Banderas de infantería española [e italiana] durante la jornada de Túnez. Banderas en escuadrón.

Banderas de infantería española en el cartón nº8 "Batalla en los pozos de Túnez", de la serie "La conquista de Túnez" de Jan Cornelisz Vermeyn. Se pueden ver varios diseños: alguno sencillo, con un fondo raso rojo o azul y la recurrente cruz de Borgoña en rojo, emblema de Carlos V, soberano de España. En otros, franjas bicolores que recuerdan a la bandera de Aragón o, curiosamente esta bandera similar a la de Ucrania. Los colores primarios - amarillo, rojo o azul - se repiten junto con el blanco en los diseños más frecuentes.




En el artículo La bandera de las compañías de los tercios de infantería española en el siglo XVI, ya explicamos casi todo lo que se puede decir de las banderas, de su diseño, simbolismo y uso, así como de los oficiales encargados de portarla y defendera, y de su disposición en marchas, batallas, asaltos y plazas fuertes.

Aquí ofrecems un muestrario de banderas que se pueden ver en los cartones de la jornada de Túnez pintados por Jan Cornelisz Vermeyen entre 1546 y 1552 para conmemorar la jornada de Túnez, en la cual Vermeyen asistió como testigo de vista. En algún caso, se han capturado tambien los detalles del único tapiz donde aparecen banderas de infantería española que conserva Patrimonio Nacional. Así se puede comparar la elección de colores al trasladar la imagen del cartón al tapiz, cosa que dependía, como sabemos bien, por la adquisición del hilo necesario para su confección.

No hemos recogido las muestras de las banderas de infantería alemana, cuyos portadores son claramente reconocibles por las holgadas ropas y anchas gorras características de los lansquenetes de esta época. La mayoria de imágenes corresponden sin duda a banderas de compañías de infantería española, pero en algún caso, sobre todo, en los bastiones de asedio de la Goleta, debió haber banderas italianas, pues consta que se repartió el asedio entre españoles e italianos, al menos, en la primera fase. También se puede decir lo propio del día del asalto, en que italianos y españoles compartieron el honor de tomar la Goleta al asalto.

Además del diseño de las banderas, tema siempre interesante, veremos como se disponían estas para la batalla o las marchas, así como usos secundarios de las mismas que ya hemos comentado en el referido artículo, pero que veremos aquí plasmados gracias a los pinceles de Vermeyen.




Esta bandera merece un apunte especial. Estando embarcada en la galera capitana de la flota - en la que se hallaba Andrea Doria - es probable que se emplease para transmitir órdenes durante el bombardeo martítimo de la parte norte de la Goleta. Aún así, es probable que se trate de una bandera de infantería. Detalle del cartón nº7 "Toma de la Goleta"



Banderas en bastiones de asedio

Banderas turcas triangulares con una media luna blanca sobre fondo rojo en los muros de la Goleta. Banderas de las compañías de infantería españolas e italianas en los bastiones de las obras de asedio. Cartón nº6 "Salida del enemigo de la Goleta" o "La búsqueda de forraje" que condensa los hechos del 4 de julio de 1535, quedando la escena de la salida del enemigo en segundo plano en el fondo del cartón. 


Durante la campaña se realizaron obras de asedio para aproximarse hasta situarse a tiro de cañón de la Goleta. Se avanzaba mediante la construcción de una serie de trincheras que desembocaban en bastiones que guardaban el frente de avance. Como vemos, las compañías de infantería plantaban sus banderas en dichos bastiones. 

En la primera fase del asedio, sabemos que los bastiones del lado del Estaño - o laguna - estaban a cargo de compañías de infantería del conde de Sarno, y que los bastiones del lado mar, estaban a cargo de las compañías de infantería española.

Los bastiones de asedio vivieron varios ataques llevados a cabo por sendas salidas de defensores de la Goleta. En este cartón se representa la salida del 4 de julio. En el cartucho incluido en el tapiz hay una leyenda en castellano que reza:

[...] salen los Turcos de la Goleta a medio día contra los españoles y otros soldados que guardan los reparos; travase una gran escaramuça; son los Turcos encerrados con alguna perdida de los suios en la Goleta; llegan nuestros soldados a subir peleando sobre los reparos della, donde al retirar, por ser el trecho largo y descubierto, reciben muchos daños de los arcabuceros y artilleria de los enemigos





Banderas capturadas por el enemigo

En el mismo cartón número 7 de la serie "Asedio o Toma de la Goleta", se ve como los turcos se retiran tras haber apresado tres banderas. 

Sabemos que el día 4 de julio - escena retratada en el cartón nº6 - el alférez Diego Dávila murió y le fue tomada la bandera, y parece ser la única bandera tomada que se menciona aquel día.

Murieron el alférez Diego de Avila, de un balazo que le dió estando peleando con dos turcos, y los turcos le tomaron la bandera y cortaron la cabeza con más de otras veinte, que según la ropa y armas, les parecieron de gente de cuenta, y las colgaron de los muros de la Goleta
Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, por Prudencio de Sandoval


Sin embargo, en la imagen aparecen hasta un número de tres banderas. Esta escena, como otras de la serie, parece condensar las diferentes salidas realizadas por turcos y jenízaros durante el asedio de la Goleta.

El 23 de junio, perdieron los italianos una bandera, que fue llevada a la Goleta y plantada en sus muros para escarnio de los atacantes. 

