capitán. 


Se recomendaba que el mosquetero debía llevar 25 balas al combate - por 50 del arcabucero - pólvora suficiente para tirarlas - dos tercios del peso de la bala - tanto en frasco, como en cargas prendidas al tahalí, que le facilitarían la carga, y mecha suficiente para mantener dos cabos encendidos durante toda la jornada. En caso de necesitar más munición, fueran balas o pólvora, debía demandarse a su oficial discretamente, sin gritos, para no dar ánimo al enemigo, y siempre antes de que hubiera efectuado los dos últimos disparos.

Debía llevar una espada ancha, corta y bien ceñida, para poder sacarla fácilmente con una mano.

A las armas

En la ordenanza de 1685 se establecían las voces con que se manda a la infantería española. Respecto al mosquete, cuando se daba el orden de a las armas, se indica lo que sigue en un curso matemático de 1693 que desarrolla dichas voces u órdenes de la ordenanza:

A las armas
El Mosquete se toma teniendo prevenida, como queda dicho [*], la cuerda, cogiendo primero la horquilla con la mano derecha , y poniendo el fiador,que es el cordon que deve tener la horquilla en la muñeca izquierda, con cuia mano, valiendoſe de el dedo pulgar,y el que ſe sigue, cogerá la horquilla ,y con la drecha el Moſquete, por mitad del cañon, le pondrá a ſu lado drecho, afirmando en tierra la culata, passando la horquilla a buſcar el Moſquete, y retirando el pie drecho, quedará perfilado el cuerpo,y pondrá el Mosquete en la horquilla,y quitando la mano drecha del cañon, la passara inmediato a la caçoleta azia la parte dela culata, ,y para ponerle al ombro, sin mover la mano drecha de adonde esta, la suspendera , ayudando con la izquierda ,en que eſtá la horquilla, y pondrá sobre el hombro drecho, a que agregará la mano, y al miſmo tiempo agregará la horquilla a lado izquierdo.


Las ilustraciones corresponden a una de las numerosas copias basadas en la obra de Jacob de Ghein, cuyos movimientos no corresponden exactamente al desarrollo de las voces de la ordenanza de 1632, pero con seguridad sirven para hacerse una idea de los pasos que había que seguir antes de efectuar el disparo. 
[*] Quedaba dicho en las instrucciones que se daban respecto el arcabuz:
Para tomar el Arcabuz ha de tener prevenida la cuerda , que será una braça, ſe cogen los dos cabos con la mano drecha , y el uno ſe pone entre el dedo del medio , y el que está inmediato al pulgar ,el otro cabo ſe pone en el hueco , que haze el dedo del medio, y el que eſta inmediato al menor ,y lo reſtante de la cuerda , que eſta pendiente se recoge con el dedo menor, con que los dos cabos quedan arriba, llevando cerrada la mano izquierda donde eſtan , y lo resstante esta pendiente azia la palma de la mano.

En esta ilustración se aprecia claramente el fiador, el cordón que sujeto en la mano izquierda aseguraba la horquilla. Se puede ver también la forma de llevar la cuerda con los dos cabos prendidos entre los dedos.

Amén de estas voces se detalla minuciosamente como cargar el mosquete y calar cuerda, antes de apuntar y efectuar el disparo.

En el caso de la ilustración, el mosquetero no usa un frasco para cargar con pólvora su arma, sino una de las cargas medidas que lleva en el tahalí y que se conocía como 12 apóstoles. El frasquillo, que podemos ver colgando pegado al muslo derecho del soldado, llevaba pólvora finísima o polvorín con la que se cebaba la cazoleta; cuanto más fino fuera el grano de la pólvora más fácil sería de prender y quemar. 
El Moſquete para cargarlo, se pasara al lado izquierdo, soltando la horquilla de la mano, que queda afiançada en el cordon que da buelta a la muñeca izquierda, en cuya mano se recibirá el Moſquete, y tomando el frasco con la drecha, arrimando al cañon el primer dedo, y con el ſegundo tapara el cañon, y los demas dedos pondrá sobre el muelle, y buelto el frasco con la boca de el cañon azia baxo, haſta que le parezca esta hecha la carga, y soltando el muelle , bolverá el frasco, para ver si el cañon dél está lleno de polvora, sí lo estuviere, metera el cañon del frasco en él del Moſquete o Arcabuz consecutivamente, haviendo caido la polvora, la quitará, o hechara a fu lado drecho, y sacando uno de los tacos, que a de llevar prevenidos,tirará de la baqueta, sacandola de la caxa donde esta y dando la buelta de forma,que el rascador venga a caer cerca de la boca de el arma , y corriendo la mano drecha, hasta que encuentre con el rascador, que esto se hara arrimandole al pecho, meterá el taco en la boca del Moſquete, a que seguirá la baqueta, hasta que haya encontrado con la polvora, que asegura con dos o mas golpes, y sacando la baqueta, hará lo miſmo con la bala, y el segundo taco executado bolverá a su lugar la baqneta, y tomara el Moſquete con la mano drecha, y con la izquierda a eſte miſmo tiempo recobrará a horquilla, que está en el fiador, y aiudando con ella, passará el Moſquete al lado drecho, de forma, que venga a caer la caçoleta a la cintura , y la boca del cañon levantada en tal proporcion , que no pueda ofender, si en tal caso se disparase, y tomando el ſrasquillo con la mano drecha , abrira con uno de los dos dedos la caçoleta, y hechará su cebo, cerrandola con advertencia, de que no quede, ni un grano de pólvora encima de la cubierta, y tomando el Moſquete con la mano drecha , y ayudando con la izquierda , y la horquilla se suspenderá y pondrá en el ombro drecho

La baqueta se llevaba inserta en la caja [o fuste] del mosquete, estando ahuecada la madera para alojar este imprescindible accesorio. En la descripción que aquí aporto, se habla del doble taco: un taco sobre la pólvora, y un segundo taco sobre la bala. Lo más probable es que este segundo taco no se usara durante la mayor parte de la época, pues implicaba - por la retención de los gases de la combustión de la pólvora . darle una mayor potencia al disparo, una ventaja, pero también mayor esfuerzo al metal del cañón. 

