Capitán de los tercios de infantería española

El capitán era el primer oficial de la compañía, en quien residía su mando y dirección.

El capitán recibía una patente que le declaraba como tal, donde se recogían sus obligaciones y atribuciones. Si la compañía era de nueva creación, recibía además la conducta, documento que le permitía hacer la leva [la recluta] de los soldados en las localidades o zonas que le asignaran, y que permitía asimismo la colaboración activa de las autoridades correspondientes.

Para la mayoría de soldados, era el mejor puesto al que podían aspirar en su carrera. Debían saber leer y escribir - aunque hubo excepciones - y amén de llevar el mando táctico de la compañía, tenían la postetad de nombrar a todos los oficiales mayores y menores, y asimismo determinaba la distribución y concesión de las ventajas extraordinarias, lo que generaba dentro de la compañía una cierta red clientelar. No eran infrecuentes las críticas a los que "se sentaban en la mesa del capitán", estableciendo categorías entre los soldados.


A la izquierda, un oficial, quizá un capitán, con un morrión y coselete grabado. En la mano, una media pica. A su lado, un coselete con galanas armas, pero no de la calidad del oficial. Asalto nocturno de la villa de Ardres en 1596, detalle. [Patrimonio Nacional]




Armas e insignias


El capitán de las compañías de picas debía llevar siempre un coselete, espada y rodela y celada fuerte [a prueba] y pica cumplida de 27 palmos.


El capitán de las compañías de arcabuceros llevaría igualmente rodela, pero iría sin coselete, sirviendo con arcabuz como el resto de soldados.


La insignia del capitán era la jineta, que llevaba su paje de jineta, soldado con cargo a la compañía, que también podía llevar la rodela del capitán.


Detalle de la lámina 19a de "La cavalcata dell'Imperator Carlo V nel suo ingresso in Bologna", impreso hacia 1530, donde podemos ver tres capitanes de compañías de arcabuceros españoles, que llevan coseletes cumplidos - sin celada ni morrión, con una gorra emplumada - y sostienen jinetas en sus manos. La espada es algo más larga de lo que se recomendaría unas décadas más tarde. 




El capitán Juan Osorio de Ulloa tras vadear "la mar océana", durante la operación para tomar Zierickzee en 1575. La escena es un detalle de un grabado que ilustra la "Primera Década de las Guerras de Flandes", de Famiano Estrada, y se trata de una edición de 1681, por lo que no puede reflejar la moda de la época que pretendía retratar; solo hace falta ver los morriones de los soldados que aparecen alrededor y el sombrero de ala ancha, que en 1575 no estaba de moda. Aún así, este puede ser el retrato de un capitán del siglo XVII, con su jineta en la mano. 



Cometidos

Siendo capitán de picas, debía servir en la primera hilera de las picas, para como escribiera Brancaccio, "ser de los primeros que en peleas y batallas ha de ensangrentar la pica".

Debía en todo caso conocer el manejo de todas las armas - así para adiestrar como para dirigir a las tropas, debiendo en ocasiones el capitán de una compañía de picas dirigir una manga de arcabucería, o media manga.

El capitán de arcabuceros, serviría en la manga de arcabuceros en el escuadrón. Indicamos que este ejército había de ser muy dinámico, y un capitán había de dirigir tanto una manga en el escuadrón, como un asalto a una trinchera o una encamisada, pero se asumía que los capitanes de arcabuceros en "los más pláticos" y a ellos se les solía conceder el privilegio de dirigir las operaciones más delicadas.

Debía tener conocimientos de defensa y ataque de plazas fuertes, y también de escuadronar, aunque esta tarea dejamos declarada era oficio del sargento de la compañía bajo la dirección del sargento mayor del tercio.



Escuadra del capitán

El capitán de la compañía disponía de su propia escuadra, un conjunto de 25 soldados que servían bajo las órdenes de un cabo de escuadra. Esta escuadra estaba formada por caballeros principales, oficiales reformados y entretenidos, y se incluía en ella a estos soldados para que tanto los oficiales reformados como los caballeros particulares no fueran gobernados por cabos con menos experiencia en la guerra  o menos categoría social.