En la más desastrosa para los españoles, la vivida el 24 de junio, los turcos tomaron la bandera del capitán Francisco de Sarmiento, que estaba plantada en lo alto de la trinchera o reparo: 

Perdióse una bandera de Francisco Sarmiento, que, hecha pedazos, llevaron los turcos
Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, por Prudencio de Sandoval




Efectivamente, vemos que las banderas con que los turcos regresan victoriosos a su plaza fuerte, están desgarradas y rotas. Todas las fuentes del siglo XVI nos relatan peleas encarnizadas por tomar la bandera, que llegaba a romperse en la dura pugna entre alféreces o abanderados, y los enemigos que pretendían capturarla. 



Banderas en escuadrón en combate. Banderas del cartón nº8 "Batalla en los pozos de Túnez"

En este conjunto de cinco imágenes procedente del cartón nº8 "Batalla en los pozos de Túnez", vemos banderas de infantería de tropas que marchan al combate o que defienden una determinada posición. Una u otra acción son claramente identificables por la posición que tienen los arcabuceros: marchando en un caso con las armas al hombro, o disparando o cargando sus arcabuces. 

En dos escuadrones vemos que las banderas no están situadas en el centro del escuadrón, sino en dos hileras, una, hacia la parte central, y otra, más cercana a la frente, como a la tercera parte del escuadrón, más o menos.

Imagen de Conjunto. Aquí podemos ver a tres escuadrones. El superior, afronta a un enemigo que viene por la izquierda, mientras que el  central y el inferior, afrontan a la derecha. Se pueden ver las diferentes posiciones de las banderas relativas al centro o a la frente de dichos escuadrones. 




Esto puede deberse a lo planteado en el Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato, que se puede fechar en torno a la década de 1520 o primeros años de la de 1530. En el capítulo XII [f6v] "En que Trata de la orden y postura de la batalla quadra: do fabla de las vanderas perdidas", se puede leer lo siguiente:

Asi mismo se pone en la dicha batalla segun la usança dicha dos vanderas A tres o quatro o cinco Ordenes del avanguarda. La una al Cuerno ysquierdo la otra al Cuerno derecho. A las quales los alemanes llaman vanderas perdidas. Por que van en parte que llevan peligro de perderse o de ser caydas por tierra: Estas son puestas para que los guerreros viendolas en tan gran peligro de perderse se trabajen mas y pu[g]nen de vencer a sus contrarios por librar y sacar sus vanderas

Glosario: Batalla = escuadrón. Órdenes = hileras. Cuerno = costado. 


En este caso, vemos el escuadrón en posición de preparación para el combate, los primeros arcabuceros están ya comenzando a posicionar sus armas para disparar. Las banderas no están todas agrupadas en el centro del escuadrón, sino que hay unas hileras de picas entre ambos grupos de banderas. Todas las banderas de este cartón están tendidas por el viento dominante de derecha a izquierda, aunque la frente del escuadrón esté a un lado u otro según la infantería española se ubicase en el campo de batalla respecto al enemigo que le rodea. Amén de la coherencia del pintor, esto nos indica algo que tiene su importancia, y es que el viento podía hacer que estas banderas situadas en las primeras hileras estuvieran físicamente más cercanas al atacante, inflamando los ánimos de enemigos y defensores por tomarlas unos y guardarlas otros. Los paños de las banderas, efectivamente, parecen estar casi tocando la frente del escuadrón, prácticamente al alcance de las manos del enemigo, prácticamente, esas "vanderas perdidas" que refiere el tratado mencionado.


En el Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato, que se puede fechar en torno a la década de 1520 o primeros años de la de 1530, podemos ver varios tipos de escuadrón. En este caso, hay un par de banderas en la cuarta hilera, guardas por una "orden" de picas - se puede ver el característico dibujo del hierro de dicha arma - mientras que el grueso de las banderas están resguardadas en la novena hilera de este escuadroncillo teórico de tan solo 17 hileras. Evidentemente, este escuadrón de 187 piqueros con dos guarniciones de 34 escopeteros cada una, no es un escuadrón real, sino uno conceptual que se puede plasmar en un libro sin que el lector se vea abrumado. 



En este otro escuadrón que marcha en pos del enemigo, o para asegurar una determinada posición en el campo, vemos igualmente las dos hileras de banderas separadas por varias órdenes de picas. En este caso, como podemos ver en la Imagen de Conjunto, las banderas de la hilera principal, estarían situadas hacia el centro del escuadrón, y las banderas de la hilera secundaria, hacia el final. Esto podía deberse a que no se confiase demasiado en los soldados, y que "sucediese algún desorden" en lo que a la defensa de dichas banderas se refiere. Más de ocho mil soldados noveles fueron reclutados - principalmente en Andalucía - para esta jornada.  


Aquí vemos tres banderas: la central sería la que hemos acabado identificando como la "clásica" del siglo XVI: la cruz de Borgoña simplificada sobre campo blanco. A la izquierda, un modelo que vemos repetido en esta época: una bandera bicolor con rayos que parten del centro hacia los extremos del paño.


Aquí vemos las banderas situadas más o menos a la tercera parte de la "frente" del escuadrón; el asta de la bandera marcaría la posición donde se halla el abanderado. Mientras que los arcabuceros de las guarniciones disparan o recargan sus armas, avanzándose un poco respecto a la frente, los piqueros mantienen sus picas arboladas pues no hay enemigo cerca - en este caso, caballería árabe - que pueda "picar" al escuadrón para desordenarlo.


Detalle de la imagen anterior, donde se puede apreciar algo mejor el diseño de la bandera izquierda, con una especie de sol naciente en la mitad superior de la "enseña".



Aquí también vemos las banderas cercanas a la frente del escuadrón.







Bandera en campamento


Esta bandera con fondo azul y cruz roja, está plantada en el campamento del ejército frente a la ciudad de Túnez, una vez tomada dicha plaza. No hay nadie que la arbole, ni - por lo que se ve - nadie que la guarde. Detalle del cartón nº10 "Saco de Túnez". 