Calar cuerda. —
Para calar cuerda levantará el Moſquete del ombro suspendiendole sobre la mano drecha, y al mismo tiempo saliendole a recibir la izquierda con la horquilla, le baxara de forma que la boca quede alta, y la cazoleta a la faltriquera del lado drecho, y tomando un cabo de la cuerda con el dedo pulgar y el que le sigue de la mano drecha, la soplara ,y pondrá en el serpentin, el qual movera con los mismos dos dedos: para medir se hiere la cuerda en medio de la cubierta, y hiriendo le soltará y tomará el Moſquete con la mano drecha, y acompañandole la izquierda, y la horquilla que ſacara, poniendo la escarpada, y afirmada en tierra, y la culata en el lado drecho, y con el dedo inmediato al pulgar, que tendra encima de la tapa de la caçoleta, la quitara, hará la punteria, cogiendola por la que tiene en el arma, al objeto a quien quiere hazer tiro,apretando el llamador con los quatro dedos teniendo el pulgar sobre la porcion de caxa  que se corresponde al llamador, y haviendo executado el diſparar , baxara el Moſquete inmediato a la faltriquera del coſtado drecho , y con la mano que tenia en el llamador cerrará la caçoleta con los dos dedos,y quitando la cuerda la pondra en la mano izquierda como queda dicho.




Orgánica

En 1567, como decíamos, se determinó que hubiera 15 mosqueteros por compañía.

Con la real ordenanza de 1632, en los tercios que servían fuera de España, se determinó que las compañías, de 200 hombres, estuvieran compuestas por setenta coseletes, noventa arcabuceros y cuarenta mosqueteros.
En los tercios que servían en España, las compañías estaban formadas por 250 hombres, de los cuales 90 eran coseletes, 89 arcabuceros y 60 mosqueteros.

Dichos mosqueteros percibían 3 escudos de ventaja, que se sumaban a los 3 escudos de su paga sencilla.

No obstante estas indicaciones, las unidades se dotaban como podían, y muchas veces, como querían. Así pues, en una muestra de 24 de marzo de 1601, tenemos que en la infantería española en el ejército de Flandes había 5355 soldados, de los cuales 1237 eran mosqueteros. algo más del 20% señalado en las ordenanzas de 1632.


A tiro de mosquete. Ataque y defensa de plazas fuertes

El mosquetero era fundamental en el asalto y defensa de plazas fuertes, de hecho, el "tiro de mosquete" era una unidad de distancia para el diseño de las fortificaciones, como lo había sido en el pasado - hasta mediados del siglo XVI - el tiro de arcabuz [2].
Si bien - naturalmente - debido a su potencia, alcance y poder destructivo, eran las grandes piezas de artillería - cañones, culebrinas, pedreros, etc - las que acababan determinando el colapso de las defensas de los cercados - o de los atacantes - los mosquetes jugaban un papel fundamental, pues eran armas precisas y fáciles de manejar, a diferencia de las piezas de artillería, que requerían largos procesos de carga y consumían una enorme cantidad de recursos materiales y humanos. Así, gran parte de las bajas durante los asedios se causaban por tiro de mosquete, si bien, como decimos, era la ruina de los muros por cañoneo o minado - o en su defecto los efectos del largo cerco, el agotamiento de las provisiones, el hambre, etc - la que traía la posibilidad de tomar la ciudad al asalto.

A este respecto es muy clara la valoración que Cristóbal de Rojas hace en su "Teórica y práctica de fortificación", impresa en 1598:

porque las defenfas que en aquel tiempo eran con artilleria, se han reduzido ahora a tiro de mofquete,y arcabuz,porque al tiempo que el enemigo ha metido fus trincheas hasta el bordo de la eftrada cubierta  y quiere passar el fosso por el derecho de la efquina ál valuarte,y arrimarfe á el para picarlo y hazerle la mina.si estuviese la defensa a tiro de artilleria passaban los enemigos vno á vno casi al descubierto,por fer muy lexos la defensa, porque la pieça de artilleria fe fuele tirar pocas vezes á vn hombre solo,y siendo la defensa tan larga ,como dicho es,se passa al fosso con vna trinchea muy baxaa que se haze con poco trabajo,y es muy fuerte.por eftar poco leuantada de la tierra y con difícultad la puede batir el artilleria defde la casamata y síendo las defensas á tiro de mosquete y arcabuz, no puede passar el enemigo, sino es con trinchea muy alta, y síendo alta,es fácil de derribarsela, porque la puede batir bien el cañón de la casamata [...]

Esta distancia de tiro de mosquete que sería la base para delinear las fortificaciones sería, según la opinión de Rojas de como máximo 750 pies, 250 varas [1 vara castellana equivalen a 3 pies] y por lo tanto, unos 200 metros [208.975 exactamente].



El mosquete se empleaba para tirar desde los muros contra los atacantes que realizaban trabajos de aproximación por trinchera mediante zapado, y también contra aquellos que se dedicaban a manejar la artillería. De la misma forma, los atacantes empleaban el mosquete para tirar contra los defensores que pudieran descubrirse en los muros, y en esta lucha era mucho más efectivo - y económico - el mosquete que el cañón.

El mosquetero fue pieza fundamental del sistema militar de los Austrias, y sobrevivió hasta los últimos años de los tercios, cuando, bajo el reinado de Felipe V se adoptó el pie regimental francés, y el infante pasó a servir con fusil y bayoneta.


Véase también

El primer uso de mosquetes en campo regulado [1567] 


Notas

[1] Respecto al estilo de los arcabuces, fue identificado por el especialista y coleccionista alemán Michael Trömmer, en consulta realizada en foro especializado Vikingsword

[2] En un tratado de fortificación de 1538, "Apología en excusacion y favor de las fábriças del Reino de Nápoles", se indica: la medida que conviene á la verdadera defensa, que no ha de ser más lexos de cuanto puede tirar de puntería una simple escopetta Ó arcabuz, y esto es por qué no se debe constreñir ni limitar la fortification á que solamente piezas gruessas la puedan defender.

Y aunque Pedro Luis Escrivà, ingeniero que había edificado el Castel Sant'Elmo en Nápoles, no dice en su tratado la distancia de la cortina "que le conviene al tiro justo de punteria", queda la fábrica del propio castillo como testimonio de ello, siendo sus cortinas más largas de unos 85 metros. Esto, en 1538, asegurando el autor que se podía defender con una simple escopeta.

Escopeta / Escopetero

La escopeta fue un arma de fuego portátil predecesora del arcabuz y de menor calibre que éste, siendo el escopetero el soldado que la usaba y sentaba plaza en los ejércitos del rey. Ambas armas y tipo de infantes - escopetero y arcabucero - convivieron unos años, durante la década de 1520, para finalmente, durante los años de 1530 imponerse el soldado armado con un arma más potente y de calibre superior.

Ya hemos visto como en la batalla de Pavía [24 de febrero de 1525], los escopeteros y arcabuceros - en una proporción de 3:2 - jugaron un papel fundamental en la derrota del ejército francés, tanto de la infantería, como de la caballería francesa. Ahora bien, antes que el arcabuz fuera usado por la infantería española, fue la escopeta, por tiempo de un cuarto de siglo, el arma de fuego portátil que sirvió para desbaratar y romper a los ejércitos enemigos.

