Mosquetero

Génesis del mosquetero

El mosquete aparece como pieza para defensa y ataque de plazas fuertes, y con tal nombre ya aparecen registradas armas con ese nombre en el inventario de las fortalezas del reino de Granada en 1501, durante el reinado de los Reyes Católicos.

Estos mosquetes eran piezas pesadas, y eran usadas por uno o dos artilleros apoyando el arma sobre el muro o sobre un caballete, disponiendo de un gancho o garabato para poder engarzar o apoyar el arma en el caballete o en la muralla que se defendía. Entonces tenían consideración de piezas menores de artillería, se registraban en los inventarios de las fortalezas junto a sacres, esmeriles, ribadoquines y falconetes, se medía su peso en arrobas [1 arroba = 25 libras = 11,5kg] y su número era escaso.

En una nómina de la infantería española en Italia a diciembre de 1525, en la compañía del capitán Pedro de Mercado aparecen listados 2 arcabuceros con carro para llevar 6 mosquetes de bronce con 6 caballos. Si hacían falta 6 caballos para 6 mosquetes, estas piezas no podían sino ser pequeñas piezas de artillería de campaña.



Conforme pasaron los años, se aligeraban las piezas, lo que permitió que las mismas fueran usadas con mayor facilidad por un único soldado.

En 1544, Luis Pizaño, entonces ingeniero encargado de poner a punto las fortificaciones de la monarquía, encarga 218 "mosquetes de garabato". Para 1552 vemos que al armero Juan de Orbea la corona le contrata la fabricación de 5000 arcabuces y 500 mosquetes. Para entonces el mosquete era ya un arma portátil individual, no obstante su uso era todavía el de defensa y ataque de fortificaciones:

pusieron toda  su fuerza de batir con la otra banda de artillería que tenian á la parte de San Lazaro y por alli hicieron muchas trincheras y con ellas vinieron hasta el foso del baluarte de San Lázaro y junto a el pusieron 18 grandes cestones á fin de llegar allí a poner su batería hicimosles tanto daño de dia y de noche con nuestra artilleria y arcabucería y mosquetes y de noche con alcancías de mano que no osaron efectuar lo que por aquella parte habían tentado y ansí desampararon estas nuevas trincheras 
Testimonio de D. Juan de Acuña durante la defensa de Perpiñán asediada por las tropas de Francisco I en el verano de 1542

Las tropas de Bernardo de Aldana en Hungría, en 1550, tenían "tres falconetes y dos quartos cañones y ciento y veynte mosquetes", muy útiles para los asedios.

Al pasar los años, se implementó el uso de la horquilla, y el mosquete de gancho, de garabato o de muro, pasó a ser un arma totalmente portátil, que no precisaba del parapeto para que el soldado pudiera apoyarla y efectuar el disparo
.
Como se puede apreciar en este detalle de la lámina 19A de "La cavalcata dell'Imperator Carlo V nel suo ingresso in Bologna", obra impresa en Bolonia hacia 1530, donde podemos ver a los dos arcabuceros que marchan en la izquierda de sus hileras portar dos horquillas para apoyo de su arma, en este caso, arcabuces estilo Nuremberg al hombro [1], la horquilla ya se había usado para disparar arcabuces, probablemente, arcabuces más pesados que los normales. Así pues, parece que no se inventó este complemento para disparar el mosquete.


En la imagen posterior podemos ver otro detalle con dos arcabuceros con la horquilla destacada en rojo:


Vemos pues que la horquilla se emplea para facilitar el disparo efectuado con arcabuces en manos de infantes en campo, pero va a ser esta pieza, la horquilla, la que va no ya a facilitar el tiro a los arcabuceros, sino a posibilitarlo en piezas de mayor calibre y peso como son los mosquetes, y por tanto, a la aparición de un nuevo soldado de campo, el mosquetero, que había estado relegado a tareas de asedio y defensa de plazas fuertes.


