La Batalla de Jemmingen (21 jul 1568)

Al tener referencia que la actuación [desordenada o cobarde, según quien juzgase; en todo caso indisciplinada] durante la batalla de Heiligerlee del Tercio de Cerdeña, originó la inquina del duque de Alba, que acabó aprovechando un posterior alboroto generado por esta unidad para proceder a su disolución o reforma ese mismo año, una de las pocas reformaciones con carácter eminentemente disciplinario de la que tengo conocimiento, me dispuse a buscar información sobre la misma.

Hallé, no obstante, más información de la posterior batalla de Jemmingen [1]: la relación hecha por el duque de Alba en carta a S.M, una anónima [puede ser que redactada sobre la información suministrada por Andrés de Salazar enviado por Alba a la corte para – entre otras cosas – dar noticia de la misma] y la más elaborada contenida dentro de los “Comentarios…” de Bernardino de Mendoza. [2]

Al final no pude dejar de recuperar los acontecimientos que la precedieron.


Antecedentes

Las tropas de Alba hacía poco menos de un año que habían entrado en los Países Bajos, después de que la gobernadora Margarita de Parma, ante el estado de revuelta que juzgó generalizado en el verano de 1566 [la Furia Iconoclasta] solicitará a su hermano el rey el envío de tropas leales para combatir a los rebeldes calvinistas.
Entre acuerdos, cambios de ideas y preparativos, no estuvieron las tropas de la caballería y la infantería de los cuatro Tercios de Italia [Lombardía, Nápoles, Sicilia y Cerdeña] dispuestas para partir desde Milán hasta el 20 de junio de 1567.
El duque de Alba, que traía amplías prerrogativas concedidas por el rey, pronto sustituyó el moderado gobierno de la gobernadora por el suyo propio, y a pesar de que se reconocía que la situación era más calmada que la existente el año precedente, se inició un régimen de mano dura para imponer la autoridad real de modo efectivo, iniciándose entonces un conflicto que había de durar 80 años.



La campaña en Frisia

La marcha del ejército a Groninga la he descrito en otro artículo

La batalla de Heiligerlee

Conocedor el duque de Alba de la ocupación del castillo de Wedde [propiedad patrimonial del conde] y del campeo que en tierras Frisonas hacían 6.000 infantes a cargo de Ludovico [o Luis en su forma moderna] de Nassau, hermano del príncipe de Orange, es enviado Johann de Ligne, conde de Arembergh, al mando de 5 banderas de alemanes bajos de su regimiento, auxiliado por las 10 compañías del Tercio de Cerdeña a cargo de Gonzalo de Bracamonte, que embarcados en Ámsterdam con 6 piezas de artillería se unieron con el conde a su llegada a Frisia.
El Conde de Mega o Megen, acompañado por el castellano Andrés de Salazar, con 4 compañías de su coronelía, y las 3 de caballos ligeros [lanzas o celadas, españolas, italianas o albanesas] alojadas en Bolduque, partieron tras de él, habiéndose de reunir en tierras de Groninga.

El 22 de mayo la arcabucería del Tercio de Cerdaña traba escaramuza con los rebeldes, haciendo que estos se retirasen a Dam [Appingedam] donde tenían su alojamiento. Las murallas de la villa que habían sido demolidas en 1536 por orden de Carlos V no hacían de este lugar el idóneo para el planteamiento de defensa alguna, por la cual cosa, los rebeldes abandonaron Dam caminando hacia el este, encontrando alojamiento fuerte en la abadía de Heyligerlle [monasterio de monjas agustinas] lugar elevado sobre la campiña circundante.

El 23 de mayo las tropas de Arembergh y Bracamonte, caminan aprisa tras los enemigos, recibiendo aviso durante la mañana que el conde de Mega ha de llegar esa misma noche, no obstante, no aguardan la llegada de los rebeldes y siguen en su acoso a los rebeldes.
Al llegar por el camino que conducía a la abadía, ven dispuestos a los enemigos en dos escuadrones, uno de unos 1600 infantes, y el otro de unos 900, guarnicionados ambos con mangas de arcabuceros, a un lado la caballería, y al otro, sobre una pequeña loma contigua a un bosque, una manga de arcabuceros mayor.
Los arcabuceros españoles que iban en vanguardia por el camino, llegaron al puesto que ocupaba esta manga de arcabuceros, y con las seis piezas de campaña que llevaban, comenzaron a batirles, haciendo desalojarles el puesto, retirándose hacia sus escuadrones.
Sin aguardar los arcabuceros españoles que se formase su escuadrón a las espaldas [formación que es la fuerza de un ejército, desde donde se alimenta el combate que se hace con la arcabucería, y donde se pueden recoger los soldados si son rotos por el enemigo] comienzan a perseguir a los arcabuceros del enemigo, y asimismo doscientos coseletes [piqueros con armadura] que salieron a la deshilada [sin mantener ninguna formación]. Estos hombres serían rotos por las mangas de arcabuceros y los propios escuadrones del enemigo, que manteniendo su formación, detrás de un terreno privilegiado.
Bernardino de Mendoza atribuye al terreno lleno de fosos y lodazales por la acción extractora de la turba la mala actuación de los soldados; pero este mal terreno no impidió a los rebeldes matar a los que les atacaban, así que puede entenderse que fue el ataque desordenado y no el terreno, el que hizo perder la batalla a las tropas españolas.
El conde Arembergh había trabado batalla a su vez con la poca caballería que llevaba, alguna tropilla formada por caballeros particulares, contra la caballería del enemigo gobernada por Adolfo de Nassau. Ambos murieron en el choque, atribuyéndose al conde la muerte del tercer hermano de los Orange.
Vista la rota de la vanguardia española por las banderas del regimiento de alemanes de Arembergh, cinco [que salvaron el pellejo] se rindieron rápidamente, negociando no servir al rey de España por seis meses.


