El uso de la rodela junto a armas de asta corta entre la infantería española durante el siglo XVI

El soldado del centro lleva bajo la gorra una cervillera que le protegerá el "casco" o cráneo de golpes de espada. Al hombro descansa un arma de asta corta, una partesana de hierro no demasiado largo. En la zurda - los cartones están girados en horizontal para poder tejer los tapices con la perspectiva correcta - embraza una rodela sencilla. Cartón nº8 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Batalla en los pozos de Túnez".




Tanto por el testimonio de Gonzalo Fernández de Oviedo, como por otras fuentes indirectas, parece claro que los españoles no comenzaron a usar esta arma defensiva hasta las guerras italianas de 1501-1504. Así, en La conquista del reyno de Napoles: con todas las cosas que Gonçalo fernandes ha hecho despues que partio de españa con toda su armada escrito en 1504, recién acabada la guerra de Nápoles, veremos al Gran Capitán armado de esta guisa:

Apeose y pusose a parte dela vandera dlos alemanes con unas coraças vestidos / y una rodalla abraçada / y una espada en la mano y assi arremetio a los enemigos 


Siempre hemos asociado el uso de la rodela - un escudo redondo metálico que se embrazaba - con la espada, bien fuera en combate - véanse el ejemplos de la batalla de Rávena en 1512 - per hay varias evidencias, tanto documentales como pictóricas, del uso de la rodela con arma de asta corta, comúnmente con partesanas, pero también con otras tipologías, incluyendo alabardas. 

Antes de bucear por los ricos cartones de la Jornada de Túnez elaborados por el pintor Jan Cornelisz Vermeyen, que participó en la expedición realizando bocetos de las etapas de la célebre conquista, tenemos que visitar a Italia a finales del siglo XV, para ver qué panoplia empleaban los soldados italianos de los cuales se copió y adaptó dicha panoplia.

Soldados napolitanos de la escolta del rey Ferrante durante su entrada en Nápoles en 1495, ilustración de la Cronaca della Napoli Aragonese, MS M.801, fol. 118r. Podemos ver la panoplia tardomedieval: unos jacos de malla que protegen hasta los codos y las faldas, petos de "launas" cubriendo el torso, unas armaduras de cabeza emplumadas con alas y cubrenucas y el objeto de este artículo: la rodela embrazada en el brazo izquierdo, y la partesana de hierro largo o una lanza en el diestro. El hierro de las partesanas en esta época carecía de las "orejas" que caracterizarían las piezas del último tercio del XVI.


Las guerras de Italia y el uso de la rodela con partesana. El arma de asta arrojadiza. La batalla de Fornovo (1495)

Porq fue assi que alçando las primeras hileras de su infanteria sus larguissimas picas q sustentauan sobre el braço izquierdo segun entőces se vsaua y arrojando los q venian de tras dellos con rodelas, partesanas, con hierros largos en los enemigos y despues tirando saetas los de mas vallesteros q venian detras delos delas rodelas fueron esperados delos Esguiçaros no solamente sin temor si no tambien con risa. Porq los Esguiçaros cerrados y hechos vn cuerpo de vn apretado esquadron facilmente menospreciaua aql genero darmas 

Historia general de todas las cosas succedidas en el mundo en estos 50 años de nuestro tiempo por Pablo Jovio, traducida de latín en castellano por el licenciado Gaspar de Baeça [1562]


Rodeleros italianos armados con partesanas tras un "reparo". Grabado con motivo de la batalla de Fornovo.


A finales del siglo XV, la infantería italiana tuvo que enfrentarse a la infantería suiza a sueldo de Carlos VIII de Francia durante su jornada en Italia entre 1494 y 1495. Todo indica que la combinación de cuadros de picas suizas con algunas "órdenes" o hileras de alabardas, junto al empleo de tiradores - ballesteros y escopeteros - y de "infantes perdidos" armados con espadones, supuso un reto formidable el cual los italianos no pudieron superar. 

Durante la batalla de Fornovo, la infantería italiana cargó contra los escuadrones suizos empleando largas picas, ballestas y rodelas combinadas con partesanas. Estos últimos soldados, se "reparaban" o defendían con la rodela, mientras que empleaban el arma de asta corta, la partesana de hierro largo, como arma arrojadiza. 

El cuadro de picas suizo afronta a la infantería italiana, que se retira hacia la espesura del bosque, y resiste la carga de los hombres de armas italianos. Los infantes italianos que se pierden entre los árboles van armados de grandes rodelas - que aquí parecen algo oblongas - acompañadas de partesanas de hierros largos, tal y como los describe Pablo Jovio en su Historia General. Grabado anónimo sobre la batalla de Fornovo.