Escopeteros en la toma de Orán [1509]. En la "Relación de las cosas que el Conde Pedro Navarro pidió al Cardenal Cisneros para la guerra de África" que publicó Cesáreo Fernández Duro en los apéndices al primer tomo sobre su historia de la Armada española se puede leer los soldados que pidió el  célebre capitán: 
Diez mil soldados de picas y coseletes; ocho mil escopeteros y ballesteros; doscientos azadoneros con picos, palas y azadones; dos mil hombres de a caballo, los quinientos de armas y los demás jinetes, doscientos escopeteros y ballesteros a caballo.
Los tiradores de las guerras de Gonzalo Fernández de Córdoba sentaban plaza en los libros de sueldo de los Reyes Católicos como espingarderos. 



Dibujo basado en el anterior detalle del retablo de la capilla mozárabe de Toledo, pintado por Juan de Borgoña en 1509.



Este "cañón o culebrina de mano", tal y como se clasifica en el catálogo de la Real Armería de 1898, tiene un cañón de 58 centímetros, y 13mm de calibre, con un reborde en la boca y algo más de espesor en la culata. No dispone de llave, y la ignición se realizaba con un fogón aplicado al oído. El arma se asemeja bastante a las escopetas representadas por Juan de Borgoña. Con un calibre de 13mm equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza. 



La pieza del Catálogo de la Real Armería de 1898, aparezca o no catalogada como "culebrina de mano" nos da una idea del calibre de la escopetas de principios del XVI: 13mm, que equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza castellana, lejos de los arcabuces 1 o incluso 1 y 1/2 onza que se verán a lo largo del siglo XVI, pero no tan lejos de los comunes arcabuces de 3/4 de onza o 5 ochavas [5/8 de onza]. 



Escopetas de metal, escopetas de hierro

Al igual que los arcabuces, las escopetas podían estar fabricadas en metal [una aleación de bronce, normalmente latón] o en hierro:

Las spingardas son muy neçesarias porque no se pueden aver acá y tanbien los alcabuces que en todo caso deve Vuestra Alteza mandar que se provea de allá, porque las scopetas yo he tentado de averlas de Nápoles y por escopetas de fierro demandan a tres ducados y medio. Es verdat que son buenas pero son muy caras.
Carta de Hugo de Moncada a Fernando el Católico, de 26 de junio de 1511


En la Memoria de las armas que se han de traer de Castilla por acuerdo del Cabildo de Tenerife, a 5 de febrero de 1515, encontramos lo siguiente:

Tres docenas de escopetas de hierro, con sus llaves, de cañones cumplidos, barrenadas cada una a su molde para las pelotas y otros tantos frascos para la pólvora.


Las armas de metal [latón] eran más livianas y además se corroían menos que las de hierro, pero también más dúctiles - menos quebradizas, pero más deformables y menos resistentes que las fabricadas en hierro. 

Arcabuceros o escopeteros de "El triunfo de Maximiliano", hacia 1512. De los 10 arcabuceros, solo dos, los situados en los extremos de la primera hilera, portan armas de hierro, el resto, de metal. Podemos ver que seis de ellos llevan el "estopín" o mecha enrollada en un palito para aplicar al fogón. No disponían entonces de llave de mecha alguna.



Llave de mecha o estopín

Durante la segunda mitad del siglo XV, a alguien se le ocurrió colocar en los cañones de mano, o bombardas, una serpentina que sostuviera la mecha que hasta ahora se llevaba al fogón [situado en la parte superior, pues todavía no había cazoleta situada en el lateral que se comunicaba con el interior del cañón a través del oído] con la mano libre.
Esta serpentina [una pieza metálica en forma de S que rotaba sobre un eje anclado en la caja] puede que liberase una mano respecto a la situación anterior, en todo caso, hacía la maniobra del disparo, o la sujeción del arma, más sencilla, con lo que se puede afirmar, que el soldado equipado con este arma disparaba apuntando.

Todavía no había disparador, ni muelle que liberase el serpentín que sostenía la mecha, y como la mecha se situaba directamente sobre el cañón, esta salía disparada cuando se producía la ignición de la pólvora, con lo que debía tomarse la precaución de sujetarla convenientemente para que no acabara en el suelo.

A finales del XV, no obstante, se desarrolla lo que con no demasiadas modificaciones sustanciales será la llave de mecha que estará presente hasta finales del XVII: se iniciará la pólvora lateral e indirectamente, situándose esta pólvora fina de inicio en una cazoleta adosada a la diestra de la "recámara" conectada al interior del cañón mediante un agujero u oído en esta, y el serpentín se accionará indirectamente mediante un disparador, para lo cual se desarrolló un muelle [conocido como muelle real] cuya acción de resorte hacía que la serpentina estuviera en dos posiciones: erguida y abatida o de ignición.

Escopeta de 1502, ilustrada en el "Zeugbuch Kaiser Maximilians I". Cañón de metal o bronce, y serpentín para la mecha.


No obstante, y como la adopción de nuevas tecnologías no se produce de manera inmediata, y las virtudes que compensen su coste [o los prejuicios contra las novedades] han de ser ponderadas con la experiencia, todavía en 1525, parecía haber "armas rudimentarias". En la crónica de Juan de Oznaya sobre la batalla de Pavía, que tuvo lugar en 1525, aparece esta diferenciación entre las armas de los españoles y las de los franceses:
"Ya los arcabuceros que delante estaban se habían apercebido de encender cada uno tres ó cuatro cabos de mecha, y en las bocas cuatro ó cinco pelotas , por cargar mas presto. Pues hincadas las rodillas, y las mechas en las llaves de los arcabuces, y viéndolos levantar, se adelantaron hasta diez pasos sus escopeteros y arcabuceros, y disparan juntos hacia nosotros; pero como aun no eramos levantados, y ellos no tiran á puntería, sino con la una mano tienen la escopeta, y con la otra ponen fuego atada la mecha á un palillo, no mataron ni aun hirieron á ninguno; y en tirando volvieron á meterse en su escuadrón para tornar á cargar".


Del arcabucero de la imagen vestido de azul, se puede ver como usa un "palito" para llevar la mecha al fogón de su arma, situado en la parte superior. El resto de arcabuceros tampoco "tira  a puntería", llevándose el arma al hombro. Pintura de Melchor Fieselen, de 1533 titulada "El sitio de Alexia".


En cambio, estos escopeteros de la toma de Orán pintados en 1514, si que se llevan la escopeta al hombro para apuntar.



Y también en esta escena de El triunfo de Maximiliano, fechada la obra en 1515, se puede ver a un par de escopeteros o arcabuceros tirando a puntería.


A tenor de lo dicho, cabe pensar que la mayoría de armas de fuego de finales del siglo XV y principios del XVI no tuvieran llave y funcionaran como en la escena representada por Fieselen, y avanzando el siglo, la mayoría de armas incorporaran la llave de mecha, si bien habría disparidades de arsenales en distintos ejércitos, naciones y épocas.