Mosquetero en un detalle del Socorro de la plaza de Constanza, obra de Vicente Carducho de 1634. Se puede apreciar perfectamente la parte metálica de la horquilla, el arma y el tahalí con las cargas de pólvora. Este mosquetero llevaba un morrión emplumado. 
Por otro testimonio, escrito, no gráfico, de uno de los relatos que nos han llegado de dicha coronación, sabemos que ya había mosqueteros en la Italia de 1530: Della venuta e dimora in Bologna del sommo pontefice Clemente VII. per la coronazione de Carlo V. imperatore celebrata l'anno MDXXX. Cronaca con note documenti ed incisioni (impreso en 1842) f.31/p.75:

finalmente una compagnia di moschettieri a cavallo intorno a quaranta carri di polvere, palle, e diverse munizioni; da ultimo tre vessilliferi, ed un drappello di moschettieri a piedi, che chiudevano questo trionfale corteggio 

Finalmente una compañía de mosqueteros a caballo en torno a cuarenta carros de pólvora, balas y diversas municiones; por último tres abanderados y una bandera de mosqueteros a pie, que cerraba este triunfal cortejo

El empleo de mosqueteros continuó, pero fue marginal hasta la década de 1560, no existiendo plazas fijas de mosqueteros en las compañías de infantería española hasta el año de 1567. De hecho, se puede fijar exactamente el mes en que esto tuvo lugar, gracias a las muestras del Tercio de Cerdeña estudiadas por Gian Paolo Tore y reseñadas por Eduardo de Mesa Gallego:


A partir de julio de 1567 se mantiene un número constante de mosqueteros en las compañías del Tercio de Cerdeña, en teoría, unos quince por compañía, con un máximo de 122 plazas y un mínino de 107 hasta la disolución disciplinarias de la unidad en el verano de 1568. Aunque no disponga de datos de los otros tercios que marcharon de Italia a Flandes a cargo del duque de Alba, se puede asumir que el proceso fue equiparable.

El primer uso regulado del mosquete en infantería de campo lo podemos fijar en este año de 1567, y aunque venían empleándose regularmente mosqueteros en Berbería desde, al menos, la época del desastre de los Gelves [1560], es a partir de este año de 1567, no obstante, cuando vamos a ver que la especialidad de mosquetero es fija en los ejércitos del rey católico.


El mosquetero en la guerra

Bernardino de Mendoza asegura en su historia sobre la primera década de las guerras de Flandes que los enemigos confesaban cuanto daño habían recibido por la mosquetería, y alababa su empleo en el combate. La ventaja del mosquete sobre el arcabuz venía dada por su mayor calibre: tenía mayor potencia y mayor alcance, lo que permitía afrontar al enemigo a mayor distancia con más precisión. Las desventajas de los mosqueteros respecto a los arcabuceros venían dadas por el mayor tamaño y peso de su arma, lo que redundaba en menor movilidad y menor cadencia de tiro, aunque se pueden ver a mosqueteros combatiendo codo con codo con arcabuceros en situaciones muy dinámicas como eran las escaramuzas:

Y fuera de él, guarnecieron un molino con gente, y otro reduto, dexando una manga suelta que escaramuçasse con don Rodrigo Çapata, que venía en su seguimiento. El cual, reconocido el puesto del molino y reduto que avían reforçado, luego que llegaron los cien arcabuzeros entre los cuales avía treze mosqueteros, cargó a los enemigos con tanta resolución que les hizo perder el molino y reduto, queriéndose entretener allí hasta que llegasse más gente de las vanderas
Comentarios de don Bernardino de Mendoça de lo sucedido en las Guerras de los Países Baxos desde el año 1567 hasta el de 1577

El mosquetero debía ser un hombre "doblado, rehecho y gallardo" para "sujetar aquella arma tan pesada". pero dado que portar el mosquete a cuestas de noche y de día se consideraba "excesivo trabajo", en ocasiones los mosqueteros gozaban del privilegio de ser transportados en carros para evitar que llevaran cansados al destino. Tampoco era infrecuente que fueran los mosquetes - con las llaves desmontadas y convenientemente guardadas en cajas para que no padecieran daños durante el camino - los que eran desplazados en carros, mientras que el soldado caminaba en su hilera, aunque lo normal fuera que el mosquetero marchara a pie con su arma al hombro.