En su "Teorica, practica, y exemplos compuestos por el Capitan Bernardino Barroso", impresa en 1622, el autor explica como cuando entró a servir en 1574 en la compañía de Don Juan de la Cueva, el cabo de escuadra del capitán era Luis Pérez de Vargas, y siendo éste nombrado sargento, fue ocupada su plaza de cabo de escuadra por un alférez llamado Caxero.

A esta escuadra se les encomendaba diversas tareas de consideración, como por ejemplo, las tocantes al cuerpo de guardia.



Capitanes por cartas versus capitanes de canas

Son varias las denuncias - por parte de tratadistas como de veteranos - frente a los nombramientos de capitanes mozos, aún sin barbas, personas de ningún oficio a las que sólo el nombre de sus familias les proporcionaba el título de capitán.

Frente a estos capitanes por cartas - a los cuales disponer de un buen sargento les podía salvar de la deshonra de no estar capacitado para guiar a sus hombres - se recomendaba una experiencia mínima de varios años en el ejército, habiendo pasado por todos los puestos: de soldado a cabo de escuadra, y posteriormente a sargento y alférez. En todo caso, esto no siempre se cumplía.

En las Ordenanzas de 1632 se indicaba el requisito de seis años de servicio más tres como alférez o diez de soldado. Igualmente, dado que muchos capitanes de infantería lo eran asimismo de caballería - cediendo el gobierno de una de ellas en su segundo, pero gozando de ambos sueldos - se dispuso que únicamente se les concediera el mando de una sola compañía. Reducidas las compañías en este año a un único pie, la distinción entre picas y arcabuceros quedó anulada.



Montura

El capitán normalmente marchaba a caballo durante los traslados de la compañía, si bien a la entrada y salida - los momentos en que había que escuadronar - debía desmontar cediendo el caballo a un criado y ocupar su puesto. Eguiluz dejó escrito: "nunca el capitán el día de batalla lleve caballo salvador".



Sueldo

El capitán gozó de un sueldo de 40 escudos mensuales durante la práctica totalidad del periodo analizado.



Ejemplo de carreras militares: los capitanes del ejército de Flandes en 1596

En 22 de marzo de 1596 se hacía una relación de los capitanes de infantería española que había en el ejército de Flandes, tanto los que eran oficiales de los cuatro tercios, como de los capitanes que tenían sus compañías en guarda de diferentes presidios. 

Era un documento que podía servir para que el archiduque Alberto, nuevo gobernador de los Países Bajos, se hiciera una idea de los oficiales de infantería que eran en el nervio del ejército. 

En general, a excepción de los maestres de campo y algunos capitanes particulares, las descripciones eran parcas: "muy buen soldado y hombre de buen gouierno y muy buen sesso" podía ser el resumen de un capitán, pero además de valoraciones cualitativas recurrentes - valiente, muy valiente, de gran ánimo o arriscado, epítetos relativos al valor personal acompañan la descripción de estos 82 capitanes - aparecen datos de interés biográfico para hacerse una idea de quiénes eran estos oficiales.

Complementada esta relación con apuntes de las crónicas de Carlos Coloma, Diego de Villalobos, y otros documentos de época, podemos hacer una aproximación a un nutrido grupo de capitanes en un época especialmente activa de la guerra de Flandes.

Veámoslos en detalle:



Número de capitanes

  1. En el tercio de Luis de Velasco aparecen valorados 17 capitanes, 2 de ellos, sustitutos de otros que han muerto; uno de los sustitutos era ayudante de sargento mayor. 
  2. En el tercio de Antonio de Zúñiga aparecen valorados 8 capitanes, 1 de ellos, un alférez que ha sido promocionado por muerte de un capitán. 
  3. En el tercio de Agustín Mexía aparecen valorados 25 capitanes.
  4. En estos tres tercios, se incorporaron 12 compañías, a 4 por tercio, cuyos capitanes no son valorados por ser recién llegados.  
  5. En el tercio de Alonso de Mendoza, aparecen valorados 9 capitanes.
  6. Amén de los 81 capitanes de los tercios, hay 11 capitanes de infantería en guardia de presidios que también reciben valoración.
  7. En total tenemos 82 capitanes valorados, y otros 12 nuevamente venidos que el oficial que firma el documento no se atreve "a dar relación, porque si bien conozco a los mas, no soy amigo de dezir de nadie lo que no se por prueva".