Alcance

Tenemos una referencia escrita bastante certera del alcance de una escopeta en el año de 1521.

Durante la guerra de las comunidades, las tropas realistas se hallaban a un lado del río Arlanzón, en Burgos, y las de las Comunidades, al otro. Fuera el puente de Santa María [60 metros entre estribos] - lo más probable - o el puente de San Pablo [74 metros entre estribos] la distancia mínima, para un disparo efectuado por una escopeta - no un arcabuz - en 1521, es bastante superior a esos 25-40 metros que algunos han querido dar:

Estando el lunes 21 deste [enero de 1521] a despachar esta posta a los dos oras despues de medio dia hubo cierto ruido entre dos procuradores de vecindades de manera que la ciudad se alborotó y se puso en armas y fue forzado que los que estavarnos aqui nos armasemos y pusiesemos en orden y luego la gente de guerra que aqui tengo vino a la plaza de rni casa y D. Juan de Luna capitan de los continos y la gente de la guarda de S.M. de cavallo y de pie y otros muchos cavalleros que aqui estaban y personas principales del pueblo, hechos nuestros escuadrones para pelear y estando el conde de Aquilar en la guarda de la puente que esta entre el mercado y mi casa y con el Juan de Luna y los continos, unos de la comunidad que estaban de la otra parte le tiraron una saetada [un tiro de ballesta] y acertaronle en una alabarda que tenia en la mano por cerca de la cuchilla y paso la saeta y diole en el pescuezo sobre un gorjal que tenia que si no diera en dicha alabarda le matara y un escopetero de los nuestros que estaba junto con dicho conde tiró la escopeta al que le avia tirado y le mató y los otros se ritiraron que no osaron parar por todo el mercado.
Carta del Condestable de Castilla a Su Majestad, Burgos, 25 de enero de 1521


En 1538, Pedro Luis Escrivà, ingeniero que había edificado el Castel Sant'Elmo en Nápoles escribía:
la medida que conviene á la verdadera defensa, que no ha de ser más lexos de 
cuanto puede tirar de puntería una simple escopetta Ó arcabuz, y esto es por qué no se debe constreñir ni limitar la fortification á que solamente piezas gruessas la puedan defender. 


Y aunque no dice en su tratado la distancia de la cortina "que le conviene al tiro justo de punteria", queda la fábrica del propio castillo como testimonio de ello, siendo sus cortinas más largas de unos 83-85 metros.



Cuestión de calibre. Sustitución de escopeteros por arcabuceros

De la expedición a los Gelves en 1520 conocemos que su capitán general, don Hugo de Moncada, realizó al virrey de Nápoles, Ramon de Cardona una petición de armamento - habiéndose ya embarcado en Sicilia para hacer la jornada - de 500 escopetas.

Durante la guerra de las Germanías - el alzamiento popular que se vivió en el Reino de Valencia paralelo a la guerra de las Comunidades en Castilla - los soldados que servían con armas de fuego lo hacían armados de escopeta, aunque también había ballesteros:

Y habréis, señor, de apercibirlos desta manera, que de las tres partes de la gente, las dos sean de piqueros y la otra ballesteros y escopeteros y demás de los dichos dos mil hombres, los quales creo se hallarán en el campo de Tarragona y en essas fronteras
Carta de Diego Hurtado de Mendoza, Virrey de Valencia a Luis Boteller de Oliver, caballero de Tortosa, encomendándole la leva de dos mil hombres en Cataluña para luchar contra los rebeldes, a 31 de mayo de 1521, publicada en el Libro quarto de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino [2]

La importancia de la escopetería durante este conflicto se evidencia por el número - en algún caso se habla de un conjunto de 700 escopeteros - y por su importante papel, que se nota, en el ejemplo que sigue, por su inutilización por causa de la lluvia que impidió a los agermanados el uso de las escopetas y que permitió a la caballería realista arrollar a los enemigos:
empero Dios, que todo lo provee, dio de presto agua del cielo, con que en la escopetería los agermanados no pudieron cevar ni aprovecharse della, por donde el esquadrón de Orihuela, siendo acometido por los de cavallo, desapegóse de la tierra haziéndoles lugar y juntóse con el esquadrón de enmedio, que ambos se abrieron, y entrando los cavalleros, alanseavan los agermanados

El 17 de enero de 1524, en vísperas de la rota del ejército francés en la batalla del Sesia, se vanagloriaba Raphael Graziani, secretario del lugarteniente del duque de Urbino - capitán general del ejército veneciano - que la victoria sería suya - suya, tomando el conjunto del ejército imperial, el del duque de Milán y la señoría de Venecia.

Lo hacía argumentando que disponía de un ejército superior, en el cual, de la infantería, destacaba que disponía de 2000 escopetas y 500 arcabuces "li quali sono manegiati da homeni che non trarano indarno, et ogni di ditti archibusi sono per passare in una botta tre e quatro homini".

Graziani o Gratiano, reconocía la potencia de los arcabuces "que pasarían en un golpe a tres o cuatro hombres", pero también señalaba la habilidad de los arcabuceros, que eran "hombre que no tirarán en vano". Y no se equivocaba, como vemos por una carta de Lope de Soria á Carlos V, fechada en Génova 4 de mayo de 1524:

Se adelantó el marqués de Pescara con obra de 500 escopeteros y algunos caballos ligeros, y comenzaron descaramucear: é ya habían dejado dos piezas de artillería los enemigos; y visto que era gente tan poca los que los seguían volvieron una banda de suizos y alguna gente darmas en que venia el Almirallo y Bayart; de los cuales el Almirallo fué herido de una escopeta en el brazo y Bayart de un arcabuzo en los pechos y cayó luego del caballo, y estando arrimado á un árbol envió su trompeta al marqués de Pescara que se rendia á él, y siendo traido al marqués murió luego.

Los arcabuces como armas de infantería usadas en campo - no en asedios o sitios - ya se venían usando en Italia desde - al menos - 1514, pero es durante la década de 1520 cuando se va a producir la sustitución del escopetero por el arcabucero.

Durante la batalla de Pavía, dentro de las filas españolas había soldados que tenían sentada plaza de escopeteros y arcabuceros [en una relación 3:2; véase la tabla inserta como apéndice, donde pueden verse la relación de una y otra especialidad] y en este instante, la diferencia principal del armamento hispano parece que está en la potencia de fuego, siendo simplemente el arcabuz un arma "más gruesa que la escopeta".
De los apercebidos españoles, y derramados en torno era tirada a todas partes con golpes mortales una infinidad de pelotas de plomo, las quales no salian ya de escopetas, como poco antes se usaba, sino de piezas mas gruesas, que llaman arcabuzes: pasaban de una banda a otra, no solamente los hombres de armas, mas aun muchas veces dos soldados y dos cauallos juntos 
Historia del marqués de Pescara, por Paulo Giovio, traducida por Pedro Vallés
Del testimonio del obispo de Nocera parece que las escopetas ya habían dejado de usarse, pero sabemos que en diciembre de 1525 en la infantería española había 1515 escopeteros y 1090 arcabuceros. En todo caso, la cita destila el impacto que originó la potencia de esas "piezas más gruesas" [1].