Representación de la batalla de Heiligerlee. El ejército del rey a la derecha. Rebeldes al opósito.

Los españoles, que no habían formado escuadrón, viendo la huida de la vanguardia y el resto de los alemanes que huían, comenzaron a huir seguidos por los rebeldes, teniendo la suerte de encontrarse las tres compañías de caballos que venían con el conde Mega a cargo del castellano Andrés de Salazar, y oyendo las cornetas de la caballería, temerosos de la llegada de un refuerzo, se retiraron los rebeldes a su puesto en la batalla, salvándose entonces los que escapaban.
El resto de la rota de Heiligerllee, fue recogida por el regimiento del conde de Mega, que caminaba tras Salazar. Tras pasar la noche en Zuidbroek, se retiraron tras lar murallas de Groninga, guardada por cuatro banderas de alemanes del coronel Schamburg.
Murieron unos 450 españoles en la batalla, entre ellos, los 200 coseletes que se adelantaron tan temerariamente, perdiéndose las seis piezas de artillería. Entraron en Groninga algo más de 1000 españoles, cuando la muestra del Tercio de Cerdeña hecha en julio de 1567 era de 1728 hombres. El duque de Alba, calificó como vergonzosa y cobarde la retirada del Tercio de Cerdeña, y dos meses después, se curaría de tal humillación disolviendo la unidad, excusando la reformación en unas alteraciones que estos provocaron a su regreso de Jemmingen.


El socorro de Groninga

Encerrados en Groninga las tropas referidas desde el 24 de mayo, el duque de Alba resolvió enviarles un refuerzo, compuesto por las 6 banderas restantes del regimiento del conde de Mega y 4 banderas más del coronel Schamburg.
Chapin Vitelli, con cargo de Maestre de Campo General, fue enviado con 1500 caballos herreruelos recién levantados por el duque Erico de Brunswick [con plaza de armas en Deventer o Ool de Seden, según fuentes dispares] las 10 banderas del regimiento de valones recién levantados de Monsieur de Hierges, y las 5 de valones de Gaspar de Robles, señor de Billy. Estas 15 banderas o compañías de valones, suponían un refuerzo de 3.000 hombres a los enviados por delante, y a los acantonados en Groninga.
Estas tropas llegadas a Groninga, animan al bando real, pero apenas si se traban algunas escaramuzas, continuando el sitio de la villa por los rebeldes, sin que estos llegaran a disponer su artillería en ningún momento contra las murallas de la villa.

Enfadado con las noticias que le llegan, resuelve Alba partir él en persona al mando del ejército.


La marcha del ejército real desde Flandes y Brabante a Groninga

Se ordenó que las tropas españolas partieran de sus acuertelamientos hasta la villa de Bolduque, donde debía reunirse todo el Ejército de campaña que había de acudir a Groninga.
Alonso de Ulloa, partió desde Gante con 15 banderas del Tercio de Nápoles, dejando 2 en el castillo. Julián Romero, partió a cargo de las 10 banderas del Tercio de Sicilia desde Bruselas. Sancho de Londoño, condujo desde Maastricht [o Veneloy, según carta de Alba], las 10 del Tercio a su cargo: el de Lombardía.

Dio comisión el duque a Monsieur de Noirquermes, para que levantara 1000 caballos borgoñones, y a Monsieur de Blondeau y al Conde de Reulx, lo propio, reuniendo cada uno un regimiento de 10 banderas de infantería valona. Estas tropas se levantaron para la ocasión, pero aunque no pudieron ser aprovechadas ahora, lo serían para próximas campañas.

Dándose orden a las 10 banderas de alemanes del conde de Ebrestain [6 alojadas en Valenciennes y 4 en Maastricht] de que partieran de sus alojamientos hacia Nimega, se amotinaron, pues querían recibir las pagas atrasadas antes de partir. Se les pagó, mas como era el coronel pariente de los Nassau, ponía excusas para partir su persona, y finalmente fue enviado su teniente de coronel, con solo 7 compañías de su regimiento.