Aunque nos pueda parecer esta lógica militar de armas arrojadizas ajena a la hispana de la época, con sus oficios de infantería repartidos entre lanceros, ballesteros y espingarderos, lo cierto es que los españoles todavía tenían en esta época una panoplia regional equiparable a la italiana. 

Así pues, el el 5 de marzo de 1503 desembarcaban en Messina 855 peones gallegos y 641 peones asturianos. Según Pablo Jovio, estos soldados usaban, según el antiguo costumbre de la milicia romana, escudos largos y recogidos y dardos para arrojar.

El cronista Jean d'Auton detalla la panoplia e indumentaria de estos "galliegues" en sus Chroniques de Louis XII: avecques haultz bonnetz, presque tous deschaulx, targuetes et pavoys en main. O sea, cubiertas las cabezas con altos bonetes aunque descalzos, armados de "targuetes" - escudo defensivo - y paveses. Aunque en otra parte habla de partisanas como arma de asta:  les Galliegues avecques leurs haultz bonnetz, targuetes et partizanes, el empleo de armas arrojadizas para los peones armados con paveses, o "empavesados", está más que documentado durante el siglo XV en todos los reinos de España. La táctica habitual en el siglo XV era formar hileras defensivas de paveses, tras la cual se situaban los ballesteros, que podían disparar y sobretodo, recargar a cubierto. Estos empavesados, llegado el choque, podían usar sus dardos a una distancia corta, de 10 o 15 pasos, mientras que se reparaban tras los paveses.

El apercimiento general de los Reyes Católicos de 1495 recoje la siguiente panoplia:
De Galicia 3000 Peones con casquetes gallegos, espada, lanza terciada con hierro largo y sus paveses de Pontevedra

La denominación terciada, se refiere a la tercera parte, así pues, una lanza terciada era una lanza de la tercera parte de longitud de una lanza normal. Fuera como fuera, un arma de asta corta con "hierro largo", por lo tanto, equiparable a la partesana italiana. 

  
Empavesados cubiertos con paveses y arrojando sus armas de asta. Fresco conmemorativo de la batalla de la Higueruela en 1431, Monasterio del Escorial


Diego de Salazar, en su Tratado de Re Militari, publicado en 1536, recoge un testimonio del desempeño de estos empavesados durante la guerra de Nápoles, en una pequeña batalla librada el 21 de abril de 1503, para enfatizar el uso de las armas defensivas en la infantería en combate cerrado, destacando las ventajas que aportaban los escudos frente a los que solo se armaban con picas:

[El soldado armado] con el coselete como los nuestros y con el escudo o rodela y con las piernas y braços o alomenos los braços armados esta muy mas dispuesto para defender se de las picas y entrar en ellas q no vn  hombre de armas a pie y quiero daros en exemplo moderno. Auia pasado de Sicilia en Calabria que es en el Reyno de Napoles cierta infanteria y algunos cauallos Españoles lleuando por capitan al Conde don fernando de Andrada para yr a juntarse conmigo que estaua retraydo en Barleta y fue contra ellos Mosior de Abini con cierta gente de armas y quatro mil infantes Tudescos con otra infanteria los quales con las picas abieron la Infanteria Española mas aquellos ayudados de los escudos Gallegos y Asturianos que el Conde don Fernando lleuaua y con la desemboltura delas espadas de los Españoles y dispusicion de lus cuerpos y como se juntaron con los contrarios a golpe despada nacia la muerte y prision de todos aqllos sin escapar solo vno y la victoria dlos Españoles 

Aunque nada nos dice del uso de las armas arrojadizas, destaca el autor el uso defensivo de los paveses, que permitió la victoria en el combate cerrado contra los suizos, permitiendo a los españoles el empleo clásico de la combinación de escudo y espada.

Así pues, esa transición del pavés y el dardo a la rodela y la partesana, no debió ser revolucionaria, en tanto encajaba en esa lógica militar hispana tardomedieval de combinación de escudo y arma arrojadiza complementado con la espada una vez se había lanzado el arma arrojadiza. 

En principio, la rodela ofrecería la ventaja de una mayor maniobrabilidad, y las rodelas "aceradas", de una mayor protección, en tanto los paveses eran armazones de madera cubiertos de cuero y pintados.