Detalle de "La victoria de Fleurus", de Vicente Carducho, pintura de 1634 que conmemora la batalla que tuvo lugar en 1622. Evidentemente, el pintor no ha sido realista al oponer ambas mangas de mosquetería a tan poca distancia, pero los detalles del ropaje, armamento y defensas de los mosqueteros son magníficos. 

Los mosqueteros formaban en el escuadrón en guarniciones - a los costados del cuadro de picas - o en mangas - en pequeñas formaciones destacadas avanzadas - o retrasadas - respecto del escuadrón:

Escuadrones católicos en Nordlingen. Se puede apreciar claramente el cuadro central de picas, las guarniciones y las mangas que nacen de las esquinas del escuadrón. 
Escuadrón ilustrado en el "Arte de esqvadronar y exercicios de infanteria" del maestro de campo Melchor Alcazar y Zúñiga, aprobado en 1701 e impreso en 1703, dedicado al rey Felipe V, mostrando piqueros en el cuadro central, y sucesivas mangas de arcabuceros - los más próximos a las picas - y mosqueteros, señalados con una M, en los extremos. Este escuadrón carece de guarniciones.

La manga era una formación con carácter dinámico, dispuesta para desplazarse respecto al escuadrón y acometer al enemigo, mientras que la guarnición era reparo de las picas, dispuesta para la defensa, tirando más de lado que de cara. Los mosqueteros de la guarnición dispararían por hileras, agachándose para permitir el disparo a los compañeros situados en hileras posteriores, tiempo que aprovecharían para recargar su arma, a diferencia de las mangas, que dispararían en avanmarcha , relevando los soldados a los que acababan de efectuar el disparo, que se retirarían a la última posición de la formación.

En su "Teorica, practica, y exemplos compuestos por el Capitan Bernardino Barroso", impresa en 1622  el autor defendía que los mosqueteros no debían hallarse en vanguardia, sino que habrían de estar en las mangas y guarniciones, y en las escaramuzas, participar desde un lugar desde el cual "tirar de mampuesto", o sea para disparar desde un reparo o parapeto cubriendo a la arcabucería:
su oficio ordinario de los mofqueteros es tirar de manpuestó por ser arma tan pesada y dura dé manejar, que es la raçon que obliga a yr síempre cubierta de arcabuzería para que en tocando el arma de banguardía lá mofqueteria se rrehaga, y tome puesto fuerte para la caualleria, ó alguna eminencia donde estara al oposito, y en depofito para aprouecharse della, segun se ofreciere, advirtiendo que siempre á de déjar franca la frente del efquádron ,y tamuien aduierto que las compagnias de arcabuzeros no fe le ha de facar la mofqueteria por el efecto,y seruicios, que harán en los puestos y mas en campagna descubierta.

En los manuales de guerra, como este del capitán Barroso, se incluían ejemplos que hacían comprensibles la arquitectura del escuadrón: en este caso, disponemos de un tercio con 14 compañías, 20 mosqueteros por compañía, 729 piqueros y 729 arcabuceros. Formamos el cuadro de picas, de 27x27, que venía dividido en 6 trozos durante la marcha, los cuales debían ocupar su lugar a la hora de escuadronar. Tenemos guardando el cuadro de picas, en cuyo centro quedaban banderas, pífanos y tambores, las guarniciones de arcabuceros de 30 hileras por 5 de costado. Tendríamos cerrando el conjunto cuatro mangas de arcabuceros de 9x9, y de vanguardia en el costado derecho, y de retaguardia en el izquierdo, dos mangas de 140 mosqueteros de 9 de frente. El poder formar el escuadrón con presteza era fundamental para el éxito en combate, y para ello debía asegurarse también un buen orden durante la marcha, de manera que sabiendo todos la posición final que habrían de ocupar, se llegara a ella con los mínimos movimientos posibles. La C minúscula que encabeza los cuadros corresponde a la inicia de capitán. 