Además de los caballos borgoñones antes nombrados, fueron movilizadas varias compañías de lanzas italianas y albanesas a cargo de los capitanes Juan Bautista del Monte, Aurelio Palermo y Jorge Machuca, y una de españolas a cargo de Lope de Acuña, que había sido teniente de la compañía del Prior. Viajaban asimismo las compañías de la guardia ordinaria del duque, y la de arcabuceros a caballo del capitán Montero.

Encargó el duque a Monsieur de Greisonne, que sacara de Malinas varias piezas de artillería: refiere 8 piezas de batir y 8 de campaña, que no fueron preparadas a tiempo.
No obstante, se llevaron 4 de batir y 6 medias culebrinas de campaña, que partieron al tiempo que el Ejército, pero que debido a las dificultadas de transporte, y a la velocidad con que viajó en esta ocasión la infantería, no llegaron al tiempo que ésta.

Como demostración última de que el Ejército caminó hasta Bolduque cada cual por su camino, se puede ver como tras recibir Londoño orden de tomar Berchen o Bergen [villa de Limburgo] tuvo que reunir a su tercio que había partido de Maastricht, que estaba repartido entre Venlo y Grave, y tomando 5 piezas de artillería de Arnhem, fue a sitiar Bergen, huyendo su guarnición a Emmerich sin aguardar batalla.

Había sido enviado el Prior de Castilla [Hernando de Toledo, primogénito bastardo del duque de Alba] general de la caballería, junto con Francisco de Ibarra a Deventer, donde debían aprovisionarse [municiones y vituallas] para llevar al campo de Groninga.

Una vez reunida la infantería en Bolduque, se dio orden que caminasen a Deventer por diferentes partes. Puesto que era necesario cruzar la Mosa, el Rin, el Ijssel y el Waal, se hizo recaudo de barcas en los caminos que hacía cada unidad, para que fuera cruzada sin problema, y no retrasar la marcha.

El 10 de julio se reúnen en Deventer, donde está también Hans Bernard, con 400 herreruelos levantados con plaza de muestras en la misma villa.

El 11 de julio parten de Deventer, llegando a Omme. El 13 llegan a Coevorden y el 14 a Rolde o Roden, a 2 leguas [12 kms] de Groninga. Casi 200 kilómetros cubiertos a pie [y barcas] en apenas cinco días, desde Bolduque hasta Rolde.

Se tiene noticia estando en esta villa de Rolde de un socorro esperado por los rebeldes, a cargo del conde de Hoochstrate: 600-800 herreruelos y 1000-1500 arcabuceros franceses, valones y loreneses, que al final quedarían en 500 caballos y 600-800 infantes.

Chapin Vitelli, que se había adelantado, recogió los caballos de Brunswick, y regresó a Groninga con instrucciones para el conde de Mega del duque de Alba de sacar todas las tropas que pudiera de Groninga, pues pensaba llegando al campo del enemigo plantarles batalla.

El 14 de julio se parte de Rolde, llevando 400 mosqueteros a cargo de los capitanes Montesdoca, Diego de Bracamonte y Lorenzo Perea, [150 según versiones] en [20] carros para que llegaran descansados ese día a la batalla, llegándose a las 10 de la mañana.

Salen de Groninga las 7 banderas de Ebrestain, las 4 de Mega, los regimientos de Hierges y Robles, y el Tercio de Cerdeña, dejando la villa a cargo de Schamburg con sus 4 compañías.
Puesto que la artillería que había provisto el Duque todavía estaba por llegar, las cinco piezas que sacaron de la villa fueron las únicas presentes aquel día.


La batalla de Groninga

Los rebeldes, que tenían dispuestas sus fuerzas en dos alojamientos, sacaron las tres banderas que estaban en una abadía a una milla de Groninga, y la juntaron en el alojamiento atrincherado que tenían delante de Groninga, a la otra banda del río.

Los rebeldes estaban formados en 2 grandes escuadrones de infantería y uno de caballería, con su arcabucería destacada en la trinchera que les guardaba, estando el río entre la trinchera y su plaza de armas.

Curioseando, hallé este plano "Designo del alojamiento que tiene el campo de su Magestad y el de los enemigos en Frisia a VI de julio 1568". Amén que sea interesante porque el plano da indicaciones sobre la campaña, también es un documento histórico de como los capitanes - en este caso el duque de Alba-  tomaban sus decisiones. Se trata de un croquis muy detallado de la situación de los alojamientos de los enemigos - marcados como "ogunoti" [hugonotes] - respecto la de los propios y los caminos, puentes, villas pobladas, fuertes, iglesias, molinos, diques o fosos y trincheras que se encontraban. El plano está hecho por un italiano, y hay anotaciones en lengua española.

En la parte de abajo se puede leer: "en los burgos de esta villa está alojada la caballería del duque Erico y los valones de Verge y Robles y las 7 vanderas de Ebrestain / dentro en la ti[err]a estan los españoles y las vanderas de Chamburg son 4 y otras 4 de Meghen". El duque Erico, es Erico de Brunswick, a cargo de 1500 herreruelo. Verge ha de ser Arembergh y Meghen el aliterado conde de Mega

Luego tenemos otra anotación: "de Gruminghe al alojami[ento] de los enemigos hay mas de una milla italiana".

