Y estando ambos esquadrones en buena orden, y el visorrey y don García en ellos, con los maestros de campo y capitanes y los alférezes en medio con sus vanderas enerboladas, los de Nápoles y Malaspina de diferentes colores, armas y cruzes de sedas, y las de Cecilia todas negras con cruzes coloradas
La bandera de esta honrada y famosa compañía, era toda negra, con su cruz roja de Borgoña. Tenia en la una parte un Cristo grande crucificado, y en la otra una imagen de Nuestra Señora. La causa de haber puesto en ella estas dos divisas, dijeron algunos que por no abatirlas, como es costumbre, á los Generales, otros daban razones de más ó menos consideración, pero nadie las podia juzgar sino el mismo D. Alonso [Martínez de Leyva, su capitán].
La bandera [a veces llamada enseña] era el símbolo de la compañía y representaba la autoridad del rey. Ganarle al enemigo una bandera en batalla, emplazarla en lo alto de la muralla de una plaza tomada al asalto, salir con ellas enarboladas al rendirse, eran elementos que aportaban prestigio, mientras lo contrario añadía deshonra a la derrota.
Una manera de contar una victoria, era, amén de sumar las tropas muertas o apresadas, las piezas de artillería capturadas, así como el bagaje tomado, contabilizar el número de banderas que se habían conseguido arrebatar al enemigo. A veces, incluso, se contaban los pedazos de bandera, sino se había logrado tomar entera.
Defender la bandera, pues, era algo fundamental, un deber que se le encomendaba al alférez, el segundo oficial al mando de la compañía.
La bandera era sinónimo de la compañía, hasta el punto de que esta voz, "bandera" se va a usar indistintamente de la de compañía.
Una vez el capitán recibía la patente, se le entregaba dinero - 30 ducados en la década de 1540 -, entre otras cosas, para una bandera y dos tambores. Esta bandera, confeccionada con tafetán, podía tener cualquier diseño, aunque normalmente se optaba por un fondo liso o por figuras geométricas como franjas, cuadrados, o soles.
Normalmente se cruzaba la bandera con las aspas de Borgoña o cruz de San Andrés en rojo, para significar que se servía a un rey de la casa de Borgoña, pero aunque era lo usual tener este símbolo en forma de dos troncos cruzados despojadas de ramas, no parece que esto fuera norma obligada.
Se supone que cada capitán mandaba hacer su bandera con un diseño único, según Bernardino de Escalante, "de los colores que le parece, atravesando por ella la divisa del príncipe a quién sirve, para ser conocida de los soldados", pero ya hemos visto en el ejemplo del tercio de Sicilia durante la toma de África en 1550, que todos llevaban las banderas negras con el aspa roja cruzada encima, y numerosos ejemplos son de banderas con fondo blanco y la cruz roja encima sin otra diferencia que el grosor o diseño de las aspas, que podía variar.
La bandera era, además de un identificativo de la compañía, un emblema del capitán, que podía incluir referencias a su persona, no demasiado evidentes - no incluir armas o escudos personales - como unas cruces de Santiago, si es que era caballero de ese orden.
La bandera, una vez muerto al capitán, podía ser entregada a la viuda o familiares de éste, y el nuevo capitán en quién se proveyese la compañía podía arbolar una nueva bandera a su gusto:
Y María de la Visitación, monja santa de la Anunciata de Lisboa que tiene las llagas de Cristo, lo consoló diciéndole que el día de Santo Domingo se perdió el Rey don Sebastián, y que el día mismo tornaría el Santo en favor de los fieles; y a un capitán portugués, marido de una prima suya, que la rogó mucho la consolase, la consoló pidiéndola la bandera de su marido, y dándosela plegada la puso entre sus manos y dejó impregnar en ella sus llagas.
Noticias de la jornada de Inglaterra de 1588, por Fray Juan de Vitoria
Además de las figuras geométricas, se usaban figuras como la cruz cristiana, Cristo, la Virgen o algún santo:
Y en los estandartes y banderas no hay para que poner las armas de Portugal , como escribís que lo íbades haciendo, y así no se hará; y lo que mas se suele acostumbrar en esto , es imágenes de nuestra Señora ó de otros santos , á quien se tiene devoción particular.