Pablo Jovio narra un enfrentamiento singular, una riña de taberna que derivó en un pequeño encuentro de caŕacter tumultuario, entre rodeleros italianos, armados con espada, y piqueros suizos:

Estaua en defensa de Pontremoli Badino Milanes con trezientos soldados Esforcianos los quales estando a caso en vna tauerna de buen vino vinieron de vna liuiana porfia de palabras a deshonrrarse injuriosamente con los Esguiçaros. Y como ellos estauan muy ligeros con espadas y rodelas mataron algunos de los Esguiçaros que por la estrechura del camino venian muy embaraçados con sus largas picas 

 
La rodela, combinada en esta ocasión con espadas, dio la ventaja a los italianos frente a los suizos, que estaban embarazados - dificultados sus movimientos - por las largas picas. Aunque no he hallado comparativa del pavés con la rodela, podemos asumir que el pequeño tamaño de esta última, facilitó el desarrollo de una infantería ligera de mayor agilidad y maniobrabilidad que la encarnada por el empavesado. 

Infantes italianos armados con rodela y guja, un arma de asta corta con un hierro poco idóneo para usarse como arma arrojadiza. Ilustración de la Cronaca della Napoli Aragonese, MS M.801, fol. 126v


Partesanas ligeras para arrojar, y gruesas para combatir. El duelo del coronel Villalba 

Y entrados en campo , luego se arrojaron sendas partesanas ligeras , que son para aquello, de las quales ninguno quedó ofendido, y quedaron con otras cada sendas partesanas, más gruesas; y como sabía bien jugar el corzo de su partesana, cubríase de la rodela, y en descubriéndose el Villalba, el corzo le daba una herida en la cara
[...]
Y a la tercera avenida el Villalva le arrojó al corzo la segunda partesana, y el contrario la recibió con la rodela [...] Pero el Villalva, así como sacó de la mano la partesana e la tiró, al momento tenía la espada en la mano [...] y le dio una estocada que lo pasó de un lado a otro
Duelos del coronel Villalva en Italia, en "Batallas y Quincuagenas" de Gonzalo Fernández de Oviedo

En este relato del duelo entre el coronel Villaba y un corso en la Roma de 1497 - Villalba entonces estaba empleado en la guardia del papa Alejandro VI - vemos que los contendientes emplearon dos tipos de partesanas: partesanas ligeras para arrojar y otras gruesas para "jugar", o sea, para combatir con ellas al tiempo que se embrazaba la rodela en la zurda para reparar los golpes dados con el arma de asta. 

No obstante, en un momento del duelo, Villaba arrojó contra el corso la segunda partesana, la que era gruesa, en lo que parece un ardid, pues le permitió que al protegerse del lanzamiento de la partesana  con la rodela, el corso bajara la guardia en lo que al control de su arma de asta se refiere, y Villalba se la hiciera perder, permitiéndole asestar una estocada mortal a su contendiente con la espada.


"Llevando lanças cortas de echar juntamente con sus Rodelas y sus espadas". La jineta y la rodela en un tratado militar de la década de 1520

En el Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato, que se puede fechar en torno a la década de 1520 o primeros años de la de 1530, pues habla de escopeteros, pero también del empleo de arcabuces "que una persona los pueda llevar", se indica que anejo al escuadrón de picas se pueden disponer unas "órdenes" o hileras de soldados "sobresalientes", que pueden ir al frente del escuadrón y arrojar sus jinetas contra los soldados contrarios, al tiempo que se mantienen armados con las espadas y rodelas, armas que les permitrían sobre todo, ejecutar el llamado "alcance", o sea, perseguir al enemigo una vez desbaratado el escuadrón, pero también entrar en el escuadrón enemigo a combatir con espada y rodela.

Llevando lanças cortas de echar juntamente con sus Rodelas y sus espadas [...] 
En pos de secutar el enemigo y aun por el Acometer, es bien que lleven  las dichas armas porque echadas las ginetas queden con las espadas y Rodelas para seguir la dicha vitoria o entrar en la batalla de los enemigos. E n[uest]ra batalla que oservase su orden todo lo posible y que procurasen sienpre de tener sus armas en astadas en las manos y no dexallas por ninguna cosa, E los alemanes y çoyços asilo tienen e guardan complidamente
Extracto del capítulo XI del mencionado libro, titulado "De los sobre salientes o gente desmandada. En quantas maneras y partes se pueden poner en la batalla para que vayan bien y que hombres deven ser y que armas deven llevar. Los quales deven siguir vitoria siel enemigo fuere desbaratado y no los q van en el esquadron ordenados", f10r-10v




Escuadrón con "órdenes" o mangas de soldados sobresalientes, donde "e" corresponde a escopetero, la "o" marca al piquero, la bandera dibujada al abanderado, y la "d" al soldado sobresaliente armado con jineta, rodela y espada. 