Arcabuceros españoles en Túnez [1535]


En carta de mayo de 1528 escrita por el mismo Pablo Giovio al Santísimo Papa Clemente Sexto, decía que había visto "che li archibusi de genovesi sono grosissimi et di palla di uncia una et meza, quali passavano tutte doi le pavesate, et passavano tre et quattro homeni".

Estos arcabuces que usaban los genoveses tenían de calibre onza y media, tres veces el calibre de la pieza que comentábamos está descrita en el Catálogo de la Real Armería de 1898, y atravesaban pavesadas [protecciones hechas con paveses] y hasta tres o cuatro hombres de una vez.

En el tiempo en que Giovio daba cuenta de los gruesos arcabuces genoveses, los franceses continuaban usando ballestas, y los tiradores españoles eran tanto arcabuceros como escopeteros:
Dicen que él Conde Pedro Navarro viene en la vanguardia con cuatro mil  gascones ballesteros, de quien temerán poco los cuatro mil quinientos arcabuceros i escopeteros que hay españoles en este Campo, sin los que hay entre los alemanes, y sin duda pasan de una suerte y de otra de trece mil quinientos españoles y alemanes, dexado aparté los infantes ítálianos, que son cerca ; de cuatro mil.
Carta del secretario Pérez al Emperador. Roma a 21 de enero de 1528

El 28 de julio de 1529, se embarcaba Carlos en Barcelona para acudir a coronarse - con la corona de hierro de los reyes longobardos, y la de oro, propia de los césares - en Italia. Le acompañaban 8.270 soldados de infantería en 22 compañías, entre los cuales encontramos como tiradores los especialistas escopeteros y arcabuceros. De la compañía de Diego de Andrade [3] sabemos que tenía 279 hombres, de los cuales, 81 eran arcabuceros y 27 escopeteros.

En la ordenanza de 1536, llamada de Génova, no aparecen mencionados los escopeteros. Probablemente, para entonces, se había extinguido esa especialidad como soldado que sentaba plaza en los libros de sueldo del Ejército de Italia, pero quedaban armas de ese tipo en uso, al menos, en arsenales de fortalezas peninsulares [4] y cabe suponer que lo mismo sucedería en tierras italianas.



Sueldo 

El sueldo es una forma de valorar el trabajo que lleva a cabo el soldado: el infante percibía tres escudos al mes [de 350 maravedíes, o sea, 1050 mr/mes], el arcabucero sumaba a ese estipendio una ventaja de un escudo y tercio en 1525, un solo escudo en 1529, y al escopetero se le otorgaba una ventaja de tres reales [lo cual no llegaba a un tercio de escudo].

Vemos pues, que se valoraba más el trabajo llevado a cabo por el arcabucero que el escopetero, si bien este último tenía una ventaja que no percibía el piquero.



Escopeta versus arcabuz [década de 1520]


Batalla - no usa el autor el término escuadrón; los italianos en estos años 1520 usaban normalmente el de battaglione - con orden de picas y escopeteros intercalados, ordenados para caminar [arriba] y formada la batalla o escuadrón [abajo]. En el texto se puede leer; y si los del avang[uardi]a fuesen con arcabuzes cada uno con diez o quinze perdigones Estos tales arcabuzes deuen ser tamaños q un onbre los pueda tirar y los perdigones seran de plomo pequeñitos. Cabe tener en cuenta, que los primeros arcabuceros debían usar horquilla, como sucedió con los mosquetes, si bien se aligeraron prontamente. Manuscrito 8555 de la BNE, titulado anacrónicamente al carecer de título Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato. Se puede estimar que es de la década de 1520. 


Frente a la mayor capacidad de penetración del arcabuz debido a la mayor energía de su disparo por el mayor peso de la bala, las escopetas no fueron de inmediato sustituidas - recuérdese la proporción 3:2 de escopeteros:arcabuceros para 1525 - . Los motivos, básicamente, eran derivados del mayor peso del arma, pues muchos de los primeros arcabuces parece que necesitaban horquilla para ser disparados, como queda constancia por las fuentes gráficas de la época.


Arcabuceros españoles en 1530. Nótense las horquillas de los dos más prominentes. Cabalgata del emperador Carlos en su entrada en Bolonia [grabado de 1530, coloreado posterior]




Escopeta versus arcabuz [1538]

Tartaglia, en su libro que trata sobre la artillería, nos explica que una escopeta de media onza de bala - esta onza no sería castellana, - tiraría recto - de punta en blanco - 400 pasos, mientras, que un arcabuz de una onza de bala, alcanzaría los 300 pasos, si bien a una distancia de 100- 150 pasos, produciría más daño la bala del arcabuz, "haría mayor pasada", pues el calibre era superior. Esto pudiera deberse a la mayor longitud del cañón de la escopeta - veáse el ejemplo de 1583 y los ejemplos de escopetas turcas. 

El autor acababa su razonamiento asegurando que había escopetas que tiraban balas de semejante calibre que los arcabuces, en una época en que no había uniformidad de calibres. 


Escopeta versus arcabuz [1583]

En los "Dialogos militares: de la formacion, è informacion de personas, instrumentos, y cosas necessarias para el buen vso de la guerra", de Diego García de Palacio, impreso en 1583, se da el siguiente diálogo:

Pregunta VI. Que es la caufa que con vna efcopeta fe tira mas lexos que con vn arcabuz y porque el arcabuz haze mavor effecto q la efcopeta.

M. Para dar caufas á efta dubda, es nescessario q asignemos la común diíferencia que ay entre el arcabuz y efcopeta, a lo mas Ordinario, la efcopeta es larga, y de menos municion que el arcabuz , y fiendo asi mas larga, con mayor presteza haze el tiro la efcopeta, que no el arcabuz, el qual como de mayor y mas pesada pelota, haze en la parte do alcanca mas effecto , porque el peso déla bala es el que offende y haze mas daño, que la velocidad della , mas dado cafo que la escopeta tuuiesse ygual munición y peso de pelota, no ay que dubdar sino que haría mas effecto y tiraría mejor y mas largo que el arcabuz. 

Para esta época la escopeta era un arma de uso personal [5] - para caza o defensa - mientras que había arcabuces de caza y arcabuces de guerra. Vemos pues, que las diferencias - para 1583 - eran de longitud, más larga la escopeta que el arcabuz, y de calibre, de menor calibre la escopeta que el arcabuz, y por lo tanto, de alcance y potencia, más potente el arcabuz.