Banderas de infantería en marcha. Banderas del cartón nº11 "Marcha del ejército a Rada"y del nº7 "Toma de la Goleta".

En el cartón nº7 "Toma de la Goleta", vemos estas tropas marchar. La columna es algo irregular, adaptándose al terrreno. Las banderas ocupan la parte central, o incluso algo desplazadas atrás, marchando arboladadas tras el tambor y el pífano. Cierra la marcha un oficial a caballo y un par de caballos ligeros con sus lanzas. 


Detalle para poder apreciar el diseño de las banderas de la imagen anterior. 


A continuación, veremos en detalle tres imágenes de tres banderas cada una del cartón titulado "Marcha del ejército a Rada". En este caso, tendríamos a las tropas de infantería marchando triunfantes, pero en paz. La típica marcha con banderas arboladas que se produciría a la salida o entrada de una plaza fuerte, por ejemplo. 




Si en combate, era habitualmente el abanderado el encargado de portar la bandera, pues el alférez ocupaba normalmente su posición de combate en una de las primeras hileras del escuadrón, en las marchas era el alférez el encargado de arbolar la bandera. Todos estos alféreces marchan orgullosos con la cabeza en alto después de una campaña exitosa. El alférez debía ser diestro y saber "jugar" la bandera, para que estuviera siempre bien desplegada y totalmente visible; el viento les podía jugar malas pasadas.


En todas estas escenas vemos el orden habitual de las banderas, marchando tras los tambores y el pífano. El tambor marcaría el paso, y el pífano tocaría una melodía alegre para acompañar al tambor y amenizar la marcha. 





Colores de las banderas. Apunte técnico sobre la representación pictórica

En principio, los cartones tenían como función principal servir de base para el diseño de los tapices, "patrones para la tapicería", que era la obra que permanecería en la corte de Carlos V, y que quedarían en España como parte de la herencia de Felipe II. Pero, debido a una serie de limitaciones, son los cartones los que nos ofrecen mayor detalle y realismo, porque la hilatura tenía ciertas limitaciones. 

Una de las más evidentes, es la del color. Si el pintor puede mezclar colores hasta obtener eactamente la tonalidad deseada, el tapicero estaba más limitado por el color de los hilos adquiridos; si bien entrecruzando unos y otros se pueden obtener tonos y realizar sombras, parece evidente que el tapicero optó o tuvo que optar por soluciones al alcance de su mano. 

En otros casos, es probable que el tapicero optara por realizar cambios a su gusto, o más probablemente, economizara medios y aprovechara los hilos comprados para completar su trabajo, optando por una solución de compromiso que le permitiera aprovechar el material recibido.

Hilatura de seda hecha traer por Carlos V desde Granada para los talleres de Pannmaker medida a peso y clasificada por colores. Los colores listados son: carmesí, verde, rojo, rosado, púrpura, naranja,  amarillo, gris, violeta, color "cabello", color mader,a blanco, etc. Pero los hilos podían tener varios tonos. Además, se adquirió hilo de oro y de plata. 



Existe un cartón de Vermeyen que se puede comparar fácilmente con los tapices tejidos por Willem de Pannemaker. Aquí vemos la misma escena en el tapiz - arriba - y en el cartón - abajo. Podemos ver una columna de infantería española guiada por un capitán que lleva su jineta al hombro e indica con la mano izquierda hacia donde se dirigen las tropas.





Si nos fijamos en la bandera de la izquierda en el tapiz, vemos que el diseño es de franjas doradas y azules. En cambio, en el cartón, dicha bandera tiene franjas blancas y negras, y despunta una barra diagonal colorada, presumiblemente, una punta de la cruz de Borgoña. 

La bandera central en ambos soportes tiene un diseño similar, pero los colores varian: en el cartón, la mitad superior de la bandera tiene unos rayos colorados dispuestos sobre fondo azul y la mitad inferior, unos rayos dorados sobre fondo blanco. 

En el caso del tapiz, la división entre la parte superior y la inferior no es tan evidente: el azul de la parte superior queda algo diluido, mientras que los rayos pasan de ser colorados a dorados.  

Banderas en el tapiz

Banderas en el cartón. 




Banderas en el tapiz



Banderas en el cartón



Las imágenes de Vermeyen se pueden consultar en The Digital Tunis Cartoons o Tuniscartoons.org, cortesía del Kunsthistorisches Museum de Viena.



El uso de la rodela junto a armas de asta corta entre la infantería española durante el siglo XVI

El soldado del centro lleva bajo la gorra una cervillera que le protegerá el "casco" o cráneo de golpes de espada. Al hombro descansa un arma de asta corta, una partesana de hierro no demasiado largo. En la zurda - los cartones están girados en horizontal para poder tejer los tapices con la perspectiva correcta - embraza una rodela sencilla. Cartón nº8 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Batalla en los pozos de Túnez".




Tanto por el testimonio de Gonzalo Fernández de Oviedo, como por otras fuentes indirectas, parece claro que los españoles no comenzaron a usar esta arma defensiva hasta las guerras italianas de 1501-1504. Así, en La conquista del reyno de Napoles: con todas las cosas que Gonçalo fernandes ha hecho despues que partio de españa con toda su armada escrito en 1504, recién acabada la guerra de Nápoles, veremos al Gran Capitán armado de esta guisa:

Apeose y pusose a parte dela vandera dlos alemanes con unas coraças vestidos / y una rodalla abraçada / y una espada en la mano y assi arremetio a los enemigos 


Siempre hemos asociado el uso de la rodela - un escudo redondo metálico que se embrazaba - con la espada, bien fuera en combate - véanse el ejemplos de la batalla de Rávena en 1512 - per hay varias evidencias, tanto documentales como pictóricas, del uso de la rodela con arma de asta corta, comúnmente con partesanas, pero también con otras tipologías, incluyendo alabardas. 