La resolución de la digitalización no es tal que permita leer otra anotación, pero creo que indica simplemente "Archivo General de Simancas".


A la derecha del escuadrón de los rebeldes, a la otra parte del río, donde estaba Alba con sus tropas, había una casa, llamada la casa roja, con un puesto de guardia de los rebeldes, que guardaba el paso a un extremo de la trinchera, el cual carecía de foso, tras la cual se encontraba el puente de la derecha [el de la izquierda estaba igualmente guardado por tropas alojadas en casas atroneradas] por el cual se podía cruzar el río hasta el campo del enemigo.
Tras escuadronar las tropas enfrente de los rebeldes, el río y la trinchera en medio, ordenó Alba a Gaspar de Robles que tomara la casa roja. Con 200 arcabuceros de su regimiento de valones, y los capitanes Cermigny y Gauteau, se lanzó Robles a ese menester.
Por su parte, considerando la manera de arrimarse al enemigo, comenzó Alba a desbrozar y preparar una explanada de terreno a donde mover su escuadrón. Puesto que de los 1000 gastadores [zapadores] con que había de contar, sólo habían llegado 100, el trabajo fue lento, más si cabe, porque la artillería de los rebeldes, entre el río y la trinchera, disparaba contra ellos, escoltados por unas compañías de caballería prevenidas contra alguna salida de las trincheras de los rebeldes. El trabajo en esta zona se excusaba en que serviría para una vez tomada la trinchera, hacer avanzar el ejército por aquí para adecuar una playa desde la que cruzar el río en barcas que se habían traído a ese efecto.
Escuadronando el ejército, una tropilla del enemigo salió a escaramuzar atacando al propio Alba, que fue defendido por 80 arcabuceros valones a cargo de Juan de Spuche, retirándose los atacantes a sus puestos.
Los arcabuceros de Robles consiguen desalojar la guardia de la casa roja, y para afirmarlos en su recién tomada posición, recibe 200 arcabuceros a cargo de Francisco de Belmonte, capitán del Tercio de Cerdeña.


Groninga y Dam en rojo. Heiliegerlee, sobre Winschoten [en rojo] sobre una curva boscosa

Hecho esto, se ordenó a Diego de Enríquez e Iñigo de Medinilla, que con sus dos compañías de arcabuceros, más 150 mosqueteros [de los que habían venido en los carros] a cargo de Montesdoca y Diego de Bracamonte, cubiertos por 400 arcabuceros a cargo del maestre de campo Gonzalo de Bracamonte, caminando detrás para recogerlos en caso de que fueran rotos, que se dirigiera a tomar el puente de la izquierda de la plaza del enemigo.
Al tiempo, las compañías de lanzas de Sancho de Ávila y Basta, y la de arcabuceros a caballo de Montero, fueron enviadas con doble intención: la una, que cubriera a los enviados contra el puente, y la otra, que hicieran creer al enemigo que tenían reconocido un paso por el cual vadear el río.
Para llegar a este puente, tenían los rebeldes un bastión en el camino guarnicionado con algunas tropas. A pesar de que el camino era un dique con pantanos a los lados, por el que sólo podían caminar siete hombres de ancho, el cuerpo de guardia del puente se retiró a la otra parte del río, presionado por la arcabucería y mosquetería española.
No obstante, habían previsto los rebeldes llenar de fajina [haces de leña fina seca] el puente, al que prendieron fuego. Siguiéndolos Diego Enríquez y Alonso de Vargas [capitán sin comisión] cruzan el puente comenzando este a arder, “quemándose las barbas y los vestidos”. Los que no pudieron cruzar el puente, lo hicieron por un vado que hallaron, en el cual les llegaba el agua los pechos. Una vez cruzado, comenzaron a cargar contra la caballería que habían dejado de retaguardia, haciéndola huir.

Desde la casa roja, Robles lanzó a su vez ataque contra la trinchera sin foso que guardaba el puente, ganándola, y haciendo que los que la guardaban se retirasen y quemasen el puente a su vez, alimentado el fuego por la fajina que también aquí se había previsto. La caballería albanesa que les seguía cruzó a nado el río, lanza en ristre para dar sobre los que huían.

Viendo los escuadrones de los rebeldes que comenzaban los de Alba a cruzar el río, se retiran, iniciándose el alcance [la persecución que tenía lugar en las batallas que acababan con la retirada sin orden del enemigo] por parte de 2.000 arcabuceros a cargo de Chapin Vitelli, así como la caballería que consiguió cruzar, volviendo a Groninga los perseguidores a las 10 de la noche. La valoración de las muertes del enemigo varían entre las 300 que da Mendoza, y los 900 infantes y 500 herreruelos que da Gaspar de Robles, en un recordatorio al rey de las mercedes prometidas y aún no otorgadas.
Lo cierto es que los rebeldes consiguieron escapara con bastante bien pie de esta batalla, en comparación con otras, y no teniendo quien les recogiera, pero el estar a la otra banda del río, fue lo que les salvó de las tropas del duque de Alba.