Escopetas turquescas y alárabes

Extranjero, ¿Qué armas traían? 
Autor. Ya os dije que traían arcabuces, escopetas, arcos, cimitarras y pocas ballestas
Saco de los turcos que hicieron en Gibraltar en 1540, por Pedro Barrantes Maldonado. 1566

se vieron tres estandartes con hasta cuatrocientos caballos, y tres mil infantes, muchos de ellos escopeteros, con unas escopetas tan largas, que alcanzaban á quinientos pasos. 
Historia de la presa de los Gelves en África [en el año de 1560], por Diego del Castillo

combatiendo espada contra alfange y pica contra lança, y arcabuz contra escopeta, y flechas y piedras
Cómo el día de Sanctiago se travó escaramuça entre la gente de guerra del campo con Dragut y sus turchos y moros, y lo que en ella suscedió. 
Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África [en el año de 1550]. 1552




En la cita precedente se resume las panoplias de los soldados cristianos - espada, pica y arcabuz - frente a la de los mahometanos - alfange, lanza y escopeta. En la segunda cita vemos que las escopetas alcanzaban hasta a quinientos pasos, aunque el autor indica que se trataba de amas excepcionalmente largas.

Hay muchas relaciones de armas del siglo XVI, donde moros, alárabes y turchos usan el arma de fuego conocida como escopeta. También los turcos usaron arcabuces, pero parece haber una preferencia clara por el uso de la escopeta por parte de moros y árabes, al menos, en este siglo XVI.


Tapiz nº4 de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez [1535]. "Ataque a la Goleta". Escopetero moro o alárabe. Si se compara con los arcabuces que portan los infantes alemanes en este mismo tapiz, la escopeta de la imagen es un palmo más larga, pero comparada con el arcabuz que lleva un arcabucero español en ese mismo tapiz - imagen siguiente - no parece existir gran diferencia, aunque la coz - hoy diríamos culata - que sigue el mismo eje del fuste y cañón, no parece pensada para tirar a puntería apoyándola en el hombro.




Y yendo de la una parte a la otra, llegando al derecho del esquadrón donde los arcabuzeros andavan, le dieron por los pechos un escopetazo que la pelota dél le salió por los riñones.
Muerte de Luis Pérez de Vargas, alcaide y capitán general de La GoletaPedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África

y andando en el reconoscimiento, desde lo alto de la barbacana le hirieron de un escopetazo que le atravesaron los lomos, de que del fin de algunos días murió
Muerte del capitán Balcaçar. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África


Quizá Luis Pérez de Vargas y el capitán Valcazar combatieran a pecho descubierto; raros los dos casos, el primero, tratándose de persona principal, y el segundo, siendo un capitán que acude a reconocer las defensas del enemigo [6]. Pero tenemos otro ejemplo de esta misma historia donde el peto de un coselete protege de los disparos de escopeta, aunque específica el autor que era "muy rezio y fuerte":

le salieron a rescebir tirándole botes de lanças y algunas arrojadizas, y diéronle dos lançadas en el muslo izquierdo de que de la una le hirieron, y assí le dieron dos escopetazos en el peto del coselete, aunque dellos no le pudieron herir por ser muy rezio y fuerte; mas aunque destos dos golpes se libró no fue de tanta ventura que la vida pudiesse salvar, porque de otro que en el muslo derecho le dieron le rompieron los huesos, y muy mal herido le hizieron arrodillar [...] 
Caída de don Hernando de Toledo, maestre de campo del tercio de Sicilia. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África. Don Hernando fue rescatado por sus soldados, mas murió de las heridas siete días después. 



Dos detalles del cartón nº6  "Salida del enemigo de la Goleta", de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez. Arriba, escopetero a caballo, abajo, infante. 

Vemos en otro ejemplo, que un escopetazo puede pasar una adarga - un escudo de origen árabe en forma de corazón hecho de cuero, suficiente para resistir lanzadas y golpes de arma blanca que usaban los jinetes españoles todavía en el siglo XVI - y también atravesar un gorjal:

y antes que estos moros bajasen al llano, hirieron, de un escopetazo , al capitán Alonso Hernández de Montemayor, el cual se habia llegado á la retaguardia ; y á D. Martin de Córdoua le dieron otro en 
el morrión, y á otros criados suyos les pasaron las adargas y gorjales; pero no hirieron á ninguno dellos de manera que peligrasen. 
Relación de la guerra del reino de Tremecen y subjecion de la mesma cibdad, 1542

Por los ejemplos de muertes de oficiales y personas principales en esta empresa de África en el año de 1550 - plaza costera que tiene los nombres de Mahdia o Mehedia - y otras campañas de mediados del XVI, parece que la escopeta fuese un arma tan formidable como el arcabuz, necesitando un peto fuerte para resistir sus disparos.



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Cronología de las voces para armas de fuego manuales (1460-1530)




Notas

[1] Como curiosidad, muchos autores de la época escribían en latín, y no disponiendo de voces diferentes para la escopeta o el arcabuz, usaban el sclopis apellidándolo "minoribus" [escopetas menores] y "maioribus" o "duplis" [escopetas mayores o escopetas dobles] refiriéndose a los arcabuces. Este "duplis" es muy significativo, y con un sencillo adjetivo, se da valor al calibre del "nuevo arma".

[2] El conocimiento de la importancia de este conflicto bélico, así como de los ejemplos referidos me ha venido por la lectura de la excelente obra "La defensa del Imperio: Carlos V, Valencia y el Mediterráneo" de Juan Francisco Pardo Molero, estudioso de la época de Carlos V que tiene varios artículos que aportan valiosa información sobre los ejércitos de este periodo.

Como curiosidad, indicar que don Melchior de Perellós - o Perillós - fue "herido de muchos golpes de pica y espada y de hun escopetaço en el brazo, en el qual tuvo XXII años la pelota" en la batalla de las llanuras de Bellús. Una herida que generaría normalmente complicaciones, infección y probablemente amputación.

[3] Los datos sobre la entrada en Italia del Emperador Carlos son extraídos del capítulo "La opción imperial" de la  La revolución militar moderna. El crisol español, René Quatrefages, 1996.
Respecto a estos soldados, he escrito una breve entrada, que se centra en la representación gráfica de la solemne entrada realizada en Bolonia en noviembre de 1529
En el inventario de la nava capitana de la Armada que partió desde Barcelona acompañando al Emperador en su viaje a Italia había 50 arcabuces y solo 10 escopetas. Alonso de Chaves, en su "Espejo de navegantes", cuando describe el modo de combatir a bordo de navíos, "de la guerra o batalla que se da en la mar", habla de ballestas y escopetas. La obra fue dada a la imprenta en Sevilla en 1540, pero probablemente fuera escrita bastante antes, entre 1520 y 1538.