La infantería española de los tercios, presidios y castillos

  1. El tercio de Luis de Velasco contaba con 1.881 soldados, 166 oficiales y 15 entretenidos. 18 capitanes gobernaban el tercio, por lo que tenían una media de 115 hombres a su cargo, incluyendo oficiales y entretenidos. 
  2. El 3º de Zúñiga tenía 126 oficiales, 4 entretenidos y 1.471 soldados, repartidos en 12 compañías, a una media de poco más de 130 hombres a cargo de cada capitán.
  3. En el Tº de Mejía, había 29 capitanes que mandaban a 213 oficiales y 2.280 soldados, con una media de 86 hombres a su cargo.
  4. El tercio de Mendoza era el que estaba más disminuido: 595 soldados, 43 oficiales y 7 entretenidos en 9 compañías, a 70 hombres - incluidos oficiales - a cargo de cada capitán.
  5. Los capitanes de presidios tenían entre 90 y 200 hombres a su cargo, con una media de 115.
  6. Los 8.100 hombres de infantería española - incluidos oficiales y entretenidos - estaban pues repartidos en cuatro tercios [6.829] y presidios [1.271] amén de los castillos de Amberes y Gante. 
  7. Por último, mencionar que los castillos de Amberes y Gante tenían importantes guarniciones, pero en este caso, los soldados españoles [752 en Amberes y 644 en Gante] que eran gobernados por castellanos y no por capitanes de infantería. 


Edad. Experiencia. Estatus. Nacionalidad

  1. Veinte de los capitanes eran viejos o muy viejos. Por contra, solo once eran mozos.
  2. Entre los viejos, había alguno que se hallaba inútil para servir. Por ejemplo, el capitán Juan Ruiz de Villoslada, "muy viejo soldado", que estaba "inutil de viejo y gordo" se hallaba con su compañía en el presidio de Dunquerque. Pero buena parte de estos capitanes viejos, eran hombres "de mucho servicio": tenían experiencia en el gobierno de las compañías, tenían "noticia de las cosas de la guerra", y su parecer y consejo era muy valorado. De hecho, había un antiguo capitán, Francisco de Aguilar Alvarado, ahora gobernador en Dunquerque, que venía sirviendo desde tiempos del duque de Alba [1568-1572]. No solo importaba el físico, la veteranía ayudaba a ejercer el cargo. Aún así, parece que la guerra había evolucionado en este tiempo, pues de algunos de estos capitanes viejos se dice que eran "modernos".  Esto es algo que se va a ver repetido en el tiempo: algunos viejos soldados tenidos en consideración en ternas de maestres de campo eran tachados como capitanes del tiempo antiguo; su escuela de guerra era ya de otra época. 
  3. Entre los once capitanes mozos, había soldados antiguos, o sea, que eran jóvenes de edad, quizá en sus treinta y tantos, pero llevaban sirviendo desde edad temprana, como don Fernando Deça, el cual "ha muchos dias que es soldado". De estos, había algunos "aprobados", que habían demostrado sus méritos, pero también algunos sin un historial de servicio, por los que se apostaba en el futuro, por ser "de muy buenos principios y esperanzas". También había tres que tenían parentesco en altos oficiales del ejército o de los consejos reales. Tan solo el nombramiento de uno de ellos había sido criticado por su juventud.
  4. Ocho de los capitanes reciben el título de "caballeros".
  5. Entre los capitanes, había dos portugueses. Los portugueses podían servir en tercios de portugueses, o de españoles, mezclados los unos con los otros, pues tenían la misma consideración. 