Se recomendaba que el mosquetero debía llevar 25 balas al combate - por 50 del arcabucero - pólvora suficiente para tirarlas - dos tercios del peso de la bala - tanto en frasco, como en cargas prendidas al tahalí, que le facilitarían la carga, y mecha suficiente para mantener dos cabos encendidos durante toda la jornada. En caso de necesitar más munición, fueran balas o pólvora, debía demandarse a su oficial discretamente, sin gritos, para no dar ánimo al enemigo, y siempre antes de que hubiera efectuado los dos últimos disparos.

Debía llevar una espada ancha, corta y bien ceñida, para poder sacarla fácilmente con una mano.

A las armas

En la ordenanza de 1685 se establecían las voces con que se manda a la infantería española. Respecto al mosquete, cuando se daba el orden de a las armas, se indica lo que sigue en un curso matemático de 1693 que desarrolla dichas voces u órdenes de la ordenanza:

A las armas
El Mosquete se toma teniendo prevenida, como queda dicho [*], la cuerda, cogiendo primero la horquilla con la mano derecha , y poniendo el fiador,que es el cordon que deve tener la horquilla en la muñeca izquierda, con cuia mano, valiendoſe de el dedo pulgar,y el que ſe sigue, cogerá la horquilla ,y con la drecha el Moſquete, por mitad del cañon, le pondrá a ſu lado drecho, afirmando en tierra la culata, passando la horquilla a buſcar el Moſquete, y retirando el pie drecho, quedará perfilado el cuerpo,y pondrá el Mosquete en la horquilla,y quitando la mano drecha del cañon, la passara inmediato a la caçoleta azia la parte dela culata, ,y para ponerle al ombro, sin mover la mano drecha de adonde esta, la suspendera , ayudando con la izquierda ,en que eſtá la horquilla, y pondrá sobre el hombro drecho, a que agregará la mano, y al miſmo tiempo agregará la horquilla a lado izquierdo.


Las ilustraciones corresponden a una de las numerosas copias basadas en la obra de Jacob de Ghein, cuyos movimientos no corresponden exactamente al desarrollo de las voces de la ordenanza de 1632, pero con seguridad sirven para hacerse una idea de los pasos que había que seguir antes de efectuar el disparo. 
[*] Quedaba dicho en las instrucciones que se daban respecto el arcabuz:
Para tomar el Arcabuz ha de tener prevenida la cuerda , que será una braça, ſe cogen los dos cabos con la mano drecha , y el uno ſe pone entre el dedo del medio , y el que está inmediato al pulgar ,el otro cabo ſe pone en el hueco , que haze el dedo del medio, y el que eſta inmediato al menor ,y lo reſtante de la cuerda , que eſta pendiente se recoge con el dedo menor, con que los dos cabos quedan arriba, llevando cerrada la mano izquierda donde eſtan , y lo resstante esta pendiente azia la palma de la mano.

En esta ilustración se aprecia claramente el fiador, el cordón que sujeto en la mano izquierda aseguraba la horquilla. Se puede ver también la forma de llevar la cuerda con los dos cabos prendidos entre los dedos.

Amén de estas voces se detalla minuciosamente como cargar el mosquete y calar cuerda, antes de apuntar y efectuar el disparo.

