Nominalmente su obligación era la de portar la bandera, la cúal, una vez era arbolada simbolizaba la propia persona del rey, y el alma misma de la compañía, siendo de enorme vergüenza el perderla en la batalla.
De hecho, las victorias se contabilizaban en muchas ocasiones tanto en enemigos muertos - siempre estimados - como en banderas ganadas... y viceversa con las derrotas.
No obstante esto, el alférez solía disponer de un sotalférez o abanderado que era quien portaba la bandera durante la batalla o durante la marcha, no así en la revista de la compañía [al formar el escuadrón para el alarde] ni al iniciar ni al culminar las marchas, o al entrar en el cuerpo de guardia.
Alféreces de compañías de arcabuceros españoles según grabado de 1530, La cavalcata dell'Imperator Carlo V nel suo ingresso in Bologna |
Durante la batalla el alférez solía ocupar bien puestos de combate en las primeras líneas, o algún puesto organizativo en una de las mangas, pero en ocasiones mantenía la bandera en lugar de cederla al abanderado, que quedaba resguardado en medio del escuadrón. Alonso Vázquez relata un suceso para él "extraordinario" sucedido en 1582:
y en este medio , uno de los rebeldes, con extraña osadía y ferocidad no vista, se entró por las picas hasta las banderas y mató á un Alférez y le quitó la que tenia en las manos, y tuvo tan buena suerte, que se la llevó sin que se lo pudiesen estorbar [...] Parece cosa increíble que estando las banderas en el centro de un escuadrón de picas pudiese un soldado hacer semejante efecto [...]
Alonso Vázquez valoró como muy audaz la hazaña del rebelde, pero en todo caso, lo que nos interesa del relato es que era el propio alférez quien sostenía la bandera, perdiendo la vida en su defensa.
Detalle de un escuadrón de picas con las banderas ocupando el centro. Cuarto tapiz de la serie de Vermeyen sobre la conquista de Túnez. |
A parte de esta simbólica y - en esta época - fundamental labor, el alférez tenía mano en la organización de las guardias, y debía llevar las listas de la compañía, teniendo "la cuenta de la paga de los soldados".
Insignia y armas
Queda declarado que la insignia del alférez era la bandera de la compañía, pero cediéndola al abanderado, el alférez servía normalmente con pica y coselete en la primera hilera del escuadrón.
En su "Teorica, practica, y exemplos compuestos por el Capitan Bernardino Barroso", impresa en 1622, el autor explica al detallar como ha de formar la compañía al entrar al cuerpo de guardia, como se ve pasar al:
Alférez, que entra a hora bien armado con su bandera terciada, al ombro derecho, cogidas las puntas, y cabos de la bandera con la mano sinisestra, lleuando delante su abanderado con su venablo al hombro y ni mas,ni menos su atambor ypifano, y entiendese que el abanderado ha de ser hombre, ya hecho con su espada, y no se consienta que sean los tales abanderados muchachos rotos, y sin espada y apenas çapatos, como en la paz, le he yo visto a ojos del General
Vemos pues que en esta época el alférez llevaba un venablo - un arma de hasta corta - que cedía a su abanderado para retomar de éste la bandera que debía llevar en tales ocasiones como la entrada al cuerpo de guardia.
Requisitos
En la ordenanza de 1632 se fijan cuatro años de servicio en guerra viva o seis de servicio efectivo para poder acceder a la plaza de alférez, quedando - como en el resto de oficiales de la compañía - a criterio del capitán la elección de la persona para este cargo, no obstante que a partir de este año se fijó como requisito la aprobación del ascenso por parte del Maestre de Campo.
Lo normal era que el alférez hubiera sido anteriormente sargento, pero el criterio no era fijo.
Pagas
El alférez recibía tres escudos como soldado y doce escudos de ventaja por su oficio.
2 comentarios :
Hola Carlos en cuanto a tu comentario en mi blog, el libro de Ribot sobre la guerra de Mesina en sencillamente magnìfico, te lo recomiendo, sin duda, imprescindible para entender la organizaciòn militar espanola durante el reinado de Carlos II.
En cuanto a lo que comentas de los catalanes, aragoneses, valencianos etc al servicio de Carlos III de Austria te recomiendo por mi parte la obra de la profesora Virginia Leòn Sanz, cuya obra magistral es el libro: "Carlos VI: el emperador que no pudo ser rey de Espana".
Por otra parte, el libro sobre la Guerra de Sucesiòn que comentas supongo que serìa el de Joaquim Albareda, también muy bueno...al igual que toda la serie que sobre el tema està llevando a cabo con la Univ. de Còrdoba el profesor Bernardo Ares.
Gracias por los enlaces y un saludo.
PD: te gustarìa participar en el 349° aniversario de Carlos II con alguna entrada?. Aquì te dejo el link: http://reinadodecarlosii.blogspot.com/2010/10/propuesta-de-colaboracion-para-el-345.html
Sí, era el de Albareda, efectivamente.
Acabo de mirar la entrada de la propuesto en tu blog, y me agradaría, pero ahora mismo no me viene a la mente ningún tema en especial.
De todas maneras ya miraré algo: bien un episodio, bien algo sobre orgánica u organización de los Tercios.
Un saludo.
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