Filippo Pigafetta. Explicación del dispositivo que lleva la armada de España para navegar y combatir [1588] en BMO 4.3
También podían las banderas de infantería tener las armas o divisas reales o imperiales:
Así salieron ocho banderas que estaban en ciertas villas vecinas al Po, las cuales ocho banderas tenian la devisa del Emperador, y van á pasar el Po,
Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V, año de 1532. Martín García Cereceda
El asta de la bandera podía estar rematada con un hierro, como el de una pica, al que se podía adornar con unas borlas, y que de hecho se llamaba lanza, pero no parece que el alférez [o el abanderado] pudiera usarla realmente como arma, esperándose que empleara el espada o un venablo para defenderse.
Tapiz 4ª de la serie de la Conquista de Túnez, titulado "Ataque a la Goleta", detalle compañías de infantería española. |
En las primeras décadas del siglo XVI la bandera podía ser rectangular con los bordes rectos o rectangular con los bordes opuestos al asta redondeados, mientras que durante la mayor parte del siglo, la bandera era un rectángulo con los bordes rectos.
Simbolismo de la bandera
Porque veo que no lleua naçión ninguna de soldados viejos; porque los españoles que lleuara que ay al prefentemente en Italia son todos bisoños que si bien ay entre ellos algunos particulares que son soldados viejos, en fin las banderas son nueuas.
Carta del duque de Alba a don Juan de Austria con consejos para la guerra contra el turco, 1571 transcrita por Antonio de Carnero.
Como hemos apuntado, bandera era sinónimo de compañía.
En el caso de degradar al alférez, o quitársele el oficio, se le quitaba, literalmente, la bandera. Cuando era el capitán, también se decía que se le había quitado la bandera, aunque literalmente, lo que se le quitaba era la jineta, el arma que era también su insignia.
Cuando los soldados se amotinaban, y dejaban de obedecer a sus oficiales, se decía que se salían de las banderas o echaban las banderas fuera; literalmente, en muchas ocasiones, se expulsaba a los oficiales de la plaza donde se hallaban alojados, y, evidentemente, el alférez salía con su bandera:
algo más adelante de la media noche (que fue la de 27 de noviembre de 1591), tomaron las armas contra sus oficiales, y en particular contra el maese de campo, tan desenfrenadamente, que con peligro de las vidas de todos y heridas y golpes de muchos, los echaron fuera a ellos y las banderas, tras las cuales se salieron por medio de las picas y mosquetes de los alterados al pie de ciento y cincuenta soldados particulares y alféreces reformados, comprando con su sangre la honra de no hallarse en aquella odiosa sedición.
Las Guerras de los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos ochenta y ocho hasta el de mil y quinientos nouenta y nueue, Carlos Coloma
Cuando el motín se acababa, se decía que los soldados se ponían debajo de las banderas.
Cuando los soldados se desmandaban sin licencia - muchas veces, para conseguir comida - se decía que desamparaban la bandera.
Cuando las compañías se hallaban con pocos soldados, y se reclutaban nuevos, o se traían de una compañía reformada, se decía que se hinchía o rehinchía la bandera.
Cuando una plaza o noble anteriormente rebelde se declaraba leal al rey, se decía que alzaba bandera por Su Majestad.
La bandera del rey era la bandera real o el pendón real, si bien el rey podía llevar más de un estandarte a la batalla.
La bandera del capitán general era conocida como guión.
Las banderas de caballería recibían el nombre de estandartes.
El señor Stephano Doria portando uno de los recargados estandartes de Carlos V en una lanza de caballería con Santiago apóstol, patrón de España, venciendo a unos enemigos de la cristiandad, junto a las columnas de Hércules con el lema de Carlos "PLVS OVLTRE", el águila bicéfala imperial y la cruz de San Andrés. Sabemos que las banderas de infantería solían ser mucho más sencillas, pero que aún así los motivos religiosos eran uno de los empleados en ellas. Fuente: La magnifique et sumptueuse pompe funèbre faite aus obseques et funérailles du trèsgrand et trèsvictorieus empereur Charles cinquième, célébrées en la ville de Bruxelles le XXIX. jour du mois de décembre M.D.LVIII. par Philippes Roy catholique d'Espaigne son fils, Biblioteca Nacional de Francia. |
Arbolar bandera, arrastrar bandera, abatir bandera. La simbología de la posición de la bandera.