Antes de bucear por los ricos cartones de la Jornada de Túnez elaborados por el pintor Jan Cornelisz Vermeyen, que participó en la expedición realizando bocetos de las etapas de la célebre conquista, tenemos que visitar a Italia a finales del siglo XV, para ver qué panoplia empleaban los soldados italianos de los cuales se copió y adaptó dicha panoplia.

Soldados napolitanos de la escolta del rey Ferrante durante su entrada en Nápoles en 1495, ilustración de la Cronaca della Napoli Aragonese, MS M.801, fol. 118r. Podemos ver la panoplia tardomedieval: unos jacos de malla que protegen hasta los codos y las faldas, petos de "launas" cubriendo el torso, unas armaduras de cabeza emplumadas con alas y cubrenucas y el objeto de este artículo: la rodela embrazada en el brazo izquierdo, y la partesana de hierro largo o una lanza en el diestro. El hierro de las partesanas en esta época carecía de las "orejas" que caracterizarían las piezas del último tercio del XVI.


Las guerras de Italia y el uso de la rodela con partesana. El arma de asta arrojadiza. La batalla de Fornovo (1495)

Porq fue assi que alçando las primeras hileras de su infanteria sus larguissimas picas q sustentauan sobre el braço izquierdo segun entőces se vsaua y arrojando los q venian de tras dellos con rodelas, partesanas, con hierros largos en los enemigos y despues tirando saetas los de mas vallesteros q venian detras delos delas rodelas fueron esperados delos Esguiçaros no solamente sin temor si no tambien con risa. Porq los Esguiçaros cerrados y hechos vn cuerpo de vn apretado esquadron facilmente menospreciaua aql genero darmas 

Historia general de todas las cosas succedidas en el mundo en estos 50 años de nuestro tiempo por Pablo Jovio, traducida de latín en castellano por el licenciado Gaspar de Baeça [1562]


Rodeleros italianos armados con partesanas tras un "reparo". Grabado con motivo de la batalla de Fornovo.


A finales del siglo XV, la infantería italiana tuvo que enfrentarse a la infantería suiza a sueldo de Carlos VIII de Francia durante su jornada en Italia entre 1494 y 1495. Todo indica que la combinación de cuadros de picas suizas con algunas "órdenes" o hileras de alabardas, junto al empleo de tiradores - ballesteros y escopeteros - y de "infantes perdidos" armados con espadones, supuso un reto formidable el cual los italianos no pudieron superar. 

Durante la batalla de Fornovo, la infantería italiana cargó contra los escuadrones suizos empleando largas picas, ballestas y rodelas combinadas con partesanas. Estos últimos soldados, se "reparaban" o defendían con la rodela, mientras que empleaban el arma de asta corta, la partesana de hierro largo, como arma arrojadiza. 

El cuadro de picas suizo afronta a la infantería italiana, que se retira hacia la espesura del bosque, y resiste la carga de los hombres de armas italianos. Los infantes italianos que se pierden entre los árboles van armados de grandes rodelas - que aquí parecen algo oblongas - acompañadas de partesanas de hierros largos, tal y como los describe Pablo Jovio en su Historia General. Grabado anónimo sobre la batalla de Fornovo.



Aunque nos pueda parecer esta lógica militar de armas arrojadizas ajena a la hispana de la época, con sus oficios de infantería repartidos entre lanceros, ballesteros y espingarderos, lo cierto es que los españoles todavía tenían en esta época una panoplia regional equiparable a la italiana. 

Así pues, el el 5 de marzo de 1503 desembarcaban en Messina 855 peones gallegos y 641 peones asturianos. Según Pablo Jovio, estos soldados usaban, según el antiguo costumbre de la milicia romana, escudos largos y recogidos y dardos para arrojar.

El cronista Jean d'Auton detalla la panoplia e indumentaria de estos "galliegues" en sus Chroniques de Louis XII: avecques haultz bonnetz, presque tous deschaulx, targuetes et pavoys en main. O sea, cubiertas las cabezas con altos bonetes aunque descalzos, armados de "targuetes" - escudo defensivo - y paveses. Aunque en otra parte habla de partisanas como arma de asta:  les Galliegues avecques leurs haultz bonnetz, targuetes et partizanes, el empleo de armas arrojadizas para los peones armados con paveses, o "empavesados", está más que documentado durante el siglo XV en todos los reinos de España. La táctica habitual en el siglo XV era formar hileras defensivas de paveses, tras la cual se situaban los ballesteros, que podían disparar y sobretodo, recargar a cubierto. Estos empavesados, llegado el choque, podían usar sus dardos a una distancia corta, de 10 o 15 pasos, mientras que se reparaban tras los paveses.

El apercimiento general de los Reyes Católicos de 1495 recoje la siguiente panoplia:
De Galicia 3000 Peones con casquetes gallegos, espada, lanza terciada con hierro largo y sus paveses de Pontevedra

La denominación terciada, se refiere a la tercera parte, así pues, una lanza terciada era una lanza de la tercera parte de longitud de una lanza normal. Fuera como fuera, un arma de asta corta con "hierro largo", por lo tanto, equiparable a la partesana italiana. 

