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Los hombres que metieron Roma a Saco: ¿soldados de un ejército o comunidad de amotinados?

Este exército va con gran determinación de tomar Florencia o morir todos.
[alemanes y españoles] los unos con los otros se han conjurado y determinado de pasar adelante y de no abandonar fasta haber sus pagas
El Abad de Nájera al Emperador, 28 de marzo de 1527

[El Marqués del Gasto] pidió licencia al Duque de Borbón para se ir al reino, porque no determinaba de ir con este exército deciendo que iba amotinado hecho comunidad.
El Abad de Nájera al Emperador, 19 de abril de 1527

Tutte queste gente hanno fatto tra loro 8 capitanei, 3 lanzchenech, 3 spagnoli et 2 italiani, sotto il governo di quali stanno.
Relación de un fraile de San Salvador, partido de Roma el 12 de mayo de 1527

Questo essercito non ha capo nè membri, nè obbedienza nè forma alcuna, et ognuno si governa all'appetito suo.
Juan Bartolomé Gattinara al Emperador, 8 de junio de 1527

[nuestro exército] a despecho de los capitanes, quisieron seguir su camino hasta Roma, donde hicieron el insulto que habeis oido, aunque a la verdad no fue tan grande como nuestros enemigos han sembrado
Carlos V al rey de Portugal, 2 de agosto de 1527


Saco de Roma, 1527

El saco o sacco de Roma ha pasado a la historia por la importancia que la ciudad tenía, al ser la residencia del trono de San Pedro, y la destrucción generada por el saqueo: muertes, violaciones, torturas, profanaciones, extorsiones, robos e incendios, hechos que dejaron una impronta imborrable en aquella generación. Hechos a los que no hay que restar importancia, pero que sin duda, adquirieron una mayor dimensión que otros - en proporción - similares por la significación de la ciudad santa.

No obstante, como operación militar, tan solo se puede destacar su brevedad y su eficiencia: un ejército de desharrapados, sin artillería de sitio, realizó un avance a marchas forzadas desde las comarcas de Florencia; los defensores, algo descuidados y confiados en sus murallas, desistieron de su labor al penetrar la mañana del 6 de mayo de 1527 los primeros soldados españoles en el recinto leonino, buscando refugio en Castel Sant'Angelo. A partir de ese momento, la ciudad quedó en las manos de españoles, alemanes e italianos, que hicieron, cada cual en su zona, y luego en la del vecino - para desconsuelo de los afrentados - lo que les vino en gana, satisfaciendo cada cual sus apetitos.

Fue Roma, y pudo haber sido Florencia, mas no fue la rica ciudad de mercaderes pasto de la ávida soldadesca, porque, como indicó llanamente Gattinara "Firenza era assai fortificata" y "Roma stava dissarmata". Juicio que refrendó el Abad de Nájera, al calificar la empresa de Florencia como "luenga y muy difícil".

Florencia o Roma, Roma o Florencia, lo mismo daba. Las dos eran cabezas de estados enemigos, confederados contra el Emperador en la Liga de Cognac, así que su sometimiento era estratégicamente beneficioso.

Florencia o Roma, Roma o Florencia, ciudades pobladas por ricos mercaderes o ricos cardenales a los que saquear primero, e imponerles después rescates sobre sus personas a cobrar con cargo a las rentas de sus estados o sobre piquerempréstitos otorgados por deudos o familiares.

Pero amén del saqueo, existía otra opción: imponer, con la presencia del ejército a las puertas de la ciudad, una contribución al cercado, y la imposición de la rendición, o al menos, de una tregua. Con esta contribución se satisfarían las pagas, y además, se soslayaría el peligro de ver a los soldados ricos, porque ¿siendo ya ricos, que motivación tendrían para seguir siendo soldados?

El caso es que no hubo contribución - o extorsión - de los cercados, porque no hubo cerco, sino asalto. No había tiempo que perder.

No obstante, ¿se buscaba asestar un golpe brutal a uno de los enemigos en liza y ayudar a acabar la guerra, o por contra, satisfacer a unos soldados que llevaban meses sin pagas y que día sí, día también, amenazaban con abandonar sus banderas y deshacer el ejército?

La respuesta es que idéntica acción satisfacía a ambas partes: a la dirección del ejército, que servía convenientemente a SM en la lucha, y a los soldados, que veían recompensados materialmente sus trabajos y padecimientos en la guerra.

Podemos determinar, por tanto, que hubo una conjunción de intereses en la acción de guerra, quedando soldados y dirigentes medianamente conformes.


Un ejército de malcontentos

El ejército imperial a cuya cabeza se hallaba el duque de Borbón se componía a febrero de 1527 de 700 hombres de armas, 800 caballos ligeros, 10.000 lansquenetes - llegados a Italia en noviembre de 1526 a cargo de Jorge de Frundsberg - 5.000 soldados viejos españoles y 3.000 italianos.

Quedaban tropas a cargo de Leiva en Milán - aunque el abad y comisario imperial temía que "quedarán pocos o ningunos españoles con las banderas [...] porque todos quieren ir hacia Florencia" - y había otro ejército en Nápoles a cargo del virrey y príncipe de Orange y de Hugo de Moncada.

Los lansquentes eran tropas más indisciplinadas, y que aguantaban menos trabajos y padecimientos que los españoles, y era más habitual que reclamasen sus pagas de forma tajante, amotinándose con relativa frecuencia.



Los españoles eran - en palabras del secretario imperial Juan Pérez - "gente más llegada a razón" y fáciles de apaciguar, pero también reclamaban los adeudos, y se alborataban "saliendo a hacer su escuadrón", cuando así lo veían conveniente [a].


A finales de 1526 se les daban dos pagas a los infantes españoles: una en dinero y otra en pan; aún así se les seguía adeudando dos mensualidades. Así se iban manteniendo los soldados, siempre recibiendo la soldada con atraso, y los capitanes dándoles promesas de pronto pago. Era habitual que las cabezas del ejército se empeñaran personalmente en la consecución del dinero, habilitando empréstitos donde pudieran hallarlos, o incluso recurriendo al propio:

Y así á los VI del presente se fué á Ferrara, y este mesmo dia por mandado del Duque de Borbon yo fui á Carpí y otro día saqué las dos banderas de españoles y la compañía de caballos ligeros de Juan Bautista Gastaldo que estaban dentro, con una paga quel Duque prestó para darles [...]
El Abad de Nájera al Emperador, 28 de marzo de 1527

A cada nación se les daba la paga en una fecha distinta; por un lado, existían vínculos distintos - diferentes "inicios de contrato" - y por otra, se evitaba la carga de tener que pagar de golpe a todo el ejército, que de todas maneras, solía alojarse por separado [b].

Pero este sistema tenía sus desventajas: el duque de Borbón, el príncipe de Orange, el marqués del Vasto o quien fuera, podía procurar seis mil o doce mil ducados, dar media paga o una paga a la unidad a la que le urgiera el pronto pago, y satisfaciendo a los soldados de aquella nación, agravar a los del resto. Un ejemplo de lo dicho tuvo lugar en marzo de 1527, al dar una paga - o fracción de ella - a los alemanes, y negársela a los españoles, que al fin y al cabo "tendrían algo que comer":

[El Duque de Ferrara] dióme diez mill ducados dos días después que yo fui, los quales se dieron a los alemanes que no Quisieron dar dos mill ducados para los españoles; y pensando que los alemanes se contentarían de partir con esta suma y que los españoles ternian algo de qué comer y que habrían paciencia desto, se dio bando para partir otro dia, y en la hora que era en anocheciendo se amotinaron los españoles y vinieron pidiendo pagas á casa del Duque de Borbon.
El Abad de Nájera al Emperador, 28 de marzo de 1527

Dada la capacidad de organizarse y defender sus derechos laborales con mano armada, era muy difícil sujetar a los soldados a disciplina militar alguna si estaban todos a una. Durante estos motines, las cabezas del ejército ejército preferían abandonar el campo, sus tiendas se podían ver saqueadas y sus criados, maltratados:

Il y eut beaucoup de désordre, et, si Bourbon ne se fut sauvé en diligence, il courait risque d'être assassiné par ces mutins. Ils mirent tout au pillage à son quartier et massacrèrent un de ses gentilhommes.
Le Connétable de Bourbon, 1490-1527, André Lebey

Los alemánes se amotinaron con el Príncipe de Orange, porque era pasado el tiempo en que se obligó de pagallos, y fueron á su posada y el Principe fué avisado y salióse della un poco antes y como no le hallaron, saqueáronle la posada, aunque según dicen fué en poca cantidad. 
Carta de Juan Pérez al Emperador, 11 julio 1527

No obstante, amén de la vinculación contractual que podían mantener como soldados del rey de España con plaza sentada en una compañía, o como soldados alemanes súbditos del Emperador, también existían vínculos de tipo afectivo, con su señor natural, con su nación y más importante que estos, aquellos lazos de tipo personal que les unían a sus capitanes, tanto capitanes de compañía, como capitanes o cabezas del ejército. A la lealtad personal se apelaba en muchas ocasiones, y estos requerimientos surtían efecto con frecuencia:

[...] se amotinaron los españoles y vinieron pidiendo pagas a casa del duque de Borbón [...] El Marqués del Gasto con el medio de Juan de Urbina, a quien los españoles tienen gran respeto y quisieron que entrase con ellos, los concertó que se contentasen con un scudo por hombre y caminasen
Carta del Abad de Nájera al Emperador, 28 de marzo de 1527

En otras ocasiones, aún capitanes de prestigio y autoridad como el propio Urbina, debían hacer frente a la furia de la soldadesca:
Juan de Urbina ha trabajado mucho en esto del motín, y cierto es grand persona y le estiman y temen en grand manera y le aman, aunque castiga á algunos, y vióse con ellos en grand peligro segund me han dicho, porque un soldado le quiso tirar con un arcabuz, y quiso Dios que se le cayó la mecha del fuego y no pudo, pero dícenme que mató ál soldado.
El secretario Pérez al Emperador, noviembre de 1527

Los soldados así organizados, "hechos comunidad", tenían un gran peso de decisión dentro del ejército, no sólo en momentos de motín, sino durante el resto de la campaña, y los capitanes debían - tenían la necesidad - de consultar con ellos las operaciones:

Le marquis [del Vasto] parloit a la troupe compagnie par compagnie
Carta de César Ferramosca al Emperador, 4 de abril de 1527

 e incluso los acuerdos que se tomaban con terceros, como por ejemplo, las treguas:
J'envoie aussi la traductíon des ordres données aux capítaines, et par icelles il verra les raisons quil [Carlos, duque de Borbón] aliegue pour autoriser sa marche, qui est que ses gens n'ont pas voulu accepter la capitulacion de la treve 
Ibídem

No obstante estas "inobediencias", los capitanes seguían manteniendo buena parte de su autoridad, y el ejército seguía estando a su cargo, aunque el ejercicio de ese gobierno dependía en buena medida de la respuesta que a las instrucciones - algunas en forma de peticiones o ruegos mezclados con promesas de pagas en un futuro próximo - les dieran los soldados.

En la saqueada Roma se impuso finalmente el orden, se constituyó un Tribunal Militar, hubo un gobernador imperial y se instituyeron patrullas mixtas de soldados alemanes y españoles.

¿Soldados ricos, ejército desecho?

E non saria servizio di Vostra Maestá, perché facendosi esercitto ricco per il sacco, si avería per detta rícchezza da dissolvere e ritirarse Spagnoli e Italiani verso Napoli, e che risolvendosi, aveva il detto esercito a dimandare l'intero pagamento, il quale era grandissimo, e non avendo facoltà di pagarlo, tutto anderia in confusione.
[...] credevano che li soldati di Vostra Maestá fatti ricchi , per la maggior parte non vorranno tomare alie bandiere.
Juan Bartolomé Gattinara al Emperador, 8 de junio de 1527

Se temía, y no sin razón, que habiendo saqueado una ciudad rica como Roma, los soldados dejaran las filas del ejército y se retiraran a gozar sus recién adquiridas haciendas. Esto no sucedió, y aunque pueden buscarse razones de tipo moral o sentimental, hay razones de tipo material evidentes:

1) El saco no dio para tanto. Cadenas y Vicent calcula un máximo de botín de 50 ducados por cabeza, frente a una paga mensual de 3 escudos, con ventaja de escudo y tercio los arcabuceros, y tres reales los escopeteros. O sea, que un arcabucero, el soldado mejor pagado, pudo ganar en el botín - de media - poco menos del sueldo de un año. Evidentemente, habría excepciones [ver notas c/d], y soldados que realmente quedarían, sino ricos de por vida, al menos considerablemente adinerados, y otros, por contra, que apenas gozarían las rentas conseguidas en su depredación.

2) El despilfarro sumado a la carestía que se originó en Roma: el juego, la prostitución y otros vicios propios de la soldadesca hicieron que el dinero durase poco en sus faltriqueras.

3) Las prisas de tener dinero contante y sonante, cuando lo adquirido eran en su mayoría bienes y no dinero, sumado al desconocimiento del valor de lo adquirido, hizo que la ganancia real la obtuviesen los mercaderes que seguían los ejércitos y los oportunistas que aparecen en estas ocasiones, comprando joyas, vestidos, muebles, enseres, etcétera, a muy buen precio:
Por falta del conocimiento del que lo tomó, daban por dos ducados lo que valía ciento; tapicerías y cosas de casa, bellos atavíos, por casi devalde. Vi vender doce paños de tapicería de oro riquísimos y una alhombra de seda bellísima, todo por cuatrocientos y cincuenta ducados. 
Manuscrito de la Biblioteca Nacional publicado por Rodríguez Villa

El botín se prefería en moneda por razones culturales, pues la del XVI era una economía monetizada, sobretodo en las áreas urbanas, pero también por razones prácticas, para poder transportarlo con facilidad. Así, a la salida de las tropas en julio, el secretario Juan Pérez registra:
y agora al partir de los alemanes han hecho buen mercado de lo que no podían llevar consigo, que lo que valía diez daban por dos, y cuando no hallaban quien les diese algo, lo sacaban á la calle y lo dexaban allí que lo tomase quien quisiese. 
Carta de Juan Pérez al Emperador, 11 de julio de 1527

Asesinatos, incendios y torturas para que los extorsionados pagasen la talla de sus recates, o confesaran donde habían escondido sus "tesoros", para después malvender o incluso, como relata Pérez, abandonar lo saqueado. Los sinsentidos de la guerra y de la naturaleza humana.

4) El grueso de los soldados, los cuales habían dejado la ciudad el 10 de julio, tornaron a entrar en septiembre - el 20 los alemanes, y seguidamente, el 25, los españoles - para ejercer presión en su reclamación de las pagas atrasadas. Este regreso a la ciudad apestada demuestra que los señores soldados estaban lejos de haberse convertido en acaudalados rentistas.

La cuestión es que el ejército no se deshizo, y las bajas que se produjeron - cerca de un 30-40% en los nueve meses de ocupación de la ciudad - fueron en su mayor parte debidas a la peste que se originó en Roma, y no a las deserciones de soldados enriquecidos, que aunque las hubo, no fueron cuantitativamente significativas.

En todo caso, cuando fue necesario volver a la lucha, cuando el ejército francés penetró en el Reino [de Nápoles] los soldados abandonaron una Roma exhausta, y volvieron a sus banderas, para obedecer a sus capitanes y servir, como venían sirviendo, a su señor en la defensa de sus estados.