[4] En Colluire, en 1538, había 32 arcabuces y 80 escopetas.

De hecho, no solo había escopetas en arsenales de primer orden, como eran las fortalezas de la frontera con Francia, sino que se demandaban nuevas armas para rehinchirlos en 1541-1542:
"Que se traygan picas y alabardas y arcabuzes y escopetas de Flandes"
Y además se menciona que había escopeteros:
"Ansimismo prover de cantidad de plomo porque es nezesario que se provea de mucho para arcavuzes y escopeteros".

En la fortaleza de Pamplona había 170 arcabuces y 150 escopetas, mientras que en la ciudad, "çiento y setenta y nueve arcabuzes de yerro en sus bancos" y 626 escopetas. En Fuenterrabía 296 "arcabuzes de yerro" y 175 escopetas. En San Sebastián, 187 "arcabuzes de garavato", 77 "arcabuzes de manno" y 369 escopetas. En Burgos había 330 arcabuces, 224 escopetas. En Estella, "dos arcabuzes de metal" y 30 escopetas.
Esto hacían un total de 1.054 arcabuces - sin contar los "arcabuzes de garavato", que eran piezas únicamente destinadas para la defensa de la plaza - y 1574 escopetas. Por lo cual, es evidente que habría soldados que asistirían a la defensa de esas plazas. o a las salidas cuando así fuera conveniente, armados tanto con escopetas como con arcabuces.
Resulta normal que los arsenales no fueran renovados de inmediato por la aparición de novedades tecnológicas, y que pasaran años y décadas hasta que un arma - la pieza en particular, o la tipología en general - fuera reemplazada, pero la mención de la instrucción de que se habían de traer  "arcabuzes y escopetas de Flandes" es indicativa de que la escopeta se continuaba usando habitualmente a primeros de la década de 1540, hiciera o no mención la Ordenanza de Génova de la especialidad de escopetero.

Datos para este apunte obtenidos de El sistema defensivo de los territorios próximos a la frontera con el reino de Francia en tiempos de Carlos V. Un documento inédito de los años cuarenta del siglo XVI

[5] Aún así, se reseñaba en las milicias la escopeta como arma para la guerra. Véanse las muestras recogidas por Espino López en Mallorca: En 1667, los datos son los siguientes: 1.019 armas registradas, de las cuales arcabuces eran 12.074 (57,44%), mosquetes 689 (3,27%) y escopetas 5.986
(28,47%).
La sociedad catalana y la posesión de armas en la Época Moderna, 1501-1652

[6] No necesariamente iban bien armados los oficiales y personas principales en las facciones de guerra. El mismo autor refiere que don García de Toledo, capitán general de las galeras de Nápoles, andaba "con una celada en la cabeça y mangas de malla y un cuero de ante y espada y rodela".

Por contra, el capitán don Juan de Mendoza, iba "armado de su coselete y con su rodela y spada en las manos", y también iban los capitanes de infantería del Tercio de Nápoles, "Bernaldino [de Córdova] y [Melchior] Çumarraga armados de sus coseletes y sus espadas y rodelas".


Apéndice

Compañías de infantería española en Italia a diciembre de 1525.

Pavés -Empavesado

Los peones gallegos del Gran Capitán (1503)

Según Jean d'Auton [1], los "galliegues" que combatían en Nápoles iban armados con partesanas, paveses y "targuetes" [dardos], marchaban descalzos y cubrían sus cabezas con peculiares altos bonetes. Pablo Jovio, en su Crónica del Gran Capitán publicada por A.Rodríguez Villa, explica que estos soldados usaban, según el antiguo costumbre de la milicia romana, escudos largos y recogidos y dardos para arrojar.

Los "3000 fanti galengi ch'é come sguizari" que se hallaban en enero de 1503 con la armada de Cartagena de escala en Cerdeña, según noticiaba el veneciano Marino Sanuto, ni eran tres mil, ni todos gallegos, ni probablemente, eran como suizos, pero llamaron lo suficientemente la atención en la Italia de principios del XVI como para que diversos autores destacaran su especificidad y diferenciación del resto de soldados españoles.

Los dos mil peones gallegos [en 12 capitanías] y asturianos [únicamente dos compañías] que el 5 de marzo de 1503 desembarcaban en Mesina, más allá de que fueran descalzos o vistieran sombreros propios de su tierra, destacaban por armarse de forma distinta al resto de infantes [3].

El hecho de que Auton definiera como dardo el arma, indica que era percibida como un arma pequeña y arrojadiza [extremo que confirman las palabras de Jovio] pero lo más probable es que se usara tanto como arma arrojadiza como lanza de mano [3].


De la manera que pelean y se arman los suizos

En la cédula de 1503 dirigida a la merindad de Rioja publicada por Quatrefages [La revolución militar moderna] insistían los reyes en que los doscientos peones reclutados en la zona fueran "de la manera que pelean y se arman los suizos [...] armados con picas aceradas y enteras armaduras a la suiza". E insistían en el armamento previendo la falta del mismo: "y porque al presente podría ser que las dichas armas suizas no se podrían haber, habemos mandado traer de Alemaña y de otras partes mucha cantidad de ellas", indicando asimismo que se habían dado instrucciones a los herreros nacionales para la fabricación de tales armas.

Vemos que la adopción de la pica y con ella, el modelo militar suizo se lleva a cabo en el cambio de siglo. Quatrefages indica que las lanzas que usaban los peones en 1497 eran equivalentes a las picas, la distinción entonces era una mera cuestión de nombre, pero es evidente, a tenor de los ejemplos de la peonada gallega y de la indicación a las tierras riojanas, que el armamento y con él la forma de combate tradicional no habían sido sustituidos - cuanto menos, no totalmente - por las nuevas formas de hacer la guerra.


Empavesados

En el siglo XV vemos que el pavés es usado ampliamente por las tropas españolas, ya fuera en Castilla o en Cataluña. Un par de ejemplos:

Crónica de don Álvaro de Luna, condestable de los reinos de Castilla y León, escrita hacia 1460.
los ornes darmas para se armar de sus arneses, é los ballesteros é culebrineros, para aderes- 
zar sus ballestas é culebrinas , é los peones sus corazas é paveses

Y vemos como dichos paveses eran usados a modo de protección por los dichos peones que aseguraban el avance de los hombres de armas, que en dicha ocasión combatían a pie:

 é traían aquellos tres empavesados delante de sí, pensando que yá la gente de Don Alvaro de Estuñiga estaba dentro en la possada del Maestre ; é porque si aquello assi passasse, la gente de aquel descargassen en aquellos tres empavesados que iban delanteros, los quales por fuerza levaban consigo, é en tanto que assi descargassen en ellos, los otros se diessen á conoscer quién eran, é como venían á ayudar á los de Don Alvaro. 