  
Empavesados cubiertos con paveses y arrojando sus armas de asta. Fresco conmemorativo de la batalla de la Higueruela en 1431, Monasterio del Escorial


Diego de Salazar, en su Tratado de Re Militari, publicado en 1536, recoge un testimonio del desempeño de estos empavesados durante la guerra de Nápoles, en una pequeña batalla librada el 21 de abril de 1503, para enfatizar el uso de las armas defensivas en la infantería en combate cerrado, destacando las ventajas que aportaban los escudos frente a los que solo se armaban con picas:

[El soldado armado] con el coselete como los nuestros y con el escudo o rodela y con las piernas y braços o alomenos los braços armados esta muy mas dispuesto para defender se de las picas y entrar en ellas q no vn  hombre de armas a pie y quiero daros en exemplo moderno. Auia pasado de Sicilia en Calabria que es en el Reyno de Napoles cierta infanteria y algunos cauallos Españoles lleuando por capitan al Conde don fernando de Andrada para yr a juntarse conmigo que estaua retraydo en Barleta y fue contra ellos Mosior de Abini con cierta gente de armas y quatro mil infantes Tudescos con otra infanteria los quales con las picas abieron la Infanteria Española mas aquellos ayudados de los escudos Gallegos y Asturianos que el Conde don Fernando lleuaua y con la desemboltura delas espadas de los Españoles y dispusicion de lus cuerpos y como se juntaron con los contrarios a golpe despada nacia la muerte y prision de todos aqllos sin escapar solo vno y la victoria dlos Españoles 

Aunque nada nos dice del uso de las armas arrojadizas, destaca el autor el uso defensivo de los paveses, que permitió la victoria en el combate cerrado contra los suizos, permitiendo a los españoles el empleo clásico de la combinación de escudo y espada.

Así pues, esa transición del pavés y el dardo a la rodela y la partesana, no debió ser revolucionaria, en tanto encajaba en esa lógica militar hispana tardomedieval de combinación de escudo y arma arrojadiza complementado con la espada una vez se había lanzado el arma arrojadiza. 

En principio, la rodela ofrecería la ventaja de una mayor maniobrabilidad, y las rodelas "aceradas", de una mayor protección, en tanto los paveses eran armazones de madera cubiertos de cuero y pintados.

Pablo Jovio narra un enfrentamiento singular, una riña de taberna que derivó en un pequeño encuentro de caŕacter tumultuario, entre rodeleros italianos, armados con espada, y piqueros suizos:

Estaua en defensa de Pontremoli Badino Milanes con trezientos soldados Esforcianos los quales estando a caso en vna tauerna de buen vino vinieron de vna liuiana porfia de palabras a deshonrrarse injuriosamente con los Esguiçaros. Y como ellos estauan muy ligeros con espadas y rodelas mataron algunos de los Esguiçaros que por la estrechura del camino venian muy embaraçados con sus largas picas 

 
La rodela, combinada en esta ocasión con espadas, dio la ventaja a los italianos frente a los suizos, que estaban embarazados - dificultados sus movimientos - por las largas picas. Aunque no he hallado comparativa del pavés con la rodela, podemos asumir que el pequeño tamaño de esta última, facilitó el desarrollo de una infantería ligera de mayor agilidad y maniobrabilidad que la encarnada por el empavesado. 

Infantes italianos armados con rodela y guja, un arma de asta corta con un hierro poco idóneo para usarse como arma arrojadiza. Ilustración de la Cronaca della Napoli Aragonese, MS M.801, fol. 126v


Partesanas ligeras para arrojar, y gruesas para combatir. El duelo del coronel Villalba 

Y entrados en campo , luego se arrojaron sendas partesanas ligeras , que son para aquello, de las quales ninguno quedó ofendido, y quedaron con otras cada sendas partesanas, más gruesas; y como sabía bien jugar el corzo de su partesana, cubríase de la rodela, y en descubriéndose el Villalba, el corzo le daba una herida en la cara
[...]
Y a la tercera avenida el Villalva le arrojó al corzo la segunda partesana, y el contrario la recibió con la rodela [...] Pero el Villalva, así como sacó de la mano la partesana e la tiró, al momento tenía la espada en la mano [...] y le dio una estocada que lo pasó de un lado a otro
Duelos del coronel Villalva en Italia, en "Batallas y Quincuagenas" de Gonzalo Fernández de Oviedo

En este relato del duelo entre el coronel Villaba y un corso en la Roma de 1497 - Villalba entonces estaba empleado en la guardia del papa Alejandro VI - vemos que los contendientes emplearon dos tipos de partesanas: partesanas ligeras para arrojar y otras gruesas para "jugar", o sea, para combatir con ellas al tiempo que se embrazaba la rodela en la zurda para reparar los golpes dados con el arma de asta. 

No obstante, en un momento del duelo, Villaba arrojó contra el corso la segunda partesana, la que era gruesa, en lo que parece un ardid, pues le permitió que al protegerse del lanzamiento de la partesana  con la rodela, el corso bajara la guardia en lo que al control de su arma de asta se refiere, y Villalba se la hiciera perder, permitiéndole asestar una estocada mortal a su contendiente con la espada.


"Llevando lanças cortas de echar juntamente con sus Rodelas y sus espadas". La jineta y la rodela en un tratado militar de la década de 1520

En el Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato, que se puede fechar en torno a la década de 1520 o primeros años de la de 1530, pues habla de escopeteros, pero también del empleo de arcabuces "que una persona los pueda llevar", se indica que anejo al escuadrón de picas se pueden disponer unas "órdenes" o hileras de soldados "sobresalientes", que pueden ir al frente del escuadrón y arrojar sus jinetas contra los soldados contrarios, al tiempo que se mantienen armados con las espadas y rodelas, armas que les permitrían sobre todo, ejecutar el llamado "alcance", o sea, perseguir al enemigo una vez desbaratado el escuadrón, pero también entrar en el escuadrón enemigo a combatir con espada y rodela.