Roma incendiada por las tropas de Carlos Quinto. Detalle del tercer triunfo del Emperador Carlos.
La leyenda que acompaña dicho "triunfo" reza así:
Aqui fue Borbon muerto, y derribado
Por los muros de Roma: pero entraron
Los soldados con animo efforcado,
Y ellos la ciudad toda faquearon

Notas

[a]
Respecto al diferente comportamiento de infantes españoles y lansquenetes, hay varias referencias de la época. Interesante la opinión expresada por Morone en 1528:
questo fundamento di gente spagnola sarà il vero fundamento suo delle cose d'Italia;  perchè non s'inganni da Lei stessa; nella gente Alemanna non si può collocar lungo stabilimento, maxime mancando alcuna volta il modo di dar le paghe.

Afirmaba Morone que el "nervio firme del ejército debía ser de españoles" más acostumbrados a padecer asperezas y "mancamento di paga" que otras naciones.

Los alemanes eran mejores piqueros, y los españoles, mejores arcabuceros. Véase, aunque de 1513, la carta de Fernando al Católico a Luiz Caroz o Carroz de Villaragut, en que reconocía que los españoles no eran capaces de romper un escuadrón de alemanes veteranos.

En todo caso, los lansquenetes habían recibido una oferta de Venecia de cinco pagas [véase carta de Juan Perez a 10 de enero de 1527] y sin embargo se mantuvieron leales a quien les mantenía a base de promesas.

[b]
Un ejemplo fechado a 23 de diciembre de 1523 de este sistema de pagas y medias pagas a la infantería por naciones:
Primero, por la media paga de lansquenetes que comienza mañana 28 de diciembre las 8 compañías 31 que finalizarán a 12 y 15 de enero próximo: 9.718
[...]
Por la otra media paga de lansquenetes que comienza a 13 de enero por sus 8 banderas y por las otras 4 banderas a 16 dicho y que acaban a 28 y último dicho: 9.718
Por la otra media paga de italianos que comienza el 14 de enero. 14.229
Por la paga de infantes españoles que se deberá pagar a 17 de enero. 26.000

[c]
Véase el testamento hecho en Roma a 2 de julio de 1527 de Valentino Cebrián, hombre de armas de la compañía del conde de Golissano o Collesano.

Legó a su mujer Isabel Gutiérrez 500 ducados y ropa. No se olvidó de sus compañeros de fatigas: a Miguel Fluviá, legó caballo y armas, a su escudero Margarit 20 ducados, y a su compañero Tordesillas 12. A Juan de Oliva debía 3 ducados, invirtió el dinero en misas en su memoria, pues habiendo muerto, no le había podido entregar la suma adeudada.
Cebrián debía cobrar tres cédulas: una de doscientos ducados y dos de quinientos. Los mil debían dividirse con Rodrigo de Rueda, soldado en la compañía de Fernando Vitello.

Este conde de Collesano, en la compañia del cual servía el testamentario Cebrián, probablemente fuera Artau o Artal de la familia Folch de Cardona, pues su padre Pedro murió defendiendo Pavía frente a los franceses en 1522 "de una saeta que le dio por la vista del yelmo". En marzo de 1524 la compañía del conde tenía 50 lanzas, y servía en la vanguardia.

Respecto a este "Vitello" en la compañía del cual servía el socio de Cebrián, Rodrigo de Rueda: hubo numerosos Vitelli, de la familia de Città del Castello, condotieros sirviendo al Papa Clemente VII en 1526-27: los capitanes de hombres de armas Giovanni, Nicoló, Vitello y el capitán de caballos ligeros Alexandro. Puede que este Ferdinando estuviera emparentado; no cualquiera levantaba una compañía. En mayo-junio de 1527, los Vitelli se pasaron al servicio imperial.

[d]
Una camarada de diez soldados consiguió una talla por la redención de dos ciudadanos boloñeses por una cuantía de 8.206 ducados; entre los soldados, dos zaragozanos, un castellano, un barcelonés, un sevillano y un toledano.

También 3 españoles obtuvieron 603 ducados el 7 de mayo, por mano de m.Teófilo del convento de San Agustín. A unos compañeros de estos tres, el padre prior les dio 42 ducados "per contentarli che molto dubitauamo non ce facesse qualche male".
Los primeros en llegar obtenían un buen botín, pero los extorsionados no necesariamente obtenían "protección" alguna, así, tras esta segunda exacción, unos lansquenetes intentaron penetrar en el convento, por lo cual hubieron de reparar la puerta, con coste de casi tres ducados.

En "Archivio storico, artistico, archeologico e letterario della città e provincia di Roma", vol.3 (1878).


Bibliografía

El saco de Roma de 1527 por el ejército de Carlos V, Vicente de Cadenas y Vicent

Motín tras la batalla de Mook. Entrada en Amberes (1)

He hallado información de los amotinados tras la batalla de Mook o de Heumes, que comentamos de pasada anteriormente. No tanto me interesaba este motín en concreto de por sí, sino por la información relacionada con lo que hemos venido hablando de quienes salían de las filas cuando se producía el motín, y otras materias relacionadas con los motines:

Copia de caria original del comendador mayor de Castilla á S.M. y fecha en Bruselas á 17 de abril de 1574.
1. [...] los españoles que se hallaron en esta batalla han cumplido lo que antes dijeron , que fue amotinarse pocas horas después de la victoria

Copia de carta del comendador mayor de Caslilla á Sancho de Avila. De Bruselas á 20 de abril de 1574.
2. No he querido enviar desde acá persona propia á hablalles, pareciéndome que no es menester, estando ahí la de V. m. y las de los maeses de campo D. Hernando de Toledo y D. Gonzalo de Bracamonte, capitanes y oficiales que sabrán ponelles delante lo que les conviene , con que quedo muy confiado que se aquietarán

3. Y lo mismo que se hiciere con los amotinados haré luego con todos los otros españoles que no lo están , porque no les acaezca lo que en Harlem , que me dicen que se pagaron los amotinados y que á los otros no se dio un real

Copia de carta de Mos. de Chamañi, gobernador de Amberes, á S. M., de 28 de abril 1574. Narra la “entrega” de la villa por parte de Sancho Dávila a los amotinados.
4. Luego después despachó otra estafeta al comendador mayor con aviso que cierta persona que se habia hallado en el último encuentro y marchado algunos días con los soldados amotinados , le habia dicho que hacian cuenta de llegar aquella noche á Herentales , cinco leguas de Anvers , con determinación de forzar la villa por la parte del castillo, del cual se aseguraban , como se podia creer por las pláticas de los soldados del. Que habia entendido de los Guzmanes de los tercios amotinados, que vio salir del castillo y pasearse en la plaza del, que reconoscían por donde entraría la gente

5. Después vino un atambor que se habia huido del tercio de Sicilia y le avisó que los amotinados pretendian ser sin falta favorecidos de los soldados de la Citadela

Copia de carta original del comendador mayor de Castilla D. Luis de Requesens á S. M., fecha en Amberes á 15 de mayo de 1574.
6. En entrando estos amotinados aquí di orden á los maestros de campo , capitanes , alféreces y otros oficiales, que los habían echado de sí , y venían una jornada atrás , que se metiesen en Liera con las banderas

COMENTARIOS SOBRE LAS REFERENCIAS APUNTADAS ANTERIORMENTE
1. Se ve que los españoles lucharon en la batalla, y después de la victoria se amotinaron para que la reclamación de sus pagas hiciera mayor efecto.
2. De la segunda nota o extracto, se ve que los oficiales quedaban, al menos durante un primer momento con los amotinados, intentando convencerles de que depusieran su actitud, y se avinieran a mantener su obediencia a su bandera y oficiales.
3. Se ve aquí que se pagó a los soldados amotinados, y a los que no habían participado en el motín, no se les remató las cuentas, creando un agravio, y dando pie a que la gente leal no viera recompensada su lealtad en absoluto. Se ve como el gobernador y capitán general Requesens desea que ese error no vuelva a producirse. En este caso, cuando se hizo el remate de cuentas se hizo a nivel general, tropas amotinadas y sin amotinar, aunque se ve cierta preferencia de trato sobre los amotinados...
4. Esta nota en el que aparecen los famosos guzmanes no la acabé de comprender del todo bien, pero aquí dejo mi interpretación: entiendo que los amotinados estaban de camino a Amberes, a cinco leguas de distancia, mientras que los guzmanes de los tercios amotinados estaban en dicha villa, en el castillo o ciudadela de Amberes, estando estos guzmanes expulsados, reconociendo por donde habían de entrar los amotinados en la villa. Yo entiendo que auxiliando a los amotinados en esa labor de reconocimiento. Lo que está claro, es que los españoles que guarnicionaban la ciudadela no pensaban tomar las armas contra los españoles amotinados que se dirigían a Amberes, cosa que sí estaba dispuesto a hacer el gobernador de la villa, que defendía las murallas de Amberes al mando de tropas valonas y alemanas.
5. El atambor o tambor que en última instancia optó por convertirse en informador, estaba marchando con los amotinados.
6. Los oficiales marchaban por su lado - con las banderas - y entiendo que acompañados de los abanderados y escoltas. No sé que número representarían, pues no lo dice.