Alféreces de infantería española en Bolonia, 1529. |
Dí mi memorial en el Consejo de Guerra pidiendo me aprobasen, y en consideración de mis pocos servicios fuí aprobado. Recebí dos tambores, hice una honrada bandera, compré cajas, y mi capitán me dió los despachos y poder para que arbolase la bandera en la ciudad de Ecija y marquesado de Pliego
[...]
Llegué á Ecija; túvose ayuntamiento; presenté la patente; salió que se me señalase la Torre de Palma en que arbolase la bandera. Toqué mis cajas; eché los bandos ordinarios; comencé á alistar soldados con mucha quietud, que el Corregidor y caballeros me hacían mucha merced por ello.
Vida del capitán Alonso de Contreras
Cuando se levantaba una compañía, el capitán mandaba a su alférez que arbolase la bandera y mandaba tocar cajas a los atambores. Hasta ese momento, la bandera era un trozo de tela sin valor simbólico, pero una vez arbolada o enarbolada, representaba al rey.
Las banderas tomadas al enemigo, simbólicamente, se arrastraban por tierra:
tras el arcabucería los que habian ganado las banderas de los franceses, llevando los fierros en las manos, como cosa venada, y las banderas arrastrando
Tratado de las campañas... año de 1537
Según el manual de Alcega, una bandera de infantería tenía cuatro varas y dos tercias de largo y cuatro varas y una cuarta de ancho. O sea, que tenemos una bandera de 3.90 metros de largo por 3.55 de alto, aunque por las ilustraciones debía haber banderas más pequeñas. Como fuera, el tamaño de la bandera obligaba a caminar con la bandera tendida o si era llevada al hombro, recogida de manera que no colgase:
Tropas pasan por delante de la estatua erigida en memoria del duque de Alba. Amberes, 1582. Grabado de Franz Hogenberg. Biblioteca Nacional de España. |
Si la bandera caía, se consideraba suceso de mal agüero.
Otro momento en que la bandera podía ir por el suelo, era en tiempo de luto, bien por el propio rey o por alguien notable en la corte, por uno de sus capitanes generales, o por la muerte de alguien importante en el ejército como era el maestre de campo o algún capitán:
Y bendezida [la tierra], mandó enterrar en ella al capitán Çumarraga arrimado a un pilar de piedra enderecho y cerca del altar mayor, el cuerpo del qual fueron aconpañando su alférez con su vandera rastrando con sus soldados y tocándole por canpana su atambor destenplado, y pusiéronle en lo alto sobre su sepoltura sus armas y vandera, y al alférez de don Alonso y a otros alférezes y oficiales dieron sepolturas honrosamente en otra parte do como por hermita bendixeron.
Cortejo fúnebre de Juan Bautista de Taxis o Tassis en Bonn. 26 de abril de 1588. Grabado de Franz Hogenberg. |
Las banderas se abatían, o sea, se ponían con el hasta casi en horizontal, en presencia del rey o del capitán general:
Tras esta compañía entró el tercio de Sicilia y Lombardía, que son siete compañías de soldados viejos, buena gente y bien armada, de que es maese de campo D. Pedro de Sotomayor, que creo es gallego. Pasó él el primero con su compañía, disparando los arcabuceros al tiempo de llegar cerca del tablado, y los capitanes abatiendo las picas y hincando la rodilla en tierra , y los alféreces abatiendo tres veces las banderas.
Relación de las compañías de infantería y caballería que llegaron al Real, una legua pequeña de Badajoz, lunes á 13 de junio de 1580.
Cuando se reformaba un tercio o alguna compañía, la bandera, que había perdido su valor simbólico, se desarbolaba y se hacía pedazos, rompiéndose también el asta.
La bandera también se volteaba, tremolaba, se campeaba y "se hacían gallardías y gentilezas" con ella, o sea, se demostraba la habilidad del portador de la misma, jugando con ella para que fuera mejor vista por sus soldados, aunque había autores, como Bernardino de Escalante, que consideraban que aquello era cosa de soldados bisoños.
El portador de la bandera: el alférez o el abanderado.