Ocupación

  1. La práctica totalidad - 71 - eran capitanes ordinarios de los cuatro tercios de infantería española que había en Flandes: los de los maestres de campo don Luis de Velasco, don Antonio de Zúñiga, don Alonso de Mendoza y don Agustín Mejía.
  2. Cuatro de los capitanes eran, además, maestres de campo de sus tercios, lo que era norma habitual.
  3. Dos de los capitanes de la lista eran sargentos mayores. El capitán Martín López de Ayvar era sargento mayor del tercio de Luis de Velasco, pero no tenía compañía. Pedro Ponce de León lo era del tercio de Agustín Mejía. En los otros dos tercios habría sargentos mayores, pero sin título de capitán. Estamos en la época en que los sargentos mayores tenían más autoridad que los capitanes. Así, Lopez de Ayvar gobernaba "el tercio en ausencia de su maestre de campo". 
  4. Nueve eran capitanes de compañías en presidio, algunos eran castellanos o gobernadores. Al menos uno tenía un tercer oficio, como Juan de Ribas, capitán de infantería y gobernador de la Esclusa, que también era superintendente de la gente de guerra de las fortalezas y presidios de Flandes. 
  5. Un capitán del tercio de Agustín Mejía había sido teniente del castillo de Amberes, había defendido una plaza, y al final, amén de la compañía del tercio, gobernaba la plaza de Terramunda. Vemos, por tanto, que los capitanes pueden compaginar el oficio de gobernar una plaza, y comandar una compañía de infantería de un tercio, que, en principio, había de estar disponible para salir en campaña.  