Llevando lanças cortas de echar juntamente con sus Rodelas y sus espadas [...] 
En pos de secutar el enemigo y aun por el Acometer, es bien que lleven  las dichas armas porque echadas las ginetas queden con las espadas y Rodelas para seguir la dicha vitoria o entrar en la batalla de los enemigos. E n[uest]ra batalla que oservase su orden todo lo posible y que procurasen sienpre de tener sus armas en astadas en las manos y no dexallas por ninguna cosa, E los alemanes y çoyços asilo tienen e guardan complidamente
Extracto del capítulo XI del mencionado libro, titulado "De los sobre salientes o gente desmandada. En quantas maneras y partes se pueden poner en la batalla para que vayan bien y que hombres deven ser y que armas deven llevar. Los quales deven siguir vitoria siel enemigo fuere desbaratado y no los q van en el esquadron ordenados", f10r-10v




Escuadrón con "órdenes" o mangas de soldados sobresalientes, donde "e" corresponde a escopetero, la "o" marca al piquero, la bandera dibujada al abanderado, y la "d" al soldado sobresaliente armado con jineta, rodela y espada. 


Las otras dos [ordenes falsas] se an de poner en la Retag[uardi]a por la orden q van puestas las del avang[uardi]a y salir por los Costados a los enemigos Como las del auanguarda enpero estos deurian lleuar otras armas y seria bien que fuesen ginetas y Rodelas para q echandolas por los Costados a los enemigos Con las espadas y Rodelas los pudiesen ofender estos tales conviene q sean onbres Rezios y sueltos : y como los unos y los otros salgan a pelear la batalla supito ce[r]rara hasta quedar las ordenes en su lugar
[...]
A todas estas maneras de ordenes falsas llaman los alemanes ynfantes Perdidos porq van fuera de la batalla Acometer los Contrarios
De como se ordenan las ordenes falsas en la batalla y en quantas partes se pueden poner y con que armas deuen yr. 
Tratado de ordenanzas militares, MSS 8555 BNE [h.1520]


Capitán de infantería española conduciendo a sus tropas durante la jornada de Túnez. Sobre el hombro lleva una jineta. Cartón nº4 de la serie "La Conquista de Túnez", titulado "Ataque a la Goleta" o "Escaramuzas en el Cabo de Cartago", de Jan Cornelisz Vermeyen.



Se puede argumentar, como en el caso del tratado De Re Militari de Diego de Salazar, que este es un ejercicio teórico adaptado del Vegecio, pero una lectura detallada del tratado en su conjunto nos permite aseverar que, si bien no hay evidencia de que estas órdenes de sobresalientes o infantes perdidos armados con jinestas y rodelas se pusieran a la práctica, el autor identifica la jineta como un arma potencialmente arrojadiza, algo que vendría a casar con el uso documentado de la partesana por parte de la infantería italiana a finales del siglo XV como "lança corta de echar" y con su empleo de esta guisa en el duelo del coronel Villalba con el corso en la Roma de Alejandro VI. 


La rodela y la partesana en el "Libro de exercicio de las armas"

En la Real Biblioteca del Monasterio del Escorial se conserva una copia manuscrita del siglo XVI de un Libro de exercicio de las armas, que fue copiado en el siglo XIX, copia que conserva la Biblioteca Nacional de España.

Parte del f28r del Manuscrito RBME a-IV-23 de la Real Bibliteca del Escorial 

En dicho manuscrito se detallan ciertos ejercicios de esgrima a pie y a caballo. El combate con partesana y rodela ocupa un par de folios [f28r a f30v], detallándose diversas técnicas de combate con detalle, aunque el lenguaje usado a veces sea algo confuso.

[Combate con partesana y rodela] 

El autor dedica más espacio a este tipo de combate que a otros con arma de asta corta, y se puede deducir por tanto que le parecía el maś importante, o que era también el más interesante para el público de la época. 
Parece que la técnica ofensiva era tirar a cara, cabeza y piernas - dado que el torso quedaría cubierto por la rodela - y la rodela se consideraba necesaria dado que si el oponente usaba su arma de asta corta como arma arrojadiza a corta distancia, no habría tiempo suficiente para protegerse. 

«De rrodela y partesana. En principio andar sobre nos asta ver que quiere hacer el contrario. En esto a de tener el juego de acha, entrar e rreparar, acometer a las veces a la cara arto, yr quienes dexar andar corriendole p[ar]tesana ( o vero boltearla por deuaxo e tirar a las piernas con la mesma condicion. Y nos devemos rreparar todos los golpes delos otros, cortos e luengos, fuyendo la caveça y piernas como facemos de acha y rreparando, contrapasar e tirarle un tiro alto e otro baxo. Quien sabe cobrir de espada y rrodela sabrase cobrir facilmente teniendo la partesana, maxime si es diestro en el juego dela acha, que a estos les es poco menester la rrodela, sino fuese quel otro puede lanzar la p[ar]tesana estando mucho acerca y fuerça no ternyamos tienpo a rreparla

Estando cerca del adversario sile tiene la p[ar]tesana alta e bien adelante de su rrodela darle con n[uest]ra rodela en la punta por derecho, a causa que se meta en hella y tanto que esta a sacarla le puede entrevenyr qualque desplaçer. E por esto le a de guardar que no toque n[uest]ra punta a su rrodela»



[Combate con dos partesanas y rodela] 

En este caso, tal y como sucedió en el combate del coronel Villalba en la Roma de 1497, una de las partesanas se emplearía como arma arrojadiza, para a continuación cargar con la otra partesana a dos manos aprovechando que el contrario quedaría "enbaraçado y descubierto" al querer desviar el arma lanzada.