Los abanderados son necesarios para llevar las banderas, porque entre la nación Española los Alféreces no las toman, si no es para pelear con ellas, o cuando van sus capitanes delante con las compañías a las guardias, o a pasar delante del Rey, o del Capitán General. Por ello conviene que los tales abanderados, sean hombres bien tratados, de buenas disposiciones, y fuerzas, porque nunca deben llevar las banderas a los hombros, sino de camino, y entonces siempre ha de ir una levantada, de manera que los soldados la vean, y las demás revueltas a las astas, se pueden llevar a los hombros.
Cuando los Alféreces las llevaren, deben de rato en rato levantarlas, y jamás arrastrarlas, ni dejar que toquen en tierra, porque representan poder real con instrumentos para dar órdenes visibles: son señales de la unión, y hermandad que ha de haber entre los que la siguen.
El Discvrso Sobre La Forma De Redvzir La Disciplina Militar, A Meyor Y Antigvo Estado. Sancho de Londoño. 1568
Consultados muchos tratados militares, crónicas y correspondencia de la época, no está meridianamente claro a quien correspondía portar la bandera en las diferentes ocasiones, pero el hecho de que existiera la figura del abanderado o sotalférez, así como los diferentes pareceres y ejemplos, indican que tanto uno como otro podía llevarla en todas las ocasiones que se requiriera, ya fuera en las guardias, en las marchas, en las batallas o en los asaltos, aunque parece que había cierta preferencia a que fuese el alférez quien diera el asalto bandera en mano, aunque tan sólo fuera por el hecho de ganar gloria con dicha acción.
Lo que sí que está claro, es que correspondía al alférez su custodia, y en caso de que el abanderado la perdiera, en general se tendía a responsabilizar al segundo oficial de la compañía, por haber hecho una mala elección de dicho abanderado, que a veces era un mozo o criado de aquel, no reuniendo en su persona las cualidades necesarias para tal oficio, y gozando su sueldo - que era de tres escudos - su amo. O sea, que el alférez prefería tener a un zagal llevando la bandera y gozar él de su sueldo, que escoger a un soldado que pudiera defender la bandera, siendo esta tan importante.
Infantería española preparándose para dar el asalto a la plaza de Alkmaar en 1573 [Pintura conmemorativa del asedio realizada en 1580] |
Durante el asedio de Alkmaar en 1573, dos alféreces fueron degradados por perder sus banderas durante una tormenta, hecho que supuso que fueran castigados perdiendo sus oficios. Quizá realmente la perdieron los abanderados, pero el responsable último era el alférez:
Y aquella noche hizo tan terrible tempestad de aire, remolinos y agua, que con ellos y caminarse por arenales y dunas vino a desatinar la gente de manera que iva casi en rota el campo por apartarse los soldados a los lugares donde podían guarecerse de la tempestad y lluvia. La cual fue ocasión de perder dos alférezes sus vanderas y privarles don Fadrique de oficio por la poca cuenta que avían tenido con ellas, si bien fue la noche tan trabajosa que se ahogaron seis o siete personas en el camino.
Comentarios de don Bernardino de Mendoça de lo sucedido en las guerras de los Payses Baxos: desde el año de 1567 hasta el de 1577
La bandera en las marchas.
Cuando la compañía caminaba, el alférez debía llevar la bandera al hombro con el paño suelto o recogido, y cuando se hacía alto la debía arbolar, esto es, alzarla por encima de la cabeza desplegada.
En muchas ocasiones, el alférez - así como otros oficiales y soldados particulares que se lo podían permitir - iban a caballo. Podían llevar la bandera al hombro montados a caballo, pero se esperaba que desmontasen y caminasen con su bandera a la entrada y salida de las poblaciones.
Si en lugar de caminar en columna se caminaba en escuadrón, porque el terreno lo permitía, o la cercanía del enemigo lo requería, las banderas caminaban todas juntas, y todas debían ir o desplegadas o recogidas, pero todas de la misma manera, aunque una podía ser levantada, como explica Londoño, para que fuera bien vista por los soldados.
La bandera en batalla
Banderas en escuadrón de infantería española. Jornada de Túnez [1535] 4 tapiz de la serie de Willem de Pannemaker, dibujos de Jan Cornelisz Vermeyen. |
el dia de campal batalla las banderas van en medio del escuadrón, y llévanlas los abanderados, y los alféreces van con sus picas en la segunda hilera del escuadrón,
Batalla de Pavía y prisión del rey Francisco I. Juan de Oznaya 1544.
