El arcabuz del Emperador en la jornada de Túnez [1535]

Para la jornada de Túnez en 1535 se embarcaron en España unos 386 jinetes de Andalucía y unos 400 hombres de armas, entre los proporcionados por los Grandes, y los caballeros de la casa y corte de Carlos V. Además, estaba la guardia de archeros, que en esta época servía como caballería ligera armada con lanza.



Sin embargo, en el cartón nº5 de la serie “La conquista de Túnez”, de Jan Cornelisz Vermeyen - pintados entre 1546 y 1548 - titulado “Combate frente a la Goleta”, aparece una escena donde se puede ver un arcabucero a caballo, probablemente, una de las primeras representaciones de un hombre armado disparando con arcabuz a lomos de su montura.

Este “arcabucero a caballo” defendida la cabeza con celada no era un sodado, sino un paje del emperador, que probablemente, portaría un arcabuz de rueda como el de la segunda imagen:




Según fray Prudencio de Sandoval, cronista real que escribió profusamente sobre esta jornada:
Cada paje llevaba en la mano las armas que podía jugar y usar el Emperador en la guerra. Uno llevaba el almete o celada, otro la lanza de armas, otro la jineta, otro la rodela, otro un arco con flechas, otro ballesta, otro un arcabuz
Aunque la imagen no es muy nítida, se puede reconocer a Carlos I de España fácilmente por la guardia de alabarderos españoles que le siguen, llevando en las rodelas la divisa de Carlos, que eran las torres de Hércules. A su derecha, está el paje que dispara el arcabuz, y más allá, otro sirviente o paje que porta una jineta o un lanzón. Este segundo paje es, a priori, un mero portador de armas, puesto que lleva en la cabeza un sombrero, y no una “armadura de cabeza” como sí llevan el arcabucero y el propio rey. En todo caso, se dictaminó en Barcelona que ningún noble o caballero embarcase a paje que no estuviera en edad de pelear, y que tuviera al menos veinticinco años, y no cabe creer que el rey no se hiciera acompañar sino por “criados de pelea”, pues aunque el principal cometido de estos criados era portar otras armas o incluso monturas de refresco, se esperaba que defendieran con sus vidas a sus amos.

Según podemos leer en un resumen del alarde que se tomó en Barcelona saliendo “por el portal nuevo y por el portal de sancta Clara al campo de la marina” el viernes 14 de mayo de 1535, los nobles se hacían acompañar de pajes, y “unos lleuauan arcabuzes otros lanças otros espadas de á dos manos y otras armas”. Aunque el noble en esta época prefería servir como hombre de armas, con arnés con peto de ristre para emplear la lanza de armas, el arcabuz era ya otra arma más. En esta época se podía llevar un “arcabucejo o arcabucillo” en el arzón de la silla, pero este arma corta no permitía disparos a distancias medias, lo que sí se podía hacer con el arcabuz.

El martes 6 de julio de 1535, el rey de España visitó las trincheras y bastiones que cercaban la Goleta,
y viendo el Emperador cómo algunos soldados arcabuceros andaban fuera de los bestiones con los moros se hace dar su arcabuz que allí le traian y tira con él tres tiros á los turcos que andaban escaramuzando”.
Parece ser que Carlos no disparaba nada mal, cosa que recoge Martín García Cerezeda, por entonces soldado de la compañía de Francisco Sarmiento, una de las compañías de soldados viejos de Corón, reconociendo que el rey disparaba como un soldado más:
Por cierto los tres tiros no fueron mal tirados porque muchos de los arcabuceros que en torno del Emperador estaban conoscieron la ventaja que les tenía en el tirar con el arcabuz
Y aunque el testimonio puede parecer una mera loanza de un súbdito a su rey, también puede ser que el emperador estuviera más que acostumbrado a tirar, puesto que era un arma común en la armería real, y se empleaba en la caza.

En otra ocasión durante esta misma jornada, el miércoles 14 de julio, día en que se tomó al asalto la Goleta, el emperador, viendo un moro a caballo 
"se apeó y pidió un arcabuz cargado, hincó la rodilla en tierra y encaró contra el moro; pero descubriendo el enemigo la gente que tras las trincheas estaba, volvió las riendas y puso las piernas al caballo. Descargó el Emperador y erró el golpe, por ser la distancia larga". 

Carlos V volvió a intentar el tiro, pero como el moro se movía a caballo, parece que no pudo acertarle:
 Tornó el Emperador a tomar el arcabuz, y si bien le asestó de puntería, con la gran distancia y velocidad del moro, se perdió el tiro.



Para saber más sobre los hombres de armas del siglo XVI:


Bibliografía
Martín García Cerezeda, Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V. Desde 1521 hasta 1545
Traslado de la memoria de las nueuas que su Magestad embio a Emperatriz nuestra Señora del ayuntamiento del armada reseña y alarde que se hizo en Barcelona a XIII de mayo deste presente año de Mil Quinientos y Treynta y Cinco años
Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V escrito por Fray Prudencio de Sandoval, Obispo de Pamplona


Imágenes
Cartón nº5 de la serie “La conquista de Túnez”, de Jan Cornelisz Vermeyen - pintados entre 1546 y 1548 - titulado “Combate frente a la Goleta”
Arcabuz de rueda con su funda. La "Armeria real", ou Collection des principales pièces de la galerie d'armes anciennes de Madrid, dibujos de Gaspard Sensi.

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