Amén de esto, hay curiosamente una referencia a un capellán que estaba con los amotinados. No incluyo la referencia por ser larga y dispersa - lo podeís encontrar en el enlace adjunto, páginas 484-496. Cambiaron los amotinados a su electo, consejo y sargento mayor, y el nuevo sargento mayor de los amotinados quiso que se celebrase misa donde él marcaba, y el vicario general le negó esto, y le propuso que acudiesen a la iglesia donde de ordinario se celebraba, Como no se acordaron, celebró la misa "un capellán que estaba con los amotinados".

Fuentes:http://www.archive.org/details/coleccindedocu30madruoft

Motín tras la batalla de Mook. Entrada en Amberes (2)

LOS GUZMANES COLABORABAN CON LAS TROPAS AMOTINADAS PARA LA ENTRADA EN AMBERES
En el documento que refería, donde pueden encontrarse cartas de Sancho Dávila [castellano de Amberes o gobernador de la ciudadela], Luis de Requesens, y del gobernador de la villa, Monsieur de Chamañi, se puede ver que la entrada en Amberes de las tropas amotinadas no fue algo que mereciera una especial oposición de las autoridades españolas.
En efecto, Amberes era la ciudad más rica de los Países Bajos, y una de las más ricas de Europa. Requesens, como gobernador se veía obligado, careciendo de dinero a pedirlo prestado a los mercaderes de Amberes, cosa a lo que estos no se avenían:

Copia de caria original del comendador mayor de Castilla á S.M. y fecha en Bruselas á 17 de abril de 1574.
he enviado á llamar cinco ó seis mercaderes de Anvers para rogarles que me socorran, y no puedo acabar con ellos cosa de importancia. Excúsanse con la estrecheza de la plaza y no hallarse contado, y de todo hay muy gran falta; pero bien creo que podrían hacer ellos algo mas , si no se quisiesen aprovechar de las ocasiones para sus mayores intereses.

El propio gobernador de la villa les animaba a ello.
Copia de carta de Mos. de Chamañi, gobernador de Amberes, á S. M., de 28 de abril 1574.
les rogaba que ellos quisiesen hacer esfuerzo en hallar hasta 200 mil escudos por lo menos, sobre ciertas condiciones que aquí no hacen al caso

Pero sólo una vez estuvieron las tropas dentro de la villa, las cuales cometieron numerosas violencias contra los habitantes: violaciones, asesinatos, "secuestros" para cobros de rescate, fue cuando los mercaderes se avinieron a abonar la cantidad reclamada, en parte, adelantando 60.000 ducados.
Tanto Sancho Dávila primero, como Requesens después, no sólo no se oponen a la entrada de los españoles amotinados en Amberes, sino que la facilitan, ordenando Requesens al gobernador Champiñi, primero que no actue con sus tropas de valones y alemanes contra los españoles, y después ordenándole la salida de esas tropas de la villa...

TESIS ¿CON BASE?
Yo creo sinceramente que los responsables del ejército [Requesens como Capitán General a través de Sancho Dávila como cabo de guerra en la batalla de Mook] siendo incapaces de apaciguar a sus hombres, pues únicamente la satisfacción de los que se les adeudaba podría aplacarles, se excusaron en que si no podían pagarles era porque los factores-asentistas-mercaderes de Amberes se negaban a adelantar el dinero que les reclamaban: echaron pelotas fuera, o redirigieron la ira de la soldadesca contra los mercaderes de Amberes, sabiendo que la presión de tener cuatro tercios de españoles en casa, sería suficiente presión para que liberaran ese dinero, quedando así satisfechos los soldados: problema solucionado.
Monsieur de Champiñi, quien en su carta al rey pretende exonerarse de la culpa que pudiera tener en la entrada de los españoles en Amberes, no duda en informar de las facilidades que Requesens y Sancho Dávila ponen a los amotinados para entrar en la villa [en retrospectiva puede que fuera la decisión acertada, porque lo contrario, enfrentar unas y otras tropas, lo único que hubiera conseguido hubiera sido debilitar las propias fuerzas, pero hay que tener en cuenta que Champiñi, en su comisión de gobernardor tenía estricta orden de defender la plaza para el rey.

COLABORACIÓN DE LOS DEL CASTILLO CON LOS AMOTINADOS
Se nos habla de las inteligencias que los del castillo tenían con los amotinados. Mook dista de Amberes 110kms. Los guzmenes habían sido expulsados de las unidades amotinadas y habían marchado a Amberes - según la breve cita, origen de esta dialéctica.
¿No parece lógico que los guzmanes les informaran de la llegada de los amotinados, y aún que hicieran los parlamentos para que no encontraran los amotinados oposición a la entrada de éstos en el castillo, para asegurarse la toma de la villa? ¿No resultaría más lógico que si hubiera un contacto entre las tropas amotinadas se hiciera a través de alguien conocido, como estos guzmanes de las unidades que habían llegado a Amberes previamente a las tropas amotinadas?
Resultó que con el motín quedaron satisfechas las deudas que se tenían con los soldados, entonces, se puede entender que también los guzmanes, entretenidos, reformados, soldados particulares, aventajados... tenían interés en que siguiera adelante, pero al tiempo no podían enemistarse con los oficiales apoyando abiertamente el motín o participando en él, que al fin al cabo, eran quienes les concedían tales ventajas. Supongo que en estas situaciones les sería difícil mantenerse a dos aguas.
Sinceramente, no sé lo que pasaría en un motín "normal", de reducidas dimensiones y sin tantas implicaciones, y puede que el ejemplo que puse no fuera el idóneo...

HASTA YO MISMO ME CONTRADIGO
Bien pudiera ser que no hubiera una colaboración activa entre los guzmanes y los amotinados. O mejor dicho, no por parte de todos los guzmanes. Los más serviciales, sería lógico que permanecieran al lado de sus oficiales, y estos, por la referencia del relato, venían detrás de los amotinados manteniendo un día de distancia de camino. Imagino que habría, pero alguno de ellos efectivamente se adelantó hasta Amberes, y como parece, colaboró con los amotinados. O no...

Motín tras la batalla de Mook. Corrupción de los oficiales.

Leyendo acerca del motín de las tropas españolas que lucharon en la batalla de Mook o Heumen [abril de 1574] en los Países Bajos contra los rebeldes, he visto referencias directas a la corrupción de los oficiales, en lo que a meter mano en la caja del rey se refiere, al incluir plazas muertas en las listas de sus compañías por las cuales recibían el sueldo que habían de repartir entre sus soldados.
Plazas muertas eran soldados fingidos, que se relacionaban sin más en las listas que entregaban los capitanes, cuyo engaño debía mantenerse cuando se tomaba muestra, haciendo pasar por soldados a criados, mozos, mochileros o personas sin relación ninguna con el ejército como villanos.