Aquella noche, se alojó el Ejército entre la villa y el campo. Se ordenó que durante el 15 se reparasen los puentes, y el Duque acudió a Groninga para poner las guardias de la villa. Ordena asimismo, que se habiliten puentes de barcas para que al amanecer del día siguiente se cruce el río partiendo en busca de los que hasta hoy tantos problemas le han dado.


Hacia la batalla de Jemmingen

Buscando al enemigo

Cuando parte Alba el día 16 rumbo al este, manda que se adelante Chapin Vitelli con 2.000 arcabuceros para que fueran preparando los alojamientos donde habrían de hacer noche.
Lo seguía con todo el ejército, quedando en Groninga la guarnición de Schamburg, y los 1500 caballos herreruelos de Brunswick, que se consideraban de poco servicio por no poder campear en tierras llenas de lagunas, lodazales, canales y fosos, con caminos [diques] por lo que sólo pasaban 7 o nueve infantes por hilera de ancho. Pero no dejó atrás los 500 caballos españoles, italianos y albaneses, y los 400 herreruelos de Hans Bernard, imprescindibles para adelantarse y reconocer el camino, como veremos.

De vanguardia caminan los españoles, seguidos de los valones, los alemanes del conde de Mega, detrás el resto de los alemanes con la artillería, y a la retaguardia, toda la caballería que queda dicha.

Adelantándose el duque de Alba con dos compañías de caballos [una de ellas la de arcabuceros de César de Ávalos] tiene aviso de que se retirar dos compañías de infantería rebelde de Dam, que se encuentran desalojando todos los puestos tomados en Frisia. Asimismo, marchaban las 2 que tenían en Delfzijl y la del castillo de Wedde.
Teniendo noticia de que caminaban a Zuidbroek en persecución del enemigo roto en Groninga, mandó a César de Ávalos para que recogiendo 500 arcabuceros de la avanzadilla de Chapin Vitelli, y con su compañía, tomara un paso del camino de Dam a Zuidbroek, para romper a los de la guarnición que huían, mas quedaron en la espera, pues los de Dam, temiendo quizás el camino estaría tomado, tomaron otro alternativo, más largo, pero a la postre más seguro.

Se alojó el ejército en Slochteren, donde se avituallaron, y desde donde estuvieron enviando caballos a averiguar el camino que habían tomado los enemigos, pero sin noticia de éstos, pues amén de que les llevaban casi dos días de ventaja [la noche del 14, y el 15 enteros] los pobladores de la tierra “eran unos grandísimos herejes” y no colaboraban dando información fiable a los caballos que se enviaban a “tomar lengua”.
No obstante, el 18 consiguió el capitán Montero averiguar la derrota de los rebeldes, teniendo noticia segura de que estaban alojados en Reyden [Rhede (Ems)] villa cerrada del arzobispo de Munster, en Alemania, lugar magnífico para la defensa, pues a la parte del río Ems había un puente ancho que podía ser cruzado rápidamente y que podía ser quemado una vez pasado, dejando atrás al Duque, que sin barcas suficientes para hacer puente, no podría seguirlo, perdiéndose en tierras de Westphalia.

El día 19 de julio, parten pues para Reyden, pasando por Heilegerlee y Wedde, donde tienen noticia de que los rebeldes no han entrado en Reyden. Sabiéndolo, se parte el día 20 hacia aquí, por temor a que los rebeldes anden intentando llegar al puente, y aún no lo hayan hecho, llegando a la villa a mediodía. Aquí ejecutan un rebellín para guardar el puente, dejando una compañía de alemanes a custodiarlo.

Estando aquí, se tiene noticia de que el enemigo está a dos leguas al norte, siguiendo la ribera del Ems, y se envía a Chapin Vitelli con 50 celadas [lanzas a caballo] para que se acerque a reconocer el sitio de los rebeldes y saber si tienen barcas para cruzar el río. Regresando Vitelli aquella noche, explica que el enemigo está en los contornos de Jemmingen, lugar abierto [villa sin amurallar] del condado de Emden, aunque sin tener claro el lugar exacto del alojamiento.

El día 21 se parte a Jemmingen, para dar sobre los rebeldes antes de que escapen y se pierdan.


Caminando hacia el enemigo

Habiendo caminado desde Reyden por el dique y camino en la margen izquierda del Ems, legua y media larga, dejó el duque a su hijo el Prior con la mayor parte de la caballería guardando un puente.
Ordenó adelantarse a Sancho de Ávila con 30 arcabuceros a caballo para que tomara lengua del enemigo, y el propio duque, con monsieur de Noirquermes, Chapin Vitelli y tres caballeros, partió por otro camino para lo propio.
Viendo el Duque que había un lugar que convenía ser guardado, ordenó que uno de los caballos que le acompañaba fuera a avisar al Prior, para que ordenando a César de Ávalos que con su compañía, tomase 200 arcabuceros del Tercio de Lombardía [que fueron a cargo de Diego de Caravajal] para quedarse de guardia en una bifurcación del camino por el que iba.