«Aviendo dos personas con rrodela tiranla una estando en espacio mediano, y tanto presto como arriba aquella, deuemos ser con la otra a dos manos por dar alto en la p[ar]te que dexa descubierta, porque el se buelue por desbiar n[uest]ra partesana, y en aquel tienpo quedar enbaraçado y descubierto, e cuando bien no se bolbiese a qualque ynpedimento que tiene su p[ar]te[sana], seria con una mano por el medio y nos la nuestra por el cavo tomada con dos, por la qual causa, antes que se rremedie podemos enpeçarle.

Si el otro tira primero su partesana, avemos de contrapasar a fuera desbiando el golpe suyo, tornandonos atras y con diligençia, por si el otro viniese con su p[ar]tesana a dos manos, que ayamos lugar de rremediarnos.

Comunmente fuyen todos sobre el braço derecho suyo por tocar nuestra arma e desviarla, e por esto es util tirar sobre el lado derecho, e porque a las veces le toquemos queryendo bolberse, mas quando nos contrapasamos, abemos de dexar la rrodela o adarga abrazada con nos, e que siempre la juntura del cobdo derecho e no dexarla quitar de luengo al arma del otro, salvo desbiarla con la nuestra de ofensa. 

Es seguro contrapasar sobre el lado siniestro porque comunmente los golpes delos honbres derechos se buelven sobre el lado siniestro suyo e biene a ferir al d[e]rech[o] nuestro, e si es yzquierdo al contrario, porque se buelbe el arma que tira como lado syniestro. E por esto contra yzquierdo que lanzan qualqer arma, deuemos fuir a la p[ar]te der[ech]a e de derecho ala sinyestra»


[Combate con coraza, partesana y rodela] 

En este caso, el combatiente ya dispondría de una protección del torso, la coraza [llamada en la bibliografía actual brigantina], por lo que la rodela podía ser empleada como un arma arrojadiza que se lanzase a la cara del oponente, para cargar con la partesana a dos manos. 

«Abiendo coraça y rrodela se podra alas veces siendo un poco cansados tirar la rrodela ala cara del otro, y en instante arribar con la partesana a dos manos, por que siendo con aquel inpedimento, se podra tocar, e si el queda con rrodela, sienpre seremos mejores que el, si no fuese que podria lançar la p[ar]tesana, mas esto seria como desesperado, no quedandole puñal, mas tan presto como el la toma por el medio, tiarles espeso luengo al braço y biso [rostro] en este tienpo no le dexamos hacer golpe, y esto mesmo quiere facer contra aquellos que quieren tirar piedras, que en començando amagar abemos de arribar nuestra arma al brazo e biso [rostro], mas si nos thenemos las piedras, pasear presto atras, tirarle la piedra en aquel tiempo juntarse con el si queremos»


[Combate con partesana sin rodela] 

En caso de combatir sin rodela con una única partesana, se había de combatir como con hacha o espada de dos manos, o como de espada sola, tirando a cabeza y piernas. En cierta oportunidad, el combatiente podría lanzar su partesana, y llegar a cuerpo a cuerpo con puñal, aunque en la parte anterior califacase tal ardid de hombre "desesperado".


«De partesana sola se a de hacer el juego dela acha e de espada de dos manos, que a las veces a de venir con dos subientes e a de taxo e a de rrebes con buelta, como de espada sola, a la caveça y piernas, bien que comundmente las guardas e puntas an de ser a manera de acha teniendo puñal y estando acerca se podria tirar la p[ar]tesana y juntarse en aquel tienpo»


[Combate con ronca o alabarda] 

«Ronca e Alabarda se an de jugar entre partesana e acha, por que algunas veces a de venyr de taxo, aunque en la mayor p[ar]te de punta como de acha, e ansi mysmo en rreparos»


[Combate con dos partesanas, sin rodela] 

En el caso de combatir con dos partesanas sin rodela, se esperaba lanzar una de las partesanas, y después combatir con la restante a dos manos. 

«Con dos p[ar]tesanas tener la una en la p[ar]te siniestra, la punta alta y si el otro tira que podamos rreparar con la una o con la otra, e si nos lançamos prim[er]o endereçar n[uest]ra arma sobre su lado derecho, porque o vero no puede rrepararla o que le damos tanto ynpedim[ent]o que antes que pueda anpararse podemos darle con n[uest]ra p[ar]tesana a dos manos

Si nos vieremos [en] qualque enbaraçadura y el otro tomar[e] su arma A dos manos ansimismo nos devemos tomar A dos manos la n[uestr]a a pie o a caballo

Aviendo arma corta paso atras y a las veces rreparar y juntarse al otro con gran presteça, mas si el otro sabe fallaremos mal partido»



Conclusión

Todo indica que los españoles adoptaron la rodela al copiarla de la infantería italiana a finales del siglo XV y principios del XVI, y es harto probable que también se copiara su uso como arma arrojadiza, pues el modelo de escudo y arma de asta arrojadiza no era totalmente ajeno, como puede comprobarse por el empleo de los empavesados, soldados característicos de Asturias, Galicia y León. 

La adopción universal de la infantería de ordenanza "de la manera que se arman y pelean los suizos", no implica que los españoles copiaran punto por punto la panoplia germano-helvética. Esto queda evidenciado por el mayor y mejor empleo de las armas de fuego, que tanto hemos tratado aquí. 

Los españoles, como tantos otros pueblos a lo largo de la historia, copiaron a sus aliados y enemigos en lo que a armas y tácticas se refiere. Aprovecharon aquello que les interesaba, y desecharon lo que entendieron no les convenía. Conviene hacer un ejercicio para tratar de completar un retrato más completo de los soldados españoles de la época, y asumir que la imagen del llamdo "rodelero", simplemente armado con espada y rodela, parece que está lejos de ser clara y unívoca, y que la rodela, al menos, durante la primera mitad del siglo XVI, se pudo usar combinada con armas de asta como la jineta, la partesana o incluso la alabarda. 