La bandera ocupaba el centro del escuadrón de picas formando normalmente en una misma hilera - aunque podían ir repartidas en dos - junto a los tambores y los pífanos y normalmente guarnecidas por los alabarderos.
En muchas ocasiones, como apunta Oznaya, el alférez se hallaba en una de las primeras filas del escuadrón - la segunda, pues la primera era la de los capitanes - luchando con pica en mano, por lo que su bandera la portaba el abanderado o sotalférez, que debía estar bien vestido y armado con armas defensivas y un venablo en la mano.
En casos donde no existía esa figura, la llevaba el paje del alférez o un criado, que podía ser, en ocasiones, demasiado mozo para llevarla y defenderla con gallardía, "rapaces que ni aún para mochileros son buenos".
En algunas ocasiones, faltando sotálferez o mozo, el alférez entregaba su bandera a un soldado de su camarada, y en otras, era el propio alférez el que se hallaba en mitad del escuadrón custodiando la bandera.
hirieron de dos heridas á don Francisco de Mendoza, su alférez, y á su sargento, y le mataron hasta veinte é cinco soldados y hirieron otros muchos soldados buenos. Como el capitán y los que con él estaban estuviesen peleando, y como el alférez y sargento estuviesen heridos, tenía su bandera el banderado, y como los turcos la viesen entre ellos, la quisieron tomar. Como este banderado fuese un tan buen soldado, la defendía ; mas eran tantos, los turcos, que lo tomaron y lo sacaron arrastrando por encima del bestión y lo llevaron fuera á la cabana y le cortaron las manos y le quitan la bandera, y después de haberla tomado, lo hacen pedazos que apenas se conoscia quién fuese.
En caso que el escuadrón se viera comprometido, el alférez debía tomar la bandera para defenderla con su vida, y no dejar al abanderado tal cometido, pero para entonces, si había ocupado su puesto en la segunda hilera, habiendo caído las primeras filas del escuadrón, éste se podía hallar herido o muerto.
En cualquier caso, los demás soldados de la compañía, perteneciendo a la honra de toda ella guardarla, se empeñaban en ese fin, pero a veces sucedían hechos que parecían inverosímiles, como el de un soldado rebelde en los Países Bajos, que se metió en la mitad de un escuadrón real, mató al alférez que portaba la bandera y salió con su presa sin que nadie lo impidiese.
En caso de romper al enemigo, y comenzar el alcance - o sea, que los enemigos huyesen corriendo y los propios fueran a la carrera tras ellos, para degollarlos o desvalijarlos - las banderas debían quedar en el escuadrón, y jamás salir de él.
A los soldados que ganaban una bandera enemiga en batalla, se les solía recompensar hasta con diez ducados.
Pelea por la bandera. El abanderado o alférez de la izquierda, del bando francés, parece que huye intentando salvar su bandera hecha jirones, mientras los de la derecha, bando imperial, mantienen la suya intacta. Batalla de Pavía, 1525. Royal Collection. |
Muchas veces no se lograba tomar la bandera entera, y el enemigo arrancaba un pedazo de ella. Si el alférez o abanderado conservaba el asta con la mayor parte de ella, no se consideraba que había pérdida de reputación:
Y si peleando se rompe la vandera,y lleuan los enemigos un pedaço della, pierde el Alferez reputacion ?
CAP.No por cierto , con que le quede en la mano solo el troço cón que la tenia.
Diálogos del arte militar, Bernardino de Escalante.
En la imagen que sigue se pueden ver multitud de banderas rotas tomadas por los rebeldes de los Países Bajos, muestra de que se peleaba sobre ellas:
Banderas españolas capturadas durante la guerra de los ochenta años [1567-1648] por los rebeldes de los Países Bajos, ahora ya independientes, en el salón del parlamento de los estados generales. La Gran Asamblea de 1651, por Bartholomeus van Bassen, Rijks Museum. |
La bandera en los asaltos
Toma de la plaza de Hulst. Los defensores sostienen sus banderas en lo alto del muro, viendo al enemigo subir por la batería. |
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