Entrados los amotinados en la villa de Amberes - con consentimiento o sin oposición, según se mire, de Sancho Dávila, gobernador del castillo o ciudadela - se acuerdan con Luis de Requesens, gobernador de los Países Bajos y Capitán General del Ejército de Flandes, en tomar muestra general el día 2 de mayo, para dererminarse los soldados que habían de cobrar, y la cantidad que a cada uno se le adeudaba.
Y como los soldados no confiaban en que no se incluyesen plazas muertas por parte de los capitanes
para esto nombraron dos personas por compañía , que con juramento declarasen los que no habian de pasar,

Y el propio Requesens era partidario de esto, ofreciéndoles protección de sus oficiales:
y encargúeles cuanto pude que mirasen por el servicio de V. M. sin temor de sus capitanes y oficiales, ofresciéndoles que haciendo lo que debian les daria plazas en los castillos, ó los dejaría pasar á otras compañías, y aun les daria licencia para ir á España y otras muchas coniodidades

Y viendo en la actitud de los soldados, un beneficio para el rey:
no consentiendo los robos de sus oficiales, que en esta parte habian ellos enviado á ofrescer que harian maravillas, ahorrando á V. M. muchos dineros [...] se ahorraban en esta muestra á V. M. gran suma de dinero, si la cuenta se pudiera hacer justa conforme á ella , y así lo paresce en el descontento de los capitanes

Pero los capitanes de las compañías, alojados en Lier(a), aún persistían en tener mano en la muestra, y Requesens, por no desairarlos, pero sin doblegarse ante ellos, les reclamó:
que cada uno dellos enviase la lista de los soldados que tenían firmadas de sus nombres y juradas,

Orden que no deseaban cumplir, ya que
no querían poner su honra á peligro de que un comisario , ó un oficial del contador , ó un soldado de los que estos diputaron les borrasen una plaza de las que ellos afirmasen ser ciertas

Y admitían al propio Requesens la corrupción que les había beneficiado:
y que ellos se confesaban conmigo de que hasta aquí se habían aprovechado de algunas como era costumbre, por ser imposible sustentarse con sus sueldos en tiempos tan caros

Los capitanes cumplieron a medias, entregando las listas, sin firmar ni jurar ante la reacción airada de Requesens,
porque sí no se enmendaban no me contentaría con quitalles las compañías, sino con cortalles las cabezas

Los capitanes persistían en estar por allí durante la muestra, pero los soldados se opusieron a ello. Fueron llegando todos los capitanes desde Lier a Amberes:
y como los amotinados lo entendieron tocaron arma con el mayor alboroto del mundo, y comenzaron á hacer 100 mil desórdenes, y echaron bando que todos los oficiales saliesen dentro de una hora so pena de la vida, y fueron á romper las puertas de las casas de algunos dellos especialmente las de Julián, cuya persona corrió harto peligro, y dijeron contra él mil injurias y palabras desacatadas.

O sea, que vemos por un lado, que la corrupción de los oficiales, por un lado, resta dinero a la caja del rey, tergiversa los datos reales sobre el número de soldados de que se disponía al falsificar las listas incluyendo esas plazas muertas o fingidas, y encabrona al personal, que harto de pasar penurias ve como los capitanes se enriquecen a costa de la caja común de la que perciben sus sueldos.Y esto sucedía en un ejército que era paradigma de control administrativo como era el de Flandes...

Los amotinados de Alost acuden al socorro de la ciudadela de Amberes

Corría el año de 1576. Contra los españoles amotinados que tras la batalla de Zierickzee se habían dirigido a Bruselas, se había emitido por parte del Consejo de Estado un bando que los declaraba rebeldes y enemigos al rey, por el cual podían ser asesinados por cualquiera sin que sobre los asesinos recayese condena alguna. Estos habían quedado refugiados en la villa de Aalst o Alost.
Sancho Dávila, castellano de Amberes y cabo de guerra sin comisión de las tropas leales al rey [españolas y alemanas] se halló con que, extendido el bando a todos los españoles, amotinado o no, la ciudadela, refugio de gran parte de las tropas, era sitiada por los regimientos de valones viejos que hasta hacía unos meses luchaban a su lado, así como por aquellos nuevos que se habían levantado contra ellos.
Los amotinados de Alost, acudieron [a la petición de socorro de Dávila, o al ruido de los cañonazos, según versiones] a Amberes para socorrer a sus compañeros sitiados, dirigidos por el electo, soldado elegido que los gobernaba y representaba. Llegados a Amberes, les instó el castellano a retomar fuerzas, y comer algo, a lo que el electo, rechazando el ofrecimiento hubo de responderle:

"Hemos venido resueltos a cenar en Amberes, o a comer en el Paraíso"

Y se dispusieron de inmediato los amotinados en escuadrón dirigidos por el electo, para dar sobre los rebeldes que desde la villa, asediaban la ciudadela. Produjéndose a continuación de la rota de los sitiadores, el famoso saco de Amberes.

Motines de 1574: el de la batalla de Mook; el del asalto a Utretch

Es la nación española inclinada a las alteraciones
Veáse el capítulo 8: "Los motines" y el apéndice correspondiente de el libro "El Ejército de Flandes y el Camino Español" , de Geoffrey Parker:

1) Entre 1572 y 1607 hubo 45 motines.
2) 23 estuvieron protagonizados por españoles: 16 de ellos en exclusiva por soldados españoles, y los siete restantes coparticipados por soldados valones, o soldados de "todas las naciones".
3) Esto teniendo en cuenta, que de los 45 motines analizados, hay siete cuya nación no está identificada - al menos, el autor no da detalles de la misma.

Si se pone en relación el número de unidades españolas en el ejército de Flandes con el número de motines que protagonizaron, quedan los primeros de la tabla... por lo menos, en estos años.

Motines de 1574.
Los amotinados de Amberes [o de la batalla de Mook]
Tras la batalla de Mook (abril de 1574) “se amotinaron todos los españoles” - los que en ella habían participado: 4.000 hombres según Mendoza - que tienen costumbre diferente a las demás naciones pues piden las pagas “después de haber combatido”.
Prometieron a Sancho de Ávila de ir – combatir - con él “si el enemigo se rehiciese y juntase golpe de gente”.
Marcharon a Amberes, y los españoles del castillo que la guarnicionaban se amotinaron a su vez, aunque tras ser muerto "a cuchilladas" su electo [y el sargento mayor de éste] se apaciguaron. Los que estaban en la villa de Amberes – que venían de la batalla de Mook – continuaron en sus trece “de suerte que no pudo aprovecharse [de ellos…] combatiendo los rebeldes […] atrasando grandemente la reducción de los Estados”.
4562 hombres, que no eran pocos, y que permanecieron alojados en Amberes, en tanto sus compañeros luchaban en las provincias de Holanda y Zelanda.

Estando esas tropas en la villa de Amberes prosiguieron los combates entre el ejército católico y los rebeldes: socorro del sitio de la villa de Leyden.
Se pretende dividir las fuerzas de los enemigos haciendo una entrada en la provincia de Holanda, hasta tomar la Haya, y aunque según criterio del Comendador Mayor “no era posible oponérseles hasta haber pagado lo españoles amotinados”, se ejecutó con tropas que no se habían amotinado, divididos en un cuerpo principal y otro secundario: 25+3.5 banderas de españoles, 7 de valones, 7+2 de alemanes y 4 compañías de caballos ligeros (correspondiendo las cifras superiores al cuerpo principal y las demás al secundario).
Se toma el fuerte de Alphen (aan Den Rijn). Se toma el fuerte de la esclusa del Maas, (Masencluse:Maasluis?). Tras cuarenta y dos días de motín, se saldan las cuentas a los tercios que se hallaban amotinados en Amberes, y se unen a la campaña en Holanda.


Los amotinados de Harlem [o los del asalto a Utretch]. El Tercio de Valdés
Fueron estos quienes después de haber recibido un socorro de cuatro escudos con la promesa de rematar las cuentas – abonar las pagas atrasadas - y tras esperar en vano dos meses, protagonizaron un motín (2219 hombres), el cual, tras rondar por Holanda (Harlem) se dirige al sur dando asalto a la villa de Utrecht – guarnicionada por españoles, dándose combate entre atcantes y defensores – hasta que les convencieron de marchar a Maastricht donde les liquidaron los adeudos.
Estuvieron cuatro meses amotinados, y no combatieron en este tiempo sino contra los de su propia nación.