Por su lado, Sancho de Ávila había llegado a una aldea donde prendió a un herreruelo del enemigo, el cual envió al duque, pidiéndole asimismo que le entregara 500 arcabuceros, pues los infantes de la aldea estaban abriendo las exclusas y puertes de los diques, para que entrase por ellos la creciente de la marea, y de esa manera impedir el paso a sus perseguidores [con la marea que elevaba el nivel del Mar del Norte dos veces al día, subía el nivel del río Ems, al cual iban a parar estos canales cerrados con exclusas, las cuales abiertas o rotas, permitían la entrada del río en la tierra]

Groninga Dominium, con Iemmigum en el Reiderlandt.

Con la llegada del herreruelo prendido, se forma consejo.

Hay disparidad de opiniones. El herreruelo informa de que ha dormido la noche anterior en la aldea donde ha sido capturado, y que el día lo pasó en el campo principal, habiendo salido de Jemmingen la tarde anterior, y de que no había intenciones de mover el campo.
Otros, decían que el enemigo había cruzado el río, y estaba ya a salvo a la otra parte del río. Otros que se había embarcado para marchar a Emden, o que se estaba embarcando para esto o para cruzar el Ems, y que convenía enviar arcabucería a impedírselo.
El duque resolvió que lo de las barcas no podía ser, pues contando el enemigo con 12.000 hombres, no habría barcas para cruzarlos a todos, tardando más de dos horas en ir y volver, por la anchura y fuerza del río, que impedía cruzarlo perpendicularmente, y que con pocas barcas, estarían ya peleando entre sí para tomar los primeros puestos y embarcarse.
Y las barcas que habían visto algunos, eran las de los villanos de la tierra, que temerosos del saqueo que llevaban aparejado los ejércitos, intentaban salvar hacienda y vida cruzando el río, pero en aquel momento no se supo.
Se decidió de marchar sobre Jemmingen con precaución y guardando los pasos.


Marchando sobre el enemigo

Al frente marchó Sancho de Ávila, Alonso de Vargas y el castellano Andrés de Salazar, con la compañía de arcabuceros a caballo del capitán Montero, acompañados por 30 caballeros particulares.
Tras ellos iban 500 arcabuceros de los capitanes Marcos de Toledo, Diego Enríquez y Hernando de Añasco, adelantándose a caballo estos capitanes con Sancho de Ávila por reconocer el enemigo antes de llevar sus tropas.
Otros 500 arcabuceros a cargo del maestre de campo Julián Romero [según fuentes, los 500 adelantados que marchaban tras Sancho de Ávila formaban parte de los 1.000 que llevaba a cargo Romero] y 500 más a cargo de Sancho de Londoño, con 300 mosqueteros más.
Estas tropas [los 1500 arcabuceros y los 300 mosqueteros] habían sido sacados de varios tercios por Francisco de Valdés, sargento mayor del Tercio de Lombardía.

El refugio seleccionado por los rebeldes, la “península” de Reiderland, entre el Ems y el Dollart.”Jemmingum” en el centro del octavo superior derecho, ribera del río Ems.

Iban seguidos por las compañías de caballos de César de Ávalos y el conde Curcio.
Tras esta caballería marchaban los maestres de campo Alonso de Ulloa y Gonzalo de Bracamonte con los escuadrones, manteniendo el orden con que partieran de Reyden, pero apretados por las estrechuras de los caminos o diques por los que caminaban, quedándose a distancia de la vanguardia para recogerlos en caso de que fueran rotos por el enemigo.

Llegando Sancho de Ávila con los suyos a un puente sobre un canal que desaguaba o recogía [según la marea] agua del Ems, encontró unos caballos y arcabucería del enemigo, que abrían las dos o tres exclusas del canal, antes de desalor sus puestos de guardia para recogerse en Jemmingen, y de aquella manera inundar la campiña y estorbar el paso de los perseguidores.
Cargando Sancho de Ávila sobre ellos, los hizo retirarse y pudieron cerrar a tiempo las exclusas, aunque en la campiña llegaba el agua ya a la altura de las rodillas.


La batalla de Jemmingen

Continuó Sancho de Ávila avanzando sobre el camino, cruzando los puentes sobre los distintos canales, hasta que a las diez de la mañana llegó al último puente antes de Jemmingen. De allí enviaron los enemigos, apercibidos por los cuerpos de guardia en retirada, un grueso de arcabuceros [Mendoza da la enorme cifra de 4.000] para rehacer lo deshecho por Dávila: volver a tomar las exclusas para abrirlas.
Dispuestos a defender el paso, se desmontan los arcabuceros a caballo y todos los caballeros particulares que iban con Dávila, manteniéndolo por media hora, gracias precisamente, a la estrechez de paso, que impedía que muchos atacantes se aproximaran a él. En este tiempo, llegó la arcabucería que iba de vanguardia, haciendo recular a los rebeldes hasta su campo.