En Barcelona, a 7 de febrero de 1461 se reclamaban para la guerra que comenzaba:
vos pregam e encarregam encontinent nos trametau cent homens de peu e disposts a treball armats e a punt en los quals ne haja sexanta ballesters trenta empavessats e deu ab lances largues 

[os rogamos y encargamos "encontinent" nos tramitéis cien hombres de pie y dispuestos a trabajo, armados y a punto en los cuales haya sesenta ballesteros, treinta empavesados y diez con lanzas largas]

Se estimaba [8feb1461] debían ser reclutados tres mil hombres: 1800 ballesteros, 800 equipados con paveses, 200 con lanzas largas y 100 con espingardas. Vemos que la proporción se repite.

Un año después, describía el conde de Pallars el uso del pavés en la aproximación de las tropas de Barcelona a las murallas de Gerona:
E axi la gent tira a la muralla [...] solament se metessen en orde e axi sens comeudament tot hom se mes en orde meteren se bella empavesada e sa ballesteria darrere ben cuberta e los spingarders per lo semblant queus dich han feta una gran brega. E axi ab la gran ballesteria e spingarderia totlguem decontinent les defenses de damunt. 

Y así la gente tira a la muralla [...] solos se metieron en orden, y así sin comandante todos se meten en orden; metieron bella empavesada y su ballestería detrás bien cubierta y los espingarderos por lo semejante que os digo han hecho una gran brega. Y así con la gran ballestería y espingardería "totlguem decontinent" las defensas de arriba.

Vemos claramente el uso que se da del pavés, en este caso, formando una empavesada, o sea, un muro de paveses, como podemos ver en el siguiente detalle de la representación de la batalla de Higueruela (1431):


Vemos clara la forma del pavés, aunque no como se sostiene en pie. A continuación otro detalle del cuadro, con dos empavesados [el primero, más ricamente vestido, sin duda un oficial] que caminan seguidos por dos ballesteros:


Y desde otro punto de vista, el que tal vez sitúe al lector en la perspectiva de Pablo Jovio que veía a los soldados gallegos como antiguos romanos, un empavesado caminando tras dos ballesteros en la misma representación de la batalla:


En enero de 1489, acuciados por una urgencia, los Reyes Católicos impedían la salida de todo pavés de Vitoria hasta que las 1.800 piezas que necesitaban enviar a Sicilia hubieran sido puestas en manos del enviado real. En diciembre de 1490 demandaban los reyes a la ciudad de Vitoria y tierras de Álava el reclutamiento de 300 peones, 150 ballesteros y "150 lanceros con sus paveses y escudos".

Los paveses vivieron su declive a finales del siglo XV y comienzos del XVI, y este fue considerablemente rápido - cuestión de dos décadas a lo sumo - coincidiendo con el perfeccionamiento de las armas de fuego, la entrada en uso de la escopeta que sustituía a la menos potente espingarda y desplazaba a la ballesta como arma secundaria. El pavés, construido en madera y forrado de cuero [4], podría detener una saeta, y quizá también el tiro de una espingarda de latón, pero las pelotas de plomo arrojadas por las nuevas armas portátiles de fuego no se dejarían detener por simple madera.

En todo caso, no es asumible que el abandono del pavés se debiera únicamente a la irrupción de potentes - y manejables - armas portátiles de fuego, sino tan bien a la sustitución de la lanza - una lanza de mano o dardo, según la terminología de Auton o Jovio - por la lanza larga o pica, que debía ser utilizada con las dos manos.

Los soldados gallegos y asturianos reclutados en 1502 fueron las últimas hornadas de los empavesados medievales. A partir de aquí, el arma de asta principal de la infantería sería la pica.

La pavesa continuó usándose en el combate en el mar, como parte del arsenal imprescindible en toda galera "aderezada para punto de guerra" disponiéndose la empavesada "para reparo de la gente" que había de participar en la lucha. [5]


Notas
[1] Doncques, pour entrer en propos, est vray que, au commancement de ceste présente année de grâce mille cinc cens et troys, au port de Rege en Callabre, arriva le secours d'Espaigne, mais ce ne fut pas troys jours après la journée, comme nous autres Françoys disons voluntiers. Que quessoit, la furent Espaignolz au nombre de troys cens hommes d'armes, quatre cens genetaires et quatre mille hommes de pié, nommés galliegues, avecques haultz bonnetz, presque tous deschaulx, targuetes et pavoys en main
Chroniques de Jean d'Auton

Tousjours marchoyent en pays vers l'embusche des Françoys les Galliegues avecques leurs haultz bonnetz, targuetes et partizanes,  


[2] Para la composición, nombre de capitanes, fechas de reclutamientos, pagos, embarque, etc, de las distintas compañías gallegas y asturianas: Ejércitos y Armadas de los Reyes Católicos. p.421 y ss. y apéndice. Miguel Ángel Ladero Quesada. 

En la página 211 publica el apercibimiento de peones de 1495:

Galicia:
3000 Peones con casquetes gallegos, espada, lanza terciada con hierro largo y sus paveses de Pontevedra, al mando de Don Carlos Enríquez de Cisneros y 10 caballeros

León y Ponferrada
León y su tierra. 400 peones a la gallega
Ponferrada.        400              "
Asturias              600             "

En dicha relación, aparecen otras panoplias regionales: Salamanca apercibía 400 encoraçados, Plasencia, 200 ballesteros con ballestas, espada y azagaya - un tipo de dardo arrojadizo - Jaén, 200 hombres del campo con lanzas de 24 palmos o ballestas.

En 1502 - p.216 de dicho libro - se asumía un repartimiento de peones de 6000 escudados en Galicia, Asturias y León, 2500 espingarderos - sobretodo de tierras andaluzas, 6300 peones a la suiza y 3150 ballesteros.

[3] Jean d'Auton es bastante preciso al describir las armas y los combates; por ejemplo, distingue entre una "javeline" y una "grosse javelline d'Espaigne".
Respecto a que los empavesados usaran la lanza a modo de dardo, esto es, arrojándola contra el contrario, queda también testimonio gráfico por un detalle de la representación pictórica de la Batalla de Higueruela:

Empavesados arrojando lanzas a la carrera durante la batalla de Higueruela. 

[4] Véase la pieza D61 del Catálogo histórico-descriptivo de la Real Armería de Madrid, 1898. Pavés de madera cubierto de pergamino por ambas caras altamente decorado. Alto:1.20m, ancho:0.65m.

[5] Véase el Tomo 1º de Armada española, de Césareo Fernández Duro.


Para más imágenes de la batalla de las Higueruelas:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bb/Battle_of_Higueruela.jpg
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6e/Higueruela.jpg
http://www.jdiezarnal.com/monasteriodelescorialsaladelasbatallashigueruelas.html