Carrera previa. Reformados y entretenidos.
  1. Tres de los capitanes habían sido ayudantes de sargento mayor, y otros dos habían sido ascendidos desde su oficio de alférez. Pero al menos cinco de los capitanes eran capitanes reformados: oficiales cuyas compañías habían sido disueltas, y que habían permanecido en el ejército sin mando en compañía, pero con título de capitán. Al estar sirviendo en el ejército, se les había preferido para proveerles las compañías antes que darlas a otros oficiales "vivos" como alféreces. 
  2. Muchos de estos capitanes reformados servían como entretenidos en el ejército. A diferencia de otros oficiales reformados, como alféreces o sargentos, que servían ordinariamente en compañías sin mando, pero con "autoridad", los capitanes no servían en compañías, para no hallarse en la tesitura de tener que obedecer a otro capitán, así que servían como entretenidos: personas que podían realizar tareas que en ejércitos posteriores serían propias del estado mayor. Don Pedro de Borja, por ejemplo, era un capitán entretenido que servía al maestre de campo Antonio de Zúñiga. Bartolomé de Torralba, capitán y sargento mayor, era entretenido en el tercio de don Agustín Mejía. Si hubiera habido una vacante en sus tercios por muerte de un capitán, Zúñiga o Mejía hubieran podido proponer al archiduque Alberto, capitán general del ejército, sus nombramientos, antes que darle la compañía a un alférez. 
  3. En los cuatro tercios había una nómina de 26 entretenidos - no necesariamente capitanes -, y, en todo el ejército 99, buena parte - 38 - sirviendo en los castillos de Gante y Amberes. Coloma apunta a un nutrido grupo de 25 o 30 capitanes reformados que combatieron a caballo en la batalla de "Dorlán" el 24 de julio de 1595 junto al conde de Fuentes. 
  4. Los capitanes reformados podían seguir sirviendo en el ejército, con la opción dicha de optar a vacantes, incluso en otras armas, como en la caballería. En general, salvo reforma disciplinaria, no había demérito en la reforma, porque era una mera cuestión organizativa: las compañías estaban tan disminuidas que se tenían que agrupar.
  5. Seis de los capitanes listados en marzo de 1596 habían sido nombrados bajo el gobierno del archiduque Ernesto [enero 1594 - febrero de 1595]. mientras que otros nueve habían sido nombrados por el conde de Fuentes durante su interín [febrero de 1595 - febrero de 1596]. Sumados a los tres sustitutos por muerte del capitán, tenemos que 18 de los 82 capitanes, casi el 22%, llevaban menos de dos años en su cargo. Esta alta tasa de renovación puede deberse, como veremos, a su alta mortalidad. 
  6. Siete de los capitanes habían venido de España con el archiduque Alberto. Cinco de ellos eran capitanes de banderas nuevas [bisoños reclutados en España el año anterior], y dos eran capitanes de los presidios de Lombardía [Alessandria de la Palla]. El archiduque se había hecho acompañar de 23 compañías, por lo que solo el 30% había sobrevivido a la reforma: el resto de compañías serían disueltas, sus soldados repartidos en las compañías viejas, y sus oficiales reformados, o sea, desproveídos de mando.
  7. Algunos de estos capitanes que hicieron el camino español con bisoños de España eran capitanes reclutadores o itinerantes: su carrera se basaba en reclutar tropas en los partidos que se les asignaban, y en conducirlas a los teatros de guerra o presidios donde eran necesarios. Así, Francesc Gay, capitán catalán que llevó en esta ocasión 161 soldados de Cataluña, ya había conducido tropas para Italia en 1593. Después de 1595-1596, volvió a reclutar una compañía para Flandes en 1599, y una cuarta en 1601 para servir en Milán. Para estos capitanes itinerantes, no era un menoscabo en sus carreras ser reformado, sino una oportunidad para continuar con su carrera como reclutadores. 
  8. Cinco de los capitanes "nuevos" eran parte del antiguo tercio de don Pedro Manrique que había servido en el Franco Condado contra los franceses. De un total de 36 compañías que tenía el tercio, solo habían sobrevivido 5, un 14%. Dado que eran tropas veteranas, lo lógico hubiera sido que hubiesen tenido más continuidad que las compañías de bisoños que hicieron la escolta al archiduque. Es probable que los meses que pasaron junto a la persona de Alberto, propiciaran que estos capitanes de la escolta tuvieran menos tasa de reforma que el tercio de Manrique, pero también hay que tener en cuenta que estas banderas venían menos "henchidas": 23 de ellas tenían menos de 80 soldados, y 12 menos de cincuenta. Solo había 4 compañías de este tercio que tenían más de 100 soldados. 
  9. De estos doce capitanes "nuevos" - los siete de la escolta del archiduque y los cinco del tercio de Manrique - no se hacía valoración por no ser conocidos. 


Heridos
  1. En la lista aparecen un par de capitanes "estropeados" por la guerra ya en marzo de 1596: Gonzalo Mexia, "coxo de un arcabuzazo en una pierna que le dieron en Durlans", y Francisco de Salcedo [Saludo en la lista], "manco de una pierna que le quebraron en Durlans". Estos dos capitanes eran del tercio de Agustín Mejía. Es relativamente normal que ambos capitanes fuesen heridos en el mismo encuentro, tenido lugar en Doullens [Dorlan] el 24 de julio de 1595. Salcedo acabó muerto en el asedio de Hulst [infra 6]
  2. En el asalto a Calais, el capitán Diego de Durango, que llevaba la vanguardia con la gente del tercio de don Alonso, padeció la voladura de la mina de cuyo fuego quedó casi abrasado, aunque curó después.
  3. En el asedio de Ardres, el maestre de campo y capitán Luis de Velasco, recibió un pistoletazo en el brazo.  

Se ha identificado al oficial con coselete dorado como el maestre de campo Luis de Velasco, que se halla delante del archiduque Alberto. A su lado, otro capitán con sombrero y coselete dorado empuñando una jineta, y al lado, un jovencísimo paje de rodela y jineta. El capitán Alonso de Contreras con catorce años de edad, el año de 1597 narraba: "Llegué á Palermo y luego me recibió por paje de rodela el capitán Felipe de Menargas, catalán; servíle con voluntad, y él me quería bien". 
 Asalto y toma del campo atrincherado de Hulst, detalle.  