Llegados a este sitio, recordaron Romero y Londoño que habían dejado atrás a los capitanes Rodrigo Zapata y Diego de Caravajal, que con 200 arcabuceros guardaban sendos pasos en el camino que habían dejado atrás, por los cuales se temía que podían dar en sus espaldas los de la guarnición de un castillo del conde de Emden que estaba en la otra ribera, desde el cual, por la mañana, habían demostrado su posición, disparando tres esmerilazos a Sancho de Ávila cuando fue a tomar lengua y capturó al herreruelo del puesto de la aldea.
Así pues, enviaron un refuerzo por si los 200 no fueran suficientes.

El Duque de Alba por su parte, ocupaba otro camino que iba a parar al que la arcabucería española caminaba, con alguna parte de la caballería que traía el Prior, guardando este paso. Los españoles continuaron avanzando, y reconociendo el sitio Londoño y Romero, mandaron a pedir picas al duque, pero este rechazó la petición, respondiéndoles de que bastaban ellos solos para romper al enemigo. No contentos con la respuesta, las volvieron a pedir, demandando asimismo caballería que les guardara las espaldas.

Los rebeldes [unos 12.000] estaban formados en dos escuadrones de infantería tras una trinchera, con la caballería en dos escuadrones a la derecha, el río a su izquierda, y Jemmingen a las espaldas, haciendo frente al camino o dique de la ribera izquierda del Ems por el que avanzaban los españoles.


Guardaban la entrada del camino a la plaza fuerte de los rebeldes, cinco piezas de artillería, flanqueadas por dos rebellines con su cuerpo de guardia.
A medida que se aproximaban los españoles, iban dejando arcabucería tras de sí, por cubrirse la retirada, sin saber que el duque hacía lo propio. Así, al tiempo que Londoño y Romero dejaban dos casas [casares o aldeas] guardadas con arcabuceros y mosqueteros a cargo de los capitanes Iñigo de Medinila a Pedro González Mendoza, y un cruce de un camino perpendicular al dique por el que iban a cargo de Juan de Salazar con 100 arcabuceros, el duque enviaba a Félix de Guzmán con 300 arcabuceros y a César de Ávalos con dos compañías de caballos a la aldea donde habían capturado al herreruelo con la misma idea, pero sin comunicárselo a los de la vanguardia.

Con esta subdivisión de las tropas, las barcas que enviaron río arriba los rebeldes para reconocer los españoles que por el camino que iba por la orilla del río venían hacia ellos, consideraron que era arcabucería suelta que se podía romper fácilmente, y decidió entonces Ludovico de Nassau de sacar los dos escuadrones de infantería a cargar contra ellos, caminando por la campiña rasa para tomar el dique, a los que cargaron la mosquetería y arcabucería que en el camino estaba, siendo rechazados y volviendo a su puesto fuerte.
A Lope de Figueroa, que le correspondía la vanguardia con sus mosqueteros, viendo la retirada de los escuadrones del enemigo, se lanzó, acompañado de los 30 caballeros particulares, sobre los reductos que guardaban la artillería, ganando los dos rebellines y las piezas.

Estando nublado, se preocupó el duque que quedara la arcabucería inutilizada [por mojarse con la lluvia mecha y pólvora] y envió al Prior fuera a dar orden a los escuadrones que comenzaran a avanzar.

Sin esperarlos, los escuadrones de los rebeldes, cargados por la arcabucería de vanguardia, entre la una y media y las dos de la tarde, comenzaron a ver su fin, y sin ofrecer más resistencia, tomaron cada cual su camino para escapar. Muchos intentaban montarse en las pocas barcas que habían, quedando atrapados entre el embarcadero y los españoles que los iban degollando. Los que conseguían montar en las barcas, las sobrecargaban tanto que las volcaban y hundían [el Ems tiene una anchura en su cauce normal de más de 500 metros. Inundado entre diques, es superior a un kilómetro] ahogándose los que en ellas iban.

En Groninga tuvieron noticia rápida de la rota de los rebeldes, pues los sombreros que bajaban por el río abajo y que fueron vistos por los pescadores que faneaban en el estuario del Ems, reconociendo la hechura alemana de los sombreros, dedujeron la victoria española.
Final de la batalla. Los españoles entrando a saco en Jemmingen. Los rebeldes, huyendo
Formando el terreno donde habían elegido refugiarse los rebeldes una península, Reiderland, con el Dollart al oeste y el río Ems al este, y el terreno poco adecuado para el tránsito, fue según quienes participaron, uno de los alcances mejor dados tras una victoria: había poco sitio por donde escapar.

Algunos herreruelos consiguieron cruzar a nado hasta una isleta que había en el río, donde cruzando al otro día las tropas del rey, los atraparon y degollaron.

Otros herreruelos consiguieron marchar al sur, y buscando un puente por el cual cruzar el Ems, para entrar en Westphalia, fueron a parar al puente de Reyden, guardado por el rebellín que custodiaban los alemanes, donde algunos fueron muertos, y otros escaparon.