En el caso de la ilustración, el mosquetero no usa un frasco para cargar con pólvora su arma, sino una de las cargas medidas que lleva en el tahalí y que se conocía como 12 apóstoles. El frasquillo, que podemos ver colgando pegado al muslo derecho del soldado, llevaba pólvora finísima o polvorín con la que se cebaba la cazoleta; cuanto más fino fuera el grano de la pólvora más fácil sería de prender y quemar. 
El Moſquete para cargarlo, se pasara al lado izquierdo, soltando la horquilla de la mano, que queda afiançada en el cordon que da buelta a la muñeca izquierda, en cuya mano se recibirá el Moſquete, y tomando el frasco con la drecha, arrimando al cañon el primer dedo, y con el ſegundo tapara el cañon, y los demas dedos pondrá sobre el muelle, y buelto el frasco con la boca de el cañon azia baxo, haſta que le parezca esta hecha la carga, y soltando el muelle , bolverá el frasco, para ver si el cañon dél está lleno de polvora, sí lo estuviere, metera el cañon del frasco en él del Moſquete o Arcabuz consecutivamente, haviendo caido la polvora, la quitará, o hechara a fu lado drecho, y sacando uno de los tacos, que a de llevar prevenidos,tirará de la baqueta, sacandola de la caxa donde esta y dando la buelta de forma,que el rascador venga a caer cerca de la boca de el arma , y corriendo la mano drecha, hasta que encuentre con el rascador, que esto se hara arrimandole al pecho, meterá el taco en la boca del Moſquete, a que seguirá la baqueta, hasta que haya encontrado con la polvora, que asegura con dos o mas golpes, y sacando la baqueta, hará lo miſmo con la bala, y el segundo taco executado bolverá a su lugar la baqneta, y tomara el Moſquete con la mano drecha, y con la izquierda a eſte miſmo tiempo recobrará a horquilla, que está en el fiador, y aiudando con ella, passará el Moſquete al lado drecho, de forma, que venga a caer la caçoleta a la cintura , y la boca del cañon levantada en tal proporcion , que no pueda ofender, si en tal caso se disparase, y tomando el ſrasquillo con la mano drecha , abrira con uno de los dos dedos la caçoleta, y hechará su cebo, cerrandola con advertencia, de que no quede, ni un grano de pólvora encima de la cubierta, y tomando el Moſquete con la mano drecha , y ayudando con la izquierda , y la horquilla se suspenderá y pondrá en el ombro drecho

La baqueta se llevaba inserta en la caja [o fuste] del mosquete, estando ahuecada la madera para alojar este imprescindible accesorio. En la descripción que aquí aporto, se habla del doble taco: un taco sobre la pólvora, y un segundo taco sobre la bala. Lo más probable es que este segundo taco no se usara durante la mayor parte de la época, pues implicaba - por la retención de los gases de la combustión de la pólvora . darle una mayor potencia al disparo, una ventaja, pero también mayor esfuerzo al metal del cañón. 

Calar cuerda. —
Para calar cuerda levantará el Moſquete del ombro suspendiendole sobre la mano drecha, y al mismo tiempo saliendole a recibir la izquierda con la horquilla, le baxara de forma que la boca quede alta, y la cazoleta a la faltriquera del lado drecho, y tomando un cabo de la cuerda con el dedo pulgar y el que le sigue de la mano drecha, la soplara ,y pondrá en el serpentin, el qual movera con los mismos dos dedos: para medir se hiere la cuerda en medio de la cubierta, y hiriendo le soltará y tomará el Moſquete con la mano drecha, y acompañandole la izquierda, y la horquilla que ſacara, poniendo la escarpada, y afirmada en tierra, y la culata en el lado drecho, y con el dedo inmediato al pulgar, que tendra encima de la tapa de la caçoleta, la quitara, hará la punteria, cogiendola por la que tiene en el arma, al objeto a quien quiere hazer tiro,apretando el llamador con los quatro dedos teniendo el pulgar sobre la porcion de caxa  que se corresponde al llamador, y haviendo executado el diſparar , baxara el Moſquete inmediato a la faltriquera del coſtado drecho , y con la mano que tenia en el llamador cerrará la caçoleta con los dos dedos,y quitando la cuerda la pondra en la mano izquierda como queda dicho.




Orgánica

En 1567, como decíamos, se determinó que hubiera 15 mosqueteros por compañía.

Con la real ordenanza de 1632, en los tercios que servían fuera de España, se determinó que las compañías, de 200 hombres, estuvieran compuestas por setenta coseletes, noventa arcabuceros y cuarenta mosqueteros.
En los tercios que servían en España, las compañías estaban formadas por 250 hombres, de los cuales 90 eran coseletes, 89 arcabuceros y 60 mosqueteros.

Dichos mosqueteros percibían 3 escudos de ventaja, que se sumaban a los 3 escudos de su paga sencilla.

No obstante estas indicaciones, las unidades se dotaban como podían, y muchas veces, como querían. Así pues, en una muestra de 24 de marzo de 1601, tenemos que en la infantería española en el ejército de Flandes había 5355 soldados, de los cuales 1237 eran mosqueteros. algo más del 20% señalado en las ordenanzas de 1632.