Mortalidad

  1. De los 82 capitanes listados en marzo de 1596, 12 habían muerto a finales de año. Tenemos apunte de ocho de ellos: dos murieron en Calais, uno en Ardres y cinco en la toma de Hulst. Con esta tasa de mortalidad del 14%, la esperanza de vida quedaría reducida a 7 años, pero lo cierto es que conocemos historiales de largas carreras como la del viejo capitán Francisco de Aguilar Alvarado, que venía sirviendo desde tiempos del duque de Alba, y que ahora ponía su experiencia en la defensa de la plaza de Dunquerque.
  2. En el asalto que se dio a Calais el 24 de abril de 1596, los franceses volaron una mina que estaba hecha bajo la batería. Juan Alonso de Sotomayor sufrió la voladura siendo quemado y muerto. El capitán Hernando de Isla, valiente y arriscado soldado [...] quedó abrasado el rostro y las manos, cayendo y rodando todos envueltos entre piedras y polvo. Isla, del tercio de don Antonio de Zúñiga murió inopinadamente, puesto que fue sin orden al asalto, como aventurero. 
  3. En el asedio de Ardres, murió el capitán Sebastián [o Hernán] Gómez de Contreras, cuando se hallaba en las trincheras, que se habían comenzado a abrir el 8 de mayo.
  4. El capitán Luis Manrique dio el asalto a un rebellín de la plaza de Hulst al mando de doscientos soldados españoles. Tras lograr tomarlo, queriendo, con ardor juvenil, arrimarse hasta el propio rastrillo de la puerta por donde se entraba a la villa y trepar por él, le alcanzó un mosquetazo, de que cayó muerto dentro de la propia villa.
  5. Durante el asedio de Hulst, los capitanes Palacios y Patricio Antolínez, murieron acometiendo el dique del fuerte de la Estrella, peleando pica a pica con los enemigos.
  6. En el asedio de Hulst, estando en las trincheras esperando la orden de asalto, una bala de cañón disparada por los defensores, se llevó a nueve o diez soldados, entre ellos, al capitán Francisco de Salcedo, del tercio de don Agustín Mejía, hiriendo también al capitán Saavedra.
  7. En Hulst, dando un asalto a la muralla, el capitán Antonio Sarmiento recibió un mosquetazo, siendo atravesado de un ojo al colodrillo. Según Coloma, que refiere el caso con detalle, vivió a pesar de las heridas, pero según el apunte de la relación, falleció.  
  8. Vemos que, recurrentemente, los capitanes encabezan los asaltos y facciones, con lo que asumen un gran riesgo, sufriendo muchas bajas, en combates cuerpo a cuerpo, por disparos de armas de fuego y artillería, o por explosiones. 


Valoración personal positiva

  1. Valor. Como hemos apuntado al inicio, la mitad de los capitanes son considerados hombres valientes, recibiendo diversos epítetos: valiente, muy valiente, arriscado, de mucho ánimo, etc. Sin duda, el valor personal era imprescindible a la hora de hacer carrera y señalarse, pues se afrontaba la muerte en cada asedio, asalto, facción o batalla, y los oficiales encabezaban a sus soldados en dichas acciones, asumiendo un riesgo muy grande. 
  2. En general, claro, el valor era encomiable, pero en un caso, el del capitán Hernando Zapata, se indica "valiente capitan solo para pelear". El capitán debía reunir otras aptitudes además del valor personal.
  3. Entre esas aptitudes, se valoraba que fuera inteligente - aparecen repetidos los epítetos "de buen sesso", de buen entendimiento - y sensato: cuerdo. 
  4. Además de inteligencia y sensatez, debía reunir cualidades para el mando: de buen gobierno o bueno para gobernar, esto es, buenos para mandar hombres, eran calificativos que vemos repetidos. 
  5. En general, los capitanes reciben buenas valoraciones: "de buena opinión", "acertado" "buen soldado", "de mucho servicio" u "honrado", eran consideraciones que se repetían.
  6. Muchos de los capitanes eran apreciados por sus soldados y compañeros: ser "estimado" y hacerse "estimar de los amigos" era algo valorado positivamente.