Como siempre, la peor parte la llevaban los infantes que huían. Se estima que entre 7 y 10 mil de los 12 mil que formaban el ejército de Nassau murieron atravesados por las espadas o ahogados en el río. El 22, día siguiente, salieron tres tropas a buscar lo que hubieran encontrado refugio. Lope de Figueroa, Monsieur de Hierges, y Gaspar de Robles, cada uno con 400 arcabuceros fue entrando en casas y bodegas, degollando a los que atrapaban. Si ofrecían demasiada resistencia, quemaban la casa.

Muchos soldados, los que primero cayeron sobre el abandonado bagaje, se hicieron ricos, aunque poco duraría su fortuna gastada en juegos.

Se ganaron 16 piezas de artillería. 20 de las 24 banderas de la infantería. Se consiguen 1500 caballos, entre los de los herreruelos, carros y bagaje.


Números del Ejército del Rey. Número de los rebeldes.

Amén de que no disponiendo de las cifras que proporcionan las tomas de muestras de los distintos regimientos, tercios y compañías, me queda sólo realizar una estimación, se le añade el despropósito de la variedad de cifras en las distintas relaciones: así, el duque de Alba cifra primero el número de banderas a cargo del Conde Mega en 5, para después decir que eran 6, y en otro lugar aparecer el número de 4.
De las tropas de Arembergh que participaron en la batalla de Heilegerlee [algunas de las cuales se rindieron y otras fueron muertas o hallaron refugio en la vanguardia del conde de Mega que conducía Andrés de Salazar] se da igual disparidad: 4, 5 o 6 banderas, y que fueron 3 las que se rindieron, con votos de no servir a S.M por tres meses [según Alba] o seis [según Mendoza].

Si sumamos los 1500 caballos herreruelos que levaba Erico de Brunswick y que condujo Chapin Vitelli al socorro de Groninga a primeros de junio, a los 400 que Hans Bernard unía a la expedición de Alba el 10 de julio en la villa de Deventer, tenemos 1900 caballos. En la batalla de Groninga, el día 14 de julio, refiere el duque que eran 1500.

No obstante, referiremos las cifras que da el duque de Alba de los escuadrones de la batalla de Groninga: once mil infantes, 500 caballos ligeros [lanzas + arcabuceros a caballo] y 1500 herreruelos. Si descontamos o no los 200 arcabuceros de las tropas de Gaspar de Robles que estaban atacando la casa roja en el momento de escuadronar, no varía demasiado la cifra.

Las unidades de infantería son las referidas en el texto: “5” banderas de alemanes del conde de Mega. 7 del coronel Ebrestain a cargo de su teniente [de coronel]. Las 10 del regimiento de valones de monsieur de Hierges, y las 5 del regimiento de Gaspar de Robles, que sumaban entre ambas 3.000 hombres. Los Tercios de Nápoles, Sicilia, Lombardía y Cerdeña, contando este último después de Heiliegerlee con poco más de 1.000 hombres.
Si asumimos que las 12 banderas de alemanes sumarían unos 2400 hombres [a media de 200 por compañía, siendo el teórico de 300] y que es correcta la cifra de 3000 valones, detrayéndolos de los 11.000 infantes, tenemos que los españoles no sumaban más de 5.600. A pesar de la merma del de Cerdeña [de 1728 hombres en la muestra de agosto de 1567 a los poco más de 1000 de ahora] teniendo en cuenta que hasta la fecha no había habido choques con pérdidas de importancia, salvo éste que diezmó a las tropas de Bracamonte, resulta extraño que de los 8652 infantes españoles con que contaba el año anterior [aún quedando dos compañías - ¿350 hombres? del Tercio de Nápoles alojadas en Gante] se viera reducido a 5600. Faltan 2.000.

Por lo dicho, hay que poner en duda las cifras aportadas, y tomarlas como una estimación, antes que como una relación detallada.
Más, entonces, si cabe, cuando hablamos de las bajas del enemigo referidos por los cronistas españoles: En Jemmingen, de un ejército de 12.000 infantes, y unos 500 herreruelos, muertos entre 7.000 y 10.000.

NOTAS

[1] Jemmingen: holandés. Yemecon: aliteración española del nombre de la villa de Jemgun. Este último es el que han de buscar en un mapa.

[2] Los textos son los detallados:
Correspondencia del duque de Alba, en Colección de Documentos Inéditos para la historia de España, v.XXX

Relación de lo subcedido en Frisia víspera de la Magdalena, XXI de julio de 1568, en la batalla que se ganó de los enemigos, en
Colección de Documentos Inéditos para la historia de España, v.XXXI

Comentarios de don Bernardino de Mendoza, de lo sucedido en las Guerras de los Payses Baxos, desde el año de 1567 hasta el de 1577.





2 comentarios :

MRS dijo...

Realmente me gusto tu blog, mi nombre es marcelo soy de rosario, argentina y me gustaria consultarte sobre estos temas, si no te importa te dejo mi mail gul-dukat@hotmail.com para que me avises si tienes otros blogs similares al respecto.

Anónimo dijo...

Que les den por culo a los rebeldes usureros frugales...