A tiro de mosquete. Ataque y defensa de plazas fuertes

El mosquetero era fundamental en el asalto y defensa de plazas fuertes, de hecho, el "tiro de mosquete" era una unidad de distancia para el diseño de las fortificaciones, como lo había sido en el pasado - hasta mediados del siglo XVI - el tiro de arcabuz [2].
Si bien - naturalmente - debido a su potencia, alcance y poder destructivo, eran las grandes piezas de artillería - cañones, culebrinas, pedreros, etc - las que acababan determinando el colapso de las defensas de los cercados - o de los atacantes - los mosquetes jugaban un papel fundamental, pues eran armas precisas y fáciles de manejar, a diferencia de las piezas de artillería, que requerían largos procesos de carga y consumían una enorme cantidad de recursos materiales y humanos. Así, gran parte de las bajas durante los asedios se causaban por tiro de mosquete, si bien, como decimos, era la ruina de los muros por cañoneo o minado - o en su defecto los efectos del largo cerco, el agotamiento de las provisiones, el hambre, etc - la que traía la posibilidad de tomar la ciudad al asalto.

A este respecto es muy clara la valoración que Cristóbal de Rojas hace en su "Teórica y práctica de fortificación", impresa en 1598:

porque las defenfas que en aquel tiempo eran con artilleria, se han reduzido ahora a tiro de mofquete,y arcabuz,porque al tiempo que el enemigo ha metido fus trincheas hasta el bordo de la eftrada cubierta  y quiere passar el fosso por el derecho de la efquina ál valuarte,y arrimarfe á el para picarlo y hazerle la mina.si estuviese la defensa a tiro de artilleria passaban los enemigos vno á vno casi al descubierto,por fer muy lexos la defensa, porque la pieça de artilleria fe fuele tirar pocas vezes á vn hombre solo,y siendo la defensa tan larga ,como dicho es,se passa al fosso con vna trinchea muy baxaa que se haze con poco trabajo,y es muy fuerte.por eftar poco leuantada de la tierra y con difícultad la puede batir el artilleria defde la casamata y síendo las defensas á tiro de mosquete y arcabuz, no puede passar el enemigo, sino es con trinchea muy alta, y síendo alta,es fácil de derribarsela, porque la puede batir bien el cañón de la casamata [...]

Esta distancia de tiro de mosquete que sería la base para delinear las fortificaciones sería, según la opinión de Rojas de como máximo 750 pies, 250 varas [1 vara castellana equivalen a 3 pies] y por lo tanto, unos 200 metros [208.975 exactamente].



El mosquete se empleaba para tirar desde los muros contra los atacantes que realizaban trabajos de aproximación por trinchera mediante zapado, y también contra aquellos que se dedicaban a manejar la artillería. De la misma forma, los atacantes empleaban el mosquete para tirar contra los defensores que pudieran descubrirse en los muros, y en esta lucha era mucho más efectivo - y económico - el mosquete que el cañón.

El mosquetero fue pieza fundamental del sistema militar de los Austrias, y sobrevivió hasta los últimos años de los tercios, cuando, bajo el reinado de Felipe V se adoptó el pie regimental francés, y el infante pasó a servir con fusil y bayoneta.


Véase también

El primer uso de mosquetes en campo regulado [1567] 


Notas

[1] Respecto al estilo de los arcabuces, fue identificado por el especialista y coleccionista alemán Michael Trömmer, en consulta realizada en foro especializado Vikingsword

[2] En un tratado de fortificación de 1538, "Apología en excusacion y favor de las fábriças del Reino de Nápoles", se indica: la medida que conviene á la verdadera defensa, que no ha de ser más lexos de cuanto puede tirar de puntería una simple escopetta Ó arcabuz, y esto es por qué no se debe constreñir ni limitar la fortification á que solamente piezas gruessas la puedan defender.

Y aunque Pedro Luis Escrivà, ingeniero que había edificado el Castel Sant'Elmo en Nápoles, no dice en su tratado la distancia de la cortina "que le conviene al tiro justo de punteria", queda la fábrica del propio castillo como testimonio de ello, siendo sus cortinas más largas de unos 85 metros. Esto, en 1538, asegurando el autor que se podía defender con una simple escopeta.

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