Valoración personal con apunte negativo
  1. Por contra, aparecen unos pocos capitanes con malos apuntes personales, aunque su valoración general fuese, en general, buena.
  2. Del nombramiento del capitán don Jerónimo de Miesco por parte del conde de Fuentes, se había murmurado, porque demas de ser mozo, D. Luis de Velasco le tuvo preso por cosas feas. 
  3. Al capitán Simón Antunez, portugués, no le tenían por hombre de gouierno. O sea, lo consideraban inapropiado para mandar hombres por el motivo que fuera. Llegó a ser maestre de campo.
  4. El capitán Hernando de Isla, del que hemos apuntado murió en el asalto de Calais, era uno de los más briosos y arriscados capitanes que hubo en Flandes [...] reconoció muchos puestos y baterías; ayudó á dar grandes victorias ; sus hechos fueron excelentes , sus servicios importantes, sus consejos muy acertados y su ánimo invencible. Esta impulsividad también se traducía en el trato, pues se le consideraba como hombre de demasiada colera.
  5. Hernán Tello, gobernador de Durlans, era hombre de mucha diligencia y servicio y que tiene ánimo y entendimiento para cualquier negocio, cosa que demostró en la toma de Amiens, pero al mismo tiempo era "interesable" en materia de gobierno. O sea, que anteponía su interés personal en el ejercicio de su cargo. Esto se podía traducir en exacciones en su labor de gobernador, o en fraudes en el ejercicio de capitán. Como fuera, murió en la defensa de Amiens, defendiendo la plaza por su rey.


Parentesco

  1. Como solía pasar en la época, algunos capitanes tenían familia en el ejército. Esto puede haber sido causa de su promoción en la milicia, aunque en los casos referidos solo se apunta el parentesco sin atribuirle demérito al oficial.
  2. El capitán Domingo de Idiáquez era hermano del capitán Martín Idiáquez. Tenía una larga carrera, habiendo sido teniente del castellano de Amberes
  3. El capitán Gonzalo Mejía, "cavallero mozo", era sobrino del maestre de campo don Agustín, en cuyo tercio servía. 
  4. El capitán Marco Antonio Angulo era cuñado de Esteban de Ibarra, secretario del Consejo de Guerra, pero de él se decía "ha mucho tiempo que sirve". 
  5. El capitán don Juan de Silva, "cavallero mozo", era sobrino de don Alonso de Vargas, gobernador de la caballería ligera del ejército de Flandes. 
  6. El capitán don Diego de Villalobos y Benavides, "caballero mozo" era cuñado del pagador del ejército de Flandes desde 1595, Hieronimo Walther Zapata. 
  7. Es probable que los tres caballeros mozos fueran promocionados por sus parientes, lo cual no quiere decir que no tuvieran méritos para el cargo. 