Y aquí el caso es que un tercio amotinado, el Tercio de Italia o Valdés, ataca una guarnición presidiada por españoles, y estos la defienden contra los atacantes.
Era este Tercio de Valdés "recién llegado" a Flandes: llegaron en junio de 1573, mientras que el asalto a Utrecht se produce en 2 de mayo de 1574, apaciguándose los amotinados el 30 de ese mismo mes.
Pero no eran bisoños en ningún caso: El Tercio de San Felipe era el nombre que tomó el refuerzo enviado desde Italia en 1573: 12 compañías “destacadas” del Tercio de Lombardía. Santiago fue el nombre que tomaron las 13 compañías del Tercio de la Liga (por haberse embarcado en la Liga contra el turco) o Tercio de Lope de Figueroa, maestre de campo que murió en Utrecht el 17 de julio de 1573.
El amotinado – del que hablamos - era el llamado Tercio de Italia o de Valdés, producto de la reformación o fusión del Tercio de San Felipe y el Tercio de Santiago, el 23 de julio de 1574.
Francisco de Valdés fue el maestre de campo, tanto de los primeros, como del producto de las reformas de éstos.
El periodo del motín – según Parker – de 7 de noviembre de 1574 a 5 de marzo de 1575. Cuando se produjo el asalto a Utrecht muchos de esos soldados llevarían luchando unos cuantos añitos... habiendo combatido algunos de ellos en Lepanto (1571).

Bernardino de Mendoza escribió: mandó el Comendador Mayor se reformasen las 25 banderas de los Tercios de San Felipe y Santiago en doce, haciendo maestre de campo dél a Francisco Valdés.Esta cita correspondería a la fecha de julio de 1574 cuando se fusionaron.
El pasar de 25 banderas a 12 podía originar que hubiera muchos oficiales reformados, pero "muchos" de estos pasaban a formar como entretenidos una especie de estado mayor del maestre de campo: los utilizaban para enviar mensajes, para misiones de reconocimiento, para realizar parlamentos...Bernardino de Mendoza relata que Valdés - cuando se amotinaron las tropas - aguardó un mes con sus oficiales, hasta que el Tercio comenzó a moverse.

Por cierto, que nombraron un electo, lo mataron y nombraron un segundo, por haber tenido tratos el primero con los rebeldes para solicitar derechos de paso por las zonas controladas por los rebeldes.

RESPECTO DE LOS QUE DEFENDÍAN UTRECHT
En la RELACIÓN DE LA GENTE DE GUERRA QUE EN FIN DE DICIEMBRE DE 1573 HABÍA EN LOS ESTADOS BAJOS, CONFORME Á LA MEMORIA QUE EL DUQUE DE ALBA DEJÓ AL COMENDADOR MAYOR DE CASTILLA, Á 18 DE DICIEMBRE DE 1573, se detalla que había dos banderas de infantería alemana baja guarnicionando Utrecht.
Pero esto era año y medio antes del asalto...Bernardino de Mendoza dice que eran cien los españoles del castillo al mando del capitán Francisco Hernández de Ávila. Respecto a que Tercio pertenecían, me parece raro que hubieran sido del mismo, porque a lo que conozco, los Tercios de San Felipe y Santiago se movieron juntos... y no sé si llegaron a guarnicionar alguna plaza.

CONCLUSIONES sobre los motines en Flandes de 1574
1. Cierto es que los españoles lucharon en Mook y que dando y ganando la batalla se amotinaron después la práctica totalidad de los que combatieron. No lo hicieron antes, sino después, de acuerdo a la palabra que habían dado.
2. Dan la promesa de ir a combatir si les atacan. Pero luego el ejército continúa la campaña, y hasta que no cobran, no se reincorporan. La falta de esos hombres se nota en las acciones que tienen lugar. Alguien puede apreciar - y yo también lo hago - que no es lo mismo que te ataquen que ser tú el que lleve la iniciativa, y que por tanto, y en relación con la promesa dada, los amotinados no la incumplieron, pero la ausencia de esos soldados provocaba un vacío insustituible.
3. Es significativo el caso de los amotinados a finales de año – el segundo ejemplo – que campea y hasta da asalto a una villa guarnicionada por españoles, luchando, como se ha dicho, contra soldados de su propia nación

Negociación para poner punto y final a un motín [1604]

En mayo de 1604, el Archiduque Alberto dio comisión al Herman de Berges, para que negociara con una unidad amotinada [la cual no he conseguido, de momento, identificar] el fin del motín.

Amén de la evidente reclamación económica, asunto principal y base sobre la que asienta toda alteración, se trataban otros puntos.Los documentos siguientes, extraídos de la correspondencia del Archiduque Alberto de Austria, gobernador de los Países Bajos y Capitán General del Ejército de Flandes, están recogidos íntegramente, ofreciendo en primer lugar los puntos propuestos por de Berges para el fin del motín, respondidos por los amotinados, y en segundo lugar unos puntos complementarios a los de de Berges, contestados por éste, o por Alberto... inevitables mis comentarios y dudas que me ha originado la lectura.

NOTA: El acrónimo S.A.S ma corresponde a Su Alteza Serenísima, el Archiduque Alberto, que merecía tal dignidad en el trato recibido.

DOCUMENTO 1 El mando realiza sus propuestas, y los amotinados dicen la suya.

Puntos y artículos que el conde Hermán de Bérgas ha puesto al escuadrón.
Respuesta del escuadrón á los puntos y artículos.

1. Primeramente que todas las cosas pasadas serán olvidadas como si no hubiera sucedido, y todos los soldados serán recibidos al servicio generalmente, y en particular los oficiales, por las cosas que se pueden representar.
1. Acetamos la merced que S. A. S.ma nos hace, mandando echar bando, y á perpetuo silencio los que contra nosotros se han echado en cualquier país que sea, enviando perdón general á su tiempo.

* Por parte de las autoridades se ofrece el perdón: borrón y cuentanueva. Los soldados desean que el perdón sea públicamente formalizado, "echando bando".

"En particular a los oficiales": yo entiendo que o bien se trata de oficiales [capitanes, alféreces, sargentos] que han participado en el motín, a los cuales se les indica que podrán reincorporarse a sus puestos, cosa difícil, o más bien los oficiales que la organización de los amotinados escogía para su gobierno y administración: electo, sargento mayor, hombres de la pluma... Puede que hubiera más cargos depende de la naturaleza y tamaño de la unidad o unidades amotinadas, de manera que podían ser un pequeño ejército informal. Pero esto es algo que no tengo demasiado claro, la verdad.

"A perpetuo silencio los que contra nosotros se han echado": A veces se hacía contra los amotinados bando público, el más grave podía ser acusarles de rebeldes al rey y declararlos fuera de la ley, con lo que se podía aplicar contra ellos pena sumarísima, pero entiendo que con ánimo de recuperarlos para el ejército serían por lo general bandos destinados a evitar la colaboración con ellos. Por ejemplo, a venderles productos, darles alojamientos, etc...

2. Que luego que las cuentas serán hechas y acabadas, será pagado su entero remate por todo el tiempo que habrán servido á S. M. en los ejércitos de los países desta parte y no de otra de su alcance, se les pague enteramente; y de los que no se hallaren listas y den información del tiempo que han servido, se les dé un corte como se ha dado en las otras alteraciones, en forma que no lo pierdan todo.
2. Que seamos pagados enteramente en oro ,y hechas las cuentas como en las demás alteraciones. Y tocante á los que han servido en otras partes como en Italia, España , carrera de Indias y Bretaña, que hayan venido con sus banderas y estandartes, que se hallan aquí listas de su alcance, se les pague enteramente; y de los que no se hallaren listas y den información del tiempo que han servido, se les dé un corte como se ha dado en las otras alteraciones, en forma que no lo pierdan todo.