Las otras dos [ordenes falsas] se an de poner en la Retag[uardi]a por la orden q van puestas las del avang[uardi]a y salir por los Costados a los enemigos Como las del auanguarda enpero estos deurian lleuar otras armas y seria bien que fuesen ginetas y Rodelas para q echandolas por los Costados a los enemigos Con las espadas y Rodelas los pudiesen ofender estos tales conviene q sean onbres Rezios y sueltos : y como los unos y los otros salgan a pelear la batalla supito ce[r]rara hasta quedar las ordenes en su lugar
[...]
A todas estas maneras de ordenes falsas llaman los alemanes ynfantes Perdidos porq van fuera de la batalla Acometer los Contrarios
De como se ordenan las ordenes falsas en la batalla y en quantas partes se pueden poner y con que armas deuen yr. 
Tratado de ordenanzas militares, MSS 8555 BNE [h.1520]


Capitán de infantería española conduciendo a sus tropas durante la jornada de Túnez. Sobre el hombro lleva una jineta. Cartón nº4 de la serie "La Conquista de Túnez", titulado "Ataque a la Goleta" o "Escaramuzas en el Cabo de Cartago", de Jan Cornelisz Vermeyen.



Se puede argumentar, como en el caso del tratado De Re Militari de Diego de Salazar, que este es un ejercicio teórico adaptado del Vegecio, pero una lectura detallada del tratado en su conjunto nos permite aseverar que, si bien no hay evidencia de que estas órdenes de sobresalientes o infantes perdidos armados con jinestas y rodelas se pusieran a la práctica, el autor identifica la jineta como un arma potencialmente arrojadiza, algo que vendría a casar con el uso documentado de la partesana por parte de la infantería italiana a finales del siglo XV como "lança corta de echar" y con su empleo de esta guisa en el duelo del coronel Villalba con el corso en la Roma de Alejandro VI. 


Conclusión

Todo indica que los españoles adoptaron la rodela al copiarla de la infantería italiana a finales del siglo XV y principios del XVI, y es harto probable que también se copiara su uso como arma arrojadiza, pues el modelo de escudo y arma de asta arrojadiza no era totalmente ajeno, como puede comprobarse por el empleo de los empavesados, soldados característicos de Asturias, Galicia y León. 

La adopción universal de la infantería de ordenanza "de la manera que se arman y pelean los suizos", no implica que los españoles copiaran punto por punto la panoplia germano-helvética. Esto queda evidenciado por el mayor y mejor empleo de las armas de fuego, que tanto hemos tratado aquí. 

Los españoles, como tantos otros pueblos a lo largo de la historia, copiaron a sus aliados y enemigos en lo que a armas y tácticas se refiere. Aprovecharon aquello que les interesaba, y desecharon lo que entendieron no les convenía. Conviene hacer un ejercicio para tratar de completar un retrato más completo de los soldados españoles de la época, y asumir que la imagen del llamdo "rodelero", simplemente armado con espada y rodela, parece que está lejos de ser clara y unívoca, y que la rodela, al menos, durante la primera mitad del siglo XVI, se pudo usar combinada con armas de asta como la jineta, la partesana o incluso la alabarda. 

Soldado de infantería española con rodela y arma de asta corta durante el asedio de Alkmaar en 1573


Ejemplos pictóricos. Los cartones de la jornada de Túnez [1535]

Infantes con rodela y arma de asta en los cartones de la jornada de Túnez [1535]

En los cartones de la jornada de Túnez que se conserva en el museo historia del arte de Viena - Kunst Historisches Museum o KHM Wien - se pueden apreciar una docena larga de ejemplos de soldados de infantería española pertrechados con rodelas y armas de asta, sin contar con los ejemplos de la guardia española de Carlos V, que recogermos aparte.