Soldado de infantería española con rodela y arma de asta corta durante el asedio de Alkmaar en 1573


Apéndice. Ejemplos pictóricos: los cartones de la jornada de Túnez [1535]

Infantes con rodela y arma de asta en los cartones de la jornada de Túnez [1535]

En los cartones de la jornada de Túnez que se conserva en el museo historia del arte de Viena - Kunst Historisches Museum o KHM Wien - se pueden apreciar una docena larga de ejemplos de soldados de infantería española pertrechados con rodelas y armas de asta, sin contar con los ejemplos de la guardia española de Carlos V, que recogermos aparte.

Hemos decidido no incluir aquellos borrosos - soldados que se hallan en escenas del fondo de los cartones - porque no permiten apreciar los detalles, pero también servirían para constatar que la combinación de rodela y arma de asta no era algo infrecuente o anecdótico, de la misma manera que no lo era el empleo de armas defensivas como el "gorjal de malla a la tudesca" - llamados en la bibliografía militar por influencia anglosajona "mantos de obispo" - o de las "cervilleras", armas bastante populares, como puede comprobarse en un análisis somero de las listas de armas que se conservaban en las casas de munición peninsulares



El soldado del centro lleva bajo la gorra una cervillera que le protegerá el "casco" o cráneo de golpes de espada. Al hombro descansa un arma de asta corta, una partesana de hierro no demasiado largo. En la zurda - los cartones están girados en horizontal para poder tejer los tapices con la perspectiva correcta - embraza una rodela sencilla. Cartón nº8 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Batalla en los pozos de Túnez".



Este infante español aparece en una escena secundaria del mismo cartón. Podemos ver que la rodela tiene grabados algunos motivos geométricos, y que del hierro del a partesana pende un penacho blanco; en el caso anterior, este elemento decorativo parece de color rojo o granate. 


En esta escena del mismo cartón, que recoge la marcha de un grupo de infantes armados con partesanas con los hierros empenachados, vemos que el artista parece haberse olvidado de pintar el hierro del soldado que lleva rodela, aunque el asta aparece de modo claro apoyada sobre su hombro diestro. Recordemos que los cartones fueron diseñados en "espejo", y hay que voltearlos en su eje vertical para obtener el dibujo final que quedaría hilado en los tapices. 



Este infante armado con una media pica, o quizá un oficial, puesto que se dirige con autoridad a unos hombres que se encargan de conducir el ganado saqueado en la plaza recién tomada, porta una rodela embrazada en la zurda y apoya una media pica sobre el hombro del mismo brazo. El hierro de esta media pica, como se puede ver, es bastante corto y pequeño, sobre todo, si lo comparamos con el hierro de la partesana del soldado que le acompaña. Detalle del cartón nº10, "El saco de Túnez". 




Este joven soldado, o quizá un mozo que lleva las armas de su amo, tiene embrazada una rodela al brazo, delando libre el antebrazo, en una posición de transporte del arma, que no de combate. Con la misma mano - el artista se ha olvidado de dar continuidad al asta - sostiene una partesana con dos orejas en el hierro. Del engarce del asta en el hierro penden dos borlas de hiladillo dorado, típico adorno de las armas de asta. Detalle del cartón nº10, "El saco de Túnez". 


Este soldado encargado de controlar el avance de la artillería imperial arrastrada por los esclavos y galeotes de las galeras de la flota, embraza como el muchacho anterior, la rodela en el antebrazo y sostiene una media pica con el mismo brazo, mientras deja libre el diestro para dar indicaciones a los forzados que tiran del cañón. La rodela está decorada con motivos naturales, en este caso, una especie de centollo - se pieden contar ocho patas y dos pinzas. Detalle del cartón nº10, "El ejército acampado en Rada" o "El ejército marcha sobre Rada". 


El soldado que se haya al lado de la mesa ante la cual dos oficiales del rey departen con algunos señores "moros o alárabes", lleva una media pica y embraza en la zurda una rodela. Detalle del cartón nº12 "Embarque del ejército en la Goleta". 



Este soldado apenas esbozado, que defiende uno de los bastiones que fueron asaltados por los defensores turcos durante el asedio de la Goleta, maneja aquí la partesana, con su característico hierro triangular, con las dos manos por encima de la cabeza. Cartón nº6 "Salida del enemigo de la Goleta". Esta podría ser una de las maneras de emplear este arma de asta usando las dos manos.



Guardia española con rodela y arma de asta en las jornadas de Túnez [1535]


Alabarderos de la guardia española siguiendo a Carlos V durante la jornada de Túnez. Nótese que de los cuatro, hay dos armados con alabardas, y otros dos con partesanas de hierros largos. Las rodelas de los alabarderos españoles tienen las columnas de Hércules, enblema persona de Carlos. Cartón nº4 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Ataque a la Goleta".



Estos dos alabarderos de la guardia española, que acompañan a Carlos V llevan las rodelas doradas con las columnas de Hércules y partesanas de hierros cortos. Detalle del cartón nº8 "Batalla en los pozos de Túnez"


Este alabardero de la guardia española de Carlos V embraza su rodela y lleva al hombro una partesana, cuyo hierro tiene unas pequeñas orejas o salientes en la base.


Las imágenes de Vermeyen se pueden consultar en The Digital Tunis Cartoons o Tuniscartoons.org, cortesía del Kunsthistorisches Museum de Viena.