*El mando del ejército de Flandes propone apagar por atrasos en su servicio. Si se les adeuda dinero de Italia, u otros destinos, no le corresponde cargarlo a la caja del ejército. Amén del ahorro, esto evitaba el fraude, pues sería difícil comprobar los servicios fuera de Flandes, a no ser, como respondían los soldados, "que se hallen aquí listas de su alcance". Para los que no pudieran demostrarlo con documentos oficiales, proponía que se les rematase con "un corte", una cantidad acordada, pero entiendo que esto debía ser complicado, pues animaría a muchos sin duda, a declarar más tiempo de servicio.

PROPUESTA DE LOS SOLDADOS NO ADMITIDA [ver documento 3]

3. Si por ventura , á ejemplo de los de Liao, alguno dellos pretendiere algo de lo que una vez haya sido hecho cuentas y pagado, S. A. no quiere entender en ninguna manera.
3. Respondemos que con todos aquellos que se hallare haber hecho acuerdo y recibido y firmado, será tenido por bueno, bien entendido que si sus oficiales hubieren recibido en nombre de alguno algún sueldo y no le hayan dado el dinero, se le pague el entero remate conforme á los otros.

*Aquí una referencia a la corrupción de los oficiales: que estos hubieran recibido el sueldo en nombre del soldado y no se lo hubieran dado. Evidentemente, las autoridades se remiten a lo registrado en los papeles, en las cuentas, pero los soldados anteponen el "recibido y firmado": la conformidad del soldado por escrito de que efectivamente había recibido el sueldo. Cuando se tomaba muestra de una unidad, se daba el sueldo en mano, pero ordinariamente [creo que] se daba el dinero a los capitanes para que lo repartieran... cuando había dinero, claro.

4. De suerte que no puedan pretender otra cosa á razón de servicio, forrajes ni contribución, ni en alguna otra manera fuera de sus sueldos líquidos*.
4. No pretenderemos nada de servicio, forrajes, contribución, conforme habemos escrito á S. A. S.ma , que es que no se nos haya de pedir ni contar nada de lo recibido.

*Que se pague el sueldo y nada más. Pero los soldados avisan que no se les reclame por lo recibido: esto viene dado por el tiempo en que la unidad está amotinada, no teniendo dinero, generalmente se hacían contribuir [normalmente en especie] por parte del lugar [y contornos] que ocupasen. Imagino que se anticipaban a que los lugares "saqueados" reclamarían, y puede que las autoridades quisieran descontarles del sueldo el gasto hecho y reclamado...

5. Con tal condición se les será dada la villa de Ramunda en el Ínter que se les hacen las cuentas.
5. Somos contentos deste artículo.

*Este punto me lleva a considerar que no ocupaban ninguna villa importante, ya que se les marca la villa como plaza de muestras, donde rematarles las cuentas, por parte de los oficiales del sueldo. Es raro, pues la ocupación de una villa cerrada ofrecía protección a los amotinados, amén de que les sería más fácil encontrar más población de la cual "hacerse contribuir".

6. Y como en la dicha villa reside el reverendísimo obispo con el Consejo y Cámarade S. A. S.ma del país de Güeldres, el escuadrón será servido de tenellos por encomendados, para que sean respetados como es razón, a fin que puedan continuar el servicio de su amo.
6. Tendremos el respeto que nos será posible

*¿Y a la población civil no hacía falta respetarla, o ya estaba incluido en el respeto al sr.obispo?

7. Que para su entretenimiento les será dado veinte y dos plazas por dia á cada uno de la caballería , y doce al de la infantería, resueltamente y no más.
7. Por mostrar la buena voluntad que tenemos y afición de tornar al servicio de S. M. y A. somos contentos se nos de por cada dia veinte y cuatro plazas á cada soldado de la caballería y doce al de la infantería, bien entendido que del tal sustento ni del que hemos tenido hasta aquí*, de los países, no nos sea cargado ni pedido en ningún tiempo. Y nos será dado el dicho sustento de ocho á ocho días adelantados; y en caso nos falle, podamos abrir la puerta á los que quisieren venir a la alteración y salir en campaña á buscar nuestro sustento* en el país.

*Deduzco que plaza debe ser una moneda de poco valor. De nuevo el aviso de los soldados de que no se les reclame por lo consumido a costa de los lugareños... ¿Acabaría pagándolo alguien? Cabe suponer que como mínimo habría reclamaciones, los ofendidos las incrementarían [como quien reclama al seguro] el ejército intentaría soslayar el pago y al final se llegaría a un acuerdo, pero esto son suposiciones mías.
*Los soldados amenazan con admitir más amotinados, y sino, con proceder a las exacciones sobre la población que ya vienen practicando.

CONDICIÓN ADMITIDA CON MATICES [ver documento 3]

8. Para el cumplimiento y seguridad de las dichas condiciones, S. A. les dará personajes* bastantes y convinientes. Con esto serán obligados de salir en campaña*, menester, y S.A. les ordenare, de hacer la guerra á toda suerte de enemigos , dejando el número de soldados que les será necesario en la dicha Ramunda para guardía della.
8. Le placerá á S. A, darnos los personajes que hemos pedido por nuestra carta.Haremos la guerra á toda suerte de enemigos, no nos obligando á salir todas las todas las veces que que fuéremos llamados sino conforme las ocasiones que se presentaran ; y Haremos como las otras alteraciones han hecho, á fin que S. A. vea la buena voluntad que tenemos de servirle.

* Se les entregaría como rehén la persona principal quien habían pedido: el maestre de campo Alonso Dávalos.. y alguno más, deducido por el plural.
* Puesto que están en trámite de acordarse, se les conmina a que presten servicio como soldados, pero no estando conformados a buena orden, los amotinados parece que se atorgan el poder de elegir "las ocasiones" en que servir al rey.

NO SE ADMITE QUE ELIJAN SUS CONDICIONES DE SERVICIO [ver documento 3]

9. Los prisioneros* de una parte y de otra serán libertados, feneciendo el acuerdo, y meterán en las manos de S. A. el castillo de Hostrate y Karpen con la artillería de los dichos castillos y villa de Arquelens y de otras*.
9. Serán libertados ' de nuestra parle los prisioneros que tienen sueldo de S. M., libertando S. A. los nuestros que están en su poder; y entregaremos las dichas plazas y artillería, sin que nos sean pedidos los daños que se hubiieren hecho en las dichas plazas, ni en los contornos dellas, ni en otra cualquiera parte.

* ¿Habría un intercambio de rehenes como garantía del cumplimiento del acuerdo?
* Esto me lleva a contradecir lo deducido en el punto cinco: parece que ocupan dos castillos y varias villas, que deberán entregar. Se puede entender que el tomar muestra para rematar las cuentas en Ramunda [¿Roermond:Roremunda?] juega un doble papel: por una parte, era lo habitual en situación ordinaria que se tendiera a reunir el mayor número de soldados para ello [puede que por la escasez de oficiales del sueldo] y por otra, tenemos la demostración de la buena voluntad al entregar o liberar las palzas ocupadas. De nuevo la anticipación contra reclamaciones futuras de los lugares ocupados.

10. Desde el dia que el acuerdo será fenescido, no recibirán ninguno de nuevo que venga á la alteración.
10. Haremos lo que se nos pide en este artículo.

*Que no admitieran los amotinados más gente de la que ya participaba en el motín hasta ese día, para no animar a otros a amotinarse. Como lo general era que con la práctica totalidad de las unidades la corona mantuviera deudas, la noticia de una pronta liquidación de las cuentas de una unidad amotinada podría hacer llevar a muchos a querer unirse a última hora. De todas maneras, tampoco creo que estuvieran en este punto muy animados a los que participaban desde el primer día a admitir a estos advenedizos.

DOCUMENTO 2 Aquí se altera el orden: los soldados propones, el mando concede o matiza.