Carrera posterior
  1. El capitán portugués Simón Antúnez, que, según el informe, no era tenido como "hombre de gobierno", llegó a ser maestre de campo del antiguo tercio de Sicilia en Flandes, a partir del año 1601. Con opinión de animoso capitán, vivió para desmentir la valoración negativa que de él habían escrito. 
  2. Pedro Sarmiento, había sido alférez del maestre de campo Sancho Martínez de Leiva en 1589, y en 1590 capitán del tercio de Antonio de Zúñiga. En la relación de 1596 aparece valorado como "hombre de gouierno y muy buen sesso". En 1598 fue nombrado sargento mayor, cuando el maestre de campo del mismo tercio era Carlos Coloma. En 1605 era maestre de campo de su propio tercio. Fue castellano en Azores, maestre de campo en Nápoles, y castellano en Nápoles hasta 1626.
  3. El capitán Juan Ruiz de Villoslada, fue castellano en Lombardía.
  4. Alonso de Tauste o Tausto, uno de los capitanes que hizo el camino español escoltando al archiduque Alberto, llegó a ser castellano en Sicilia.
  5. Alonso de Rivera o Ribera, fue virrey y capitán general de Chile.
  6. Pedro de Ayvar o Aybar, fue gobernador de Grave.
  7. Francisco de Aguilar y Alvarado murió en su cargo de gobernador de Dunquerque
  8. Domingo de Idiáquez continuó como gobernador de Terramunda.
  9. Baltasar de Ortigosa u Hortigosa continuó como gobernador de Dixmude.
  10. Baltasar Becerra, que estaba en 1596 con su compañía de guarnición en Dunquerque, llegó a ser gobernador de Dixmude.
  11. Juan Ramírez continuó como gobernador de Sasso [Sas - de - Gand]
  12. Diego Rodríguez de Olivares continuó como gobernador de Neoporte [Nieuwpoort]
  13. Hernán Tello murió el septiembre de 1597 en la defensa de Amiens frente a los franceses, habiendo recibido un arcabuzazo por debajo del brazo derecho. Tenía cuarenta años de edad. 
  14. Tristán López de Luna pasó a Nápoles, donde sirvió como entretenido del virrey.
  15. Como vemos, de los capitanes que tenemos noticia - de los maestres de campo hay bibliografías con enlace - la mayoría acabaron como castellanos o gobernadores, y algunos hicieron carrera en las Indias, aunque lo normal era que acabasen sus días organizando la defensa de una plaza fuerte, buen cargo para un militar experto que estuviera ya demasiado viejo para servir con pica o arcabuz. 








8 comentarios :

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Gracias por querer participar en el proyecto...a ver si se te ocurre algo.

Un saludo.

Carlos Valenzuela dijo...

Sí, creo que escribiré sobre los tercios catalanes del reinado, no sé si de todo el periodo, o de los de la guerra de los nueve años.

Antonio Espino López tiene bastantes artículos, además de una tesis con bastantes datos.

Un saludo.

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Sí, conozco bastante bien la obra de Espino López, el gran conocedor de la historia militar del reinado de Carlos II aunque centrada en Cataluña, que por otra parte, junto a los Países Bajos, fueron el principal frente de guerra durante el reinado del segundo Carlos. He leído su tesis y casi todos sus artículos, así cmo su magnífico libro "Guerra, fisco y fueros: la defensa de la Corona de Aragón en tiempos de Carlos"...no se si lo conoces? una obra imprescindible...

pues nada me alegro que colabores en la conmemoración y citando a un grande como Espino López.

Un abrazo.

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

para lo de Clío basta con ser aficionado y tener buenos conocimientos, y tu los tienes ;)

APV dijo...

Por un lado los capitanes tenían muchas posibilidades de sacar un sobresueldo metiendo mano en las listas y demás.

Hay que señalar que muchas veces al llegar a Flandes sus compañías eran reformadas (no todo lo que se debería, siempre hubo demasiados mandos) quedando sin mando, con lo que prevalecerían allí los que ya tenían mando en Flandes es decir capitanes de canas.

Carlos Valenzuela dijo...

Alberto: los emolumentos se veían incrementados - como bien dices - con estas malas prácticas... Marcos de Isaba detalló en su "Cuerpo enfermo de la milicia española" todos estos vicios.

Respecto a la reformación: es cierto que muchas compañías quedaban reformadas a la llegada a los Países Bajos, pero aún así eran muchos los capitanes que lo eran por cartas. De no ser así, no hubieran quedado testimonios de quejas contra ellos, y son abundantes los testimonios.

También el nombramiento de dos familiares del duque de Alba - no recuerdo si eran hijos, legítimos o no - como maestres de campo levantó ampollas entre los oficiales veteranos.

Un saludo.

Juanma dijo...

Hola, una pregunta. El sueldo de 40 escudos era cada cuanto tiempo? Gracias.

Anónimo dijo...

Buenas tardes, me gustaría saber de donde vienen esos apuntes del capitán Hernando de Isla, ...valiente y arriscado soldado... que fue como aventurero a Calais... sus grandes victorias... ánimo invencible y demasiada cólera. Lo agradecería enormemente, me interesa mucho.