Hemos decidido no incluir aquellos borrosos - soldados que se hallan en escenas del fondo de los cartones - porque no permiten apreciar los detalles, pero también servirían para constatar que la combinación de rodela y arma de asta no era algo infrecuente o anecdótico, de la misma manera que no lo era el empleo de armas defensivas como el "gorjal de malla a la tudesca" - llamados en la bibliografía militar por influencia anglosajona "mantos de obispo" - o de las "cervilleras", armas bastante populares, como puede comprobarse en un análisis somero de las listas de armas que se conservaban en las casas de munición peninsulares



El soldado del centro lleva bajo la gorra una cervillera que le protegerá el "casco" o cráneo de golpes de espada. Al hombro descansa un arma de asta corta, una partesana de hierro no demasiado largo. En la zurda - los cartones están girados en horizontal para poder tejer los tapices con la perspectiva correcta - embraza una rodela sencilla. Cartón nº8 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Batalla en los pozos de Túnez".



Este infante español aparece en una escena secundaria del mismo cartón. Podemos ver que la rodela tiene grabados algunos motivos geométricos, y que del hierro del a partesana pende un penacho blanco; en el caso anterior, este elemento decorativo parece de color rojo o granate. 


En esta escena del mismo cartón, que recoge la marcha de un grupo de infantes armados con partesanas con los hierros empenachados, vemos que el artista parece haberse olvidado de pintar el hierro del soldado que lleva rodela, aunque el asta aparece de modo claro apoyada sobre su hombro diestro. Recordemos que los cartones fueron diseñados en "espejo", y hay que voltearlos en su eje vertical para obtener el dibujo final que quedaría hilado en los tapices. 



Este infante armado con una media pica, o quizá un oficial, puesto que se dirige con autoridad a unos hombres que se encargan de conducir el ganado saqueado en la plaza recién tomada, porta una rodela embrazada en la zurda y apoya una media pica sobre el hombro del mismo brazo. El hierro de esta media pica, como se puede ver, es bastante corto y pequeño, sobre todo, si lo comparamos con el hierro de la partesana del soldado que le acompaña. Detalle del cartón nº10, "El saco de Túnez". 




Este joven soldado, o quizá un mozo que lleva las armas de su amo, tiene embrazada una rodela al brazo, delando libre el antebrazo, en una posición de transporte del arma, que no de combate. Con la misma mano - el artista se ha olvidado de dar continuidad al asta - sostiene una partesana con dos orejas en el hierro. Del engarce del asta en el hierro penden dos borlas de hiladillo dorado, típico adorno de las armas de asta. Detalle del cartón nº10, "El saco de Túnez". 


Este soldado encargado de controlar el avance de la artillería imperial arrastrada por los esclavos y galeotes de las galeras de la flota, embraza como el muchacho anterior, la rodela en el antebrazo y sostiene una media pica con el mismo brazo, mientras deja libre el diestro para dar indicaciones a los forzados que tiran del cañón. La rodela está decorada con motivos naturales, en este caso, una especie de centollo - se pieden contar ocho patas y dos pinzas. Detalle del cartón nº10, "El ejército acampado en Rada" o "El ejército marcha sobre Rada". 


El soldado que se haya al lado de la mesa ante la cual dos oficiales del rey departen con algunos señores "moros o alárabes", lleva una media pica y embraza en la zurda una rodela. Detalle del cartón nº12 "Embarque del ejército en la Goleta". 



Este soldado apenas esbozado, que defiende uno de los bastiones que fueron asaltados por los defensores turcos durante el asedio de la Goleta, maneja aquí la partesana, con su característico hierro triangular, con las dos manos por encima de la cabeza. Cartón nº6 "Salida del enemigo de la Goleta". Esta podría ser una de las maneras de emplear este arma de asta usando las dos manos.



Guardia española con rodela y arma de asta en las jornadas de Túnez [1535]


Alabarderos de la guardia española siguiendo a Carlos V durante la jornada de Túnez. Nótese que de los cuatro, hay dos armados con alabardas, y otros dos con partesanas de hierros largos. Las rodelas de los alabarderos españoles tienen las columnas de Hércules, enblema persona de Carlos. Cartón nº4 de la serie la Conquista de Túnez por Jan Cornelisz Vermeyen, titulado "Ataque a la Goleta".



Estos dos alabarderos de la guardia española, que acompañan a Carlos V llevan las rodelas doradas con las columnas de Hércules y partesanas de hierros cortos. Detalle del cartón nº8 "Batalla en los pozos de Túnez"


Este alabardero de la guardia española de Carlos V embraza su rodela y lleva al hombro una partesana, cuyo hierro tiene unas pequeñas orejas o salientes en la base.


Las imágenes de Vermeyen se pueden consultar en The Digital Tunis Cartoons o Tuniscartoons.org, cortesía del Kunsthistorisches Museum de Viena.





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