Prosiguen los que el escuadrón, amen de los sobredichos, pide á S. A. S. ma le sirva de otorgárselos, pues son de razón y en las demás alteraciones concedidos.
Respuesta á estos capítulos añadidos.

1. Primeramente, que se les deshaga los agravios que se hallaren hechos en sus sueldos, tanto de sus oficiales como del sueldo de S. M.
1. Concédeseles.

*Yo entiendo deshacer los agravios, como satisfacer las deudas que tiene contraídas con ella. Respecto a la reseña de los oficiales, se ve que ya no es que los oficiales metan mano en la caja robando sueldos de plazas muertas, es que se quedan con el dinero de los soldados directamente...

2. Que se les restituirán los que caballos, ropa y dineros que han sido detenidos por sus oficiales, y embargada por los auditores del ejército y otros ministros de justicia, sin que hayan de pagar ningunas, volviéndoles los caballos tan buenos como estaban ó el valor dellos.
2. En cuanto á este capítulo se les restituirá lo que se hallare.

* Esto no lo acabo de entender: ¿en que momento perdieron caballos, ropa y dinero para que cayeran embargados por los auditores?

3. Que á los soldados que han estado ó estuvieren presos del enemigo ó en el hospital, enfermos ó heridos, se les pague y haga bueno su sueldo como á los que estaban sirviendo.
3. En esto se han de guardar las órdenes de S. M.

*Por la respuesta, deduzco que no se les paga. ¿No se les pagaba su sueldo a los que estaban en el hospital, o por el hecho de estar en él se les descontaba de su sueldo ese servicio, y el importe era tal que quedaban sin sueldo, o por lo menos, con el muy mermado?

4. Que puedan ser oficiales en servicio de S. M. los soldados que se hallan en esta alteración ú se han hallado en otras, sin poner intervalo, pues de habello puesto ha resultado deservicio de S. M.
4. Concédeseles a los desta alteración

*Deduzco que los soldados estaban condenados a un "periodo de inhabilitación" [intervalo] tras haberse amotinado, por el cual no podían verse merecedores de ascensos.

5. Que se les hagan buenas sus ventajas y entretenimientos hasta aquí, y de aquí para adelante á los que las tienen asentadas en las listas.
5. Concédeseles el hacerles buenos sus entretenimientos y ventajas, que tuvieren asentados en los libros reales del sueldo de S. M. ó decreto para ello.

*Amén del sueldo bruto, pretendían cobrar también los entretenimientos y ventajas: lo que hoy diríamos primas y complementos del sueldo.

6. Que se paguen los testamentos de los soldados que murieron en la alteración, ó después de acordados en adelante.
6. Concédeseles.

*En 1574, los soldados reclamaban "la paga de los muertos", es decir los sueldos atrasados de los compañeros que habían testado y que no habían percibido en vida, muriendo en servicio. Aquí son menos ambiciosos, y reclaman los muertos durante el tiempo del motín, no durante "toda" la vida de la unidad.

7. Que se les dé licencia á los oficiales que hubiéremos hecho durante la alteración, para donde fuere su voluntad, no declarando las causas sino de la manera que se les da á los de fuera de la alteración, dándoles escolta de la gente del escuadrón, llevando consigo uno de los personajes hasta tres ó cuatro leguas de la plaza.
7. Concédeseles.*

Yo tenía conocimiento del electo [cabecilla elegido por los amotinados que les gobernaba y representaba] así como del sargento mayor [que hacías las funciones de segundo de áquel] pero puede que hubiera más de dos, como por ejemplo, los encargados de la correspondencia, o de publicar los bandos, o puede que encargados de justicia, etc... pues los amotinados tendían a reproducir la estructura y las maneras del ejército del rey.

*Había preocupacíón por las posibles represalias que contra estos se pudiera tomar. Lo normal, por lo menos en época anterior, es que tuvieran que abandonar el ejército y el país. ¡Es duro ser líder sindical!

8. ítem, que salidos de la alteración y idos á sus compañías, se les dé los socorros y pagas como á los que no se han hallado en la alteración.
8. Concédeseles

*No lo acabo de entender.

9. ítem, que S. A. S.ma mande volver los bienes que tenian dado á ganancia en los mercaderes, los soldados que se los mandaron entretener, pues era del que S. M. les habia pagado en otras alteraciones.
9. En esto se les mandará guardar su justicia en lo que la tuvieren.

*No lo pillo.

10. Que se les dé licencia á los soldados que vinieron con el capitán Angelo Ferro á servir en estos Estados tres años, para volver á sus tierras, atento que han servido otros tres más, haciendo con ellos lo que en las alteraciones antecedentes han hecho á los demás que vinieron con el dicho capitán.
10. Concédeseles lo que se hubiere hecho en esto en las demás alteraciones con sus compañeros.

*Entiendo que los soldados de la compañía de Ferro tenían un compromiso de servicio superado [que han servido otros tres más] y que no se les había dado permiso para ser licenciados, y aprovechan el motín para satisfacer esta reclamación concreta. Esto demuestra que el soldado era voluntario hasta cierto punto...

11. Ítem , que haya muestra general después del pagamento, y sea leido el perdón general de V. A. S.ma para que puedan pasar con sus ventajas y entretenimientos de la infantería á la caballería, y de la caballería á la infantería y á cualquiera presidios y castillos destos Estados.
11. Concédeseles.

*Creo que piden este reconocimiento para escapar de sus oficiales. Durante el motín no sería extraño que algunos tuvieran malas palabras y faltaran el respeto a sus capitanes, amén de que muchos acusaban a estos directamente de ladrones. Imagino que preferirían acabar en otras unidades antes que reintegrarse en sus compañías con los mismos oficiales que pudieran tomar represalias contra ellos...

DOCUMENTO 3 Aprobación o denegación de las correcciones que los amotinados propusieron a los artículos entregado por de Berges.

Declaración sobre los capítulos que el conde Hermán propuso á los soldados del escuadrón de Grave y sus respuestas.

En cuanto al segundo capítulo, se deben contentar con el pagamento en la conformidad que en él les está ofrecido.
En cuanto al cuarto asimismo se deben contentar con lo que en él se contiene.
En cuanto al séptimo, se les concede veinte y cuatro plazas al dia al caballo lijero y doce al infante, desde agora por todo el tiempo que se dilatare el pagamento de sus alcances, advirtiendo que este sustento ni el que hubieren sacado del pais el tiempo que han estado sin sueldo, no se les cargará ni pedirá en ningún tiempo, con que entreguen para en cuenta de su sustento y pagamento lo que tuvieren recogido en la caja el dia del acuerdo [*], y con su sustento se les irá acudiendo con toda puntualidad ; pero en caso que por alguna dificultad del camino ó en otra forma se dilatase algún dia, no por eso han de abrir las puertas ni salir al pais, como se espera se absternán dello.En cuanto al octavo, dárseles han los personajes para los rehenes á su satisfacción, y deben hacer la guerra á todos los enemigos de S. M. y AA. y salir á servir todas las veces que se les ordenare , pues en esto será las que fuere necesario.


[*] De esto entiendo que los amotinados llegan a tener su propia caja con el dinero que han conseguido de las contribuciones que han impuesto en las zonas que controlaban.

DOCUMENTO 4 Resolución del archiduque
ALBERTO.
Habiendo visto los diez capítulos que el conde Hermán de Bérgas ha propuesto de nuestra parte á los soldados alterados que están en la villa de Grave, y lo que los dichos soldados han respondido a ellos, y los capítulos que de nuevo han añadido, suplicándonos se les mandásemos conceder, hemos tenido por bien de hacerlo, con las anotaciones y declaraciones que arriba van puestas , en cuya conformidad haremos que tenga todo cumplido efeto, como lo prometemos por tenor de la presente que va firmada de nuestra mano y sellada con nuestro sello.—Data, en Gante á 19 de mayo de 1604.—Alberto.—Por mandado, de S. A.—Juan de Mancicidor.